Loro Parque y Playa de las Teresitas

Un buen día en el Loro Parque

Al día siguiente quedamos en la recepción del hotel para desayunar y disfrutar la primera comida del día. Era el mismo bufé del día anterior, pero me gustaba, y era más que suficiente para poder empezar con el día. Mi amiga vietnamita me contó todo lo que estaba pasando en el trabajo y me habló de los nuevos becarios. Estaban pasando muchas cosas, y era súper divertido oírla hablar de todo lo que acontecía allí. Nuestro jefe de proyecto se había vuelto aún más insoportable, y al mismo tiempo se estaba comportando de manera extraña, y ella se rió de él muchas veces, así que sabiendo esto me puse de muy buen humor mientras desayunábamos, aún estando con el novio de mi madre, que estaba "normal" por primera vez desde que llegaron. Acabamos de desayunar y comenzamos a hablar del Loro Parque; el era un poco escéptico y no decía nada, pero mi madre dejó claro que quería ir aunque él no quisiera. Así que nos acercamos a la mesa de información turística que había en recepción, y preguntamos por las entradas para el Loro Parque. Nos vendió tres, y después de haber cogido las mochilas de las habitaciones, dejamos el hotel y nos montamos en el coche para poner rumbo al zoo. Tenía la esperanza de que el humor del novio de mi madre no fuera a peor, o que mejorase ya puestos (cosa que dudaba).

Loro Parque and Playa de las Teresitas

Loro Parque and Playa de las Teresitas

Llegamos solamente 15 minutos después de que el parque abriera, y vimos que el aparcamiento estaba prácticamente vacío. Aquello era una buena señal, ese día era fiesta nacional, y esperábamos que estuviese lleno de gente, concretamente de familias, pero aún así podía seguir pasando a ciertas horas del día. Entramos al parque y comenzamos nuestro tour a través de los diferentes recintos. Fue divertido e interesante volver a ver aquellos animales de nuevo, aunque ya había estado dos veces en el parque. Me sorprendió que el novio de mi madre se comportase, sin decir tonterías ni cosas avergonzantes. Además, parecía estar de buen humor, y estaba algo interesado en los animales. Así que gracias a ello, empecé a disfrutar del día y a esperar que todo siguiera así. Vimos el espectáculo de orcas, que fue igual de espectacular que las dos veces anteriores; fuimos a por un aperitivo a un pequeño quiosco, y seguimos viendo al resto de animales. Después de una o dos horas el parque empezó a llenarse, y como era de esperar, eran todo familias. Ya habíamos visto los animales mas importantes y el espectáculo de orcas, así que no había mucho más que ver. Decidimos entrar al espectáculo de los loros porque estaba a punto de empezar cuando pasábamos por allí, y al acabar decidimos irnos. Se había llenado mucho, y el novio de mi madre no podía andar porque le dolían los pies, así que volvimos a la salida y nos montamos en el coche para poner rumbo al centro de la ciudad. Ya era la hora de la comida y queríamos comer algo allí.

Comimos en un restaurante muy turístico (no explicaré de nuevo los problemas que tengo con la comida, fue tan avergonzante como siempre), y dimos una vuelta por las tiendas del paseo marítimo. Mi madre se compró un vestido bonito en Desigual, su novio y yo nos tomamos un helado, y luego estuvieron mirando souvenirs para llevarse de vuelta a Alemania. No había mucho espacio para los recuerdos, ya que habían dejado sitio para llevarse algunas de mis cosas más pesadas. Como el humor del novio de mi madre empezó a cambiar para mal, y no paraba de quejarse sobre las altas temperaturas, decidimos ir hacia el coche para poder volver al hotel. Mi madre y yo fuimos a la piscina del hotel a disfrutar del sol y del sentimiento de no tener nada que hacer, mientras su novio estaba sentado en el balcón acompañado de su mal humor. Pero estando ahí me daba igual, leí mi libro y hablé con mi madre. Nunca pensé que lo diría, pero estaba muy contenta de poder pasar tiempo a solas con ella, y me di cuenta de que a ella también le molestaba su novio. Pero desafortunadamente empezó a enfriar cuando se nubló, ya que las nubes vinieron acompañadas de un viento gélido, así que subimos a nuestras habitaciones y fijamos una hora para cenar.

