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Barcelona


¡Hola a todos!

En este artículo, os contaré mi primera experiencia en Barcelona.

Mientras pensaba en cómo empezar, me acordé de mi primer intento fallido de ir a Barcelona. Y empezaré por contaros primero eso porque es bastante divertido. Tenía 18 años y lo acababa de dejar con mi novio, con quien llevaba 5 años. Decidí ir a un sitio cualquiera. No me interesaba ir a ninguna ciudad en concreto. Solo tenía ganas de evadirme y estar un poco sola, reflexionar y quizás olvidar. A mis padres les dije que me iba a Roma, a un congreso de inglés. En realidad en Roma solo habría cogido el avión para ir a Barcelona.

Salí de Perugia la noche antes del vuelo, que era a las 6:00 de la mañana. Tenía que esperar en la estación Termino hasta las 4:00, la hora del primer autobús para ir al aeropuerto de Ciampino. Mientras estaba sentada en un banco, se me acercó un hombre con muy mal aspecto. Empezó a hablarme. Me contó su experiencia. Lo hicieron bajar del avión por tocarle el trasero a una azafata. Me lo contaba todo con mucha tranquilidad, pero mi ansiedad aumentaba. Le dije que tenía que ir al servicio, para alejarme de él, me propuso que en lugar de eso, entrara en un vagón de un tren parado, mientras él vigilaba. Le dije que no y que me iba a buscar un servicio, alejándome rápidamente.

Decidí salir de la estación y refugiarme en algún bar. Por suerte, encontré un grupo de chicos y me quedé cerca de ellos. Pasé la noche hablando con ellos, esperando que fuera la hora de coger el autobús. Uno de ellos, al saber que yo era de Nápoles, me dijo que el día siguiente se iba a Salerno por trabajo. Nos dimos los números de teléfono. A las 4:00 me despedí y cogí el autobús hacia Ciampino y después fui al baño a cargar mi móvil porque no podía arriesgarme a que mis padres me llamaran y que les respondiera una voz en español. Por desgracia, me quedé demasiado tiempo en el servicio. Era mi primer vuelo sola y no me acordé de que se tenían que hacer los controles de las maletas y después no tenía ni idea de que hubiera más puertas de embarque. Así que perdí el vuelo. Pero no podía volver a Perugia porque mis padres creían que yo estaba en el congreso de inglés.

Me senté disgustada en las escaleras de entrada al aeropuerto, pensando en qué hacer. Y de repente me acordé del chico que tenía que ir a Salerno por la mañana. Rápidamente le llamé. No me respondía. Tenía miedo de que se hubiera ido ya, ¡pero no! Finalmente me respondió y me dijo que me llevaría hasta Nápoles o al menos por allí. Vino a recogerme al aeropuerto de Ciampino y después me dejó en una área de servicio cerca de Nápoles, antes de desviarse a Salerno. Allí un soldado me ofreció un viaje hasta San Giorgio a Cremano, muy cerca de San Sebastiano al Vesuvio, donde vivía yo y había decidido pasar esos 3 días, que se suponía que debía pasar en Barcelona. Una vez allí, vino a recogerme mi mejor amiga y después me quedé a dormir en su casa.

Bueno, el año siguiente reservé otro billete para Barcelona. Me iba para mi primer Erasmus en Portugal. La universidad pagaba aproximadamente 200 euros para el vuelo, independientemente de cuanto gastáramos al comprarlo. Conseguí un vuelo de Perugia a Girona (Barcelona) por solo 1 euro, con todo incluido. Eran la época dorada de Ryanair. En esa época compré también billetes para ir a las Canarias, desde Portugal, también por 1 euro. Cuando llegué a Girona, no me imaginaba que tenía que coger un autobús para ir a Barcelona que tardaba más de una hora. Eran mis primeros viajes. No había reservado ningún sitio para dormir y, mientras tanto, se había hecho de noche. En el autobús conocí a un chico muy amable que me invitó a dormir en su casa. Fue muy agradable y decidí aceptar. Me dejó dormir en el sofá, en el salón. Por la noche, me despertó una luz que me apuntaba a la cara. Era su compañero de piso, que se preguntaba quién era. Todo fue bien. Salí por la mañana temprano y le dejé una nota de agradecimiento. Busqué un bed and breakfast en la Rambla. Encontré uno bonito, por unos 15 por noche y decidí quedarme una semana allí. Barcelona es una ciudad maravillosa, llena de cosas que ver.

