Días 16 y 17: vuelta a Bangkok y regreso a Itlaia

Había llegado el 1 de diciembre pero el frío, la nieve y la Navidad con todos estos días cálidos en las playas tropicales eran díficiles de imaginar. Que extraño eso de estar en climas completamente diferentes respecto a las habituales estaciones a las que estamos acostumbrados... Pierdes realmente la concepción del tiempo.

En cualquier caso, ese día nos levantamos con calma después de una larga y movida noche en Patong Beach. A la espera del avión para volver a Bangkok habíamos paseado durante un poco entre las tiendas de esa ciudad de playa y nos relajamos en la enorme playa cubierta por el sol. Había varias cometas y kitesurfers que volaban por encima del agua, dejando la escena del mar muy animada.

Días 16 y 17: vuelta a Bangkok y regreso a Itlaia

Con esta última imagen en la mente dije adiós al mar tailandés y me dirigí al aeropuerto con varios de mis compañeros de viaje. Los otros dos se quedaron en Phuket para seguir sus vacaciones por su cuenta. E el aeropuerto de Bangkok tuve que despedirme de los otros dos compañeros que volvían a Italia; yo, en cambio, tenía aún un día extra para terminar de explorar Bangkok.

Por la tarde, volví a Chaosan Road de la cual me había enamorado, me alojé en un hostal bonito dedicado a Bob Marley y disfruté por la noche en las calles iluminadas por numerosas linternas.

Días 16 y 17: vuelta a Bangkok y regreso a Itlaia

Allí probé el famoso masaje tailandés pagando sólo 10 € por media hora. Me tumbé boca abajo y una personas empezó a caminar por encima mía, aplastándome los músculos de la espalda y del cuello y a estirarme de los brazos y las piernas. Una vez que acabó el masaje, me sentí como un flan tembloroso. Fue un poco doloroso pero muy divertido.

Por otra parte, descubrí que durante los masajes usaban el Tiger Balm, una crema aromática típica tailandesa perfecta para curar inflamaciones y dolores, por lo que compré algunas en una farmacia como regalo.

Compré también una camiseta para mí con un diseño de un elefante y pantalones para mis hermanas, hechos con un especial tejido ligero que te mantiene fresco incluso en los días más calurosos; de hecho, me pusé uno de estos pantalones largos cuando visité el Wat Phra Kae y estaba mejor que con los pantalones normales cortos.

Al día siguiente, terminé de visitar algunas atracciones importantes de Bangkok que no había podido ver los primeros días. Me estaba pesando ya todo el cansacio acumulado del viaje por que me moví con extrema calma.

Un poco más lejos del hotel, visité el Wat Bowonniwetwiharn Ratchaworawiharn, con decoraciones de influencia china y el Wat Indharaviharn, el cual alberga la estatua del Buda más alta de Tailandia: ¡32 metros de altura!

Días 16 y 17: vuelta a Bangkok y regreso a Itlaia

Después, me moví con un TucTuc hacia el sur para ver el Wat Arun, conocido como el templo del alba, situado a espaldas del río y con increíbles decoraciones blancas; además, era posible subir a la caminata panorámica en la cima hasta las escaleras de la base.

Días 16 y 17: vuelta a Bangkok y regreso a Itlaia

Finalmente, me dirigí al aeropuerto por la noche y esperé el vuelo de la mañana siguiente que salía muy pronto, intentando dormir en una fila de sillas. Aunque no pudiese descansar bien, me esperaban otras doce horas de vuelo para dormir, por lo que por una noche podía permitirme renunciar a la comodidad.

Cuando llegué a casa, me dí cuenta de cuánta energía tenía que recuperar todavía también debido al cambio de huso horario. ¡Me hizo falta una semana para recuperarme por completo! Cuando viajo siempre tengo tanto entusiasmo que encuentro siempre energía extra para poder visitar muchos lugares pero tarde o temprano llega el momento en el que descarsar realmente.

Este viaje por Tailandia fue maravilloso y pasó todas mis expectativas. ¡Lo guardaré siempre entre mis mejores recuerdos!


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