Como, Bellagio y Varenna

Publicado por flag-es Yaiza Martinez Cano — hace 6 años

Blog: Erasmus por ITALIA
Etiquetas: flag-it Blog Erasmus Como, Como, Italia

Como, Bellagio, y Varenna:

A una hora en tren de Milán se sitúa Como, una pequeña ciudad que se encuentra bordeando el lago que tiene su nombre. Nos encontramos en la parte más norte de Italia, a los pies de los Alpes. Por suerte, aunque el día se levantó un poco nublado, al final acabó saliendo el sol tan radiante como en un día de verano, por lo que esta vez el tiempo no hizo de nuestro viaje una pesadilla.

Visitamos, además del puerto, la Catedral de Como y la iglesia de San Fedele, tres lugares que se deben visitar sí o sí cuando se llega a un sitio tan especial como este. Por otro lado como era temprano otra cosa que también visitamos fue el McDonald’s, si, para un café con agua de fregar de esos que son especialidad en estos locales.

Como, Bellagio y Varenna

Como, Bellagio y Varenna

¿Cómo describir el lugar? Inicialmente me pareció un pueblo tranquilo, que llegaba a ser incluso un poco decadente, pensamiento que luego me cambió ya que creo que esas primeras opiniones eran también motivadas por el hecho de que había nubes y caían pequeñas gotitas de agua. (No me gusta viajar con lluvia y sí, sé que es una tontería, pero la verdad es que los viajes con sol son para mí los mejores). Sin embargo a medida que avanzaba la mañana la cosa se iba poniendo siempre mejor.

Como, Bellagio y Varenna

Desde Como compramos el billete de autobús hasta Bellagio, un recorrido a lo largo de la ladera de la montaña donde los pasajeros que se sienten en el lado izquierdo serán los que mejores vistas tengan durante el recorrido hacia otro de los pueblos que rodean este precioso lago y que hacen de su entorno un lugar único. Las callecitas estrechas, las personas tranquilas que pasean por las calles inmersas en sus quehaceres, los comercios abiertos al público desde las primeras horas de la mañana… todos esos pequeños detalles que hacen que este lugar sea uno de los más visitados no solo por los viajeros que buscan la tranquilidad en un entorno diferente, sino también por las personalidades de hoy día. Leí hace poco en una revista que famosos como George Clooney o Madonna han pasado en algún momento por todos estos pequeños pueblos por los que ese día, las que paseábamos éramos nosotras.

Como, Bellagio y Varenna

Como, Bellagio y Varenna

Como, Bellagio y Varenna

Las vistas eran impresionantes, sobre todo cuando nos asomábamos a alguna callecita estrecha que daba al lago. Era mágico.

Sin embargo, no podíamos pararnos mucho tiempo puesto que nuestro objetivo era llegar a Varenna para coger el tren de vuelta a Milán desde allí.

Para llega a Varenna tomamos entonces un ferry cuyo ticket compramos allí mismo, en el puerto del mismo Bellagio que nos llevó hasta donde deseábamos. El trayecto era precioso, las vistas hacia las montañas que entraban de golpe en el lago, el viento en la cara, los pájaros que volaban por encima de nuestras cabezas y el agua que se encontraba calmada como una balsa de aceite era de la misma tonalidad de azul que las sombras de las colinas y el cielo. Un espectáculo digno de ver por cualquier persona a la que le guste la naturaleza.

Nos acercábamos cada vez más al pueblo de Varenna, y cuando no sabía que la cosa podía mejorar, lo hizo. El pueblo comenzó a asomar por detrás de una de esas colinas de las que hablaba, los tonos anaranjados de unas casas y los amarillentos de otras contrastaban con el verde de las montañas y el azul de las montañas y el cielo generando así una armonía y equilibrio no solo impecables, sino también impactantes.

Como, Bellagio y Varenna

Como, Bellagio y Varenna

Como, Bellagio y Varenna

El paseíto se acabó y el barco abrió sus puertas para dejar a los pasajeros salir hacia el puerto de Varenna. Paseamos, sacamos fotos, investigamos el lugar y finalmente llegamos hasta un sitio mágico donde nos acabamos de enamorar del pueblo. Era una callecita pequeña y estrecha que desembocaba en un pequeño trozo de playa natural donde en el momento justo en el que aparecimos allí nos encontramos con el sol de media tarde en frente.

Aprovechamos para descansar un poco y finalmente unos minutos después tuvimos que irnos para llegar hasta la estación de tren y así volver de nuevo a Milán.

Fue un viaje corto pero intenso, tres pueblos en un solo día no dan para mucho más que un paseo y un poquito de relax en algún banquito perdido y con buenas vistas, pero aun así merece mucho la pena llegar hasta estos rincones escondidos de la Italia.


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