Como no era muy práctica con los medios públicos ni con los mapas, opté por comprar un billete válido para dos días para uno de esos autobuses turísticos de dos plantas, que están en todas las grandes capitales, conocidos como Hop-On Hop-Off (porque puedes bajar y subir al autobús todas las veces que quieras). El billete costaba alrededor de los 20 euros e incluía un mapa de la ciudad y de una guía de voz que daba información durante el viaje. Hoy por hoy, no elegiría de nuevo coger ese autobús turístico porque es muy caro. Me habría bastado con moverme en un autobús normal o en metro. En cualquier caso, vi todo lo que había que ver.

Mi recorrido empezó por la Plaza de Cataluña, la plaza central y principal de Barcelona, punto de encuentro entre el Eixample y el casco antiguo de la ciudad. A su alrededor se concentran el comercio, los transporte (es la terminal del metro y la mayoría de los autobuses), las finanzas y el turismo, así como la vida nocturna, también porque la Rambla se origina en la plaza, que es la carretera más famosa de Barcelona y desciende hacia el mar.

Unos minutos después de que saliera el autobús, entramos en el barrio gótico de Barcelona. Bajé en la parada para admirar la hermosa Catedral de la Santa Cruz y Santa Eulalia, sede de la archidiócesis de la capital catalana. La catedral actual fue construida en estilo gótico entre los siglos XIII y XV, sobre las ruinas de iglesias anteriores. Hoy el edificio está conformado por la iglesia, un claustro, las salas capitulares y la capilla de Santa Lucía. El interior es muy bonito y merece una visita. Puedes acceder a la entrada y al claustro de forma gratuita. Para visitar solo el techo y el corazón de la Catedral, tienes que pagar 6 euros (3 euros por cada "atracción"). Una visita completa, en cambio, vale 7 euros por persona si estás solo o 5 euros por persona si es un grupo grande.

Unos 25 minutos después, volví a montarme en el autobús, que esta vez me dejó en el Port Vell, el antiguo puerto de Barcelona, que hasta la década de 1980 era un área bastante deteriorada donde solo había mercados de pescado, mientras que hoy se ha convertido en una de las zonas más atractivas de la ciudad. Renovado después de los Juegos Olímpicos de 1992, el que en otra época fue un lugar frecuentado exclusivamente por marineros, hoy es uno de los lugares de reunión y entretenimiento más importantes de la capital catalana. Aquí tienes el acuario, un cine en 3D, un centro comercial y mucho más. El acuario es muy bonito. Si tienes tiempo, te aconsejo visitarlo. La entrada cuesta 20 euros para los adultos (a partir de los 11 años), 15 euros para los niños de entre 5 y 10 años y 7 euros para los niños de 3 y 4 años. Quizás un poco caro. Si compras el billete online, en la página web oficial, se ahorra un poco.

Después de un par de horas volví a montarme en el autobús, que se detuvo cerca del Museo de Historia de Cataluña, que merece una visita. Había comenzado la visita sin grandes expectativas, en cambio, poco a poco, me fue gustando cada vez más. El museo es interactivo y permite probar diferentes cosas, por ejemplo, la armadura de los caballeros, y revivir algunas situaciones, como el búnker antiaéreo. Se divide en tres plantas muy modernas, hechas de vidrio, cemento y tuberías. Está bien mantenido, muy limpio y el personal es amable y servicial. Muy interesante. Es también muy bonita la exposición fotográfica temporal sobre la Guerra Civil. La entrada para visitar el museo y la exposición cuesta 4, 5 euros.

Después de aproximadamente una hora, volví a coger el autobús, que paró en Barceloneta, un barrio de marineros de Barcelona, famoso por sus largas playas y vida nocturna. Tenía otros días disponibles para visitar mejor esa zona y poder apreciarla mejor, así que continué en el autobús, que paró en Port Olímpic, construido en 1991 para permitir que se realizaran las competiciones de navegación durante los XXV Juegos Olímpicos. Además de ser un puerto deportivo de renombre, el Port Olímpic es también un importante centro turístico y de ocio, que atrae a millones de personas al año. Me paré para comprar un cargador para el portátil porque había olvidado el mío en Italia.

