Dulces típicos de Francia

¡Hola viajeros Erasmus!

Me gustaría contaros muchas cosas sobre mi experiencia Erasmus en Francia, un país precioso, muy interesante y con una cultura muy bonita.

Como ya sabéis, uno de los puntos fuertes de la cultura francesa y de este país es su gastronomía. La gastronomía francesa es una de las mejores del mundo y tuve la suerte de conocer algunos de sus platos típicos durante mi Erasmus.

Hoy quiero empezar por algo que seguro que os gusta a todos, y que también destaca mucho en la cultura francesa: los dulces.

La repostería y la panadería francesa son valoradas en todo el mundo, y, si realizáis una estancia en Francia, os daréis cuenta de la gran cantidad de buenas pastelerías que hay en sus ciudades y de los maravillosos postres que se elaboran en este país.

Os hablaré de algunos de estos dulces que no os podéis perder si visitáis este país europeo.

Macaron

Los macarons, también llamados macarrón en español, son uno de los dulces más típicos, famosos y codiciados de Francia en todo el mundo.

Estas galletas son de tradición francesa e italiana, aunque su preparación varía un poco de un país a otro.

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Están elaborados con clara de huevo, almendra molida, azúcar y azúcar glas. Este dulce tiene su origen en la corte francesa en el siglo XVI, aunque no sería hasta el siglo XIX cuando se empezaron a elaborar de forma similar a la actual. Es decir, actualmente, los macarons se unen de dos en dos y en el medio hay un relleno. Son muy vistosos por lo coloridos que son, pues los macarons tienen colores muy fuertes y llamativos y suelen presentarse varios sabores diferentes creando escaparates, cajas y bandejas multicolores.

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Croissant

Si hay un dulce que nos viene a la cabeza cuando pensamos en Francia, ese es el croissant, elaborado con una masa de hojaldre y mantequilla muy especial. También se puede escribir cruasán en español, aunque tiene otros nombres como medialuna, por su forma característica.

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En realidad, el origen de este dulce es austriaco, concretamente de la ciudad de Viena. Se cree que comenzó como una celebración a finales del siglo XVII, por el triunfo de la ciudad de Viena ante los otomanos, así que, en realidad, la famosa forma del cruasán se debe a la media luna que representa a los turcos.

Pero después, Francia fue el país que los hizo más populares, divulgando su receta e incluyéndolo como uno de los desayunos más típicos en su país. Así que, ahora ya sabéis que el croissant realmente no es francés, pero, aun así, tenéis que tomarlo cuando estéis en Francia como parte de su cultura.

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