Italia, el país que me dio la vida
El comienzo de todo.
No tendría sentido si no os dijera cómo empezó todo, así que aquí va.
Seis años atrás, cuando tenía 16 años, conocí a alguien a través de internet. Estaba tratando de mejorar mi nivel de inglés, ya que mi mayor sueño es convertirme en una exitosa traductora. Por casualidad, el chico era italiano y casi no tenía ni idea de cómo hablar inglés. Cuando hablábamos, él usaba el "Google Translator", por lo que me costaba mucho entender lo que me quería decir.
Como siempre he sido una fanática de los idiomas, pensé que debía aprender algunas palabras en italiano. Así lo hice, nos enviamos mensajes todos los días y hablamos por Skype al menos tres veces a la semana.
A medida que pasaba el tiempo me entraba más y más curiosidad acerca del idioma italiano, de la cultura italiana, y sobre cómo sería vivir en Italia. Me compré un cuaderno, busqué en algunos sitios web de idiomas, me descargué algunas aplicaciones en mi teléfono, empecé a escuchar algunas canciones italianas que él me recomendó y seguí a un par de cuentas sobre Italia en las redes sociales.
Yo tenía un examen universitario previsto para el proximo año y lo único que hacía era estudiar italiano e inglés cuando la mayoría de mis amigos se centraban en ese gran examen, que es lo que yo debería estar haciendo también.
Pasó ese año en el que mi vida giraba básicamente en torno a la universidad, los exámenes, los amigos y los problemas familiares. Por cierto, mi vínculo de amistad con ese chico italiano estaba llegando a su fin, y no de mala manera, pero cada uno tenía su propia vida.
Era mayo, creo, ya había hecho el primer examen y el segundo era en julio. Mi madre y yo buscábamos desesperadamente a alguna persona o alguna empresa que me ayudara a estudiar en Italia. Después de toda esa búsqueda, encontramos una y concertamos una cita con ellos. Yo estaba al mismo tiempo pletórica, pues habíamos encontrado una puerta abierta, pero ala vez estaba ansiosa, pues todavía no había nada en claro.
Dijeron que la mejor universidad que había con una carrera de traducción e interpretación era una universidad privada en Milán. Al ser privada, el precio era alto, sin mencionar el dinero que tendríamos que gastar en aquella empresa que nos había ayudado, el alojamiento donde se suponía que viviría, en los billetes de avión y en los procedimientos de visado, ya que soy ciudadana de la República Turca y no formamos parte de la Unión Europea.
Eso era demasiado para mi madre porque además me criaba sola, pero no dijo nunca que "No". Se metió a Internet para buscar información sobre si esta empresa era de confianza o no, e hizo lo correcto al buscarlos, porque descubrimos que eran estafadores que te quitaban el dinero y luego no cumplían con sus promesas.
Así que el tema se dio por zanjado. En julio me alteré mucho durante el segundo examen y lo dejé incompleto, pues no podía parar de llorar. Lo siguiente que sé es que empecé a ir a una universidad aquí en Estambul con una gran esperanza y objetivo en mi mente: iba a ir a Italia a hacer el Erasmus.
Mi primera visita a Italia. Conozco la ciudad del arte: Florencia.
En febrero, un día mi tía nos visitó y me preguntó si quería ir a Florencia con ella durante ocho días. ¡Ocho días! Una semana más un día. Eso era algo grande. Lo prometo, cuando me lo dijo me quedé callada al menos durante diez minutos con la boca abierta. Se podía leer la respuesta en mis ojos. Estaban brillantes como nunca, felices y aturdidos. Mi respuesta fue un gran SÍ.
El día de salida fue el 10 de mayo. Cogimos un avión a Bolonia, ya que no había ningún vuelo directo a Florencia. Salimos del aeropuerto y cogimos un autobús que nos llevó a la estación de tren. Recuerdo un poco las calles de Bolonia. Eran diferentes, parecían tranquilas y estaban llenas de bicicletas.
¡Era hora de viajar en tren! Los trenes siempre han sido mi transporte favorito aunque no había estado en uno hasta ese año. Si lees Agatha Christie, entonces sabrás por qué.
