Día 4 (mañana). Zadar

¡Hola a todos de nuevo! Hoy vengo a contaros un nuevo día en este viaje y es que la mañana del cuarto día la dedicamos a ver una de más ciudades más bonitas de todo el recorrido, a mi modo de ver: Zadar. Es una ciudad que se encuentra en el centro de Croacia, por lo que no tardamos mucho en llegar desde el destino anterior, y además, como teníamos el hotel allí, pudimos llegar al centro de la cuidad en unos quince minutos aproximadamente.

Antes de empezar a contaros todo lo relativo a la visita de la ciudad de Zadar, quiero que sepáis algo que me hizo mucha ilusión, como buena gran fan del fútbol que soy, y es que de esta ciudad provienen, entre otros, los jugadores croatas Luka Modric y Zime Verslko. Lo de Modric me interesaba un poco menos porque yo soy atlética, pero saber que aquí nació una de las estrellas del equipo croata que además es (o por lo menos lo era hasta hace un mes) atlético me encantó.

De hecho, y en relación con esto, aprovechamos mi amiga y yo para comprarnos la camiseta de la selección croata de estos jugadores, ella la del madridista y yo la otra. La verdad es que se nota que es una ciudad futbolera porque hay muchísimas tiendas que venden las equipaciones, bufandas, recuerdos en relación al fútbol... En definitiva, un paraíso para los futboleros y futboleras como yo.

Dejando de lado esta pequeña anécdota, comienzo ahora a contaros un poquito de información que nos dio la guía en relación a la ciudad, algunos datos que creo que pueden ser interesantes y sobre todo la organización del recorrido y la visita.

Zadar es una ciudad que a decir verdad, a mí personalmente me sorprendió muchísimo, porque a pesar de no ser una de las ciudades más turísticas del país como podrían ser Dubrovnik o Split, tiene un encanto especial que estos focos turísticos no tienen. 

La cuidad es bastante pequeñita y eso hace que sea fácil ver en ella las cosas más características de la Costa Dálmata en no demasiado tiempo. Como ya sabéis, cuando se organizan este tipo de viajes en los que quieres ver muchas cosas en poco tiempo, las visitas de las ciudades suelen durar entre una hora o dos, y en este caso, en ese tiempo te da tiempo a apreciarlo todo con calma.

Además, algo que me encantó es que casi no hay gente en comparación con otros lugares de la zona, y eso se agradece ya que puedes hacer tranquilamente una foto sin que te salgan por detrás un montón de viajeros.

La ciudad es súper antigua, de hecho, tiene más de tres mil años de antigüedad y lo más característico de ella son las murallas que rodean la ciudad y que permiten ver las distintas épocas por las que ha pasado. En el interior se pueden observar monumentos de distintos estilos arquitectónicos como el gótico, el barroco o el renacentista, y sobre esto profundizaré a continuación según os vaya contando el recorrido que hicimos.

Empezamos la visita en la puerta de Zara, por la cual entramos a la ciudad para empezar a recorrer sus calles empedradas, donde la mayoría de casas tienen un aspecto similar con los tejados rojos, lo que da uniformidad a la cuidad. Esto, a mi modo de ver, aunque es menos variado, le da un toque súper bonito. 

Esta puerta también se conoce como Puerta de Terrafema y fue construida hace más de cinco siglos, cuando los venecianos estaban en la ciudad. Por ello en la parte de arriba se puede observar el León de San Marcos, que es el símbolo de Venecia. Tenéis una foto de esta puerta en el post anterior en el que os hablaba de la visita a Zadar de noche.

A continuación seguimos dando un paseo hasta llegar a la calle principal de la ciudad. En ella se encuentran la mayoría de edificios emblemáticos y delante de cada uno de ellos la guía aprovechaba para explicarnos un poco de la historia de Croacia, sin embargo creo que esto no es necesario contarlo aquí.

Andando por la cuidad llegamos a la Iglesia de San Donato, que tiene una planta circular que llama muchísimo la atención. Está considerada una de las iglesias prerrománicas más importantes de Dalmacia y cabe destacar que actualmente no se encuentra igual que en su momento de construcción.  Con el paso del tiempo se han ido añadiendo distintas edificaciones que han impedido que se conserve su apariencia original, y además, algo original es que actualmente se utiliza para dar conciertos. Sin embargo, a pesar de todo esto, a mí me gustó muchísimo. 

Siguiendo con las iglesias, también pudimos ver la Iglesia de Santa María después de observar el museo arqueológico de la ciudad, aunque solo por fuera porque no tuvimos tiempo para entrar. Justo enfrente encontrábamos esta iglesia ortodoxa que guarda muchísimos objetos históricos de la cuidad. Además, en el exterior de la iglesia podemos encontrar los restos del foro Romano de Zadar, uno de los monumentos más destacados de la ciudad y que sin duda no te puedes perder. En este foro se puede observar con claridad las distintas partes que lo conformaban, incluyendo las termas o baños romanos.

Tras visitar esta iglesia tuvimos tiempo para ver alguna callecita más y entrar en las tiendas de souvenirs, hasta que después de un rato llegamos a la Catedral de Santa Anastasia. Antes de nada, quiero recordaros que en Croacia, y en especial en Zadar, son muy estrictos con la vestimenta que se debe llevar para entrar en las catedrales. No se pueden llevar tirantes ni pantalones o faltas que lleguen por encima de las rodillas. Hasta que la guía nos explicó estas normas ese mismo día, yo no lo sabía y cómo llevaba unos pantalones cortos no pude entrar para admirar el interior. Sin embargo, la gente que entró comentó que era muy bonita. 

Esta catedral fue construida entre los siglos XII y XV sobre una antigua basílica y es de estilo románico tardío. Se pueden ver dos rosetones enormes en su parte frontal y distintas figuritas a modo de esculturas. Además, cuenta con un campanario que se puede ver desde cualquier punto del casco antiguo y que a su vez, por lo que me han dicho, permite tener unas vistas de la ciudad increíbles.

Finalmente, terminamos la visita en la Plaza de los Cinco Pozos desde donde pudimos ver la torre medieval ya que se encuentra a su lado.

A modo de curiosidad, cabe destacar que además de la ciudad en sí misma y los monumentos destacables que os he contado anteriormente, si tienes tiempo suficiente, al rededor de la misma hay distintos parques nacionales (creo recordar que eran cuatro pero no estoy totalmente segura) que seguro que merece la pena visitar. Yo de hecho, cuando vuelva a Croacia, porque volveré seguro, vendré a alguno de estos parques.

Tras terminar la visita, dimos un pase al lado del mar y vimos la escultura de Spiridon Brusina que se encuentra en el Paseo Marítimo. Aprovechamos este momento para darnos un baño en la zona cercana al órgano marino del que os hablaba en el post anterior, y que se encuentra al final del paseo. El mar en esta zona es completamente cristalino y si a esto le juntas el calor que hacía, el baño nos sentó de maravilla. 

Tras esto, cogimos el autobús para dirigirnos hacia nuestro siguiente destino: Šibenik, y sobre esto hablaré en profundidad en el siguiente post...

¡Por cierto! Lo siento mucho por la calidad de estas fotos, pero las hice con la cámara y no tenía modo de pasarlas al teléfono. Por eso he optado por hacer “una foto de la foto” y de ahí la mala calidad. Igualmente, creía que era importante ponerlas para que así pudieseis apreciar la belleza de este lugar.

Y ahora sí, ¡hasta la próxima!

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