Viendo islas: La Gomera parte 2
Primeras impresiones
Después de que todo el mundo llegara y que todo el mundo subiera al autobús, el conductor empezó nuestro tour por la isla. Según me dijeron en la agencia turística, íbamos a hacer un tour por toda la isla, parando en las zonas más interesantes y bonitas para echar fotos y disfrutar del ambiente. El guía empezó a hablar en diferentes idiomas sobre un montón de cosas. Intenté prestar atención pero tras un tiempo era demasiada información en demasiados idiomas diferentes. Me centré en disfrutar de las vistas mientras subíamos por las montañas. También eché un par de fotos desde la ventana del autobús, aunque no fueran tan buenas que las fotos normales, pero no podía hacer otra cosa, ya que no sabía cuando íbamos a parar por primera vez.
Primera parada - alcachofas
No estábamos muy lejos de la primera parada. Después de una media, hora el guía dijo que íbamos a parar para echar fotos durante unos diez minutos, para disfrutar de las vistas y tener fotos para enseñar a nuestra familia y amigos. Había una vista increíble del océano. Como la isla de La Gomera no era tan grande, se podía ver la mitad de esta desde donde estábamos y era increíble. Tras echarnos fotos y selfies, el guía se puso a hablar de una planta que crecía en los lados de la montaña. Dijo que eran alcachoferas. Mi amiga vietnamita y yo estábamos muy confundidas, porque aunque nunca habíamos visto alcachofas crecer, sabíamos que no crecían en las paredes de un sitio tan apartado. En el autobús buscamos en Google y descubrimos que la planta simplemente se llamaba así y que no era la planta que daba alcachofas. Después de haber aprendido algo nuevo, continuamos nuestro trayecto mientras el guía dijo que tardaríamos unos 20 hasta la siguiente parada para echar fotos y tras eso, una hora y medía después pararíamos en un bosque de laurel. No podía quedarme con todos los nombres de los sitios ni de las cosas importantes porque estaba muy cansada, así que perdonad mi vaga descripción de lo que estábamos visitando.
Segunda parada - una roca enorme
Tras veinte minutos llegamos a la segunda parada, al lado de una roca enorme que estaba al lado de la autovía. Parecía que habían tenido en consideración a los turistas cuando construyeron las carreteras, ya que siempre había aparcamientos para parar al lado de la autovía y echar fotos. Desafortunadamente, era sábado y no eramos los únicos que estábamos allí, así que el autobús no tenía espacio para parar, pero como estábamos en España, simplemente paró en la carretera. Nos dieron un cuarto de hora para explorar un poco antes de seguir nuestro camino hasta el siguiente destino. Cruzamos la carretera y echamos un par de fotos. Una persona de nuestro autobús que había venido sin amigos y que era la única otra persona que era alemana nos pidió si podíamos echarnos unas fotos con él. Parecía buena persona, aunque nosotras no queríamos hacer amigos, queríamos explorar la isla, así que tras la foto continuamos disfrutando de las vistas porque no teníamos mucho tiempo. La vista era increíble y echamos un montón de fotos antes de tener que volver al autobús. Estaba contenta de que nuestro grupo fuera pequeño, así que la posibilidad de que alguien llegara tarde no era muy alta y por ello, podíamos cumplir nuestro itinerario a tiempo. De momento llevábamos buen ritmo y nadie estaba molesto. En un grupo más grande hubiera sido mucho más diferente, como ya había experimentado en Francia cuando hice el tour por Normandía.
Parada en el bosque de laurel del Parque Nacional
Cuando todo el mundo estaba en el autobús de nuevo, continuamos el trayecto hasta la siguiente parada, el bosque de laurel del Parque Nacional. Estos bosques de laurel eran tan especiales que solo existían en Tenerife, en La Gomera (dónde estaba el bosque más grande) y en California. Ya había visitado las montañas Anaga de Tenerife con mi padre, dónde también puedes encontrar este tipo de árbol. Sin embargo, había escuchado que en el Parque Nacional de La Gomera el bosque era mucho más grande e interesante, así que tenía muchas ganas de comprobarlo. Como el guía nos dijo, teníamos que subir por las montañas un poco, por lo que tardaríamos una hora en llegar. Así que mi amiga y yo nos pusimos a comer galletas y a descansar mientras mirábamos por la ventana y disfrutábamos de los rayos de sol y de la naturaleza. Contra todo pronóstico, empezó a hacer mucho calor y enseguida me arrepentí de llevar tanta ropa de abrigo. Al menos el autobús tenía aire acondicionado, así que no fue para tanto. Además, por la noche seguro que hacía más frío, porque supuestamente volveríamos sobre las nueve o a las diez de la noche cuando el sol ya se hubiera ido.
Después de pasar por muchas carreteras estrechas de camino a la montaña y tras subir varios metros de altura, finalmente llegamos al bosque de laurel del Parque Nacional y paramos en el centro de visita. El guía nos dio algunas instrucciones y nos dijo a la hora que teníamos que volver al autobús. Tras eso, todo el grupo bajo al área principal del centro turístico. Había un área de descanso con mesas y zonas para hacer barbacoa. Además había una pequeña cafetería y un centro para visitar con mucha información interactiva acerca del bosque de laurel. El guía nos dijo que había dos o tres rutas para hacer senderismo por las que podías disfrutar del ambiente que había por el bosque. Después de ir al aseo, mi amiga vietnamita y yo decidimos probar uno de los caminos para experimentar un poco de esta bella naturaleza. Empezamos a andar por el camino pero después de un rato hacía mucho calor y nos sentíamos cansadas, así que nos dimos la vuelta. Como eran las doce del mediodía, el sol quemaba bastante y no era el mejor momento para movernos mucho. Además, los caminos estaban llenos de piedras y no era tan fáciles de atravesar como parecía. En conjunción con que estábamos cansadas, teníamos un poco de miedo de partirnos una pierna o algo así, así que nos sentamos en la cafetería mientras veíamos a los demás turistas. Nos comimos unas cuantas galletas de todo tipo y paramos un poco antes de intentar el otro camino de senderismo, que no estaba tan empinado y que estaba a la sombra. Paseamos un poco por él y disfrutamos del ambiente que había entre estos árboles tan especiales.
Después de un rato, todo lo de alrededor del camino parecía igual así qué paseamos por la zona sin saber que hacer. Escuchamos a un guía turístico alemán (parecía que era un grupo que estaban de crucero) un poco, pero nos aburrimos muy pronto. Afortunadamente, ya era hora de volver al autobús, así que subimos hacia la autovía y nos montamos en el autobús. No eramos los únicos, obviamente los demás tampoco sabían que hacer en ese centro turístico. Cuando ya estábamos todos empezamos a movernos hacía la siguiente parada, un pequeño pueblo donde íbamos a tener una comida tradicional canaria que iba incluida en el precio del viaje. Como solo teníamos galletas para todo el día, las dos estábamos deseando llegar para probar esa comida, esperando que fuese sabrosa.
Galería de fotos
Contenido disponible en otros idiomas
- English: Island-Hopping: La Gomera Part 2
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