La Rioja | Día 2
¡Hola a todxs!
Por segundo día consecutivo (de tres) vengo a hablaros de más rincones de La Rioja que visité y que me maravillaron.
En mis siguientes veinticuatro horas en esta provincia visité cuatro sitios relevantes: Santo Domingo de la Calzada, San Millán de la Cogolla con los Monasterios de Suso y Yuso y el Monasterio de Valvanera. Pero como me parece mucha información, voy a dividirla en dos entradas para contaros bien en qué consistían estos sitios.
Os voy a incluir también bastantes fotografías, un buen reportaje fotográfico de todo lo que vi, que es lo que tienen los viajes, que es cuando más fotos haces (sean de lo que sean).
Santo Domingo de la Calzada
Este pueblo está muy cerca de Ezcarayy por eso mismo fue el primero que visitamos después de salir de allí. Además, da igual prácticamente a que pueblo o lugar quieras ir, que tendrás que pasar por este pueblo casi seguro. Yo ya he perdido la cuenta de cuántas veces lo hemos recorrido con el coche yendo de un lugar a otro.
Es uno de los pueblos más grandes de la zona, y de los que más tienen para ver, pues la mayoría es solamente pasearlos. Sin embargo, el casco histórico es muy pequeño y lo verdaderamente relevante está concentrado en una sola plaza.
En esta plaza que os digo está la catedral, una ermita y una torre. Y os voy a contar un poco de cada una de ellas.
Lo primero que visité fue la torre. Cuesta algo de dinero, pero no mucho. Como os podéis imaginar, es una simple torre, la de la catedral, que está exenta, es decir, fuera del edificio principal. Lo primero que me llamó la atención es que hay una sala en la primera (y única planta) que han utilizado como una exposición de campanas y relojes. Es curioso de ver, en Toulouse encontré un museo parecido, aunque de relojes de bolsillo, y ahora este era lo mismo, pero a lo grande, con enormes relojes de pared.
Para llegar hasta lo alto de la torre son unas escaleras de piedra que están bastante desgastadas por el uso. Me pasé toda la subida contando los escalones y fueron 110 escalones exactamente hasta la cima. No se me hicieron nada duros y eso que yo no suelo tener mucha resistencia, aunque los últimos escalones sí que se me hicieron algo pesados.
Cuando llegas arriba, es una planta muy pequeña, cuadrada y en el exterior. Está llena de campanas, creo que eran ocho en total, unas más grandes que otras. Y de las más grandes, es decir, de las principales que dan la hora, te venía una pequeña explicación a la que, sinceramente, no hice mucho caso.
La subida estuvo bien, las vistas no es que sean espectaculares, pues lo verdaderamente bonito de ese pueblo está en esa misma plaza, por lo que se ve un pueblo desde las alturas y bastante campo a su alrededor, totalmente rodeado por las montañas a lo lejos.
Al bajar de la torre, justo al lado está la Ermita de la Virgen de la Plaza. Es una ermita muy pequeña y oscura. Es relevante porque está en pleno centro, pero más allá de esto es una ermita normal y corriente que no me llamó la atención. Además, está casi totalmente a oscuras por lo que es casi imposible distinguir las esculturas que tiene.
Lo último y lo más relevante de todo el lugar es la Catedral. Esta catedral podría ser como otra cualquiera, pero tiene una cosa muy curiosa que yo no había visto nunca que os contaré ahora.
Lo primero que me llamó la atención es lo grande que era en comparación con el pueblo(cosa que más adelante me he dado cuenta de que es extrapolable a todos los pueblos de estas zonas y sus respectivas iglesias/catedrales). Justo cuando entras, en el brazo principal hay un retablo enorme que corta completamente la vista, por lo que hay que rodearlo para poder ver el altar mayor.
En el lazo izquierdo del brazo corto de la cruz había un retablo totalmente dorado que me pareció precioso. Destacaba muchísimo en comparación con el resto de la iglesia, que es totalmente de piedra y conseguía resaltar más que el propio altar.
Ahora voy a llegar a lo divertido y raro de esta iglesia y es que, mientras en el lado izquierdo estaba un retablo, en el lado derecho había… ¡una gallina! No, no me he vuelto loca, en lo alto de este sitio había un pequeño gallinero con un gallo y una gallina. Pero es que todo esto tiene, como es de esperar, una explicación.
