Castillo de Bran

He estado 2 veces en Rumanía. La primera, fue un premio a Bucharest que gané con mi club de teatro, aunque solo nos quedamos una semana. Después de unos años, quién me iba  a decir que estaría 1 año de Erasmus en Rumanía, esta vez en la ciudad de Cluj-Napoca, la zona universitaria por excelencia.

Han habido muchas fiestas, nuevas amistades (un nuevo amor que ha perdurado hasta ahora, un año después del Erasmus), nuevos países, culturas, viajes... Y, sin embargo, creo que lo más representativo de Rumanía es el Castillo de Bran.

Todos conocen a Rumanía por los vampiros así que, qué mejor forma de representarla que a través del famoso castillo de Drácula, situado cerca de Brasov, Transilvania.

Descubre la historia de Vlad III el Empalador que hay detrás de la leyenda de Drácula: haz una visita guiada del castillo de Bran y empápate de una de las culturas más antiguas que existen.

Nuestro segundo día

El segundo día fuimos a Bran, la ciudad donde se encuentra el castillo de drácula, que tiene una historia bastante curiosa, ya que no es donde vivió drácula realmente.

La ciudad de Bran es una ciudad pequeña situada en la región de Transilvania, cerca de la ciudad de Brasov, la cual he metido como ubicación porque no me aceptaba Bran.

Entrada

Se paga poquísimo para entrar, recuerdo que en euros eran unos dos euros, unos 6 leis rumanos.

Me defraudó

Me defraudó mucho pues no tiene nada interesante para mi gusto, y en realidad la persona que tenían como ''drácula'' no vivía allí, vivía otra persona. Os explico mejor:

El escritor de Drácula, Bram Stoker, se inspiró en un personaje real histórico para su libro, esta persona era Vlad Tepes, Vlad III, nacido como Vlad Draculea en Sighisoara, más conocido como Vlad el Empalador (en rumano Vlad Tepes), príncipe de Valaquia (sur de Rumanía). 

En teoría, este personaje se supone que vivió en ese castillo en el sXV, que es la principal atracción turística de Rumanía, todos relacionamos Transilvania con drácula. Pero por lo visto no hay evidencias de que Vlad viviera ahí, según la mayoría de versiones, Vlad solo pasó dos días en una mazmorra de ese castillo durante la ocupación de la región por el imperio otomano, al cuál el Empalador se oponía.

Se sostiene que la verdadera fortaleza del Empalador era el Castillo de Poenari, actualmente medio en ruinas, también conocido como la ciudadela Poenari (Cetatea Poenari en rumano), situado en el distrito de Arges, en el valle del río Arges, encima de un acantilado cerca de unas carreteras muy famosas del país de las cuales también os hablaré en otro post: las carreteras de Transfagarasan, las cuales son preciosas.

No entiendo por qué tienen al castillo de Bran como castillo de Drácula, supongo que por estar el verdadero castillo en ruínas. El castillo de Bran tiene escasa importancia militar, únicamente fue habitado de manera permanente cuando la reina María de Rumanía lo utilizó como residencia de verano y lo transformó todo, pero sin perder su aspecto de fortaleza medieval.

Por qué me pareció absurdo

Fuímos la último semana de octubre, es decir fecha de Halloween, y lo tenían decorado con tonterías de disfraces y caravelas, cosa surrealista y más cuando ni si quiera era la verdadera residencia de Drácula.

Fiestas en el Castillo de Bran

Nosotros nos íbamos justo el día 31 de octubre, pero esa noche había una fiesta preparada en ese castillo con motivo de Halloween que tenía pinta de molar mucho, valía unos 25 leis rumanos, unos 5 euros y cuando fuímos tenían los carteles por allí

Una de las ventanas desde el castillo de Bran, situado a 762 metros de altitud, con 66 metros de altura arquitectónica. Un paisaje precioso en medio de las montañas.

Aquí en la parte de fuera del Castillo con un perrito muy simpático que nos encontramos por allí.

A mis espaldas el Castillo de Bran.

¡Hola a todos!

En este artículo voy a contaros mi experiencia en el Castillo de Drácula.

En mi viaje a Rumanía con mi hijo Pietro, paramos en Bran, un municipio de cinco mil habitantes, ubicado en el distrito de Brașov, en la famosa región de Transilvania.

Fuimos en tren desde Bucarest hasta Sinania a las 10:00 de la mañana. Visitamos la ciudad, que se considera "la perla de los Carpazi", donde está el precioso Castillo de Peles y el atractivo Palacio de Pelisor.

