Sola - Escena III

Escena III

La luz ilumina el escenario, se ve que esta es más tenue que durante la primera escena. Clémence 2 está subida en el escenario, pero no está sola. Detrás de Clémence 2 hay otra persona: Clémence 3, que la sigue y que de manera simultánea dobla los gestos que Clémence 2 hace.

Sobre el escenario: un panel que indica el camino al Museo Kiasma, un gran árbol de navidad y un banco.

CLÉMENCE 2 (mochila en mano en medio del escenario, en un silencio absoluto): Helsinki, son las 19:15, el vuelo AF 1098 ha llegado a su destino, pero yo estoy perdida. La primera imagen que tengo de Finlandia son sus centenares de islitas llenas de vegetación bordeando la costa. Islitas que van aparaciendo en mi ventanilla, están flotando en el agua, aterrizamos. El sol empieza a ponerse también, estamos en verano.

Ruido de un avión que aterriza.

CLÉMENCE 1 [off]: ¿Sabes cómo se dice "Welcome to Helsinki" en finés? Tervetuloa Helsinkiin...

CLÉMENCE 2 (poniéndose la mochila): El aeropuerto de Helsinki está lleno de un silencio ensordecedor. No hay casi viajeros. Parece como que sí que hubiera algo especial en este país.

Clémence empieza a deambular sobre el escenario. Según avanza, la mochila le va pesando más, más y más. CLÉMENCE 2 (se deja caer lentamente): El bus... el tranvía... caminar... perderse.

De fondo se oyen gotas, cada vez de manera más intensa hasta ser un chaparrón: El taxi... el albergue juvenil, por fin.

CLÉMENCE 2 (todavía con la mochila a espaldas se echa al suelo cabeza arriba con los ojos mirando al techo): Tengo frío, me duelen los hombros, quiero llorar...

(Gira su cabeza para mirar al público): ¿Entonces esto era el Erasmus?

(Vuelve a clavar la mirada en el techo): ¿Qué hago yo aquí...?

CLÉMENCE 2 (se pone de pie de golpe y mira al público): He aquí lo que a grandes rasgos sentí cada mañana durante los primeros cuatro días.

Había como algo extraño dentro de mí. Al principio me sentía como una prisionera en una jaula dorada. Desde la catedral luterana al viejo puerto, pasando por el barrio de Kamppi a la iglesia ortodoxa, estaba ahí, pegada a mi cámara de fotos. Haciendo turismo.

Pero cuando llegaba la noche, la angustia volvía, la nostalgia brotaba de mis adentros. ¿Cuándo voy a volver? Reunirme con los míos. ¿Cómo voy a poder acostumbrarme a deambular por una ciudad que ni siquiera habla mi idioma? Pero, al mismo tiempo, ¿no estaré perdiéndome algo de todo esto?

Clémence 3 se separa del cuerpo de Clémence 2. Tiene un sombrero rosa en forma de cono puesto en la cabeza.

CLÉMENCE 3: ¡Por supuesto que sí, te estáis perdiendo algo! ¿Acaso no te das cuenta de que en este momento, en esta misma ciudad, estás creando tu propia historia? ¡Una historia que no debe ser más que risas, fiesta y descubrimientos! Respira hondo, ármate de valor y sal, conoce a gente nueva.

Mira aquel museo... (indica el camino al Kiasma museum) y esos paseos que puedes darte... (va a sentarse en el banco) bajo el sol frío de otoño, en el bosque a olor de pinos, en las nubes que se reflejan en los lagos. ¡Deambula! ¡Ábrete! Presta atención y aprende a apreciar el placer de vivir en Helsinki...

Clémence 2 se pone al lado de Clémence 3. Clémence 3 se pone de pie y se sienta sobre las rodillas de Clémence 2. Las dos Clémence se ponen de pie a la vez y se resitúan en el centro del escenario.

CLÉMENCE 3: Desde que me dí cuenta de todo esto, ya nada me paró.

Decidí ir a la piscina municipal de Yrjönkatu al menos una vez a la semana. La primera vez fue todo un shock.

