Museo Arqueológico Nacional de Atenas

En uno de mis pocos momentos de relax durante mi Erasmus Placement en la Escuela Francesa de Atenas, decidí visitar el Museo Nacional.

Parece una elección banal, pero en realidad para una estudiante de arqueología como yo es uno de los lugares más bonitos del mundo. Es sede por excelencia desde el siglo XIX de algunos descubrimientos importantes y de testimonios de la civilización micénica. Así que me eché la cámara de fotos en el bolso y me encaucé por la calle Alexandras, donde vivo, para llegar al Museo Nacional.

Nada más entrar, escuché la típica cháchara de los grupos escolares indisciplinados, preparados para ser acogidos por una pobre guía que les acompañaría en la "búsqueda" de la cultura. Aunque estoy segura de que en esos grupos siempre hay alguien que disfruta de la experiencia. Esperé a que el pasase el caos para entrar. No os describiré minuciosamente las secciones del museo, ni lo que yo vi ni lo que tenéis que ver porque la forma de percibir el arte, la cultura y la historia es completamente diferente dependiendo de la persona. Tenéis que vivirlo para entenderlo. Personalmente, como clasicista, os digo que me quedé encantada con los utensilios expuestos en el museo y aprecié mucho la exposición temporal sobre el naufragio de un barco en Anticitera (para que nos entendamos, famoso Mecanismo de Anticitera, antecesor nuestros ordenadores, se encontró justo en su interior). Dulcis in fundo (tanto en el sentido literal como en el metafórico), me zampé en el bar del Museo, que estaba en completo silencio, unos cupcakes de canela con un té caliente, ¿quién se iba a mover ya de allí?

Fuente - Il calcolatore