Viaje universitario a Berlín

Un viaje que me emocionó especialmente durante mis estudios universitarios fue sin duda alguna Berlín. Aunque ya había atravesado más veces Alemania durante mis numerosas vacaciones en autocaravana, no me había dado por pasar por aquella famosa parte oriental que durante décadas quedó separada del resto del país. Ahora finalmente tenía la ocasión de visitar la capital alemana durante una semana entera y iba en compañía de mis compañeros de universidad y de profesores que amaban la arquitectura tanto como yo.

Aún hoy siento la fuerte división del muro de berlín que una vez separó la ciudad en dos, dejando una cicatriz vacía en el medio. Cuando nos instalamos en hoteles en la zona muy céntrica cerca de Potsdamer Plats en realidad parecía estar en las afueras, con nuevos y modestos edificios que habían sido reconstruidos después de la Segunda Guerra Mundial, otro evento catastrófico que marcó fuertemente a la ciudad.

Gracias a mi suerte el tiempo durante aquel viaje estuvo siempre soleado y cálido, ¡aún más que en Italia! De esta forma, pudimos disfrutar mejor de la ciudad y de los lugares al aire libre. Como medios de transporte nos movimos todos los días con la cómoda metropolitana.

Os dejo aquí a continuación lo que visitamos en Berlín.

Potsdamer Platz

Toda esta zona se reconstruyó a partir de los años noventa después de la caída del muro para llenar el vacío fronterizo que se había creado entre Berlín Este y Oeste. A pesar de la fuerte edificación, cuando me encontré en medio de esta plaza moderna todavía sentía que este gran vacío aún no se había llenado, dejando una extraña melancolía en mí.

Sin embargo, me gustó mucho el moderno Sony Center con su gran plaza cubierta y el barrio diseñado por Renzo Piano con cálidos colores de terracota.

Junto a estos hay otros edificios un poco más antiguos, construidos cuando aún estaba presente la división; son la magnífica Berliner Philermonie con el primer sistema acústico innovador que prevé la disposición de las ranuras de círculo, la biblioteca estatal dirigida hacia el oeste que ahora se ha abierto en Berlín Este con la ampliación del teatro y el inconfundible museo de arte moderno, diseñado por el arquitecto americano Mies Van der Rohe, con una impresionante y gigantesca cubierta reticular metálica suspendida sobre una delicada envoltura de vidrio.

Tiergarten y edificios gubernamentales

Otro gran elemento de división entre Berlín Este y Oeste es el gigantesco parque del Tiergarten que ocupa el corazón de la ciudad, un tiempo reserva de caza privada del rey. Además de tener un hermoso zoo y un acuario es un lugar perfecto también para relajarse y hacer un picnic en medio del verde, al igual que hice una vez con mis compañeros de curso. Por último, en medio del parque se puede ver también la monumental columna de la victoria, sobre la que también se puede subir para admirar desde arriba el gigantesco pulmón verde de la ciudad.

Alrededor de esta área también están presentes la mayoría de los edificios gubernamentales. Cerca de la Puerta de Brandemburgo está el Palacio del Reichstag, en el que subimos hasta la moderna y panorámica cúpula de vidrio que también sirve como sistema de ventilación. Al sur del parque está el barrio de las embajadascon las más variadas y extrañas arquitecturas; mi embajada favorita fue la de los países escandinavos.

El centro histórico de Berlín

Aunque la guerra mundial y la ocupación soviética han hecho mucho daño, el centro de Berlín todavía conserva algunos lugares históricos fascinantes.

Partiendo del sur está la camiseta regular del Kreuzberg, una ampliación urbanística del siglo XIX que ha afectado a toda la ciudad, hasta llegar a la espléndida plaza del Gendarmenmarkt con las dos iglesias gemelas y el teatro de prosa en el medio, todo construido en estilo neoclásico con una piedra amarilla cálida.

Subiendo aún más se llega a la famosa avenida Unten den Linden, el eje principal de la ciudad que parte de la escenografía Puerta de Brandeburgo hasta llegar a la isla de los museos. A mitad de camino de la avenida se cruza la hermosa universidad, en la que cuando pasé se celebraba en el patio un mercadillo de libros usados, y la Bebelplatz con un extraño monumento que recordaba la quema de libros por parte de Hitler. A lo largo de esta avenida, así como debajo de los arcos del ferrocarril en la cercana Friederickstrasse, hay una gran variedad de opciones en cuanto a los restaurantes, ¡por lo que es un gran lugar para salir por la noche!

La isla de los museos

Aquí nos sumergimos completamente en el arte clásico, no sólo por el estilo arquitectónico exterior sino también por el contenido de los numerosos museos allí presentes. Mis favoritos son el Pergamon Museum, el Alte Nationalgalerie y el Altes Museum que todos aparecen como templos griegos y romanos.

Espectacular es también el enorme Berliner Dom que da a una hermosa plaza verde con la fuente.

Finalmente, sobre los restos del palacio real destruido por los soviéticos para condenar simbólicamente ese tipo de poder político, en el lado opuesto de la plaza con respecto al Altes Museum, están reconstruyendo uno igual que espero que respete la atmósfera de este lugar histórico.

Justo fuera de la isla al otro lado del río Spree se puede admirar el hermoso ayuntamiento Rojo con la Fuente del Neptuno.

Berlín Este

El mayor impacto emocional que tuve fue sin duda en el este de Berlín. Alexanderplatz está rodeado por grandes edificios soviéticos grises y degradados y por la altísima torre de la televisión; servía para contrarrestar los medios de comunicación occidentales, pero hoy en día se puede subir sobre ella, comer en el restaurante panorámico y disfrutar de una hermosa vista de la ciudad. Afortunadamente, el ambiente agustiante está desapareciendo gracias a las intervenciones de reciclaje y hay muchos artistas callejeros que traen tanto color y alegría extra.

Tomando el metro hasta el extraño puente soviético Oberbaum y la Shlesisches Tor me encontré con un barrio hippie muy sugestivo: el Wrangelkiez. Aquí hay muchas tiendas de artistas, restaurantes en cabañas de madera en canales y barcos abandonados y a lo largo de un lado del río hay la pieza más larga del Muro de Berlín permaneció, que está totalmente cubierto de graffiti y suscita una fuerte emoción.

Berlín Oeste

¿Y por qué no hablar de la otra mitad de Berlín? La via del Kurfurstendamm es sin duda un gran lugar para hacer shopping y en Breitscheidplatz hay restos de una iglesia destruida por los bombardeos junto a la cual se ha reconstruido una moderna con un encanto todo suyo.

Un poco más afuera también me gustó el palacio de Charlottenburg con su hermoso jardín. El resto del vecindario también es muy elegante.

Las cicatrices de la guerra

Este último párrafo lo dedico a todos los numerosos museos y monumentos de la ciudad que recuerdan constantemente el trágico pasado de la guerra, tanto caliente como fría. ¡Sólo mencionaré algunos porque son muchísimos!

Además de algunos de los elementos mencionados anteriormente, recomiendo ver el Denkmal fur die ermordeten Juden Europas, un laberinto angustiante de bloques de hormigón. Otro lugar de impacto siempre ligado al tema de los judíos es el Judisches Museum con la moderna ampliación angulosa, a veces muy oscura, que suscita un poco de temor. Muy emocionante también el Checkpoint Charlie en pleno centro histórico donde un tiempo se controlaba severamente a quien quería cruzar la frontera con muy pocas esperanzas.

Dicho esto, espero haberos dado una idea general de las extrañas emociones que sólo una ciudad como Berlín puede transmitir, ¡y espero que vayáis pronto a visitarla!