Esta explicación se conoce como el milagro del gallo y la gallina. Por todas partes había alusiones a este milagro y todas ellas contaban la historia. Resulta que, por lo visto, como esto es parte del Camino de Santiago, del que ya os hablaré, venían muchos peregrinos. Una mujer dueña de un alberge se enamoró de uno de estos peregrinos que pasan, pero resulta que el otro no quería nada con ella. Para vengarse de él, lo que hizo fue esconder una cosa del albergue en su mochila para a la mañana siguiente acusarle de ladrón. El chico fue incluso condenado por esto. Pero sus padres fueron a ver el cuerpo de su hijo y se lo encontraron vivo. Cuando fueron al pueblo a decirlo, un hombre que no les creía les dijo que su hijo estaba tan vivo como esa gallina ya asada que se estaba comiendo y en ese momento la gallina empezó a cantar.
Es por este milagro que ahora hay un gallo y una gallina en la catedral y me parece súper curioso encontrar esto aquí, pues es como si estuviera fuera de lugar.
Cuando terminas de ver lo que es la catedral en sí, hay una exposición de arte bastante moderna que va por todo el claustro. Me llamó muchísimo la atención que hay un montón de belenes por todas partes de cerámica que luego te venden. Pero otra de estas cosas que no esperar ver en un sitio así, fue una representación de la vida de Santo Domingo con Playmobil. Era enorme, de más de tres o cuatro metros de largo y estaba lleno de figuras que iban representando los episodios más importantes de su vida. Yo no tengo ni idea de todo esto, no soy nada religiosa, pero me hizo mucha gracia la manera de representarlo.
Claustro
Por último, la última zona visitable era el Claustro, este está más a las afueras del pueblo. Es un edificio enorme que ahora está convertido en un parador. Cuando entramos, lo que se podía visitar era una segunda planta, totalmente cubierta, del claustro que tenía una exposición de unos cien objetos de distinta índole. A estas alturas no sabría decir exactamente qué había en la exposición ni cual era el hilo conductor, pues recuerdo encontrar desde figuras egipcias hasta fotografías relativamente modernas o dibujos de Baco.
El único motivo por el que entramos fue por que la entrada a la catedral incluía también esta otra, pero no merece la pena. Además, si es por ver el claustro en sí, en esta zona hay muchísimos, pues todo lo que hay visitable es religioso, por lo que no os quedáis con las ganas de ver uno, además de que este era bastante simple en comparación a otros.
Valvaneda
Este monasterio está en lo alto de la montaña, totalmente alejado de cualquier otro sitio. Igual por esto mismo no merece excesivamente la pena hacer tanto recorrido para llegar hasta él. Además, la carretera, por ser de montaña, es bastante dura, llena de curvas muy cerradas y es una carretera muy estrecha. Sin embargo, por muy dura que sea para la persona que conduce, para el resto que puede mirar el paisaje es espectacular (si no te mareas fácilmente). Es un camino totalmente verde, entre los árboles, rodeando una montaña.
Cuando por fin llegamos a lo alto, nos encontramos con una iglesia enorme, un restaurante y una hospedería. Lo bueno de este lugar es que teóricamente abre hasta las diez de la noche, por lo que no hay problemas con los horarios, aunque todo el mundo nos puso en entredicho esto que decía la página de visitas. Nosotros por lo menos fuimos a las siete/ocho y encontramos todo abierto.
Lo único que se puede visitar es la iglesia y el claustro. La iglesia es muy grande y oscura, bastante austera, pues en el altar tenía solo cuatro esculturas. A los lados había también unas capillas laterales que tenían cerradas en las que se acercaban las monjas a rezar. También me llamó la atención que pudimos subir unas escaleras hasta donde normalmente se encuentra el coro. Siempre he encontrado esta parte de las iglesias cerrada, aquí lo tenían lleno de esculturas.
El claustro por su parte no tiene nada que ver, es mucho más moderno y también muy simple, se nota que realmente hay gente viviendo allí. El exterior tampoco es espectacular, es un estilo arquitectónico muy simple.
No es un sitio al que se acerque mucha gente, y menos a las horas a las que fuimos, así que está todo oscuro y según te vas moviendo, se van encendiendo unas luces automáticas. Esto, en una iglesia, puede llegar a asustar.
Lo que realmente llama la atención del lugar es que está en lo alto de la montaña y mires por donde mires, solo ves árboles y solo se oyen a los pájaros y a un río que corre por el valle pero que con la vegetación es imposible de ver. El lugar es realmente espectacular.
Muy cerca del aparcamiento hay una ermitaque está literalmente metida en la montaña. Solo se ve de ella la puerta principal, el resto estaba excavado en la montaña. Es muy bonita por fuera pero el interior solo se puede ver a través de un cristal y es totalmente blanca, no tiene nada de especial.
Con este último sitio voy a terminar ya la entrada, dentro de poco os hablaré de otros dos monasterios que pude visitar este mismo día. Espero que os estén entrando tantas ganas de visitar esta provincia como a mí de volver a ella.
¡Gracias por leerme!
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