Después de cuarenta y cinco minutos de viaje llagamos a Florencia. El momento en que dejé atrás la estación de trenes y conocí la ciudad, fue increíble. Las antiguas calles estaban llenas de turistas, fotógrafos, artistas... Nos detuvimos a comer algo de comida italiana en un restaurante llamado "Gusto Leo". Escogí un plato llamado "Tortellini alla boscaiola", un plato de pasta típico de la Toscana y disfruté de cada bocado.
Lo siguiente que sé es que me dirigí a la "Piazza del Duomo", donde se encuentra la mayor catedral de Florencia. "Piazza" significa "Plaza" en Italiano, como ya habrás supuesto. Era enorme y hermosa, una obra maestra en definitiva. Si tomas "Via Roma" desde la piazza te encontrarás en otra hermosa plaza llamada "Piazza della Repubblica", donde hay un lindo tiovivo. Después de unos pasos te sorprenderás por la belleza de las esculturas que se encuentran en la "Piazza della Signoria", que es el lugar perfecto para disfrutar de un gran cucurucho de helado italiano con vistas, y eso es lo que hice.
Hay un museo llamado "Galleria degli Uffizi" que se encuentra en la "Piazza degli Uffizi", pero tenía una larga cola. Sin embargo, cuando entré y lo visité, llegué a la conclusión de que valía la pena la espera. Lo que había dentro del museo me hizo pensar en el talento y la inteligencia de las personas que crearon esas obras de arte. Estas estaban llenas de sentimientos, sin duda, pero sobre todo me asombró la manera en que grababan sus emociones en cada detalle de las pinturas.
Pasé mis días caminando, perdiéndome en la pequeña ciudad, explorando callejones, descubriendo nuevos gustos, lugares tranquilos para leer mi libro, parques para disfrutar del silencio y almorzar.
Lo que más me gustaba era ir al puente situado al lado del famoso puente llamado "Ponte Vecchio", sentarme y mirar el sol que creaba una amplia paleta de colores a medida que se iba poniendo. Cada día me recordaba a mi misma lo afortunada que era de ser testigo de esta magia.
Vi lo mucho que la gente se preocupaba por los demás, lo buenos que son.
Una noche quise salir, pero mi tía y su amiga estaban cansadas de caminar todo el día así que decidí salir sola. Me bebí tres vasos de vodka&gin en unos treinta o cuarenta minutos. Como podéis deducir, acabé borracha, así que salí del pub y caminé por ahí. Sabía dónde estaba la casa, sabía la dirección pero no podía abrir los ojos. Recuerdo que estaba sentada en la acera tratando de recomponerme y entonces un tipo se acercó y me preguntó si estaba bien. Me ayudó y me acompañó al principio de la calle.
Aún hoy pienso que me hubiese gustado estar al menos lo suficientemente sobria para recordar su cara, o para conseguir su número. Era un chico super amable, teniendo en cuenta que era un completo desconocido y que se paró para ayudarme. Casi lo recuerdo como un sueño.
Cuando el día de la vuelta llegó, sentí un dolor enorme en el pecho. La gente pensaba que estaba enferma de muerte o que algo horrible me había pasado. Bueno, fue una sensación horrible para mí porque no sabía cuándo podría volver. Sin embargo, había una cosa de la que estaba muy segura: no era la misma persona que dejó Turquía hace ocho días.
El Erasmus se acerca.
Hice el examen Erasmus en mi universidad de origen. Lo aprobé y estaba entre los cinco primeros. Sin embargo, mis notas no eran tan buenas porque casi ninguna asignatura era sobre traducción. Por lo tanto, mis notas bajaron y ya no estaba ni siquiera entre los primeros 20. Las personas que estaban en los primeros 20 se suponía que estudiarían en el extranjero durante un año, mientras que los demás sólo podían estudiar en el extranjero durante seis meses. Estaba decepcionada, obviamente, pero yo era feliz siempre y cuando pudiese ir a Italia.
Sabía que la única opción que tenía era ir a "Cagliari" que es una ciudad situada en la isla de Cerdeña. También estaba bien, pero pensamos que el transporte sería difícil desde nuestra ciudad porque no había vuelos directos. De todas formas, me pasé el verano buscando universidades en Italia, concretamente en Roma y Florencia. Apenas pude encontrar un par de ellas y pedí a los coordinadores de nuestra oficina de Erasmus que se pusieran en contacto con ellas.
