Mi tour por Francia haciendo autoestop, parte 14
Viernes 26 de agosto- Día 25
Segunda vez que me despierto en una casa en una casa, es genial. "Me gusta mucho vivir aquí". Me tomé fuera un café con Ivan y un rayo de sol nos dio de lleno en la cara. Luego me di una ducha y le pregunté a Ivan si tenían alguna toalla para dejarme porque había perdido la mía de microfibra. Fue muy generoso y me respondió: "Tengo miles de esas, toma esta y quédatela". Después de la ducha me habló un poco de su vida y del divorcio tan duro por el que había pasado, sobre todo económicamente hablando. Sus hijas viven con su ex-mujer en Niza y me contó lo mucho que se acojonó cuando fueron los atentados. También me contó que casi estira la pata hace seis meses por culpa de varios paros cardíacos seguidos en unos minutos. Por suerte Rose estaba allí (#Titanic) y le salvó la vida a tiempo. Consiguió salir de esa sin secuelas, pero tuvo que dejar de lado su antiguo estilo de vida. Desde entonces ha dejado de comer comidas preparadas y ha dejado el tabaco (se fumaba dos paquetes al día). Ahora comía más sano y usaba el cigarrillo electrónico. Me estuvo hablando un poco también sobre lo que le gustaba la madera. Aunque sea un material de estilo más rústico, él salia cada día a dar una vuelta en Era la hora ya de dar la vuelta como de costumbre, así que esta vez le acompañé. Recogimos algunos trozos y nos fuimos como recompensa a la cafetería del centro de Loïc a tomar unos cafés con sus galletas y a conectarnos un momento a Internet. Después volvimos a su casa para recoger mis cosas. Había un buen sitio desde donde salir en el pueblo a unos veinte kilómetros de donde estábamos, así que me dejaría en una rotonda que había de camino. Antes de salir me dio un paquete de galletas de la cafetería de Loïc. ¡Me vendrá genial para desayunar!
De camino me aconsejó que fuera al lago Guerlédan en el centro de Bretaña, hacía unos meses que lo habían limpiado a base de vaciarlo y volverlo a llenar. Era una operación muy complicada. Segun Ivan allí se estaba muy tranquilo. Llegó la hora de despedirte de una de las mejores personas que había conocido (por no decir la mejor) a lo largo de mi viaje. Muchísimas gracias de verdad, ¡te lo agradezco de corazón KENAVO AR'VECHAL IVAN!
Ya estaba en la rotonda, para variar. Tenía que prepararme para ponerme de nuevo en acción. No sabía si quería ir a Vannes, a Lorient o no sé. Lo dejé un poco en manos del destino y envié varias peticiones en "Couchsurfing" en Lorient. Ahí me quedé un rato, esperando al borde de la rotonda. Luego, cuando dejé de hacer dedo un rato y me estaba meando escuché a dos chicas llamarme: "¡Eh tú! ¡El de la camiseta azul! " Fui a ver qué querían y me preguntaron si estaba haciendo autoestop. Les dije que no, bueno sí que lo estaba haciendo, pero justo en ese momento estaba haciendo una pausa.
- Pero me dirijo a Vannes o a Lorient, ¿y vosotras?
- En dirección contraria, a un pueblo de por aquí.
- ¿Y está bien?
- Sí, no está mal, ¡tiene playa y todo!
- Bueno venga, ¡os acompaño!
Así fue cómo acompañé a Charlotte y a Loëna, dos chicas que iban a un festival que había la noche siguiente por ahí al lado. Hasta les ayudé a repartir flyers y a colgar carteles del festival. ¡Le hablaba a la gente que había en la playa del festival como si lo conociera a la perfección y de lo único que sé es de su existencia desde hacía un cuarto de hora! Nos reímos mucho haciendo esto mientras nos dábamos una vuelta por las playas durante dos horas. Me lo pasé bien. Tras este pequeño paréntesis Loëna dejó a Charlotte en la casa de su novio y me dejó a mi en la rotonda por la que se salía. ¡Muchas gracias chicas por estas dos eo tres horas de risas!
