La tierra de los osos

¡Hola a todos!

Ha llegado el momento de que os hable del lugar más especial de Rumanía. Al menos en mi opinión, de una belleza sin parangón. Me trae recuerdos de mi infancia y temprana adolescencia. Aquellos años en los que mi familia era más joven y gozaba de mayor vitalidad. Recuerdo nuestras rutas por las montañas, lejos de los caminos turísticos, de cómo nos comíamos el mundo y estábamos llenos de optimismo y felices de estar juntos. Creo que toda familia tiene ese añorado retiro de verano, un lugar al que siempre se puede volver y sentirse único. Para mí, ese lugar en el que me siento uno con mi familia y entro en comunión con la eterna naturaleza, no es Cluj-Napoca. Al contrario, os estoy hablando de un balneario en los Cárpatos orientales, el lugar al que mi familia y yo íbamos todos los veranos. Cluj es mi ciudad de nacimiento y donde he vivido casi 20 años de mi vida; pero, si tuviera que decir cuál es el lugar que ha tenido más impacto en mi vida y donde me siento eterna y en completa libertad, diría Baile Balvanyos, el balneario de Balvanyos.

No solo es un balneario desconocido para los Erasmus, los rumanos tampoco han oído hablar de él. No creo que sea un mal lugar, pero gracias a ello Balvanyos ha preservado su autenticidad y hoy todavía sigue siendo un lugar especial sin influencia humana o sin haber sido invadido por turistas. Espero que siempre se conserve tal y como era 10, 20 o 30 años antes. Mis padres solían venir a Balvanyos a hacer senderismo y al balneario cuando eran jóvenes, por eso siento un gran vínculo con este lugar. El tiempo en Balvanyos no va ni adelante ni hacia atrás. En este artículo intentaré poner en palabras lo increíble que es este lugar.

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Balvanyos está a 6-7 horas en coche desde Cluj. Además se puede ir en tren, aunque solo va hasta la estación Tusnad Bai. De ahí tendréis que andar 1 hora y media más o menos o hacer autoestop. Recomiendo Balvanyos y su región a aquellos que viajar y descubrir nuevos lugares, esa gente con vena de turista que no tiene miedo a ruidos en el bosque o a la oscuridad, a no tener Wi-Fi o a que haga mucho calor o que no haya agua caliente. Balvanyos es para la gente a la que le gusta la aventura y que no tenga problemas a estar compartiendo el lugar con osos.

El camino hasta Balvanyos es largo, pero merece la pena. En coche, poco a poco iréis acercandoos a la región de Szeklers, una región en la que la mayoría de la población es de raíces húngaras a pesar de vivir en el centro de Rumanía. Primero os daréis cuenta por los nombres de ciudad húngaros, luego por las tiendas y los anuncios escritos en húngaro. Poco a poco todo rastro rumano desaparecerá y os veréis rodeados de hablantes de húngaro. Entre Cluj y Balvanyos encontraréis algunas ciudades conocidas como Sovata, Praid y los pueblos y ciudades de Szekler. Según os vayáis acercando más y más de los Cárpatos orientales, empezaréis a cruzaros con más manantiales de agua potable por el camino. Viajar a Balvanyos con mi familia siempre ha sido una desintoxicación a base de agua; os hablo de al menos una semana bebiendo agua de manantiales ricos en hierro y otros minerales. Homorodalmas o Korond son dos pueblos conocidos por sus manantiales de buenísima calidad. La atracción principal de Sovata es el lago de los osos, el lago salado y heliotérmico más grande de Europa. Praid es un municipio justo al lado de Sovata, construido encima de una mina de sal.

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Esta misma mina de sal es visitada cada año por miles de turistas y otra gente en busca de tratamiento para sus problemas de pulmón. Tanto Sovata como Praid y los demás pueblos de Szekler son visitados por turistas de todo el mundo, pero Balvanyos no es tan conocido como estos lugares.

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Después de dejar atrás los municipios de Szekler y las montañas Harghita, se llega a la región de Covasna. Una región en la que os encontraréis rodeados de bosques de pinos, montañas y caminos tortuosos. Aquí no vive mucha gente y veréis pocos signos de actividad humana, salvo algunas casas de fin de semana, hostales o cámpines. ¡Parece un paraje de una película de miedo! ¡Tranquilos que no lo es! Es más bien una oportunidad única de estar en contacto con la naturaleza. Antes de llegar a Balvanyos tenéis que pasar por Tusnad. En mi opinión, es el hermano pequeño de Balvanyos. La única diferencia entre las dos localidades es que Tusnad tiene más habitantes. La gente vive aquí todo el año, mientras que Balvanyos es un balneario de verano. Tusnad es un pequeño pueblo bañado por el río Olt. Tusnad también tiene un baño termal con unas propiedades características de la región volcánica: minerales como azufre, hierro, cobre y otros con efectos positivos en el sistema motor y los órganos. Las aguas de Tusnad también son muy saludables. Cerca del pueblo hay un sendero para turistas que lleva directamente a una cueva de azufre.

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Parece ser que entrar en la cueva y echar unos 15-20 minutos dentro tiene efectos positivos en la salud, la circulación y el metabolismo de nuestro cuerpo. El nombre de la cueva es "Budos Barlang" (cueva fétida) por su olor a azufre; no obstante, no os amedrentéis por su olor y aprovechad a entrar a este lugar único en el mundo con un color muy especial. Por último, está el festival anual que se organiza cerca del río Olt y del bosque. Es un festival de música tradicional húngara y otras actividades culturales. El ambiente de este festival es espléndido, después de todo se celebra en mitad de las montañas.

