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10 días en Berlín: De cuando cambié el limón y la sal por naranja y canela. Parte 2.

Publicado por flag- Bianca Rl — hace 5 años

0 Etiquetas: flag-de Experiencias Erasmus Berlin, Berlin, Alemania


DIA 7

Esta vez decidí no desaprovechar ni un día más encerrada y a las 7 de la mañana ya estaba saliendo del hotel, camino hacia la catedral de Berlin. ¡Primer día como una turista normal!

De mi hotel, en Mitte, eran como unos 35 minutos para llegar a pie, que no me molestó caminar. No entré a la catedral, pero estuve un buen rato contemplando los alrededores del precioso lugar.

Sentada por ahí rodeada de más turistas, finalmente empecé a revisar mis mensajes. El italiano preguntando como me sentía, María preocupada preguntando qué había sido de mi desde KitKat, los australianos diciendo que este era su último día en Berlin, el grupo de mis amigos preguntando dónde me encontraba… Me rehusé a dar explicaciones, simplemente les dije que tuve noches muy largas y me encargué de juntarlos a todos en el plan de esa tarde, para poderlos ver sin fallarle a ninguno.

10 días en Berlín: De cuando cambié el limón y la sal por naranja y canela. Parte 2.

Mientras se hacía la hora de reunirnos, decidí seguir caminando hasta llegar a la Puerta de Brandeburgo, monumento que identifica a Berlin por excelencia, donde me encontré con los australianos. Y después de un rato, nos dirigimos al parque Gorlitzer, donde nos encontraríamos finalmente con todos mis amigos.

Este parque es muy grande. Siempre lo verán lleno de grupos de jóvenes, más que nada. No es que sea especialmente bonito por su naturaleza, es un parque muy normal, pero su atractivo es que la enorme explanada sirve para tomar el sol o como punto de reunión para beber, e incluso hay quienes hacen tipo picnics. Por la cantidad de gente que va, en sus alrededores hay muchos puestos que venden diferentes tipos de comida, así como también sin duda aquí podrán encontrar quien les venda drogas.

Estuvimos ahí un muy buen rato tomando vino y cervezas, y comiendo de todo menos comida saludable. Hamburguesas, riquísimos kebabs, papás a la francesa… Todo lo que los puestos ambulantes puedan vender. Hasta que empezamos a planear lo que haríamos el resto del día.

Berghain, Tresor, Matrix. Eran varias las opciones de discotecas que tenían mis amigos en mente. Yo no podía opinar al respecto porque era mi primera vez en Berlín y no tenía ni la menor idea de cuáles eran los lugares top en la ciudad.

Pero lo que si me quedó muy claro al ir conociendo y vivir locamente en la ciudad, es que Berlín, al ser una ciudad grande y súper movida, nos obliga a planear nuestras noches. Justo como lo estábamos haciendo este día en el parque. Escogimos un lugar para salir de fiesta e incluso buscamos otras posibles alternativas, por si teníamos problemas para ingresar al club y demás.

La realidad es que no está de sobra hacer esto. Seria de hecho lo que más les recomendaría hacer al momento de salir en Berlín. En primer lugar, saber bien cómo es el lugar al que se dirigen, y en segunda, tener un “plan B”. Una segunda opción en caso de no haber encontrado lo que buscaban, e incluso por si los rechazan en algún lugar. Yo afortunadamente nunca pasé por algo así, pero algunos berlineses que fui conociendo me llegaron a decir que en ocasiones los cadeneros si llegan a ponerse pesados en cuanto a decidir a quién permitir el acceso y quién no.

Así que como les digo, más vale prevenir y tener más alternativas cerca del lugar al que vamos en mente. Al cabo que sobran lugares buenos a donde ir. Sólo no olviden tomar en cuenta también que si van a estar cambiando de lugar, aquí no es como en Florencia que se puede ir bebiendo de bar en bar improvisando porque están todos cerca. En Berlín tendrán que considerar que la distancia de trayecto de un lado a otro también los puede hacer perder tiempo porque el traslado no sería a pie, tendrían que tomar algún medio de transporte, de lo contrario invertirán toda la noche en esto, y créanme cuando les digo que el peor sentimiento del mundo es saber que desperdiciaste una noche en Berlín. Así que hay que planear con tiempo amigos, porque la movilidad también es otro factor que puede llegar a arruinar su noche. No les conviene perder el tiempo tratando de buscar si hay posibles opciones de su agrado a la mera hora, es mucho mejor pensarlo desde antes.

