Receta: Rosquillas

Hablando de recetas y postres, (más de postres que de otra cosa), quiero pasaros la reta de uno de los productos más típicos de la Semana Santa, (por lo menos en mi zona). Me refiero a las rosquillas, que se pueden hacer siguiendo muchos trucos, de muchos tamaños diferentes o hasta variando los ingredientes, pero que las hagas como las hagas, seguramente te salgan de miedo.

Antes de empezar, te voy a decir los ingredientes que vas a tener que utilizar para hacer este rico manjar. Para que salga una cesta considerablemente grande, hacen falta:

-6 huevos gordos

-1/2 kilo de azúcar

-1/2 litro de aceite

- Ralladura de limón (limones)

- 1 papeleta de levadura (sobre)

- 1,5 kilos de harina

- El zumo de los limones que vas a rallar para obtener la ralladura de limón.

Para empezar; se van mezclando en un bol todos los ingredientes anteriormente indicados a excepción de la harina y del azúcar, que por el momento no los vamos a utilizar. Después de haber batido bien el huevo, el aceite, la levadura y la ralladura de limón, el siguiente paso es ir añadiendo el zumo de limón para que se vaya mezclando todo. Después de haber juntado todo, habrá que añadir definitivamente la harina poco a poco para crear una masa con la que más adelante vamos a trabajar. Debemos parar de añadir harina cuando la masa se deja de pegar al bol y por lo tanto se puede trabajar con ella de forma más cómoda. Una vez la masa esté acabada, podemos cogerla y ponerla en una tabla o en una mesa de trabajo, donde añadiremos otro poco de harina para que no se pegue a esta. Para manipular la masa y hacer las rosquillas, lo mejor es crear pequeños rollos de masa e ir uniendo sus extremidades para crear unas roscas de masa, que después son las que vamos a freír. Cuanto menos finos sean los roscos y más pequeños sean, menos duras y finas nos quedarán las rosquillas, por lo que no conviene racanear con cada una de las rosquillas. Una masa más bien gorda, asegura que la rosquilla quede dura por fuera pero que por dentro no cruja y se pueda comer con mayor gusto. Una vez esté toda la masa de las rosquillas hecha en forma de roscas, (de ahí el nombre de rosquillas), se pueden ir poniendo a freír en una sartén cuanto más grande mejor y tratando de evitar que se peguen unas con otras y que se quemen o se rompan. Para freírlas cuanto más aceite se eche mejor será, ya que conviene que las rosquillas floten en el aceite. Además el aceite a la hora de freírlas debe estar muy caliente, cuanto más mejor. Una vez van estando fritas, con una espumadera se pueden ir sacando con cuidado a un plato donde como con las hojuelas, conviene poner un poco de papel absorbente para que se quite algo del aceite con el que se han frito y el golpe al colesterol no sea desproporcionado. Aun estando calientes las rosquillas y a la vez que se van sacando, hay que ir espolvoreándolas con un poco de azúcar para que queden lo más dulces posible y para que con el gusto del limón el sabor sea de espectáculo.

¿Cuándo se comen?

En mi casa y en casa de mi abuela, lo normal es hacer las rosquillas por Semana Santa, siendo una de las cosas que ningún año falla y además, el hecho de poder comer rosquillas de dos cocineras diferentes, hace que se puedan dar diferencias entre las de una y las de otras. Siempre suelen hacer una buena cesta, como la que se ve en esta foto…

Pero o mejor es comerlas en familia todos juntos. También he de decir que a esta receta se le pueden añadir variantes y seguramente habrá quien las haga con otros sabores como puede ser el de naranja o añadiendo alguna otra cosa. Para acompañar nosotros solemos utilizar un café o algo de leche, ya que se supone que se van a tomar por las tardes de esos días de Semana Santa, (y lo cierto es que en mi casa no da tiempo a que se pongan duras).

Otro tipo de rosquillas, son las rosquillas de palo, que son más grandes y más secas y cuya receta es algo diferente al de estas rosquillas de Semana Santa.

Material a tener en cuenta para hacerlas:

- Un bol grande donde se puedan mezclar todos los condimentos anteriormente dichos.

- Una sartén grande para poder freír todas las rosquillas en no mucho tiempo.

- Una espumadera para poder manipular las rosquillas en la sartén y poder sacarlas escurriendo el aceite.

- Un plato, una bandeja o una cesta para poner las rosquillas, (conviene que sea una cesta de mimbre o algo por el estilo para que se aireen).

- Papel de cocina absorbente para “robarlas” el aceite que sobra.

- Ganas de comer.

Un saludo y espero que os animéis a probar esta receta tan casera y tan buena aun más ahora que se va acercando la Semana Santa española. Nos seguimos viendo.

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