Una hora y media después, volví al autobús, que se detuvo en Platja de Bogatell (Playa de Bogatell), una playa muy larga considerada de las más bonitas de Barcelona. Ni siquiera me bajé en esta parada, para poder apreciar mejor la playa en los días siguientes. La siguiente parada fue Nova Marbella Beach, una playa creada para los Juegos Olímpicos de 1992. Continué en el autobús y me bajé en la parada Forum, un edificio de forma triangular con paredes azul índigo intercaladas con inserciones de vidrio, diseñado por los arquitectos suizos Jaques Herzog y Pierre de Meuron, cuya construcción causó mucha controversia. Su forma sigue la confluencia de las tres calles (la Avinguda Diagonal, la Rambla del Prim y la Ronda Litoral) que llegan hasta la gran plaza en la que se encuentra, junto con dos auditorios, un museo y un balneario muy vanguardistas. Esta zona es la sede de conciertos, festivales, eventos culturales y eventos de todo tipo. Esta zona también es conocida por albergar una pérgola fotovoltaica tan grande como un campo de fútbol, compuesta por 2686 paneles capaces de producir electricidad para 1000 familias.

El primer viaje turístico en autobús acabó ahí. Me di un baño en este balneario, un gran trabajo de ingeniería y arquitectura urbana. No hay arena. Se han creado varias piscinas naturales de agua salada, entre las rocas. Muy especial. Después de refrescarme, me bebí una sangría mientras veía la puesta de sol y luego cogí el autobús de vuelta a Plaça de Catalunya.

Llegué a mi hotel, me di una ducha. Me vestí y salí. Después de un paseo en solitario por la Rambla, vi un grupo de chicos italianos y me presenté. Pasé el resto de la tarde con ellos. Me llevaron a un local muy particular, que recomiendo que veas. Se llama El Bosque de las Hadas y está en un callejón de la Rambla, llamado Passatge de la Banca, en el número 5. Es un lugar muy pintoresco, que representa un bosque de hadas e incluso se reproducen los sonidos de la naturaleza. Además las luces tenues hacen que el ambiente sea muy íntimo y que el sitio sea realmente mágico. Es un lugar no demasiado grande, los precios son normales y el personal es amable. ¡Recomendadísimo! En la foto de abajo estoy, como un mono, cogida a un árbol falso dentro del establecimiento.

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El segundo día me desperté temprano, hacia las 7:30, como de costumbre. Desayuné en un bar bajo el hotel, con un cruasán y un capuchino y continué mi visita en autobús. Cogí el autobús en la parada de Plaça de Catalunya y contemplé las calles de la ciudad, sentada cómodamente, en la segunda planta del autobús, al aire libre. Con el viento en la cara y los auriculares en las orejas, con los que escuchaba lo que decía la voz grabada de la guía turística. Me bajé directamente en la parada siguiente a la del Forum, es decir, Glòries-Torre Agbar, un rascacielos ubicado cerca de la Plaza de les Glòries Catalanes, diseñado por el arquitecto francés Jean Nouvel e inaugurado en 2005. El edificio es el tercero más alto de la ciudad, después del Hotel Arts y la Torre Mapfre. Mide exactamente 144 metros y está compuesto por 38 plantas, de las cuales 4 son subterráneas. Solo se puede visitar el vestíbulo, en el que hay una tienda de recuerdos.

Volví a montarme en el autobús 25 minutos después y me bajé en la parada siguiente, o sea, la de la Sagrada Familia, que es quizás la principal atracción de la ciudad. ¡Efectivamente es maravillosa! Es una gran basílica católica, considerada una de las obras maestras más importantes de Antoni Gaudí. Las obras para la construcción de la basílica empezaron en 1882. El edificio debería haber sido de un estilo neogótico, pero, en 1883, Gaudí se hizo cargo como diseñador y lo rediseñó por completo. Trabajó en la iglesia el resto de su vida, que a día de hoy todavía no se ha terminado. No obstante, se espera que las obras terminen en 2026, es decir, 144 años después de poner la primera piedra. Por desgracia, avanzan muy lentamente y de manera discontinua, porque dependen mucho de la cantidad de las donaciones. En cualquier caso, la iglesia fue consagrada el 7 de noviembre de 2010 por el papa Benedicto XVI.

