Descubriendo Budapest
Me fui de vacaciones a Budapest, durante una semana.
Budapest es una ciudad que mezcla modernidad e historia. Visitamos el Parlamento. Subimos a lo más alto de la basílica de Saint Etienne. Nos paseamos por la parte de Buda, a lo largo del Danubio, pasando por el castillo de Buda y la Colina Gellért, en su cima la Estatua de la Libertad. Deambulamos por el Mercado Central de Budapest.
Descubrimos la calle de artistas de Pest. En particular, en la calle Kazinczy. Está bien dar una vuelta por las pequeñas calles y pararse en una de las numerosas cafeterías con pequeñas terrazas.
Budapest conocida por sus baños, fuimos a los más majestuosos (y, sobre todo, más turísticos) el Szechenyi. Muy agradable. Pero, si no quieres unos tan grandes y lo único que quieres hacer es bañarte, ve a Ruda.
Budapest se conoce por su cantidad de ruins bars. Prosperan en verano, pero en invierno no hay tantos. Los encuentras la mayoría de las veces en el barrio judío.
El Szimpla está abierto todo el año, ha sido nombrado el tercer mejor bar del mundo. Lo mejor es ir entre semana (y evitar los viernes y sábados por la tarde) y llegar pronto. El domingo por la mañana entre las 9 h y las 14 h tiene lugar, en un bar/discoteca, un mercado ecológico que permite descubrir el universo del bar durante el día.
Del mismo modo, fuimos a Csendes Letterem. Un bar muy bonito. Un sitio tanto para tomarte algo como para bailar. Los cócteles de allí están muy buenos.
El alcohol, como todo, es muy asequible en Budapest. Para que te hagas una idea, una pinta cuesta 1, 5 €.
Budapest también se conoce por su ropa de segunda mano. Efectivamente, no es como en Francia que se ha convertido en algo muy burgués-bohemio. Allí, los húngaros van para encontrar ropa barata. Puedes encontrar un suéter por 50 céntimos.
Presta atención y abre bien los ojos porque hay por todos lados. Fuimos a Humana y a Jajcica.
La cocina húngara es muy grasa, muchos carbohidratos y todo frito. Pero es muy asequible, un plato cuesta entre 3 y 5 €.
¡Cuidado con los transportes públicos! El gran defecto de los transportes públicos húngaros es que hay que coger un nuevo billete para cada nuevo medio de transporte que cojas. Es decir, si tienes que coger un autobús, después el metro y luego el tranvía, hay que sacar tres billetes. Suele haber controles, sobre todo para los turistas y la multa es de 38 €.
Cuando fuimos, a finales de febrero, llegamos cuando estaba acabando la estación donde hacía -15°C y hacían entre -1°C y 12 °C. Se estaba bien, aunque a orillas del Danubio hace mucho viento.
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