Loro Parque and Playa de las Teresitas

En el bufé a la hora de la cena, pudimos ver que los platos eran los mismos que hace dos días, y la calidad era tan mala como lo fue la última vez, pero teníamos que comer y arreglarnos con lo que el hotel ofrecía. Estaba feliz por no tener que ir al supermercado, ni cocinar, ni fregar los platos, así que me daba igual cenar pasta y pizza todas las noches. Lo único que me molestó de verdad fue el comportamiento del novio de mi madre; estuvo continuamente quejándose, hablando altísimo, y lo único que hacía era comer pizza y beber litros de Coca-Cola. Además, ¡se puso a hablar con gente de otras mesas! Todos le entendían, ya que el 75 % de los huéspedes del hotel eran alemanes, pero me dio mucha vergüenza. Cuando no hablaba con desconocidos o se quejaba, se creaba en la mesa un silencio incómodo, y yo lo único que quería era irme a mi habitación a relajarme. Me puse a hablar un poco con mi madre e intenté ignorar a su novio. Hablamos de los planes del día siguiente: ir a la playa de las Teresitas. Era una de las playas más bonitas de la isla, y no estaba demasiado lejos. Esperaba que el tiempo fuera bueno y que pasásemos un buen día allí, aún estando en una atmósfera un poco inestable. Acabamos de cenar y decidimos no ir esa noche al centro, ya que estábamos muy cansados, así que yo pude irme a mi habitación mientras que mi madre y su novio bajaron al bar del hotel. De verdad tenía la esperanza de que el día siguiente fuese genial.

Playa de las Teresitas

Al siguiente día quedamos en la recepción para ir a desayunar, como siempre, y así empezar el día juntos. El novio de mi madre estaba de peor humor que el día anterior, y ya podía ver que mi maravilloso día de playa se iba a convertir en un horror. Pero intenté ser optimista, quizá la cosa mejoraría después de unos buenos cruasanes. ¡El día todavía estaba lleno de posibilidades y oportunidades! Después de desayunar usé el wifi de la recepción para informarme acerca de aquella playa; cómo aparcar, experiencias de otros turistas e informaciones útiles. A las diez de la mañana pusimos rumbo hacia la playa de las Teresitas. La duración del trayecto sería de entre 45 y 50 minutos, la playa está al este de Santa Cruz. La atmósfera en el coche era rara y fría como siempre, así que yo solo esperaba llegar pronto. Después de haber cruzado la capital y el puerto, el navegador nos dijo que habíamos llegado, y que de verdad íbamos a ver la playa. ¡Tenía buenísima pinta! Después de tanta arena negra estaba contenta de ver arena blanca por fin. Podréis decir lo que queráis, pero una playa de arena negra no es igual que una "normal" o de arena blanca.

Loro Parque and Playa de las Teresitas

Como todavía era pronto (sobre todo para los españoles), el gran aparcamiento que había al lado de la playa estaba prácticamente vacío, y encontramos un sitio justo al lado de la entrada. Cogimos nuestras cosas del maletero y empezamos a buscar un buen sitio en la arena. Había grupos de hamacas que podías alquilar, y debido a la discapacidad del novio de mi madre escogimos un lugar cerca del aparcamiento y debajo de una palmera. Era un lugar maravilloso, y ni siquiera el comportamiento de su novio podría arruinar aquel ambiente. Pagamos las hamacas y nos sentamos a relajarnos. Pero la relajación no duró mucho, ya que mi madre quería moverse y pasear por la playa un rato. Como no había nada que me apeteciese menos que quedarme con el novio de mi madre, me di prisa en levantarme y me fui con ella. Caminamos por la orilla, con los pies dentro del agua, me encantaba estar en aquel lugar. Me dijo lo contenta que estaba de que yo hubiese elegido aquella playa, y yo estaba feliz de que a ella le gustase (bueno, a mi madre le gusta cualquier tipo de playa, así que no hay nada que puedas hacer mal en un lugar así). Fuimos caminando hasta el final de la playa (como podéis ver en las fotos no es muy grande), e hicimos algunas fotos para recordar aquel día en aquel lugar. Lo único que resultaba molesto en la playa era lo fuerte que soplaba el viento; la temperatura podría haber sido más cálida y agradable pero el viento la hizo incluso demasiado fría. Mientras andaba estaba bien, pero cuando paramos a hacer fotos nos quedamos frías.