Volví a coger el autobús una hora y media después. La parada siguiente era Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, un hospital construido entre el 1901 y el 1930, diseñado por Lluís Domènech i Montaner y declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Solo vi el edificio por fuera y preferí seguir, también porque la parada siguiente era Park Güell y ¡no veía la hora de llegar! El parque cubre un área de casi 18 hectáreas, en la parte superior de la ciudad, en la vertiente meridional del Monte Carmelo. Fue construido entre el 1900 y el 1914, a expensas del rico empresario catalán Eusebi Güell y el diseño de Antoni Gaudí. Se inauguró en 1926 como parque público y en 1984 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Gaudí mantuvo la tendencia natural del terreno y dejó volar su imaginación, creando esta obra maestra de perfil sinuoso, perfectamente integrada en la naturaleza. Creó estructuras y animales de cemento y las recubrió de cerámicas coloridas y trocitos de cristal, como en los mosaicos, utilizando la llamada técnica del "trencadís".

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La de la foto es la escalera principal. La fuente con forma de salamandra es preciosa, símbolo del fuego y la alquimia. En la parte superior de la escalera encontrarás la sala hipóstila, que se parece a un templo griego y también se conoce como la sala de las 100 columnas, aunque solo están realmente terminadas alrededor de noventa. Si continúas caminando por el parque, encontrarás un magnífico banco en forma de serpiente, de 150 metros de largo. La entrada al parque cuesta 7 euros para adultos y 4, 90 para niños de 7 a 12 años y para mayores de 65 años. De octubre a marzo está abierto de 8:30 a 18:15 (la última entrada es a las 17:30). En abril y mayo, está abierto de 8:00 a 20:30 (la última entrada es a las 19:30). De junio a agosto, está abierto de 8:00 a 21:30 (la última entrada es a las 20:30). Finalmente, en septiembre está abierto de 8:00 a 20:30 (la última entrada es a las 19:30). ¡También se admiten perros!

Me quedé paseando por el parque al menos dos horas. Conocí a un chico argentino, un apasionado de la fotografía, que me acompañaba y me hacía de fotógrafo personal y luego cogí el autobús de vuelta con él. Dirección a Tibidabo, el punto más alto de la ciudad, desde donde se puede disfrutar de una vista estupenda de Barcelona. Además del paisaje, también distinguirás la hermosa iglesia moderna en estilo neogótico, llamada Sagrat Cor. El edificio es enorme y lo rebasa una estatua de bronce de Cristo también enorme. Se diseñó para competir con el Sagrado Corazón de Montmartre (París) y su construcción finalizó en 1930. La cripta se excavó en la roca y se inspiró en el movimiento modernista, desarrollado en los últimos años del siglo XIX.

En el interior, hay estatuas muy bonitas creadas por Eusebi Arnau, uno de los mejores artistas de la época. Una puerta te llevará a la Capilla de la Eucaristía; mientras que las escaleras a los lados te llevarán a la iglesia, en piedra gris y con vidrieras decoradas con preciosas cerámicas y mosaicos. Luego coge el ascensor que te llevará a la terraza y desde allí, tras subir unas escaleras de caracol, llegarás a la enorme estatua en la parte superior del edificio y podrás contemplar la magnífica panorámica del campo y la ciudad de Barcelona. Las visitas a la iglesia y la cripta son gratuitas, pero el ascensor para subir cuesta 3 euros. De junio a septiembre, se puede acceder desde las 11:00 hasta las 20:00; mientras que de octubre a mayo, se puede acceder desde las 11:00 hasta las 18:00.

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En la zona de Tibidabo, encontrarás también el parque de atracciones más antiguo de toda España, construido en el lejano 1889. De hecho, las atracciones son bastante antiguas y no encontrarás ninguna escalofriante. Puedes comprar una entrada para todo el día, que es muy cara, a mi parecer. Cuesta 28, 5 euros para los adultos y 10, 30 euros para los niños de más de 120 cm de altura. Es gratuita para los niños de menos de 90 cm. Quizás es preferible pagar individualmente algunas atracciones que están fuera de los límites del parque, por ejemplo, la rueda panorámica y la atracción emblemática con el avión que muchas aparece en las imágenes publicitarias.