En fin, escogimos Berghain para esa noche. Los dos amigos que les platiqué que llevaban viviendo un rato en Berlin seguían sin poder entrar a este famosísimo club, después de un par de intentos en el mes que llevaban estando aquí. Si bien, en cualquier otro club de la ciudad podemos escuchar música techno, dicen que Berghain es el lugar por excelencia al que se debe ir para disfrutar de este tipo de música, que es un lugar sagrado para los amantes del género y que no se iguala a ningún otro. Así que nos arriesgamos a ir los 10 que éramos, un poco temerosos por los antecedentes de mis dos amigos al no dejarlos ingresar. Pero, ¿adivinen que? Tuvimos suerte. Todos entramos y la noche fue fenomenal.

Eso si, estar en la fila por una hora viendo como rechazaban a varios fue muy aterrador. Los porteros son verdaderamente intimidantes. No te dejan pasar y cuando preguntas por qué, se limitan a dar explicaciones, pesadamente te dicen que es porque no quieren y te piden que te retires. Vi a chicos suplicando entrar y verdaderamente les diré que no vale la pena perder el tiempo. Mejor tener otra alternativa para pasar la noche porque los cadeneros no van a ponerse a discutir con ustedes. La respuesta es simple: si o no. No hay más.

Ser guapo, ser famoso o tener mucho dinero no son cosas que garanticen la entrada, en comparación con otros lugares que se prestan a funcionar así. Realmente creo que sería difícil poder establecer requisitos a tomarse en cuenta para poder acceder a Berghain. El mejor consejo que podría darles es que sean ustedes mismos, no hay necesidad de aparentar cosas que no son. Al contrario, hacer esto puede ser muy obvio y sólo empeorar las cosas.

Probablemente algo que a nosotros nos ayudo a ingresar, fue que nos dividimos en dos grupos, para no parecer una masa tan ruidosa. Y así, tranquilos, discretos y seguros de nosotros mismos con distintos looks “smart casual” conseguimos entrar y pasar una noche muy loca y divertida. Porque definitivamente los turistas ruidosos que quieran llamar la atención serán los primeros en ser descartados, y eso hasta en cualquier otro club.

Pagamos 15 euros por la entrada. Es más caro que KitKat, pero les aseguro que el precio y el tiempo de espera vale la pena. Yo les puedo decir que estos tipos de música definitivamente no son mis favoritos, pero cuando vas a estos lugares donde eso es lo que hay y prácticamente lo que predomina, aunque no seas un auténtico fan, sientes la energía del lugar y te dejas llevar por ella. Y de pronto te encuentras pasando una de las mejores noches de tu vida.

Empiezas a conocer gente y a hacer amigos más rápido de lo que puedan imaginarse. No es extraño ver aquí actos sexuales, pero tampoco es el lugar más desenfrenado. Para hablar de estos temas, el trono sigue perteneciendo a KitKat. Y obviamente también es un lugar donde la noche va para largo, aunque esta vez nos moderamos un poco y por lo menos yo estuve alrededor de unas 7 horas, saliendo de Berghain por las 9 de la mañana.

DIA 8

¿Qué seguía? Descansar. Mientras cualquier otra persona normal empezaba el día y hacía sus actividades a las 10 de la mañana, a esa hora Bianca se iba a dormir.

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María había venido en esta ocasión conmigo al hotel, pues para ella había sido una de las peores noches de su vida al haber tenido un mal viaje y pasarla fatal. Cuando al fin estuvimos al 100% las dos, salimos a comer. ¿O desayunar? No sé. Pero eran las 6 de la tarde y era nuestra primera comida del día.