Volví a retomar mi camino con motivación después de esa escapada tan festivalera. Me hice un cartel que decía "VANNES-LORIENT" y no tuve que esperar más de dos minutos antes de que Sabin y su amigo Sam me recogieran de paso. Fue una situación muy graciosa porque eran dos viejos amigos llevaban años sin verse y llevaban juntos 5 minutos, que iban al cumpleaños de otro de los viejos amigos. ¡Fue muy gracioso! Se pusieron a contarse cómo habían ido los últimos 5 años y fue una risa, de vez en cuando me incluían en la conversación. Me resultó muy gracioso encontrarme en esa panorama de encuentro entre dos viejos amigos que se querían contar todo. Iban más allá de Lorient así que podían dejarme donde quisiera, ya fuera en Vannes o en Lorient. Decidí ir a Lorient, así sin más. Una hora más tarde me dejaron en el centro de la ciudad, así podía continuar con mi visita a los estadios del tour por Francia. ¡Muchas gracias Sam y Sabin (parece el nombre de una serie de dibujos animados), gracias también por dejarme un número de teléfono por si esta noche estoy jodido!
Como me dejaron en la puerta del estadio de Moustoir decidí ver cómo era por fuera y me crucé con algunos jóvenes del centro de formación que iban a entrar a entrenar. Después de asearme me senté en un banco a comer algo (#Galletas). Compruebo si me han respondido al Couchsurfing y resultó que una chica que sí que estaba dispuesta a acogerme en su casa me había preguntado que cuándo sería, pero no respondía a lo que le respondí. Desesperación. Al rato cogí y me fui al Carrefour para comprarme algo para cenar. Luego decidí irme a Larmor-Plage era como Cognin pero en Lorient y con playa. Pasé por delante de un hotel que estaba hospedando a equipos de ciclistas profesionales. Acto seguido llegué a una especie de barrio residencial, donde vi un sitio que no tenía mala pinta para acampar. Era como una especie de rincón de naturaleza muy bonito bajo la sombra de unos árboles al borde de un estanque. Estaba un poco más abajo así que como estaba algo escondido no molestaría a nadie. Incluso había un banco de piedra donde podría prepararme la comida y un camino por donde salía la gente a correr. Eran las 20:00 y parecía un buen lugar para plantar el huevo. Aún así opté por darme una vuelta y venir cuando ya fuera de noche para que no me viera nadie, porque aunque no molestara nadie, acampar en zonas no habilitadas para ello estaba prohibido.
Este era el hotel donde se hospedaban los ciclistas que había justo al lado de mi campamento.
Sobre las 21:30 volví al lugar que había visto antes, coloqué mi tienda de campaña y me puse a prepararme la cena con el hornillo. Pero por muy paradisiaco que pareciera aquel lugar, no terminaba de inspirarme confianza. Sobre todo por el hecho de que vi una cuerda colgada de un árbol, que aunque no sea un sabelotodo de las torturas chinas, eso se parecía mucho a una cuerda para ahorcarse. El aire que se respiraba era muy raro. Cuando terminé de cenar me metí en la tienda de campaña y me puse a escribir con la ayuda de la linterna frontal que se ajustaba en la cabeza. Luego me llamaron al móvil y me tiré un buen rato hablando. De pronto escuché a un coche pararse en el parking que había arriba e iluminaba la tienda con la luz de los faros. No me moví ni un pelo (tan solo moví la mano derecha para agarrar la navaja), estaba acojonado porque en ese tipo de situaciones uno siempre se imagina lo peor. El hombre estaba como a un metro de la tienda y se tiró 5 minutos merodeando por ahí. Pero después se hizo el silencio. Nada. Me calmé un poco y, aunque con cada ruido que escuchaba del viento o de los árboles pensaba que había vuelto el hombre, pensé que lo mejor sería intentar dormir, eso intenté a duras penas, con la esperanza de llegar vivo al día siguiente. Pero es que además no tenía ni batería en el móvil por si pasaba algo.
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- Français: Mon tour d'France en stop, partie 14
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