Día 5. Isla de Hvar

Publicado por flag-es Irene Reche — hace 5 años

Blog: Viaje por los Balcanes
Etiquetas: flag-hr Blog Erasmus Croacia, Croacia, Croacia

¡Hola de nuevo! Hoy vengo a contaros uno de mis destinos favoritos de todo el recorrido: la Isla de Hvar, una isla del Adriático con gran atractivo, no solo por ser una parte de Croacia con muchísima historia sino también por tener unas vistas espectaculares y unas playas de agua cristalina en las que puedes darte un chapuzón tranquilamente.

Empezamos el día dirigiéndonos hacia el puerto de Split, donde después de esperar una media hora aproximadamente, embarcamos en el catamarán que nos llevaría a la isla. Para aquellos que se marean normalmente en los barcos, como me pasa a mí, tengo una buena noticia que contaros y es que con este catamarán no tendréis ningún problema, ya que al ser tan grande no se mueve casi. Se tarda una hora y poco en llegar a la isla y yo aproveché para dormirme un ratito, ya que durante la noche, dado que nos despertábamos a las siete o siete y media si había suerte, no es que durmiese mucho.

Llegamos al puerto de Hvar, donde pude hacer esta foto del puerto que espero que os guste: 

Día 5. Isla de Hvar

Empezamos la visita en la plaza principal de Hvar, donde habíamos quedado con la guía que nos llevaría por las calles de la isla y nos iría explicando los distintos monumentos de la misma. La ciudad tiene una mezcla de distintos estilos arquitectónicos, destacando sobre todo el gótico y el renacentista. De este último es la catedral de San Esteban, en la cual no pudimos entrar por falta de tiempo pero cuyo exterior era bastante bonito. Andando por las callejuelas nos fuimos encontrando, entre otros edificios, con el Convento de los Franciscanos y el Teatro Antiguo, edificios muy antiguos cuya belleza reside precisamente en su antigüedad.

La ciudad de Hvar es bastante pequeñita, por lo que en una hora más o menos ya habíamos terminado la visita y teníamos tiempo libre hasta la hora de comer. En este tiempo, había principalmente dos cosas que hacer:

Por un lado, para los más curiosos, estaba la opción de subir a la fortaleza La Española, que rodea toda la ciudad. Se puede subir andando y se tardan unos veinte minutos o media hora, sin embargo, para aquellos que sean un poco más perezosos, existe la posibilidad de subir en taxi. Esto cuesta unas cien kunas y se tarda menos de cinco minutos en llegar a la cima. Desde arriba se observar maravillosas vistas de toda la ciudad. Yo no subí porque prefería el plan número dos que os contaré a continuación, sin embargo mi madre me dijo que merecía la pena. Aquí os dejo una de las fotos que me mandó para que podáis juzgar vosotros y decidir si queréis subir o no:

Día 5. Isla de Hvar

Por otro lado estaba mi plan preferido, al cual no pude decir que no: ir a la playa. Andando por el puerto y por una especie de paseo marítimo te vas encontrando con pequeñas calas de rocas en las que pasar un rato. Normalmente cada una de ellas tiene un propietario y en la playa tiene colocadas distintas hamacas que se alquilan por unas cuarenta y cinco kunas, creo recordar. Sin embargo, nosotros tuvimos suerte y nos salió gratis, y es que sin planearlo, nos metimos en la playa de la que había sido nuestra guía durante la hora anterior, y cuando nos vio allí nos dijo que nos dejaba estar sin pagar. Nos salió bien la jugada, la verdad.

Estuvimos disfrutando del baño: saltando desde las rocas al agua, saliendo, y volviendo a saltar. Así nos tiramos un buen rato hasta que nos cansamos y tomamos el sol un ratito. Después, llegó la hora de comer y volvimos al centro de la ciudad.

El restaurante en el que habíamos reservado se llamaba Mizarola y está situado a unos cinco minutos de la plaza principal, en una de las calles que sube hacia la muralla. No era justo esta calle en concreto, pero era muy parecida:

Día 5. Isla de Hvar

En cuanto a este restaurante, por suerte  tenían los ventiladores a máxima potencia y no pasamos el calor que habíamos pasado el día anterior. Nos pusieron de comer arroz con marisco y de verdad, uno de los mejores arroces que he probado en mi vida. Estaba de muerte, totalmente recomendable.

Después de comer, nos fuimos a tomar un café con hielo a una de las terracitas que había también cerca de la plaza, que era muy baratita y tenía unas vistas muy monas a la ciudad. Desgraciadamente no me acuerdo del nombre del sitio, pero había una gran variedad de ellos y casi todos eran muy parecidos. Nos preparamos así para volver después de una media hora al puerto donde cogeríamos el barco que nos traería de vuelta a Split.

Al llegar al puerto, estuvimos visitando Split durante una hora y media, sin embargo, fuimos con calma porque al día siguiente teníamos la visita guiada en ese mismo sitio. Aprovechamos para subir a la torre, desde la cual se puede ver todo Split. Para que os hagáis una idea de cómo es os dejo por aquí una foto que espero que os guste tanto como me gustó a mi.

Día 5. Isla de Hvar

Nada más acabar la visita, volvimos al hotel, pero no sé si os acordáis que en el post anterior os conté que la cena dejaba mucho que desear. Por esta razón, decidimos ducharnos y salir a cenar fuera. Como nuestro hotel estaba en Trogir y andando al centro eran unos veinte minutos, decidimos ir a ese pueblo a cenar. Después de buscar y rebuscar entre todos los sitios que había, nos sentamos en una pizzería baratísima, donde todas las pizzas costaban entre ocho y diez euros, algo que no es habitual en Croacia. Yo creo que esto fue así porque Trogir no es una de las ciudades más turísticas del país.

Día 5. Isla de Hvar

Después de cenar, anduvimos un poco por la ciudad para aprovechar y ver alguna que otra cosilla mona. Además, fuimos a tomar el postre a una heladería que nos habían recomendado: la heladería Bella. Estaban ricos, pero tampoco eran como para recomendarlos. Por ejemplo, una heladería que sí recomiendo es en la que estuvimos en Ljubiana, que no sé si os lo había contado, pero en el paseo que hay al lado del río hay una heladería que siempre tiene muchísima cola. Con razón. Los helados que venden allí son de los mejores que he probado en la vida, y os aseguro que tengo experiencia en esto de probar helados…

Volviendo a donde estábamos, después de tomar el postre estuvimos un ratillo en la terraza disfrutando del ambiente nocturno de la ciudad y nos volvimos para el hotel para prepararnos para el día siguiente, el día sexto de esta aventura, el Ecuador del viaje…


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