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Lo que más me gusta de Balvanyos es que no ha sufrido los efectos de la modernidad. A excepción de algunos leñadores que talan árboles de manera ilegal, Balvanyos sigue siendo una zona salvaje y tan impoluta como hace décadas. Balvanyos nunca se ha aprovechado de sus calidades únicas y siempre se ha mantenido modesta. Por un lado, esto tiene sus desventajas: ir en coche a Balvanyos puede ser muy peligroso con una carretera llena de baches. Luego no hay tiendas y las calles ni siquiera están asfaltadas. Pero para seros sincera, no me molesta ni lo más mínimo. Por lo menos este territorio de los Cárpatos orientales se ha mantenido virgen y salvaje. Si contáramos las veces en las que el ser humano se ha entrometido y ha llevado todo al colapso... Hemos llegado a hacer mucho daño a la naturaleza. Pero Balvanyos no le tiene miedo a los humanos, aquí la naturaleza ejerce su dominio y la gente no tiene nada que decir frente a su voluntad suprema.

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Antes de llegar a Balvanyos tendréis que pasar por los caminos tortuosos. La carretera que conecta Balvanyos a Tusnad está llena de tesoros, de misterio y de vistas únicas. Por ejemplo, está el lago Santa Ana y la ciénaga de Mohos, ambas reservas naturales. El lago Santa Ana es el único lago volcánico de Europa Centro-Oriental. Mohos es un páramo que se extiende a lo largo de un gran territorio y también el hogar de una planta carnivora única en todo Europa del Este. El lago es apto para tomar el sol, relajarse o nadar. Hay una capilla cerca del lago lo que le confiere al lugar una majestuosidad y misteriosidad añadidas. No son pocas las veces que me habré bañado en este lago con mi familia. A menudo veíamos osos visitar el lago, andar alrededor de la capilla o meterse al agua para refrescarse. Encontrarse con osos en los Cárpatos no es nada raro. De hecho, los osos se acercan de las basuras y contenedores en busca de comida. Aquí, ellos son los amos del lugar y los turistas los "intrusos" extranjeros.

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Tampoco es nada raro oír a los osos merodear por ahí. Nunca han llegado a atacarnos, tan solo los hemos visto un par de veces desde la seguridad de nuestro coche o nuestra casa de fin de semana; eso sí, es mejor no encarárseles y tener cuidado a partir de las 7 de la tarde. El misterio de Balvanyos viene de las historias de miedo que cuentan los turistas y algunos locales que viven en las montañas sobre los osos. Los osos se dedican a cazar ovejas, cerdos y vacas... los humanos no somos su plato favorito.

En Balvanyos hay un gran redil en el que los ganaderos producen sus productos lácteos. Ese precisamente es el lugar más reclamado por los osos hambrientos. Por regla general, todos los osos que he visto son tímidos y modestos. Tienen hasta miedo de las luces de coche y los ruidos. Miedo de los humanos. Creo sinceramente que no quieren hacer daño a los humanos, salvo que tengan que protegerse a ellos mismos: si se sienten amenazados o si sus crías están en peligro, actuarán en consecuencia.

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Sabed que alquilar una casa de fin de semana en Balvanyos es una opción barata y además muy confortable. En mitad del municipio encontraréis un bonito motel donde cocinan comida tradicional húngara y hay juegos de dardos y billar. Eso sí, no os recomiendo acampar al aire libre por el peligro de los osos. Durante el día, se suele visitar el castillo de Balvanyos o al menos lo que queda de él. El castillo está en la cima de una colina que tiene unas vistas espectaculares desde arriba. Otra destinación muy común son los spa de Balvanyos. O una colina en la que hay muchos manantiales. Encontraréis estanques naturales de agua mineral con azufre, cobre, aluminio o hierro. Algunos tienen efectos positivos para nuestros ojos, dientes, pies, arterias o venas. El agua de cada uno de estos manantiales sale directamente del suelo gracias a la actividad volcánica. Normalmente suelen estar bastante frías, pero una vez habéis entrado ya se pasa la sensación. El agua os rejuvenecerá el cuerpo y la mente.

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Por último, pero no menos importante, están las llamadas mofettas, unas pequeñas cabinas bajo suelo llenas de vapor de dióxido de carbono y otros gases resultantes de la actividad volcánica. En comparación con las aguas, las mofettas ofrecen un lugar más cálido en el que podréis sentaros o estar de pie mientras vuestras venas se dilatan y vuestra circulación sanguínea mejora. Lo único a tener en cuenta en la cueva de sulfuro y en las mofettas es no hacer ningún movimiento brusco. El dióxido de carbono y los demás gases pueden alterarse y concentrarse y llegar a causar problemas de respiración. Por eso no encontraréis ningún ser vivo por debajo del nivel de las cuevas y las mofettas, no hay oxígeno.

Balvanyos es el destino perfecto para aquellos que quieran recibir un tratamiento para sus problemas de salud o simplemente recargar las pilas. También es apto para los amantes de las aventuras. ¡No hay otro lugar en el mundo como Balvanyos!

Gracias por vuestra lectura, Dora.

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