Un sábado en Cádiz
¡Muy buenas a todos! Ayer, os hablé sobre mi Escapa de un día a Córdoba en la que pasamos un sábado descubriendo su centro histórico. En esta entrada del blog sobre ciudades o sitios de España, vengo a contaros mi viaje de un día a Cádiz, o como la llaman los gaditanos, la Tacita de plata! Mi amigo y yo fuimos en coche desde Sevilla y estuvimos visitando un día esta ciudad que nos enamoró por completo. Por ello, en este post os hago una miniguía sobre lo que hicimos nosotros para que si alguna vez venís a Cádiz tengáis un itinerario a seguir con los puntos de interés más importantes de la ciudad.
Itinerario de un día por Cádiz
Mi amigo y yo salimos de Sevilla sobre las nueve y media de la mañana y llegamos a Cádiz sobre las once. Para los que hagáis este trayecto, os doy una buena noticia y es que la autopista Sevilla-Cádiz desde el 1 de enero es completamente gratuita, por lo que el viaje en coche os podría salir más económico.
Tras este dato adicional, sigo contándoos nuestra experiencia por la ciudad gaditana. Si pensaba que buscar aparcamiento en Sevilla era una locura, en Cádiz lo es aún más, ya que todas las plazas de coche disponibles en las avenidas o calles cerca del casco histórico están ocupadas, por lo que es una misión prácticamente imposible. Nosotros tuvimos suerte y aparcamos en la Avenida de Andalucía, cerca de la Estación de autobuses, y desde ahí fuimos hacia el centro, que estaba a unos quince minutos andando.
Nuestra primera parada fue el Teatro Romano, que me llamó la atención bastante ya que me lo esperaba mucho más pequeño. La entrada a este teatro y a su museo es gratis, por lo que si vais con tiempo no dudéis en visitar este monumento. Justo al lado, nos encontramos con el Arco de los Blanco, una antigua muralla que pertenecía a una familia importante llamada Blanco, de donde proviene su nombre. Pasamos por debajo de esta, y continuamos callejeando hasta llegar a la Plaza de San Juan de Dios, la más importante de Cádiz.
Arco de los Blanco
Se trata de una zona peatonal con mucha vida al estar ubicada en pleno casco histórico de la ciudad y rodeada de bares o restaurantes. En esta plaza podemos encontrar también el Ayuntamiento, la iglesia de San Juan de Dios que da nombre a la plaza, una enorme fuente situada en su centro, y muchas palmeras en sus extremos que adoran esta zona tan agradable para pasear o tomar unas cervezas. Además, el día que estuvimos visitando Cádiz, en esta plaza había también un mercado donde se vendían productos artesanales, libros o pinturas.
Continuando por una de sus bocacalles, andamos un par de minutos hasta que nos encontramos de frente con la Catedral de Cádiz, sin duda el monumento más famoso e importante de toda la provincia. La fachada de este edificio es imponente y sin duda su cúpula de color dorado una obra de arte. El interior, más de lo mismo, aunque para acceder a la catedral tuvimos que pagar 4 euros, la tarifa para estudiantes menores de 25 años, que incluía también la subida a la Torre del Reloj, desde donde apreciamos unas vistas increíbles de la ciudad desde las alturas, viendo el mar a lo lejos, las casas blancas, etc.
Tras añadir a la lista la catedral, seguimos perdiéndonos por las calles gaditanas, pasando por la Plaza de las Flores que está llena de puestos ambulantes en los que se venden plantas y flores, de ahí su nombre. Atravesando esta pequeña plaza llegamos al Mercado Central de Abastos, un buen sitio para probar los productos locales, como es el pescado que al ser fresco está riquísimo. Nosotros no teníamos apetito todavía, así que solo dimos una vuelta por el mercado y proseguimos.
Nuestra siguiente parada fue la Torre Tavira, una antigua fortificación de vigilancia. Su mayor atractivo es la Cámara Oscura, ya que según leí en una de las guías que cogimos en la oficina de turismo, gracias a un efecto óptico se puede disfrutar de las vistas panorámicas de Cádiz en 360º, una auténtica pasada. Si bien recuerdo, la entrada para estudiantes costaba unos cinco euros aproximadamente, pero por falta de tiempo no pudimos subir, aunque todo el mundo que conoce esta ciudad lo recomienda.
Luego, continuamos todo recto hasta la Plaza Fragela, donde está situado el Gran Teatro Falla, otro de los atractivos más importantes de la ciudad, sobre todo en el mes de febrero ya que aquí se celebra el concurso de carnavales, en el que los participantes de cada grupo interpretan chirigotas o comparsas inventadas por ellos mismos. Si tenéis la oportunidad de visitar Cádiz durante los carnavales, no dudéis en hacerlo ya que la ciudad se convierte en una fiesta durante un mes.
Dejamos atrás el Teatro Falla y llegamos hasta el parque Genovés, que lo encontramos por casualidad y no nos pudo parecer más precioso, lleno de árboles cortados con formas diferentes, y con una cascada que desemboca en un lago. Este parque está justo al lado del paseo marítimo, por el que estuvimos paseando con vistas al mar y visitando otros puntos turísticos de esta ciudad andaluza, como el Castillo de Santa Catalina, el que solo vimos su fachada de pasada ya que eran sobre las tres de la tarde y todavía no habíamos almorzado.
Al lado de este castillo, está la playa de la Caleta, la más famosa de Cádiz. Esta playa es bastante pequeña y yo creo que de ahí viene su encanto. Además, en un extremo de la Caleta, al lado del Castillo de Santa Catalina, hay muchas barquitas a orillas de la playa que hacen de este lugar que sea aún más bonito.
El bar donde almorzamos se llama la Punta del Sur, un rincón estrechito a unos metros de la playa de la Caleta en el que comimos de maravilla. Vinimos aquí por recomendación de Tripadvisor, ya que situaba este bar entre los mejores de Cádiz, así que nos dejamos fiar y fue todo un éxito. Nos pedimos cada uno un escalope relleno de pollo, jamón y queso, cubierto por salsa de almendras y cebolla frita, un plato para chuparse los dedos, y por tan solo cuatro euros y medio. En Cádiz, lo más normal del mundo es comer el típico “pescaíto frito”, como unas puntillitas o las famosas tortillitas de camarones, imperdible degustar estos platos si estáis por tierras gaditanas.
Tras haber almorzado, volvimos a la Caleta para pasear por la playa con más detenimiento. Estuvimos descansando en la arena y tomando el sol, y luego caminamos hacia el Castillo de San Sebastián, situado justo al lado de la Caleta en una pequeña isla que conecta con tierra mediante un puente que actúa de rompeolas. El paseo hacia esta fortaleza fue súper agradable, con vistas a la Caleta y al Atlántico.
Y aquí acababa nuestra visita, ya que debíamos volver a Sevilla antes de que se nos hiciera de noche, por lo que volvimos andando hasta la Avenida de Andalucía, donde habíamos dejado aparcado nuestro coche.
Nos quedamos satisfechos con todos los monumentos o puntos de interés importantes de la ciudad que habíamos visto en tan solo un día, pero sin embargo, nos quedaron por ver otros como la Iglesia de Santa Cruz, el interior del Castillo de Santa Catalina o la Plaza de España, donde se encuentra ubicado el monumento a la Constitución de 1812, ¡la famosa Viva la Pepa!
De todas formas, nos servirá como excusa para volver a visitar la ciudad gaditana, ¡ojalá que sea en carnavales! Gracias a todos por leerme y nos vemos en el próximo post.
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