Un par de horas después, volvimos a coger el autobús y bajamos en la parada siguiente, que era la de Casa Milà, conocida también como La Pedrera. Sin duda, es una atracción imperdible, especialmente para los amantes de la arquitectura modernista y del gran Gaudí. El edificio es ondulado y parece una pedrera abierta. Se encargó su construcción a principios del 1900 por un gran industrial de la época: Milà. En 1986 el banco Caixa Catalunya adquirió La Pedrera, que hoy permite la visita a los turistas y organiza eventos culturales dentro. No obstante, algunos apartamentos que la componen se emplean como casas y oficinas. La visita dura una hora y media aproximadamente. Se pueden visitar las tres últimas plantas y el patio. La entrada cuesta 22 euros para los adultos; 16, 50 para los estudiantes, para los mayores de 65 y para los discapacitados; 11, 5 para los niños de los 7 a los 12 años y es gratuita para los niños de menos de 7 años. La Pedrera abre todos los días, excepto el 25 de diciembre. De diciembre a marzo, se puede visitar desde las 9:00 hasta las 18:30; mientras que desde abril hasta noviembre se puede visitar desde las 9:00 hasta las 20:30.

Un par de horas después, volvimos al autobús. Dirección: Casa Batlló, otra obra maestra de Gaudí. Descubrirás algo sorprendente en todos los rincones de la casa, detalles arquitectónicos mágicos que te fascinarán. Se puede visitar la planta en la que residía la noble familia Batlló, el ático, con sus antiguos almacenes y lavaderos, la terraza, las chimeneas y el precioso patio. La Casa Batlló está abierta a visitas todos los días del año desde las 9:00 hasta las 21:00, y se necesita aproximadamente una hora para realizar una visita completa. Si estás interesado en visitarla, te aconsejo que compres la entrada online porque hacen descuentos y te ahorras hacer la cola. La entrada es gratuita para los niños menores de 7 años; mientras que online cuesta 20, 50 euros para los niños de 7 a 18 años, para los estudiantes y para los mayores de 65. Por último, cuesta 23, 50 euros para los adultos.

Más o menos dos horas después volvimos al autobús, que pasó por delante del Teatre-Nacional Auditori, pero no nos bajamos. Preferimos seguir hasta Plaça de Catalunya porque estábamos ya bastante cansados.

En ese punto nuestros caminos se separaron. Yo me fui al hotel, me di una ducha y salí a cenar fuera. Hice una buena búsqueda de bares que ofrecían tapas gratis y cada noche iba a uno. Os lo recomiendo otra vez. Claro que han pasado algunos años, así que no sé si todavía funciona del mismo modo. En la zona de Barceloneta, os aconsejo el Cal Chusco y el El Moll del Rebaix. En la zona Sants, os recomiendo el El Capritxo, obligatorio para los amantes del pescado frito; el Casa Mayo, que ofrece un pincho (rebanada de pan con diferentes salsas) por cada birra y el Casa Lolo, ¡donde podrás probar las berenjenas con miel! En la zona Gràcia, os sugiero el Gala Mala. Con una cerveza, te servirán gratis una porción de patatas bravas o una tortilla riquísima. El único problema es que siempre están abarrotados de gente, pero el ambiente es muy típico y ¡cuando se trata de comer gratis no puedes rechazarlo! En la zona Glòries, podéis ir al Daniel Café, donde te servirán tapas francesas. Finalmente, en la zona Raval, encontrarás el Bar Rustik.

¡El tercer día fui a la playa! Estaba un poco revuelto, así que no disfruté al máximo. Al contrario... De hecho, una ola se me echó encima y mi toalla se quedó completamente empapada de agua. Ahí estoy en la foto de abajo, después de haberla escurrido.

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En la playa, una chica china me dio un buen masaje...

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E hice amistad con otro grupo de italianos, muy simpáticos, con los que pasé también los días restantes.

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Las esculturas de arena a lo largo de la costa eran muy bonitas.

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A los muchachos les gustarán también las muchas chicas en topless...

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Y muy bonitas también las "estatuas humanas" a lo largo de la Rambla (no sé cómo definir a estos artistas callejeros).

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Recorriendo la Rambla, encontrarás el Mercado de la Boquería, una parada obligatoria. No te dejes tentar por los botes de macedonia de fruta fresca que verás en los primeros puestos porque pagarás mucho más que si lo compras en los últimos puestos. Yo no lo sabía y compré la macedonia inmediatamente por 3 euros y después cuanto más avanzaba por el mercado, más disminuía el precio: 2, 5 euros, 2 euros, 1, 5 euros... Y poco a poco el precio disminuía y mi rabia aumentaba. ¡No hagas lo mismo que yo!