En septiembre, recibí una llamada de la oficina diciéndome que tenía que elegir entre otros países porque ni siquiera Cagliari acogía a ningún estudiante Erasmus ese año. Me quedé en shock, y me parecía imposible barajar otra alternativa cuando lo único en lo que podía pensar era en Italia. Literalmente les rogué que insistieran para ver si había alguna posibilidad de ir a Italia. Gracias a Dios, había una universidad en Roma y ellos iban a contactar con esa universidad. Fueron unos días de muchas emociones juntas, donde lloraba y reía constantemente. ¡Finalmente me iba a Roma, Italia!
Otoño de 2016.
Compré mi primera cámara para inmortalizar momentos y crear recuerdos durante el Erasmus. Fui empacando lentamente, soñando y planeando... Estuve meses buscando una habitación de alquiler o una casa barata, y terminé siendo estafada. La tasa del euro es muy alta para los turcos y en 2016 era de 3,40. Como se me estaba acabando el tiempo, tenía que encontrar un lugar para vivir lo antes posible. Sin embargo, no podía ser un lugar cualquiera, la habitación o la casa en sí tenía que ser un lugar acogedor, de lo contrario no te sientes como en casa. Encontré una hermosa casa en uno página web de alquiler. Estaba ubicada en Rione Monti, que es un distrito elegante, y todo parecía perfecto. Debería haberlo previsto, pero estaba tan emocionada por todo lo que estaba pasando que no quería creer que hubiese gente tan mala que estafara a los estudiantes. En ese momento aprendí que hay gente en el mundo que no tiene piedad alguna. Pagué mucho por esa casa y me quedé con las manos vacías.
Llegó el momento de salir de Estambul y aún no tenía un sitio donde dormir. Mi madre y yo reservamos una habitación de hotel pensando: "Vale, quizá sea mejor que veamos las habitaciones con nuestros propios ojos y luego decidamos qué hacer". Fue un momento duro en el que se me acumularon muchas cosas: teníamos que cargar con unos equipajes que pesaban más que nosotras, tenía la incertidumbre de la nueva universidad, tenía que encontrar una habitación con un presupuesto limitado, pensaba en mis futuros compañeros de piso, me preocupaba por tener que separarme de mi madre...
Primera noche sola en Roma.
Mi madre tuvo que irse a trabajar después de cinco días y yo tuve que mudarme a otra habitación de hotel que reservé la noche antes de que se fuera.
Cuando llegué a mi nueva habitación de hotel, me di cuenta de que me habían estafado una vez más. La habitación era muy diferente a lo que se veía en las fotos. Supongo que es algo común pero ya había tenido suficientes decepciones en tan poco tiempo. Llevé a mi madre al aeropuerto y creamos un lago de lágrimas tan grande como el Fiumicino que incluso se podía ver desde los aviones.
Volví a la habitación de hotel y me compré un sándwich para llevar para comer en mi habitación. Subí las escaleras, desenvolví el sándwich y empecé a llorar mientras me sentaba en la cama. Parecía una escena tragicómica. Tenía puesta una sudadera con capucha que compré en Florencia, estaba sosteniendo un sandwich en una mano, tratando de alcanzar a mi madre con la otra mano, con la cara cubierta de rímel como si fuera una actriz principal en una película de terror...
Después de la cena me convencí a mi misma para volver a hacer las maletas porque me sentía muy sola y débil. El poder de los pensamientos negativos me estaba tirando hacia abajo. Era como ahogarse en las profundidades del océano y no ser escuchado por nadie.
Hablé por Skype con mi prima durante diez minutos y se reía de mí a la vez que sentía pena por mí. Me levantó un poco el ánimo, me ayudó a entender que si me voy mañana, si renuncio a este sueño, me arrepentiré mucho en el futuro. Después de sentirme un poco más calmada, tuve una divertida y tierna llamada telefónica con mi madre. Todavía recuerdo nuestras palabras al pie de la letra:
Yo: "Hola, mamá" *empieza a llorar fuerte*
Mamá: "Hola querida" *intenta ocultar el hecho de que está llorando mucho quedándose en silencio*
..ambas intentábamos decir alguna palabra, pero ninguna podía parar de llorar...
Finalmente me calmó, como hace siempre. Nosotras tenemos una relación madre-hija diferente, más profunda. Ella no solo es familia, es también mi mejor amiga. Tenemos un vínculo muy fuerte y diferente que es más que ser sólo una madre y una hija.