Primero porque el lugar es una verdadera obra maestra. Construida en los años 30, la piscina municipal consta de una sola piscina rodeada de inmensas columnas. El primer piso tiene vistas de la piscina y está compuesto de cabinas individuales, de saunas y salas de masaje. En la planta baja, donde se encuentra la piscina, hay también dos saunas a libre disposición; justo al lado de las duchas, una a 70 grados y la otra a 90 grados.

No obstante, cuando la fascinación arquitectural deja paso a la realidad, a uno le espera otra sorpresa nada más meter un pie dentro del agua: la piscina no es mixta y, además, se viene completamente desnudo.

CLÉMENCE 2 (todavía detrás de Clémence 3, asoma la cabeza por un lado): La primera vez fui en traje de baño...

CLÉMENCE 3: Y bien rapidito una se acostumbra y le coge gusto a la cosa. Porque en Finlandia, y en general en los países nórdicos, la desnudez no está simplemente asociada al deseo sexual, a la intimidad, a la esfera privada. Estar desnudo es simplemente existir. Niñas, adolescentes, mujeres y ancianas todas juntas, en cueros, sin pudor, sin asco ni enjuiciamiento. Una conoce a las mujeres de su familia, sus amigas, sus primas... vestidas y desnudas, y no supone ningún problema a nadie.

CLÉMENCE 3 (todavía con Clémence 2 a sus espaldas se dirige al cartel del Kiasma museum): La segunda maravilla de la ciudad de Helsinki, para mí, es su museo de arte contemporáneo. He ido dos o tres veces, siempre el primer viernes de cada mes: la entrada es gratuita para todo el mundo.

Este museo es... pura inteligencia y marca de la sutilidad arquitectural nórdica... mezclada con verdaderas obras de arte contemporáneo muy representativas de la mentalidad finlandesa. El museo renueva la casi totalidad de sus exposiciones cada año, lo que incita bastante a que la gente quiera volver. Las obras son casi todas de artistas finlandeses o de países escandinavos. El lugar está impregnado de luz, el aire fluye, hay muy pocos ángulos, no hay escaleras, sino rampas, lo que da una sensación de tranquilidad y paz que se buscó durante la construcción del edificio.

La creación artística se valora mucho tanto por la ciudad como por los países nórdicos en general. Rara vez los artistas tienen la presión comercial de producir arte para vender. Suelen estar subvencionados por organismos autónomos y, a veces, por el estado; como en el Museo Kiasma que está vinculado a la Galería Nacional Finlandesa.

Lo que también es impactante de la mayoría de obras de este museo es que, a menudo, encontramos obras que tratan sobre las relaciones de poder entre el ser humano y la naturaleza...

Clémence 3 se dirige ahora hacia el banco y se sienta.

CLÉMENCE 3: Y esa misma naturaleza está presente por todos los lados. Es lo que más extraña de esta capital. Al mínimo rayo de sol, toda persona que en sus plenas facultades quiere sobrevivir en Finlandia, sale de su casa para aprovechar la naturaleza que lo rodea.

Y cuando digo que lo rodea... desde el centro de la ciudad, basta con caminar a penas 30 minutos para encontrarse en el medio de un parque inmenso, de un bosque a orillas del agua. Incluso los lugares más austeros como los cementerios están tan bien poblados de vegetación y a menudo se ve gente correr por ahí.

Lo más hermoso de Helsinki son las puestas de sol invernales. El sol se pone rápidamente y el cielo se convierte en una acuarela de rojos, naranjas, azules y amarillos que se reflejan sobre los miles de lagos del país y hace que uno se olvide del frío que quema su rostro. Los colores del otoño son maravillosos. Durante dos meses, el suelo se tamiza de hojas húmedas y doradas con su aroma tan particular.

Helsinki es por encima de todo una ciudad tranquila, una capital rodeada de su manto verde.

Clémence 3 se levanta y se sienta en el borde del escenario, los pies dando al vacío. Clémence 2 se sienta al lado de ella.

