Primeros Días. Callejeando la ciudad.

Despues de adaptarse y tras el paso de los primeros días, ya estaba asentado en la ciudad. Ya conocía la Universidad, los compañeros de clase y demás compañeros Erasmus con los que iba a convivir durante todo el año.

Para empezar, Clermont-Ferrand no es una ciudad especialmente turística, pero destaca notablemente su catedral gótica por varios aspectos: se sitúa en centro y en el punto más alto de la ciudad, visible desde prácticamente cualquier punto de la misma; su color negro, lo que la hace una catedral gótica singular (este color se debe a que para su construcción se utilizó piedra volcánica de los alrededores de la ciudad).

Desde la misma y en su punto más alto, está permitido subir a las torres para poder observar una panorámica perfecta de la ciudad clermontiana.

También, podemos descatar en sus alrededores la Plaza de la Victoria y el Ayuntamiento, en pleno casco histórico de la ciudad. Un poco más retirada del centro pero sin alejarnos mucho de la catedral encontramos la Basílica de Notre-Dame-du-Port, declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO.

Otros lugares donde podemos relajarnos es Lecoq, es un jardín/parque de grandes dimensiones en el centro de la ciudad, donde se puede leer o pasar un buen rato con los amigos rodeados de naturaleza.

También, bajando por una de las calles de la Catedral llegamos hasta la plaza de Jaude, la más grande la ciudad y rodeada de cafeterías, tiendas, un centro comercial... y el punto más transitado de la ciudad.

A continuación, pueden ver alguna foto de los distintos lugares que he nombrado.