Escuché sus palabras y me fui a dormir dejando la luz del baño encendida y abrazando mi suave almohada que siempre llevo conmigo en los largos viajes. Sí, ella tenía razón: nunca debes tomar decisiones cuando estás agotada, hambrienta o cuando es de noche. Resulta que eres aún más emocional y tus pensamientos son más profundos por la noche, lo cual no es realmente difícil de creer considerando que todo el mundo tiene este tipo de pensamientos a altas horas de la noche.
Por la mañana, recibí un mensaje de una chica que conocí durante el desayuno en el otro hotel justo antes de que nos fuéramos. Era una brasileña que estaba en Roma con su madre y estaba haciendo Erasmus en Irlanda. Fue muy dulce por su parte compartir sus experiencias Erasmus conmigo mientras estábamos deambulando por Roma. Me dijo que no fuera tímida, algo que siempre he sido.
Tomamos un helado en una de las mejores heladerías y nos dirigimos a la Villa Borghese, que es un parque enorme e impresionante cerca de la Piazza di Spagna y la Piazza del Popolo. La vista desde allí es asombrosa. Era una fría tarde nublada, pero tuvimos la suerte de ver el atardecer donde los colores bailaban mágicamente en el cielo. En ese mismo momento, me sentí como en casa y fui bienvenida a la ciudad. El universo me dio esa pista al mostrarme todas las bellezas de Roma en un solo día y darme la oportunidad de hacer una amiga en su último día en la ciudad. Estoy bastante segura de que no fue una coincidencia, no creo en ellas. Prefiero decir que fue el destino o una simple casualidad.
Decepción en el mejor momento.
Después de pasar una semana en esa habitación de hotel, gracias a Dios llegó el momento de irse... ¿Pero a dónde iba a ir? Mi madre regresó a Roma, nos encontrábamos en la calle con dos maletas pesadas y ningún plan. Fuimos a un bar (es básicamente una cafetería con croissants y otros esenciales para el desayuno italiano) para desayunar y pensar. No tuve más remedio que volver a Estambul, pues no tenía tiempo de encontrar una habitación en tan poco tiempo. Compramos los billetes de avión en diez minutos y ya estábamos de camino al aeropuerto. Verás, la vida es imprevisible. Un minuto estás en Roma con el propósito de vivir allí durante seis meses y dos minutos después intentas llegar a tiempo al vuelo de vuelta. Estoy segura de que dolería menos si alguien me apuñalara en el corazón.
La suerte llama a mi puerta.
Dos semanas de búsqueda, perdiendo la cabeza, volviéndome loca, mirando las fotos que hice en Roma... En resumen, después de dos semanas por fin regresaba a Roma para comenzar mi aventura Erasmus de verdad. Ya era obvio que este viaje no iba a ser fácil ni perfecto por como empezó todo, pero no tenía por que ser perfecto, tenía que ser algo inolvidable.
Esta vez viajé sola, con dos pesadas maletas y una pequeña yo en una pequeña ciudad considerada como una ciudad grande y caótica. Bueno, yo soy de Estambul así que sé exactamente lo que significa una gran ciudad, el tráfico, la multitud, el caos...
De todas formas, las únicas lágrimas que solté fueron lágrimas de felicidad durante mi vuelo. Escuchando canciones italianas, tomando un capuchino (un capuchino instantáneo no se puede comparar con un café italiano, pero era todo lo que tenía) en el aire, viendo pasar las nubes mientras hacían formas extrañas...
Llegué a la oficina de alojamiento de la universidad, firmé el contrato y finalmente me dirigí a mi nueva casa por seis meses con mi casera y propietario. Me encontré con una linda, pequeña pero nueva habitación en un barrio donde todo lo que necesitaría se podría encontrar fácilmente. Decoré rápidamente la habitación para hacerla "mía", para sentirme como en "casa" y sí, lo logré. ¿Conoces esa sensación cuando superas muchos obstáculos y consigues lograr lo que querías? No, no hablo de la felicidad. Sí, claro que te sientes feliz pero la sensación que cubre tu cuerpo es "Satisfacción", porque te sientes aliviado, ya no tienes que estar constantemente pensando en los problemas que hay que resolver. ¡Te sientes satisfecho, aliviado, feliz!
