Rab

Entramos por fin en el pueblo medieval de Rab es una de las imágenes más espectaculares del norte del Adriático. Arrebujado en una estrecha península, levanta sus cuatro inconfundibles campanarios como signos de exclamación por encima de una maraña de edificios de piedra con tejados rojos. Colina arriba, partiendo del puerto, se extiende un laberinto de calles plagadas de ricas iglesias y preciosos miradores. Es una delicia perderse por los estrechos callejones y el sombrío parque Komrcar, al oeste del casco antiguo. En verano también se puede disfrutar de una dosis de cultura, ya que las iglesias suelen albergar conciertos y exposiciones. Tras empaparse del ambiente de la ciudad, se pueden realizar excursiones o tomar un taxi acuático a alguna de las numerosas playas y calas repartidas por toda la isla.

A 200 metros del casco antiguo se encuentra frente al puerto deportivo, al otro lado de la bahía. Las estrechas callejuelas ascienden desde tres ralles principales paralelas al puerto: Donja, írednja y Gornjaulica

A cinco minutos del casco antiguo hacia i norte se encuentra el nuevo centro comercial, Palit, con los grandes almacenes, algunas agencias de viajes y la estación de autobuses. El noroeste de la península lo ocupa el centenario parque Komróar, tocado por las playas del pueblo.

La mayoría de las célebres iglesias y campanarios de Rab están por Gornja Ulica, la calle superior que se convierte en Ivana Rabljanina al llegar a Kaldanac. Las iglesias suelen abrir únicamente para la misa de la mañana y de la tarde pero, aun cuando estén cerradas, la mayoría tienen rejas de metal que permiten echar un vistazo al interior desde la entrada principal.

Se puede empezar a explorar desde Trg Svetog Kristofora, cerca del puerto. A la derecha de la plaza, mirando hacia el casco antiguo, hay unafuentecon esculturas de las dos figuras míticas Kalifront y Draga. Cuenta la leyenda que el apasionado Kalifront intentó seducir a Draga, que había tomado votos de castidad. La diosa Diana, a la que había ofrecido Draga su pureza, la convirtió en una estatua de piedra para protegerla de su cortejador. Subiendo por Bobotine se puede hacer una pausa en la esquina de Srednja para admirar elpalacio Dominis,a la izquierda. Fue construido a finales del s. xv para una importante familia patricia que enseñaba al pueblo a leer y escribir en este lugar. Su fachada presenta ventanas renacentistas y un impresionante portal decorado con el escudo de armas de la familia. Si se sigue Bobotine y se gira a la derecha una vez arriba, se llegará a la capilla de San Cristóbal (Svetog Kristofora), que alberga una pequeña colección de antiguas piedras en sulapidarium.

Un pasaje cercano lleva al cuidadoparque Komrcar,estupendo lugar para refrescarse dando un paseo durante los cálidos días de verano. Para disfrutar de una bonita vista de las agujas de la iglesia y de la imponente cordillera de Velebit, a lo lejos, se pueden subir las escaleras que arrancan a la derecha antes de la llegada del parque hasta elmiradoren lo alto de la muralla. Siguiendo hacia el sur por Gornja se llega a laiglesia de San Juan(Svetog Ivana), que probablemente tuvo sus orígenes en la era precristiana. Queda poco de esta basílica románica, salvo el contiguo campanario,al que se puede subir (aunque los horarios de apertura son variables). Junto al campanario se encuentra laIglesia de la Santaruz(Svetog Kriza), con una cruz sobre la que se dice que lloró Cristo a causa de la conducta inmoral de la población. Actualmente acoge conciertos de verano durante las Noches Musicales de Rab.

Más allá, siempre por Gornja, se llega a Trg Slobode, donde aparece laiglesia de San Justino(Svete Justine) a la derecha. La iglesia (actualmente en obras) tiene un campanario que data de 1572 y una muestra de arte religioso. El imponente roble del centro fue plantado como símbolo de la liberación del yugo de los italianos en 1921. Vale la pena hacer una pausa en esta bella placita y disfrutar de las vistas del mar.

Pasada Trg Slobode se puede seguir a la derecha y, a mano derecha, se puede ver el monasterio benedictino fundado en el s. XI y, al lado, la románica iglesia de San Andrés(Svetog Andrije), con el campanario más antiguo de Rab. El campanario más alto (y uno de los más bonitos de toda la costa croata) aparece a la derecha. Originario del S.XIII,este campanario de 26 m culmina en una pirámide octogonal rodeada de una balaustrada, y presenta una cruz con cinco pequeños globos y relicarios de varios santos. Desde arriba hay buenas vistas de los tejados del casco antiguo y del mar. En el extremo del cabo se alza laiglesia de San Antonio(Svetog Antuna), barroca, con incrustaciones de mármol y una escultura de San Antonio decorando el altar. Al lado hay un convento de monjas franciscanas que atienden el jardín, elaboran manteles de encaje con fibras de agave.

Cada verano durante unos días Rab regresa a la Edad Media con la Feria de Rab,los lugareños se visten de época y el pueblo se llena de vida con tambores, procesiones, fuegos artificiales, danzas medievales y competiciones de tiro al arco. Esta tradición, celebrada entre el 25 y el 27 de julio, conmemora la liberación de Rab del dominio veneciano en 1364 y honra a su patrón, San Cristóbal.

Las Noches Musicales de Rabtienen lugar de junio a septiembre y se estructuran alrededor de los conciertos celebrados los jueves por la noche(21.00)en la iglesia de la Santa Cruz. Las entradas se ponen a la venta una hora antes de los conciertos.

En el pueblo de Rab y sus alrededores se puede encontrar de todo, desdecampingsa hoteles caros. La mayoría de los hoteles ycampingsde la isla están gestionados porImperial.Las agencias de viajes pueden encargarse de buscar habitaciones en casas privadas, con precios variables por habitación doble en temporada alta. En verano se cobra un recargo por estancias de menos de tres noches.

La gastronomía de la isla se centra en el pescado fresco, el marisco y la pasta. La calidad y los precios no suelen variar mucho, y los restaurantes están dirigidos sobre todo a los veraneantes.

El Riva tiene mesas en el puerto, una terraza cubierta decorada con redes y con ambiente, y un pequeño comedor interior de piedra. El menú se centra en el pescado y el marisco, pero también hay algunos platos de carne.

El Santa Maria tiene unfresco patio de piedra y la terraza superior son lo más destacado del Santa Maria, y la comida tampoco está mal. Se puede optar por el filete de atún o tiburón, la lasaña de marisco o alguno de sus muchos platos de carne. Hay un bar coctelería al lado que abre hasta las 2.00.

Hay un supermercado a la entrada del pueblo, en Setaliste Markantuna.

Disfrutar chavales, un saludo.