Erasmus: vale la pena arriesgarse

Para aquellos considerando un intercambio de Erasmus, desde mi experiencia en Berlín: merece la pena el riesgo. Vivir y estudiar en el extranjero ha sido siempre mi objetivo, y no miré atrás cuando envié mi solicitud. La única preocupación persistente que tenía era el desafío de encontrar alojamiento. Como la universidad Frei estaba localizada en un suburbio tranquilo, el alojamiento de estudiantes estaba situado cerca, pero consecuentemente estaba también muy lejos del resto de la ciudad.

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Con mi poco alemán, entre enviar emails malamente escritos a los propietarios y el esfuerzo a través de las entrevistas para encontrar una habitación privada, parecía todo un reto. Me asusté y dejé Berlín como segunda opción en mi solicitud y puse Leiden en primer lugar. Al no haber estado nunca en este pueblo holandés, no puedo hablar mal de él, pero inmediatamente después de presionar el botón 'enviar' me arrepentí de esa decisión.

Afortunadamente, por algún feliz giro del destino, fui seleccionada para ir a Berlín. Me tomó un mes encontrar alojamiento. A pesar de que dormir en hostales con todas mis posesiones bajo la cama no era como había esperado empezar el año, fue durante ese mes que gané valiosas habilidades y capacidad de adaptación, y por supuesto, todo eso dio sus frutos cuando me mudé a un WG (piso compartido) en Prenzlauer Berg. Aprendí una lección: toma el riesgo, porque incluso si parece difícil, la recompensa puede ser maravillosa. Tengo buenos recuerdos de mi tiempo en Berlín.