La semana de los eventos Erasmus.
Antes de que empezaran las clases, Rome ESN (un grupo de estudiantes voluntarios que ayudan a los estudiantes Erasmus a sacar el máximo provecho de su estancia) organizan eventos durante siete días.
"Lunes de Gente Sexy"
No, no es nada de lo que piensas... Como a los italianos les gusta tanto comer como hablar, este es el evento perfecto para que la gente se conozca. Básicamente consiste en ir a un pub&bistrot donde hay un delicioso y rico buffet abierto, buenos cócteles y buena música. A veces organizan pequeños juegos, otras veces hay música en vivo y algunas noches nos acompañan divertidas sesiones de karaoke. Hay mucha comida, mucha conversación, muchas bromas y diversión... Cuanta más gente he conocido, más confianza tengo en mí misma y no me siento sola. Todos nos hemos hecho amigos de repente. ¡Fue muy agradable conoceros a todos y cada uno de vosotros!
Oh, casi lo olvido... No creas que te vas justo después de comer, no es tan fácil. Hay un mini club justo en la esquina. Quienes seguíamos teniendo ganas de fiesta, íbamos allí y no volvíamos a casa hasta las 4 de la mañana.
Miércoles: Noche de Pub Walking.
Nos reunimos en el Campo de' Fiori, que es la plaza que alberga un mercado diario todas las mañanas, con alimentos frescos, productos locales como flores de colores, etc.
En esta plaza se celebraban ejecuciones públicas; de hecho hay una estatua de Giordano Bruno, un sacerdote dominico y filósofo, que fue quemado vivo en ese mismo lugar.
Las personas que nos contaba la historia de este lugar hablaba en italiano, por lo que casi nadie entendía nada y seguramente todos estaban pensando en la parte que vendría después, la bebida. Así que nos dirigimos a Piazza Trilussa, Trastevere, que es una plaza muy popular donde músicos callejeros tocan y cantan. A la gente le gusta mucho reunirse o juntarse para beber justo en las escaleras de la fuente de esta plaza.
Freni e Frizioni, conocido como el aperitivo perfecto de la ciudad. Por fin, ¡que empiece el paseo por el pub!
Nos quedamos allí más de dos horas y puedo decir que fue el mejor aperitivo que he probado en mis veintidós años de vida. Se acercaba más a una cena que a un aperitivo, pues todo en el buffet está extremadamente rico y delicioso. Hay una gran explanada frente al bar para que no te sientas agobiado, pues suele haber un montón de gente. Definitivamente me encantó esa experiencia.
Luego, hay un pub extremadamente pequeño llamado Mr. Brown donde dejamos que los chupitos baratos nos pusieran a prueba del frío. Conocí a la mayoría de mis amigos Erasmus allí, y fue el primer momento en el que me sentí como "Sí, ahora tengo amigos de verdad".
Recuerdo que estaba más que borracha y hablaba mucho, rompiendo esa timidez. Sin embargo, empecé a sentir mucho frío de nuevo cuando salimos del pub y caminábamos hacia el siguiente.
Honestamente no recuerdo el nombre del siguiente pub, ya que no presté mucha atención debido a la borrachera y el frío, como puedes imaginar.
Recuerdo que tomé un trago más para calentarme, pues no tenía ni idea de cómo volver a casa a la 1 de la madrugada.
Tenía el cuerpo tembloroso, los labios morados, las manos congeladas y cinco personas que me sujetaban en la parada del autobús para mantenerme en pie. El autobús llegó después de cuarenta minutos pero fue lo más bonito que me había pasado hasta el momento. Un par de amigos que acababa de hacer por la noche, en unas pocas horas, los sentía como si fuéramos amigos desde hace meses...
Me sentí muy querida, cálida y amada.
Ver y conocer Roma.
Eran alrededor de las 5, supongo, después de intentar convencerme para ir al evento e intentar hacer amigos. Finalmente logré recomponerme y ser lo suficientemente valiente para coger el autobús y caminar hasta el punto de encuentro, lo que se conoce como "Metro Colosseo".
