Cuando estuve hace dos veranos (2012) en Edimburgo una de las tardes que parecía que hacía buen día nos acercamos a visitar el Real Jardín Botánico de Edimburgo.
El jardín se encuentra situado al norte del centro y aunque puede parecer que queda algo lejos, en realidad es muy fácil llegar.
El jardín fue creado en 1670 y constituye unas 28 hectáreas de terreno (ole barbaridad si lo comparas con las 6 hectáreas que tiene el Jardín Botánico de Valencia, casi na).
Nosotros íbamos un poco perdidillos así que simplemente nos dedicamos a disfrutar del verde césped y las instalaciones maravillosas. Las plantas tienen su cartelito con el nombre en latín, así que aunque no sepas inglés, já, puedes hacerte una idea.
Dentro del Jardín hay un estanque con patos y otras aves que se posan tranquilamente sobre el agua y entre los juncos (y a las que convenientemente tocamos los piquitos jaja). Luego también hay una zona genial en plan, casitas chinas o japonesas, es decir un Jardin Chino (no me mateis los amantes de lo asiático porque no tengo ni idea de esta culturilla).
El Jardín da gusto, encima lo visitamos en una época del año en que está precioso porque aun no ha llegado el otoño. Tiene grandes explanadas verdes de césped.
Nosotros, como se aprecia en la foto, subimos a un árbol que encontramos propicio para ello. Bien. No lo hagáis. Está prohibido xD. Casi nos echan del jardín porque dijeron que estábamos dañando al árbol (con ese tronco...en fin, pero bueno, es como dañar a Chuck Norris).
Ir al jardín es gratis pero para visitar los invernaderos sí que hay que pagar. Son cuatro libras para los adultos, tres para los estudiantes, una para los niños y gratis con la tarjeta de Edimburgo de turista.
Actualmente, el botánico se usa como centro de conservación así como centro de investigación científica y biológica.
Su horario es el siguiente:
Noviembre y febrero: de 10:00 a 16:00 horas.
Marzo y octubre: de 10:00 a 18:00 horas.
Desde abril hasta septiembre: de 10:00 a 19:00 horas.