A las 18:30, más o menos, cogimos un tren hacia Brasov, la visitamos a última hora de la tarde. Habíamos reservado un hotel económico, el Aro Sport (125 lei rumanos por noche, es decir 27 €, en una habitación doble con baño compartido). Por la mañana cogimos el autobús número 16 que nos dejó en "autogari 2", una estación de autobuses desde donde salen autobuses hacia Rasnov y Bran.

Cogimos un autobús por 4 lei y nos paramos en Rasnov, una ciudad de dieciséis mil habitantes que hospeda una impenetrable fortaleza construida por los caballeros de la Orden Teutónica a principios de 1200. Para llegar a la cima de la ciudadela, se puede coger un ascensor inclinado que se inauguró hace pocos años que cuesta alrededor de 17 lei. La entrada a la ciudadela cuesta unos 20 lei, pero hay descuentos para estudiantes y los niños de menos de 3 años no pagan. Por desgracia, yo ya no soy estudiante y mi hijo tiene cinco años y medio, así que utilicé la tarjeta de un amigo para conseguir el descuento de estudiante y tomé a mi hijo en brazos para fingir que tenía menos de tres años, de esta manera conseguí que entrase gratis. En los alrededores de la fortaleza está el Dinoparc, un museo al aire libre, en el bosque, que alberga unas 50 reproducciones de dinosaurio diferentes a escala real, además de atracciones y actividades para niños.

Después de comer cogimos un autobús a Bran (4 lei) y visitamos el Castillo de Drácula, repetimos la estrategia que habíamos llevado a cabo en Rasnov unas horas antes para reducir así al máximo los costes del viaje. La entrada para adultos cuesta 35 lei, mientras que para estudiante solo 20.

Antes de irnos, leímos que varios comentarios en internet de personas que habían visitado el castillo y les había decepcionado. De todas formas decidimos ir igualmente, al menos para poder decir que lo habíamos visto con nuestros propios ojos. Efectivamente, nos lo esperábamos mejor. En las fotos que hay en Google, el castillo parece estar situado sobre una roca, perdido en un bosque, pero en realidad la entrada está en la ciudad. El castillo se ve desde la calle principal. Además, es pequeñito y dentro hay poco que ver. Aun así a mi me gustó, quedé satisfecha. Lo vi muy bonito. Aparte de algún que otro póster que cuenta la leyenda de Drácula, no hay nada que te recuerde a los vampiros.

No sé por qué esperaba ver estatuas macabras. Solo había una pequeña sala de torturas y otra de armas y armaduras.

Después descubrí que en realidad, el verdadero Castillo de Drácula era la ya destruida Fortaleza de Poenari y que el Castillo de Bran está inspirado en la descripción del Castillo de Drácula de la novela de Bram Stoker, no es el verdadero castillo del Príncipe Vald III de Valacchia.

Antes de llegar, os encontraréis una infinidad de puestos que venden souvenirs de todo tipo. Os recomiendo probar un dulce exquisito, cocinado al horno y con chocolate en polvo, avellanas, sésamo, coco y algún que otro ingrediente más. Adjunto las fotos del dulce y del símbolo de la tienda, así podréis encontrarlo fácilmente. ¡Está buenísimo! ¡Probadlo! Cuesta 12 lei y pesa 400 gr. Es muy particular. Se me hace la boca agua solo de recordarlo, voy a buscarlo ahora mismo en Google y a ver si puedo encontrarlo aquí en Perugia.

¡Cuidado con los horarios de autobús para volver a Brasov! Sobre todo si viajáis en el fin de semana ya que hay menos autobuses. Nosotros cogimos un mini-bus un poco ambiguo que nos costó 7 lei. Después, desde Brasov, teníamos que coger el último tren a Bucarest, el de las 20:18, pero estaba lleno y cogimos un autobús que salió a las 21:00 y llegó a la 1:50. El tren habría tardado dos horas y media y el precio del billete habría sido el mismo : 45 lei, 10 euros justos. Yo sabía que no convenía coger el autobús porque en Transilvania no hay autopistas, solo bosques, campos y curvas, muchas curvas. Además las calles están en malas condiciones y los fines de semana hay mucho tráfico. Por lo tanto, os recomiendo viajar en tren y lo mismo os podéis asegurar también un sitio para la vuelta.

¡Buen viaje, chicos! ¡Viva la aventura! Vivamos cada día como si fuese el último. Viajemos. Conozcamos. Admiremos. Reflexionemos.