Cuando finalmente llegué allí, vi a la gente que organizaba aquel encuentro, los saludé y empecé a esperar a que llegaran los otros asistentes. Mi corazón latía rápidamente, estaba muy nerviosa porque mi idea del Erasmus era hacer nuevos amigos, empezar mi vida de nuevo, tener una nueva lista de contactos, experimentar nuevas cosas y mejorar cada día en todos los sentidos.
¡Gracias a Dios, alguien me habló, de lo contrario no habría sido capaz de decir ni una palabra! Entonces todo el mundo El momento inicial de estrés finalmente terminó y sentí como si un gran peso se hubiera quitado de mis hombros.
Vinos y pasta, Appia Antica.
En una mañana ligeramente soleada pero fría, los nuevos estudiantes Erasmus nos reunimos para coger un autobús a Appia Antica, que es un lugar de mucha historia y mucho verde. Después de poco tiempo, me encontré caminando entre los árboles en las tranquilas calles, intentando hacer fotos sin perder al grupo.
Conocí a otras personas durante el viaje, hice muchas fotos, e intenté huir de las fotos que hacían los demás porque odio verme en fotos.
Llegamos a un lugar llamado "Castel Gondolfo". Hice lo que la gente suele hacer cuando hace mucho frío: beber una bebida caliente. Me tomé un capuchino y lo disfruté muchísimo pero había un problema, ¡seguía teniendo mucho frío! Así que decidí unirme a otras personas que también tenían frío y decidimos resolver el problema con chupitos. Me sugirieron que probara el "Amaro del Capo", que es a la vez amargo y dulce, uno muy famoso. Al tragarlo te quema todo el cuerpo, de la cabeza a los pies. Esta fue otra primera experiencia que calentó mi corazón, emocionalmente y por supuesto físicamente.
Cuando tienes hambre, sientes el frío aún más y te entra sueño, por eso me alegré muchísimo al llegar al restaurante donde se suponía que debíamos beber vino, comer carne y carbonara.
-La carbonara; es un plato tradicional de pasta romana hecho de espaguetis, yemas de huevo, queso parmesano, panceta y mucha pimienta negra. Es un plato alto en calorías pero con mucho sabor. Confía en mí, es un festín apropiado para tu boca.
He de reconocer que me pasé con el delicioso vino italiano porque recuerdo que hablaba y reía mucho más de lo que debía. También recuerdo que la gente me quitaba el vaso de la mano cada vez que quería servirme un poco más. Eso me enfadó...
Durante la cena, los italianos tienen una cosa llamada "Brindisi", que es una especie de canción que se canta antes de beber. Así que en la canción, llamaron a la gente de cada nacionalidad por separado, nos dijeron que nos levantáramos y subiéramos nuestros vasos y luego que nos lo bebiéramos todo. Lamentablemente me perdí la primera ronda porque mi amigo me quitó el vaso de la mano, pues no quería que bebiera más vino...
Los italianos también creen que el agua te enferma y el vino te hace cantar.
"L'acqua fa male, il vino fa cantare. "
Comienzo de las clases; Un semestre entero en Roma.
Debido a que mi profesor en Estambul había elegido las asignaturas equivocadas, literalmente no podía asistir a ningún curso y no podía hacer ningún examen. Debido a eso, tenía que visitar la universidad cada dos días para resolver el problema pero era difícil. Al final mi Erasmus no incluía ningún estudio.
Oh espera, ¡es Pascua!
Sí, puede que haya dicho que la universidad acababa de empezar, pero las vacaciones de Pascua estaban muy cerca, así que un amigo mío organizó un viaje que incluía las siguientes ciudades:
Roma - Bolonia - Milán - Turín - Roma.
Honestamente no sé por qué, pero me sorprendió que me invitaran. No es que yo sea una persona pesada pero siempre me he mostrado tímida e introvertida desde que era una niña y significó mucho para mí el hecho de que me invitaran. En este viaje pude ver otras tres ciudades sorprendentemente hermosas de Italia con mis nuevos amigos.
Por mucho que me gusten los viajes por carretera y los paseos en autobús, prefiero los trenes a todos los vehículos y transportes del mundo. Simplemente los adoro, tal vez sea algo que se adquiere junto con las novelas de Agatha Christie. Supongo que sí. Soy una gran fan, amante y admiradora de Agatha Christie... Tengo toda una colección de sus libros.