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El cuarto día me organicé con el grupo de chicos italianos y fuimos de nuevo a la playa. Relax en estado puro. Una chinita me dio otro masaje de media hora por solo 5 euros. Por la tarde, fuimos a cenar a un restaurante situado en pleno paseo marítimo, muy famoso por su paella, el Can Majó. Efectivamente, la paella estaba exquisita. Y también los aperitivos de marisco y el risotto con langosta estaban riquísimos. Todo va acompañado de una salsa deliciosa.

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Y luego dimos una vuelta por los pubs. ¡La vida nocturna en la capital catalana es muy movida! ¡Nunca decae! Barcelona es famosa por ser una ciudad fiestera, llena de jóvenes y llena de pubs y discotecas de todo tipo. Encontrarás pequeños clubes de playa en la playa, pero también muchas discotecas de prestigio. La mayoría de las discotecas son gratuitas dentro de cierta hora (generalmente la una). En cualquier caso, a lo largo de la Rambla, o directamente fuera de los pubs, te toparás con una avalancha de relaciones públicas que distribuyen folletos con ofertas o incluso cócteles gratuitos. Además, si te gustan los juegos de azar, puedes ir al Casino de Barcelona, en el barrio del Port Olímpic. Si eres amante del Hard Rock Cafe, lo encontrarás en la Plaça de Catalunya. Está distribuido en dos plantas, con una hermosa terraza desde donde puedes ver a la gente caminando por la Rambla. Les gusta tanto los turistas como a los catalanes, por lo que siempre está muy lleno, especialmente los fines de semana. Después de la cena, se convierte en una discoteca-pub y puedes tomarte cócteles excelentes que preparan baristas expertos. Te lo recomiendo para una velada romántica o incluso para tomar una copa con amigos.

El quinto día fui al zoo, que está en el centro de la Ciutadella. Está considerado como uno de los más bonitos de toda España. Si dispones de mucho tiempo, puedes dedicarle medio día. Acoge alrededor de 2000 animales de más de 300 especies diferentes y también es muy conocido por la cantidad y variedad de plantas, árboles, flores y variedades botánicas. El zoo cubre 14 hectáreas y se pueden alquilar pequeños coches eléctricos. Los hábitats de los animales se han reproducido muy fielmente. Los animales están bastante libres. Puedes ver: chimpancés, orangutanes, macacos, gorilas, leones, tigres, jirafas, elefantes, jaguares, gacelas, hienas, jabalíes, cebras, hipopótamos, camellos, lobos, osos, flamencos, papagayos, garzas, buitres, águilas, gavilanes, cocodrilos, serpientes, dragones de Komodo, etc.

La entrada cuesta 19, 50 euros para los adultos; 11, 95 para los niños de 3 a 12 años y es gratuito para los niños menores de 3 años. El zoo abre todos los días de la semana, todo el año, excepto la tarde del 25 de diciembre. Se visita en 4 horas y cuenta con rutas para gente en silla de ruedas. Desde el 1 de enero hasta el 18 de marzo, abre a las 10:00 y cierra a las 17:30. Desde el 19 de marzo hasta el 15 de mayo, abre a las 10:00 y cierra a las 19:00. Desde el 16 de mayo hasta el 15 de septiembre, abre a las 10:00 y cierra a las 20:00. Desde el 16 de septiembre hasta el 29 de octubre, abre a las 10:00 y cierra a las 19:00. Por último, desde el 30 de octubre hasta el 31 de diciembre, abre a las 10:00 y cierra a las 17:30.

El sexto día fui de nuevo a la playa. Y el séptimo día, salida hacia Lisboa, Portugal, donde empezaría mi experiencia Erasmus.

¡Fue una semana maravillosa! Lo mejor de viajar solo es justamente eso: haces todo lo que quieres sin tener que rendirle cuentas a nadie. Eliges dónde dormir, en un hotel de 4 estrellas, en una habitación compartida con otras 10 personas o en un hostal. Eliges a qué hora levantarte por la mañana. Eliges qué visitar. Cómo hacerlo. Si te basta con una visita rápida o si estás dispuesto a pagar una entrada para una visita completa. Eliges cómo desplazarte. En autobús, en tren, haciendo autostop, en bici, coche, a pie. Eliges a qué velocidad andar y cuánto tiempo dedicarle a cada sitio. Además, tienes la oportunidad de conocer a mucha gente nueva. Adoro viajar sola.

Espero que hayas encontrado información útil en este artículo y solo puedo desearte un buen viaje y una buena estancia en Barcelona, una ciudad realmente maravillosa, que vale la pena visitar al menos una vez en la vida.


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