En este giro interminable por Estambul, una ciudad infinita, fui a parar al Mercado del Pescado, que curiosamente abarca el nivel inferior del Puente Galata, la Avenida Fermencíler, y la Avenida Makaracilar.
Primero que nada hay que decirlo, es un espectáculo ver el puente lleno de pescadores alineados tranquilamente con sus cañas de pescar, sus sillas y sus carnadas; pero más impactante resulta llegar propiamente al mercado, un casino de gente que grita, agua, peces de todos tamaños y colores, camarones, y botas de goma por doquier. Es muy curioso el hecho de que este lugar, a pesar del caos reinante, mantiene un aire “chic”, que supongo yo, le otorga su privilegiada ubicación en la costa del Cuerno de Oro, y luego en su unión con el Río Bósforo.
Con aguas profundas y oscuras, estos ríos surcados continuamente por barcos y ferrys, se mantienen agitados y vivos, como animales en constante movimiento. El viento que sopla desde sus aguas resulta vigorizante y energético.
Puente Galata y Mercado del Pescado, Estambul 2014. Vanessa Wallis copyright ©
Por su parte, se puede decir sin lugar a dudas que el Barrio Europeo le hace honor a su nombre. Con suntuosas tiendas de lado y lado, este gran paseo incluye también aventurarse por pequeñas callecitas llenas de comercios, que llegan hasta la Torre de Galata, situada en el cruce de las Avenidas Büyük Hendek y Yüksek Kaldirim. Si se dispone de tiempo y paciencia se puede subir a esta hermosa torre, desde donde es posible contemplar todo el barrio y parte del río. Cabe destacar que es un paisaje digno de admiración.
Después, más allá de la torre, y siguiendo la Avenida Istiklal, este enorme boulevard lleno de personas y color desemboca en la Plaza Taksim, un inesperado espacio abierto con una hermosa fuente, que invita a relajarse un poco después de transitar un mar de gente interminable. Estambul, con una población de alrededor de 14 millones de habitantes, y muchísimos turistas más, se puede convertir en un verdadero reto para aquellos que no están acostumbrados a transitar grandes urbes. Por fortuna, siempre existirá un espacio como la mágica Plaza Taksim para recargar las pilas.
Barrio Europeo, Estambul 2014. Vanessa Wallis copyright ©
Un detalle muy especial y tierno acerca de Estambul, es que la ciudad está llena de gatos. Para mí, fiel amante de los felinos, resulta una alegría constante encontrar a cada dos pasos un pequeño gatito, tierno, gordito y limpiecito, cuidado y alimentado por la gente del lugar.
Üsküdar, lado Asiático de Estambul
Yo no lo sabía, pero una vez en Estambul descubrí que la ciudad está dividida en tres partes. Una de ellas es la parte asiática, a la cual se puede acceder a través del Puente Bósforo, o con un hermoso paseo en ferry que dura aproximadamente 20 minutos y que cuesta un Jeton, o lo que es igual, 4 Liras.
El ferry es el transporte público para acceder a esta parte de la ciudad, que cuenta con un bellísimo paseo en la costa, lleno de pescadores, de bares y de mezquitas. Al caminar por esta vía se comienza a comprender por vez primera lo enorme que es esta ciudad, que continúa de lado y lado sin parar. Observar el panorama, bien sea desde el ferry, desde el lado asiático de la ciudad, o desde alguna torre, me hace comprender lo infinitamente pequeños que somos.
Vista costa de Üsküdar, Estambul 2014. Vanessa Wallis copyright ©
Al salir propiamente de la zona turística del lado asiático de Estambul se comienzan a apreciar las variaciones en la arquitectura. En esta parte no hay tiendas de marca, ni tampoco tantísimas luces de colores, pero se puede encontrar un pequeño puente que cruza dos avenidas, y que regala la mejor de las vistas. Ésta es una zona de casas, de gente común que va al supermercado, busca a los niños en la escuela y conversa en las calles. Para mí es el corazón real de este enorme complejo, es el motor de la ciudad. Creo que es mi parte favorita.
Vista de Üsküdar, Estambul 2014. Vanessa Wallis copyright ©
Especias, Starbucks, burkas y Mc Donald’s, Estambul es una ciudad que mezcla todos los mundos y los deposita en una zona bendecida por el río Bósforo.
Costa de Üsküdar, Estambul 2014. Vanessa Wallis copyright ©