De todas formas, como somos estudiantes y necesitamos tener cuidado con nuestros gastos, nos compramos billetes de autobús muy baratos con horarios raros y un poco inconvenientes.
El día de salida estuvimos esperando al autobús a las 3 de la mañana, con el frío glacial que hacía en ese momento.
Cuando la luz de la mañana me golpeó la cara, eché un vistazo al reloj. Eran alrededor de las 6 de la mañana cuando llegamos a Florencia. Yo llamo a esta ciudad "Mi primer amor", porque fue la ciudad que conquistó mi corazón y despertó mi amor por Italia. En ese momento lo único que hacía era intentar ver un poco de la ciudad y hacer fotos desde las ventanas sucias del viejo autobús. Entonces llegamos a la estación de autobuses de Bolonia muy hambrientos, somnolientos como un koala, bostezando y tratando de comprender dónde estábamos exactamente.
Tenía tanta hambre que me comí dos cornettos (croissants en la versión francesa) y una taza de capuchino. Aunque era un pequeño café que me sirvieron en la estación de autobuses, los cornettos estaban buenísimos. Me encantaron.
Fuimos a nuestro apartamento de alquiler y luego nos dirigimos al centro para explorar la ciudad.
Bolonia.
Conocida como "Ciudad Roja", también conocida por su famoso plato llamado "Espaguetis a la Boloñesa", Bolonia es la capital y la ciudad más grande de la región de Emilia-Romaña.
- Piazza Maggiore
- Piazza Maggiore
- Le Due Torri -Vista desde una de las torres-
Las dos torres Garisenda y Asinelli son el símbolo tradicional de Bolonia. Sólo hemos estado en una de ellas porque es muy difícil subir a las dos torres y luego bajar. Hubo un momento en el que pensé que no podría bajar porque las escaleras son muy pequeñas, y lo digo como persona pequeña, así que haz las cuentas.
Giardini Margherita
Este enorme jardín está lleno de campo verde, cafeterías, áreas de deportes, perfecto para ciclistas y corredores, niños pequeños, gente a la que le gusta rodar por el césped o para familias y amigos a los que les apetece coger comida y tener un día de picnic tranquilo.
Podría volver a Bolonia sólo para pasar un día en ese hermoso parque.
- Giardini Margherita. -Aquí tengo dos fotos del primer día que fue un poco frío y oscuro-
Y aquí tengo fotos del día siguiente donde tuvimos suerte y salió el sol durante todo el día.
Nos quedamos dos noches en Bolonia y sorprendentemente vimos mucho más de lo que esperábamos. Quiero y probablemente volveré allí una vez que visite otras ciudades que estén escritas en mi cuaderno de viajes.
Siguiente parada: Milán.
De nuevo, era temprano por la mañana cuando llegamos a Milán. Cogimos el metro hasta la Piazza del Duomo donde se encuentra el Duomo de Milán con toda su magnificencia y hermosa arquitectura gótica.
Nos bajamos del metro, subimos unas escaleras y luego miré hacia arriba. Ese mismo momento todavía hoy sigue grabado en mi mente. Fue sorprendentemente hermoso, quiero decir, sí, ya lo había visto en algunas fotos en las redes sociales, pero no se parece en nada a esas fotos. No encuentro un adjetivo apropiado para describir su belleza, de hecho estoy reviviendo ese momento mientras escribo estos pensamientos. Simplemente puedo decir que es un edificio mágico, eso es a lo que yo llamo "Arte"
- Duomo di Milano
En Milán, pasamos la mayor parte del tiempo en la Piazza del Duomo porque sólo teníamos cuatro horas y estábamos con nuestros equipajes. Le pedí a uno de mis amigos que vigilara mi equipaje para poder ver un poco de la ciudad y así lo hice.
No digo que fuera exactamente como Estambul, pero Milán tiene gente de todas las partes del país y es una ciudad con una gran multitud de gente. Los callejones eran más tranquilos por razones obvias, pero no me imaginaba viviendo allí. Aparte de eso, la arquitectura me encantó como siempre...
- Galleria Vittorio Emanuele II
- Estatua de Leonardo da Vinci
Esto es lo que me dio tiempo a ver de Milán. Espero volver a explorar más esta ciudad en los próximos años. ¡Ciao Milán!
Última parada: Turín.