Teníamos mucho antojo de falafel, así que tomando las sugerencias de la recepcionista de mi hotel, nos dirigimos a un lugar llamado Habibi Imbiss. No estaba precisamente cerca de nosotras en Mitte, pero la casi media hora que hicimos de camino valió la pena por probar los kebabs y falafels más ricos que he comido. Y créanme que he probado bastantes. Comida riquísima a precios razonables. Si les gusta la comida de Medio Oriente no pueden perderse este lugar.

DIA 9

Tenía que haber aunque sea un día en este legendario viaje, en el que me comportara como turista civilizada las 24 horas. Dedicarme a conocer y ya. Les propuse a mis amigos después de haber descansando y tener un día relajado la noche anterior, que esta vez hiciéramos turismo y nada más. Para la mayoría la ciudad era nueva y tenían pocos días por pasar en Berlin, así que no se lo pensaron y me dijeron que sí.

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Visita obligada al muro de Berlin, por supuesto. Y no sólo al East Side Gallery, que es muchas veces la única parte que visitan los turistas para hacerse mil fotos con las pinturas y graffitis de fondo. Lo recorrimos desde la parte donde esta el memorial a todas las personas que intentaron cruzar el muro y murieron en el intento. Les recomiendo tomarse un tiempo para recorrer esta parte, en serio es muy interesante conocer las historias de esta gente que sufrió dolorosamente la separación de sus seres queridos por 28 años. Hay muchas fotos, placas informativas e incluso audífonos para todos los curiosos que quieran adentrarse en lo que era la vida de la Alemania de los años sesentas, cuando empezó a vivirse la tragedia de la construcción del muro.

Esta fue mi parte favorita del muro porque hay muchos puntos de información. Incluso en los edificios que están a un lado del muro se pueden observar grandes imágenes y textos informativos en sus paredes. También hay un monumento y una pequeña capilla que atrae la atención de todos los turistas.

Caminando a lo largo del East Side Gallery podrán observar muchísimos graffitis super pintorescos. Como su nombre lo dice, esta parte del muro es una galería de arte. Pero son mucho más que dibujos monísimos. Hay una historia muy interesante detrás de cada graffiti en el muro de Berlin. La realidad es que cada pared contiene una obra significativa para los berlineses. Cada una de estas obras grita cosas y cuenta un pedacito de la historia de Berlin.

Me quedé con bastantes ganas de visitar el Museo del Muro de Checkpoint Charlie pero por cuestión de tiempo ya no nos fue posible organizarnos para conocerlo. Esta enteramente dedicado al muro de Berlin y documenta las historias de las personas que trataron de huir cruzando el muro. Sus ingeniosas victorias alcanzando la libertad y las horribles tragedias del fallecimiento de otras. Sin duda alguna es una visita que no puedo perderme a mi regreso a Berlin (que planeo sea este mismo año).

No fue corto el recorrido por el muro alrededor de estas dos diferentes secciones de las que les he hablado. Nos habrá tomado fácil medio día, y eso que iniciamos nuestro recorrido temprano por la mañana. Pero había otro lugar que estábamos también deseosos de conocer y no nos lo perdimos: el Monumento al Holocausto, memorial a los judíos asesinados en Europa.

10 días en Berlín: De cuando cambié el limón y la sal por naranja y canela. Parte 2.

Llegué a escuchar ahí mismo a turistas que decían que no tenía caso perder el tiempo viendo “bloques de cemento” que no tenían nada de interesante. Casi voy y les doy una patada en donde más les duele. Me molesta mucho que la gente diga estas cosas porque se ve que no tienen ni una idea de lo que significa el lugar en el que están. Y que no sepan ni un poquito de cultura e historia universal me parece realmente deprimente, una pena.

Todos estos bloques están diseñados en cierto modo para que simulen una especie de cementerio. Cada persona siente y obtiene una impresión distinta de este lugar, pero todos llegan a la conclusión de que es un lugar que parece no tener ni principio, ni fin. No crees posible encontrar una salida. Puede parecer de pronto algo desconcertante, estas ahí y no entiendes muchas cosas pero quisieras encontrar algún significado. Estás ahí y sientes lo mismo que los judíos que fueron asesinados, te sientes perdido y desorientado. Así que por supuesto que este lugar tiene más que miles de “bloques de cemento”.