Después de un rato, volvimos a nuestras hamacas y nos encontramos al novio de mi madre durmiendo y despertando a la playa entera con sus ronquidos. ¡Da vergüenza hasta estando dormido! Me senté y empecé a echarme crema solar; aunque el viento bajase la temperatura y pudiéramos estar al sol, estábamos casi en África, y los rayos son más fuertes. Mi madre hizo lo mismo, y al acabar pudimos relajarnos en nuestras hamacas. Había tenido la cabeza a la sombra, pero como hacía tanto viento me quedé fría y finalmente me puse al sol. Pero al sol se estaba genial, y al final conseguí dormir un rato. Oí a mi madre hablar con su novio, que no quería moverse ni quitarse la camiseta. Estaba ahí sentado en pantalones largos y camiseta, y con su cara de pocos amigos, pero a mí me daba igual. Eran mis vacaciones y yo quería relajarme en la playa y disfrutar de la maravillosa atmósfera.

Loro Parque and Playa de las Teresitas

Pero, después de un rato a mi madre le entró el hambre y quiso comer algo. Como yo me estaba haciendo la dormida para que me dejasen en paz, mi madre le preguntó a su novio si él tenía hambre también. Como de costumbre, no tenía hambre, y dijo que no quería comer nada en un chiringuito de playa asqueroso. Noté que el ambiente se estaba poniendo tenso y "me desperté". Para evitar mas discusiones, sugerí comer algo en Santa Cruz, o incluso en el Puerto de la Cruz, ya que lo que ofrecía la playa no le gustaba a uno de nosotros. Aunque lo estaba evitando, comenzamos a discutir, por supuesto, y mi madre empezó a estar de mal humor, como siempre cuando tiene hambre, pero también por el comportamiento de su novio (cosa que entiendo perfectamente). Finalmente decidimos recoger nuestras cosas, irnos de la playa y volver a Puerto de la Cruz, ya que yo no conocía restaurantes buenos en Santa Cruz exceptuando el que visitamos dos días antes. Era una pena tenernos que ir, pero ya había enfriado mucho, ya que el sol estaba escondiéndose tras las nubes. Volvimos al coche y emprendimos el rumbo hacia Puerto de la Cruz. Me pasé dos salidas y nos llevó un rato volver (mi madre muerta de hambre, como no), pero finalmente llegamos al centro comercial que estaba al lado del mar, donde aparcamos fácilmente. Entramos y empezamos a buscar un restaurante; mi madre rechazó mis dos primeras sugerencias, pero al final encontramos un lugar agradable en el que comer algo. Mi madre pidió paella de marisco, su novio un plato raro con salchichas (por supuesto, el no comió comida española) y yo pedí pasta.

Habiendo sobrevivido al hambre que teníamos, continuamos caminando por el centro de la ciudad, ya que mi madre quería comprar regalos y recuerdos a nuestros amigos y vecinos. Su novio se comportó mal, como siempre, y hablaba de dolores de cabeza y de un sarpullido que tiene debajo de los brazos; igual que un niño pequeño. Pero cuando estábamos volviendo al coche, ya que dijo que no podía andar más, pasamos por una peluquería y decidió que quería cortarse el pelo. No podía creer que 2 minutos después de sentirse demasiado mal para andar, ¡quisiera cortarse el pelo! Así que entramos y le pregunté a la mujer si tenía tiempo, y me dijo que tendríamos que esperar un rato. Molestos, esperamos, y el se cortó el pelo. Que alegría al ir al aparcamiento para poder volver al hotel, estaba más enfadada de lo que he estado jamás. Cuando volvimos al hotel, yo fui un rato a la piscina con mi madre, mientras su novio se quedó en la habitación de hotel como siempre, y nosotras hablamos de los días que habíamos pasado allí. Solo quedaba un día, y ya no tendríamos el coche, así que sería una jornada más relajada, y yo feliz de no tener que quedar para desayunar la mañana siguiente, ya que para mí significaría dormir más.


Galería de fotos



Contenido disponible en otros idiomas

Comentarios (0 comentarios)


¿Quieres tener tu propio blog Erasmus?

Si estás viviendo una experiencia en el extranjero, eres un viajero empedernido o quieres dar a conocer la ciudad donde vives... ¡crea tu propio blog y cuenta tus aventuras!

¡Quiero crear mi blog Erasmus! →

¿No tienes cuenta? Regístrate.

Espera un momento, por favor

¡Girando la manivela!