El día extra: Koningstag en Breda

¡Las vacaciones en Países Bajos no habían terminado aún! De hecho, el fin de semana siguiente, el sábado 27 de abril de 2019, era el cumpleaños del rey y por tanto se hacen fiestas en todo el país. Obviamente, tenía curiosidad de ver esta celebración y decidí ir a Breda, la ciudad holandesa a la que se puede llegar más facilmente desde Ghent.

Me dirigí entonces con mi inseparable coche y después de una hora y media estaba en la frontera de Países Bajos. Antes de llegar a Breda en cambio hice una rápida parada en Baarle Hertog - Nassau, un pueblo muy curioso en cuanto a que está dividido en decenas de enclaves belgas y holandeses... si caminas tranqulamente por sus calles, vas pasando de un país a otro sin darte cuenta. Para hacerse una idea de esta desordenada frontera basta con echar un vistazo en google maps o fijarse en las líneas trazadas en el pavimento del centro histórico que dividen barrios, calles y casas. ¡No he visto en mi vida una situación geopolítica como esta!

Después de realizar esta particular visita, conduje durante media hora más y llegué a Breda, la cual se encuentra justo encima de Amberes a lo largo de la autovía que une Bélgica con Países Bajos; lástima que gente que pasa por allí no se pare a visitarla porque realmente vale la pena.

Antes de nada, me gustó el largo canal que rodea el centro histórico con las barcas, la muralla del castillo y el campanario gótico de la iglesia que sobresale por encima de las casitas típicas. Pasando el puente es cuando empezaba el caos: un montón de gente fiestera vistida de naranja abarrotaba las calles improvisando canciones y bailes. Por todas partes había organizados diferentes escenarios con música a todo volumen y puestos en los que pedir cerveza. El jaleo era indescriptible y el suelo estaba pegajoso por la cerveza y lleno de vasos vacíos.

Para introducirme en el ambiente me puse algunos accesorios naranjas y me tomé una cerveza para ir tomándomela mientras iba dando una vuelta por Breda. ¡No pude evitar hacerme alguna foto! Después de haber hecho un poco el loco entre la multitud, seguí la visita y ví la iglesia, el Grote Markt, el Beghijnhof y el parque del castillo. ¡Aunque el centro histórico es pequeño me encantó!

Una vez más, después de un poco de relax en el tranquilo parque, volví al caos de la fiesta para después volver satisfecho al coche que estaba aparcado no demasiado lejos del centro histórico. ¡Valió la pena ir hasta allí!

Con este os agradezco que hayáis leído hasta el final toda mi experiencia aventurosa por los Países Bajos y espero haberos animado a ver los mismos destinos que he visto yo. ¡Hasta el próximo viaje!

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