El cambio de trabajo: el centro Asedeme
Tras los dos primeros meses en Dakar, decidí alargar mi estancia. Esperaba poder alargarla dos meses más porque así me lo dijeron en Bélgica. La Wep me había asegurado que podía irme unos meses mínimo (dos) y alargar el período hasta los cuatro una vez allí. Ahora bien, solo pude prolongar la estancia un mes. Me decepcioné un poco, pero estaba contenta al poder quedarme aún así un mes más allí.
Sin embargo, tenía en mente cambiar de trabajo. Como bien sabéis por el post anterior, trabajaba de voluntaria en una escuela primaria sin ser realmente voluntaria porque realmente no me necesitaban mucho allí. Ya habían suficientes profesores, además, era un colegio privado donde no es que faltara material, etc.
Le pedí entonces al equipo de Syto (la organización de acogida en el país de acogida que trabajaba en colaboración con el Wep) que me encontraran otro trabajo. No se entusiasmaron mucho con la idea de tener que rehacer nuevos trámites para mí y al final encontré mi segundo trabajo yo misma a través de una amiga que me dijo que necesitaban voluntarios en el centro de niños discapacitados (donde ella trabajaba). Este centro se llama Asedeme, Doom doom la, ¡allí pasé un último mes estupendo!
La asociación Asedeme es un colegio para niños discapacitados mentales. Les proponen numerosas actividades: jardinería, taller de costura, cocina, pintura, tambor y clases de matemáticas o francés para los alumnos avanzados. Funcionan con un sistema de apadrinamiento. Si queréis apadrinarlos podéis hacerlo desde la página web del centro www.asedeme.org.
En las fotos siguientes se pueden ver a los alumnos haciendo alguna de las actividades mencionadas antes:
Cuando llegué me pusieron en el grupo de las hormigas. Era el grupo que necesitaba voluntarios, ya que hay muchos niños y algunos son hiperactivos y pueden acaparar la atención de los monitores.
Descubriendo el colegio Asedeme:
El primer día fui al Asedeme con mi amiga. En cuanto llegué, oí a los niños jugar y gritar en el patio. Vinieron corriendo hacia nosotros y estábamos totalmente cubiertos de niños que se tiraban a nuestros brazos. Me sorprendí agradablemente por su afectividad.
Después de quince minutos de juego libre, el director, el señor Sarr, sale para pitar el comienzo de las clases. Los niños se colocan en fila delante de su profesor correspondiente. Cantan a coro una canción antes de entrar en clase, es un ritual bonito y les ayuda a empezar bien el día. Después empieza la distribución por clases. Cada grupo del nivel tiene su respectiva clase. El nombre de cada grupo era el de un animal (las hormigas, las termitas y las abejas). Yo trabajé con el grupo de las hormigas, con los niños que tienen más problemas mentales.
El día se divide en varias etapas. Primero las clases, luego un primer recreo, de nuevo las clases (esta vez un taller, sobre los colores, las formas geométricas, las canciones, las partes del cuerpo, etc). Después, la comida del mediodía compartida. Cada niño tiene su plato. Los profesores comen juntos. Se distribuye arroz a todos, y, sentados en un taburete pequeño, comemos todos del mismo plato según la tradición senegalesa. Después va la siesta (en teoría, porque siempre vienen niños a molestar a los que intentan dormir). Luego viene otro taller y el taller de música (tambor).
Mi papel en la escuela:
Estaba, como acabo de decir, de profesora en el grupo de las hormigas. Eramos tres en el grupo: la profesora principal, Aïda, mi amiga y yo. Encontré fácilmente mi lugar. Me sentaba al lado de los alumnos y hacía las actividades con ellos, como pedía la profesora. A veces tranquilizaba a Baye Diope, un alumno un poco hiperactivo que me hacía mucha gracia. Al final, me volví sin querer como su profesora particular. Era mi favorito, pero no hay que decir esas cosas...
También preparamos el espectáculo para representarlo en el hotel "le Méridien", un hotel de lujo en Dakar, porque habían invitado a los padrinos de los niños y era la oportunidad de enseñarles el progreso de los niños. Era divertido ver cómo los niños olvidaban todo de un ensayo para otro. Siempre había alguno que corría por todas partes o hacía tonterías. Pero bueno, al final la obra salió muy bien. Fue genial. Toqué un poquito el tambor.
A veces les ensañaba canciones a los niños. Muy sencillas, del rollo "tête, épaule ou genoux et orteilles" (una canción para aprender las partes del cuerpo) o la canción del "petit martien" (el marcianito). Eran momentos de muchas risas, los niños hacían normalmente los gestos pero decían cualquier cosa.
Algunas anécdotas...
En un taller de pintura, Khadim (en Senegal hay muchos nombres musulmanes) se me acercó sonriendo. Me giro y ¡paf! me esclafa su mano llena de pintura en la cara.
Incluso Baye Diope, mi niño favorito, del que os he hablado antes. Me estaba acariciando la mano con cuidado y de repente... ¡paf! Me retorció el dedo y la mano. Había que estar en guardia.
¡Id, voluntarios!
Si os gustaría ir de voluntarios a Dakar (Senegal), os gusta la enseñanza, los niños y tenéis paciencia de sobra, os aconsejo ir al centro Asedeme. Podéis contactar directamente con el director, el señor Sarr. Pero en vuestro lugar, llamaría antes que enviar correos porque todo va muy lento en Senegal y podríais recibir la respuesta al final de vuestra estancia.
Galería de fotos
Contenido disponible en otros idiomas
- Français: Le changement de travail: le centre Asedeme
- English: A change of work: Asedeme centre
- Italiano: Cambio di lavoro: il centro Asedeme
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