Descubriendo Europa en Interrail

Berlín; una capital marcada por su pasado

A diferencia de la mayoría de ciudades, Berlín me cautivó por su particular forma de vivir el presente, pensando en el pasado; en vez de en el futuro. 

La ciudad, la distribución, los trenes; casi puede decirse que todo, está diseñado con el cometido de recordar a su gente lo que hace no tanto pasó donde ellos pisan día tras día. El pueblo alemán aprendió de su error, y lejos de volverlo a cometer hoy en día son conocidos como una de las naciones más eficientes y trabajadoras. 

Bajo un clima normalmente un tanto sombrío y húmedo, la ciudad abre sus puertas con todo tipo de precios en hostelería y resstauración, por supuesto muchos de ellos bastante interesantes; no hay escusa para no conocer esta ciudad. Como comentaba antes, el terrible pasado que allí tuvo lugar, hoy sigue presente de alguna manera en Berlín, el famoso muro es visible durante apenas unos metros, sin embargo, las marcas de su demolición dejan huella por toda la ciudad, separando las dos antiguas zonas. El ahora conocido como Museo Nazi de la aviación, es lo que en su día albergaba a los más altos comandantes aéreos de la época; todos ellos edificios enormes, lúgubres, creados así con el simple motivo de intimidar, así como de mostrar supremacía ante todos aquellos que llegasen a sus puertas. 

La paz que se respira en las calles es algo que también me resultó bastante agradable, hay bastante turismo, tours didácticos explicando la compleja y alucinante historia que ha vivido esta gran ciudad. Al igual que en otras capitales grandes, a veces es necesario tener que coger transporte público, bicicleta, o incluso un Car2go, los cuales no aconsejo realmente ya que al final acabas siempre pagando más de lo que piensas. 

La ciudad a mi parecer se vuelve más bonita de noche, el silencio abunda en las calles vacías, el viento refresca el ambiente; y es entonces cuando puedes encontrar todo tipo de sorpresas, en mi caso fue un saxofonista tocando una de mis canciones favoritas a las tantas de la mañana, una de esas noches en las que no puedes dormir y sales a pasear. El sonido me acabó llevando a la imagen que adjunto a continuación, a la orilla del río detrás de una de las catedrales neorománicas más bonitas que existen a día de hoy. 

La mejor recomendación que tengo para esta ciudad es que cuando vayáis, os dejéis enseñar, hay muchísimas personas tan fascinadas por este tema, que no pararían de contarlo en todo el día; aprovechadlo y aprended sobre uno de los sucesos reales más sorprendentes e increíbles de la historia.