No crean que sólo es ir a perderse en este laberinto, en la parte subterránea es donde se encuentra prácticamente toda la información histórica, así como testimonios de personas y los nombres de las víctimas del holocausto. Una lista tristemente larga.

Fue un día de caminar mucho. Terminamos agotados, con ganas de descansar pero para María y para mi este era nuestro último día en Berlin, lamentablemente. Así que buscamos un lugar a donde ir todos para pasar nuestra última noche juntos. Nada loco esta vez, pues no queríamos perder nuestros vuelos al siguiente día. Imagínense el nivel de cansancio que manejaba como para pasar por desapercibido el nombre del lugar al que fuimos por unas copas.

No puse la mínima atención en nuestro recorrido por las calles después de que salimos del monumento del holocausto rumbo a un bar. Iba muy metida en nuestra conversación pero sin saber a donde nos dirigíamos. De repente ya me encontraba pidiendo un shot de tequila, que para mi sorpresa me lo sirvieron con una rodaja de naranja. Y después me quede aún más atónita cuando quise ponerle un poco de lo que creí era sal, pero resulto ser canela lo que salía del salero. Tal cual se los digo. Tequila con naranja y canela. ¿ES LEGAL?

No se que tan común sea o no esto en Europa, pero jamás había visto que sirvieran un shot de tequila así. En Italia jamás me pasó. Y como buena mexicana se los digo, porque esto en México no existe. Pedir un shot de tequila con naranja y canela sería tan desconcertante para nosotros al grado de pedir algo como una piña colada con whisky y plátano, en lugar del ron y la piña. Suena imposible, ¿no creen? Una completa locura. Pero qué les digo, me encanto. Desde esa vez todos los tequilas me los he tomado así. En serio que es una sabrosa forma de endulzar el shot. Me pareció riquísimo. Y confieso que hoy en día no sabría decir si el tequila lo prefiero con limón o naranja, algo que me tendré que callar por el resto de mi vida si no quiero que mi padre me desherede.

Acordarme de esta última noche con mis amigos en Berlín me trae mucha nostalgia porque sabíamos todos que era la despedida de amigos que vienen de 3 diferentes continentes. Y siempre es difícil saber cuando habrá posibilidad de tener un reencuentro. Israel, España, Canadá, México. Países muy diferentes, todos bastante lejos unos de otros. Coincidir y reunirnos todos juntos otra vez definitivamente sería cuestión de organizarnos con tiempo. Pero sé que nos veremos nuevamente, porque desde Italia nos hicimos un grupo super unido, salíamos siempre todos juntos y viajábamos seguido. Son como hermanos para mi. Grandes experiencias.

Pero bueno, ¿qué dicen? ¿Gran viaje o desperdicié mis días en Berlin? ¿Demasiada fiesta? Totalmente. Tal vez pude haber aprovechado el tiempo en otras cosas. Pero no saben lo que significa verdaderamente el concepto de “fiesta” en Berlin, hasta que te das cuenta de que se te fue un día entero en lo que pensabas sería sólo una noche. Las cosas se salen de tus manos.

Definitivamente los berlineses saben cómo divertirse y cómo hacer que nos olvidemos del tiempo. ¡Hasta hacen que nos olvidemos del celular! O más bien, que perdamos el interés tan sólo de tocarlo. Me hubiera encantado poder mostrarles muchas fotos de mis días en Berlín, pero por lo mismo que les he ido diciendo a lo largo de esta y la primera parte de mi publicación, prácticamente no hubo manera de hacer fotos en este viaje. En los días de fiesta era imposible, y los demás días mi celular estaba casi siempre descargado, lo que me limitaba a casi no usarlo cuando salíamos para ahorrar batería… Es increíble que jamás me preocupé realmente por ponerle atención al móvil. La única vez en esos días que hablé con algunos amigos de México a los que les conté mis aventuras, me regañaban por desaprovechar los días así. Otros me decían que viviera y disfrutara al máximo de todo esto, que sabemos que en casa no lo hay. Mis padres ni se diga, de haber sabido me habrían matado.

