Isla de Aegina

Mis ganas de viajar me hicieron viajar y explorar el mundo. Quiero tener recuerdos de los lugares que desconocía. Por eso, el pasado julio mi corazón me llevó a Atenas, 'la ciudad de los dioses' como todos la conocemos. Existe una belleza pintoresca que me apegaba a Atenas día tras día. No empezaré a hablar sobre turismo o la cálida afección de sus gentes y de cúan interesante y simpáticos son y cómo me encantaba la manera en la que los riegos vivían una noche como si fuese la última, sino que voy a hablar de la experiencia personal que más me afectó.

Aquí estamos, en el puerto del Pireo, después de decidir repentinamente que íbamos a Aegina. No hay nada más simple que moverse por Atenas. Vivíamos en Glyfada, así que nos montamos en el bus A1, que nos llevó directamente al puerto. Estaba como a una hora de Glyfada y, aunque odio los viajes largos, me entretuve con este. No podía parar de mirar las playas a mi derecha y los edificios preciosamente construidos a mi izquierda. Finalmente, en el puerto estaba el barco 'AΓIOΣ NEKTAPIOΣ' (por cierto, escribo el nombre tal y como la mujer me dijo). Era una excursión que costaba solo 13 euros por persona , ¡por lo que era una tremenda oferta!.

¡Bienvenidos a Aegina! , a uno de los lugares más bonitos que he visto y con la atmósfera perfecta en la que vivir. No quiero olvidarme de mencionar el clima. No hacia demasiado calor, sino el tiempo perfecto para un día en la playa. Podía sentir el calor del sol calándome por la piel mientras caminaba por las calles de Aegina. Aegina es una isla bastante simple, verás que todavía mantienen sus medios de transporte tradicionales para turistas, los carruajes de caballos de Aegina, para dar una vuelta por la ciudad y los alrededores. Además, mucha gente usa bicis para darse una vuelta y hay menos coches, por lo que no es una isla con atascos de tráfico, aunque sea pequeña.

Si caminas por el lado derecho del puerto, a lo largo de la bahía, llegarás a este sitio donde podrás ver los yates. La mayoría de los que los llevan son extranjeros que alquilan yates para navegar por el mar Egeo y visitar la mayoría de los destinos de Grecia. Además, a unos 500 m de este punto, se encuentra la espectacular iglesia Panagista, dedicada a la Virgen María y construida en 1673 usando "pouri", la suave piedra local.

Después de caminar unos 5 minutos de vuelta por el puerto, decidimos almorzar en 'σωσωvn' y déjame decirte que ¡no tengo ni idea de cómo se pronuncia eso! El dueño del restaurante, que era muy simpático y acogedor, resultó ser un egipcio que llevaba viviendo en Aegina desde hace ¡15 años! .

La comida en el restaurante estaba extremadamente deliciosa, igual que el postre. También llegamos a conocer a un obrero medio medio griego, medio egipcio, y fue muy agradable. Al final, el dueño nos dio indicaciones para ir a la playa de Avra, a cinco minutos andando a la izquierda del puerto de Aegina.

Finalmente, llegamos a la playa, el momento que tanto estaba esperando a lo largo de todo el viaje. La entrada a la playa de Avra era gratis, pero pagas 6 euros por una hamaca y una sombrilla. Corrí con mi padre y con mi hermana para meterme en el agua pero, antes de eso, me tomé mi tiempo para admirar la calidez de la arena que rellenaba los huecos de entre mis pies, el agua fría que cubría toda la arena y la fresca brisa que barría mi pelo mientras que los rayos del sol brillaban encima de mí. El aroma del mar se mezclaba con los chapoteos y las risas de los niños, y llenaban la playa.

Ya estábamos casi de vuelta al puerto del Pireo. Este viaje fue una de las mejores experiencias de mi vida, con mucha diferencia. Solamente la belleza del sol bailando sobre las aguas de azul cristalino del mar Egeo era suficiente. Me he prometido a mí misma que un día volveré para navegar por el mar Egeo y para explorar cada isla.

No me voy a olvidar de mencionar que tomamos el bus directamente de vuelta al centro de Atenas (Syntagma) para terminar nuestro día con un café y dulces de mi tienda de dulces favorita en la calle Ermou: 'ATTIKA APTOΠOIEIA' καλή όρεξη!