CLEMENCE 2 Y 3 (al unísono): El atardecer más hermoso, ese que le hace a uno vibrar y tener ganas de llorar, es el de la isla de Suomenlinna.

CLÉMENCE 3 (ahora sola): Suomenlinna es una isla cerca de las costas de Helsinki. Una fortaleza marítima que forma parte de la ciudad y a la que se puede acceder en barco. El acceso es fácil y rápido; cada media hora hay una barca que hace viajes de ida y vuelta.

Y como buenos turistas que somos, Nicolas, Morgan, Amandine y yo decidimos ir a pasar la tarde a la isla y dar una vuelta por ahí.

Una vez llegamos, todo se volvió extraño. Sin encanto ni armonía, la isla es pequeña, no muy atractiva y el viento sopla demasiado fuerte.

Tan solo hay dos cosas que llamaron nuestra atención. Para mí, antes que nada, fue la inmensa residencia anticuada en forma de U y rodeada de un gran jardín abierto. Era de color rosa y la fachada estaba desteñida por la lluvia. Aun así, el edificio tenía algo de majestuoso, algo completamente surrealista, como si fuera una casa de muñecas que alguien hubiera plantado en ese mismo lugar, así porque sí. Evoca en mí un sinfín de pensamientos, no puedo evitar hipnotizarme ante su presencia, me perturba. Parece ser insensible al devenir del tiempo, aunque todavía hay bicicletas bien aparcadas contra su pared para dejar claro que todavía está habitada. Intento inmortalizar mi sensación. Imposible.

La siguiente foto del famoso edificio rosa de Suomenlina se proyecta acompañada de un ruido de transición de diapositiva sobre el muro del fondo.

CLÉMENCE 3 (vuelve a centrarse): Y también está la prisión de la isla. Una simple valla de madera sirve para impedir el paso a los curiosos. Ni muros de hormigón de cinco metros de altura, ni alambradas, ni guardas armados en la entrada: es la prisión abierta de Helsinki. Aquí no hay nada excesivo, nada de correccional, ni sancionador; todo está concebido para reinsertar a los prisioneros en la vida activa una vez hayan purgado su pena. Cada prisionero tiene un trabajo que le permite contribuir a los costes de la prisión, pero que también le ayuda a obtener un diploma una vez haya cumplido con su pena. Sin fugas o apenas fugas, los prisioneros incluso participan en la preservación del lugar.

Suomenlinna es esa pequeña escapada de una tarde; la isla está cargada de una historia y sabiduría de la que los finlandeses pueden estar bien orgullosos.

Clémence 3 se dirige hacia el árbol de Navidad y se sienta bajo sus ramas.

CLÉMENCE 3: Al fin y al cabo, Helsinki también es... una Navidad que dura meses. Las festividades de Navidad finlandesas son las festividades más largas que jamás haya conocido hasta la fecha. El 25 de noviembre se organiza una inmensa cabalgata acompañada de un discurso del alcalde y de Papá noel, venido expresamente desde Laponia. De esta manera declaran abiertas las festividades de Navidad y un inmenso árbol de Navidad pasa a presidir e iluminar la plaza del senado en cuanto cae la noche. Pero lo más impactante durante estos dos meses son las acciones caritativas y otras iniciativas de voluntariado que se dejan ver por toda la ciudad. Navidad no es simplemente sinónimo de consumición, también lo es de generosidad, de sensibilización y de compartir. Durante estas fechas además también se celebra la fiestas de la independencia finlandesa que tuvo lugar el 6 de diciembre de 1917. Por esta época, todo esta cubierto de una espesa capa de nieve y se hace de noche a media tarde; los cantos de la coral nacional resuenan por toda la ciudad y una marcha iluminada con antorchas deambula desde el cementerio militar hasta la catedral luterana.

Helsinki se viste de un atuendo solemne; el tono pasa a ser grave, pero la mirada siempre está fijada en el presente. La gente participa orgullosa en este evento. Imposible de explicar.

Las dos fotos de la fiesta de las luces se proyectan con el canto de los militares finlandeses de fondo. Las dos fotos pasan y la escena se cierra con un negro penetrante de fondo.


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