Sé que, efectivamente me falto tiempo para conocer la parte cultural de Berlín, pero la verdad es que no me arrepiento de lo que viví y todo el tiempo invertido en mis días de fiesta. Les diré algo, a diferencia de lo que muchas personas creen, ir a estos clubs no se trata únicamente de emborracharse, querer liberarse o experimentar contigo mismo. Quien cree esto considero que está sumamente equivocado. Se va a estos lugares a conocer gente, grupos de personas que a la vista son muy diferentes todos entre sí, pero que comparten el gusto de conocer otras mentes que piensan distinto a ellos. Y no por eso se vuelve todo un problema, de hecho eso es lo que hace enriquecedoras estas experiencias, la comunicación que puede darse entre los reunidos en clubs como los que les mencioné. Porque siendo realistas las probabilidades de que estas conexiones y diálogos se den sanamente fuera de un lugar así, no son muchas. Y estando aquí adentro aprendes a tolerar a todos y entiendes el mundo de los demás. Sin importar razas, edades, preferencias sexuales, o lo que sea. Mágicamente las diferencias desaparecen y todos somos iguales. Haces amigos en cuestión de minutos, que hasta parece los conocieras desde siempre. Y al final no sólo vas de fiesta con tus amigos, vas a divertirte con todo Berlín.

Puede ser un descontrol total el salir de las discotecas a veces de día y otras veces encontrarnos con un cielo muy oscuro. Pero lo que importa no es el tiempo, sino con quien lo pasas. Con quién vives y disfrutas éstas experiencias. Siento como si esta fuera la filosofía de Berlín, y el por qué a tan largas noches de diversión.

Otra cosa que me encanto de los centros nocturnos que conocí, es que nos cambian por completo las expectativas que muchas veces tenemos de las discotecas, esperando lugares modernos y minimalistas, de esos a los que hay que ir obligatoriamente súper bien vestidos. No es que Berlin no tenga lugares así, siempre existen todo tipo de alternativas, pero los lugares más demandados, como lo son los dos clubs de los que les hablé, rompen con los conceptos que tenemos comúnmente. Porque sencillamente lo que le interesa al típico berlinés es tener una buena fiesta y divertirse. Eso es todo. Nada de sacar tus mejores ropas y tacones, nada de aparentar algo que no eres. Muchas veces las apariencias engañan y eso los porteros de las discotecas lo saben muy bien. Así que nada como no llamar la atención, y como les dije anteriormente, simplemente ser uno mismo.

¿Les parece que le echo muchas flores a Berlin? Pienso que también ustedes se encantarían con la ciudad de vivir aquí. O de pasar tan sólo algunos días como yo. Es el tipo de lugar que si alguien te dice que no le gusta, armas un debate y discusión hasta hacerlo retractarse de lo que ha dicho.

Hay mucho arte también aquí, representado de manera diferente a como lo vemos por ejemplo en Florencia, pero lo hay. Tiene su encanto de otra manera. Esta es la capital del diseño y también tiene mucho que enseñarnos. La unificación de Berlín, después de la caída del muro, ha traído como consecuencia una nueva ciudad que refleja en sus calles paisajes urbanos explotando grandes talentos artísticos.

10 días en Berlín: De cuando cambié el limón y la sal por naranja y canela. Parte 2.

Es muy normal encontrarse frecuentemente exposiciones de jóvenes artistas tanto nacionales como extranjeros, por los barrios de Berlín. Y es muy difícil también no ir haciendo paradas para contemplar obras únicas por las calles que reflejan lo que es Berlín hoy por hoy.

El arte urbano es una de las cosas que más disfruto conocer en una ciudad, y definitivamente la libertad creativa que encontré en Berlín me cautivó por completo.

DIA 10

Mi vuelo salía de regreso a Roma a las 4 de la tarde, así que por la mañana del último día no pude hacer mucho. Desayune tranquilamente en el hotel y luego me fui directo al aeropuerto.

En dos horas ya estaba de vuelta en la bella Roma, donde me reuní con dos amigos de México que venían de vacaciones. Me preguntaron qué tal la había pasado durante mi estancia en Berlín, y bueno, les platiqué lo mismo que les he dicho a ustedes.

¿Ustedes qué habrían hecho en 10 días por Berlín?

● Bianca


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