Era una tarde lluviosa cuando llegamos a Turín. Estábamos tratando de averiguar dónde estábamos a través de los mapas en nuestros teléfonos y esperábamos al autobús que nos llevaría a nuestro apartamento de alquiler.
Tras asentarnos en nuestro apartamento, nos dirigimos al centro de la ciudad para ver lo que Turín tenía para ofrecer.
Lo primero es lo primero, hay un gran edificio famoso y precioso llamado "Mole Antonelliana" que es un "Museo Nacional de Cine". Es enorme en su interior, se tarda tres horas en ver todo el museo y desde lo alto del edificio se puede ver todo Turín. ¡Incluso los Alpes!
Desafortunadamente no pudimos llegar a tiempo, así que tuvimos que posponerlo para el día siguiente.
En lugar de eso, subimos a una colina llamada "Monte dei Cappuccini" donde pudimos ver el atardecer nublado y toda la ciudad de Turín desde una perspectiva diferente.
- Monte dei Cappuccini
A la mañana siguiente, nos levantamos temprano y fuimos directamente al Museo Nacional de Cine.
- Mole Antonelliana
- Vista de la línea de entrada
- Museo Nacional de Cine
- Vista desde la azotea
Luego caminamos por el centro de la ciudad.
- Centro de la ciudad
- Palazzo Madama
Me encantaron los colores y los detalles de este palacio. Se ve muy elegante, luminoso y tiene detalles muy bellos.
Una de mis amigas tenía otras dos amigas de su país que casualmente estudiaban en Turín. Así que decidieron reunirse con nosotros en el parque llamado "Parco del Valentino", que es un enorme parque con parte del Río Po en él.
Cogimos algo de comida de un supermercado y nos dirigimos al parque para hacer un picnic aunque hiciese mucho frío. ¿Quién dijo que no podemos hacer un picnic en los últimos días de marzo? Yo no.
- Desconocidos disfrutando de su cerveza.
- Mi edificio favorito del parque, que me pareció un poco inglés y francés.
- Flores
Vuelta a Roma.
Después del viaje me preocupaba sentirme vacía. No tenía universidad y acababa de volver de un viaje, ¿y ahora qué? Puede parecer que el hecho de no estudiar sea divertido, pues tendría todo el tiempo del mundo para viajar, pero no era tan fácil. Quería estudiar algo, no estaba acostumbrada a pasar mucho tiempo sola, sin hacer nada. Quiero decir, deambulo por las calles y hago fotos, pero hacer todos los días lo mismo... No es lo mío.
Como necesitaba mejorar mi nivel de italiano y estaba dispuesta a comprar libros de lengua italiana llenos de ejercicios para hacer, fui a Feltrinelli, una gran y famosa librería donde puedes encontrar cualquier cosa que tenga forma de libro. Si no lo tienen, es porque ese libro está agotado. Os lo puedo asegurar.
Puede que haya tenido mala suerte con las asignaturas en la universidad pero tuve la suerte de encontrar lo que necesitaba para mejorar mi italiano. Agarré mis libros, busqué una cafetería, me bebí un capuchino muy caliente y disfruté de esa dulce y satisfactoria sensación de aprender un nuevo idioma. Ese era mi modo de estudio y todavía sigue siendo mi favorito. Esta es una de mis cafeterías favoritas de la ciudad donde sirven capuchinos con dibujos.
- Barnum Café
Había pasado la mayor parte de mis días así. Vagando y estudiando durante el día, y divirtiéndome y bebiendo mucho vino tinto por la noche. El mejor plan era coger una botella de Chianti, que costaba como 3 euros, y juntarme con mis amigos en alguna plaza donde podíamos charlar sobre cosas aleatorias, bromear y reír... Y luego quizás ir a un club sin haberlo planeado previamente. Nos quedaríamos como un grupo, haciendo bromas mientras bailamos juntos.
Cuando el reloj marcaba las 4 de la mañana, era hora de tomar un capuchino y un cornetto simple de camino a casa. Esta era mi rutina y aunque es un hábito poco saludable, lo disfruté mucho.
Finalmente, llegó un punto en que me harté de todo el alcohol, de beber y de consumir demasiada azúcar, así que decidí dejar de beber y vivir una vida más saludable, como solía hacer en Estambul. ¡Además necesitaba estar en forma para nuestro proximo viaje de seis días a Sicilia!
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