Las 22 maravillas de Ámsterdam

¡Verwelkoming y begroeting! Hoy vengo a hablaros sobre mi primera experiencia Erasmus en la Universidad de Ámsterdam, donde pasé los 5 meses más reveladores de mi vida como estudiante.

No termino de acostumbrarme a la cara de fascinación que pone la gente cada vez que cuento que me fui de Erasmus allí; sus caras hablan por sí solas diciendo: "Guau, ¡qué pasada! ¡Ámsterdam! ". ¡Vaya fiesta te habrás pegado! " (guiño, guiño). Pero, tal y como ya dije en un artículo anterior, al contrario de lo que piensa la gente, nunca he sido una persona fiestera. Os lo creáis o no, no vine aquí por eso.

Vine por la universidad. Mi intención era estudiar un montón y entrar en una de las mejores universidades que existen y, a toda costa y con mucho esfuerzo (por la distancia y el esfuerzo económico que supone), convertirme en una estudiante más de allí. Y, visto de otro modo, puede que Ámsterdam me eligiera a mi, porque durante esos 5 meses he experimentado en mis carnes lo que de verdad significa ser una adulta independiente en una de las ciudades más eficientes y maravillosas de toda Europa. Más adelante os contaré qué fue lo que más me gustó de vivir allí y lo que os recomendaría que hicierais vosotros también.

  1. Casa de Anna Frank
  2. ¿Acaso hay alguien que no haya oído hablar alguna vez del diario de Anna Frank? Yo tuve la suerte de leérmelo en el instituto porque un amigo me lo dejó prestado al volver del viaje que hizo a Auschwitz, Polonia.

    Recuerdo que me tenía enganchada y no podía parar de leer, pero a la vez quería leerlo con detenimiento para reparar en las atrocidades que se cometieron contra el pueblo judío durante la II Guerra Mundial, motivo por el cual Anna y su familia permanecieron ocultos durante dos años para evitar que les metieran en un campo de concentración.

    La casa, que actualmente es un museo de lo más sobrecogedor, se encuentra en Prinsengracht; os aseguro que este museo os dejará huella y os dará que pensar. Merece la pena hacer cola, creerme; aunque fuera veáis mucho barullo, dentro tan solo hay silencio y humildad, pero notaréis el corazón en un puño al pensar en todo lo que pasó allí en su día y lo que habría podido pasar si aquella chica y su familia hubieran sobrevivido a aquello.

    Es bastante duro, pero eso no me impidió ir a ver la casa tres veces (los estudiantes Erasmus pueden pedir un bono para los museos e ir cuantas veces quieran).

  3. Explora el barrio de Jordaan
  4. Este barrio, junto Museumplein, es uno de los sitios a los que tenéis que venir cuando haga solecito. Es uno de los barrios más encantadores de Ámsterdam sin duda; te transmitirá ese buen rollo que tanto caracteriza a esta ciudad con esas callejuelas estrechas, esos pintorescos edificios, las galerías de arte independiente, las tiendas vintage, sus acogedores bares y restaurantes y los maravillosos jardines que hay. Es como un laberinto de casitas de jengibre en el que podréis sacar unas fotos envidiables para Instagram, ya que si hay algún lugar en el mundo en el que la gente quiera ir a vivir, es Ámsterdam; aunque hay que tener en cuenta que es cara, pese a que en su día fuera una zona de clase obrera.

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  5. Palacio Real
  6. No está de más venir si tienes la tarjeta para entrar a los museos. El Palacio Real está justo en pleno centro de la ciudad, en la zona de tiendas; en él encontraréis algunas de las esculturas y cuadros más impresionantes jamás vistos, que hacen honor a lo que este edificio significa para los habitantes de esta ciudad.

    Lo que más me llamó la atención fue que, nada más entrar, acabas en mitad de este "salón de baile", donde, si te fijas, te darás cuenta del mensaje que hay tras esas maravillosas obras de arte que decoran la sala: la estatua de Atlas con la bola del mundo sobre sus hombros, que simboliza a Ámsterdam como el centro de todo en plena Edad de Oro; Poseidón, la divinidad del mar, representando a una ciudad repleta de canales; y, por último, los mapas celestes y mapas del mundo que podréis encontrar en mitad del Salón de los Ciudadanos (conocido en holandés como Burgerzaal).

    Si de verdad queréis saber cómo era vivir como un holandés de clase alta por aquel entonces, perdeos tal y como hicimos nosotros deambulando por todas las estancias de este magnífico palacio. Alerta spoiler: no, la familia real no vive aquí.

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  7. Museumplein y las letras de "I amsterdam"
  8. Se trata de la plaza que alberga a los museos más importantes de todo el país. Museumplein es el lugar perfecto al que ir a disfrutar de una bonita tarde soleada. Allí encontrarás el museo de Van Gogh, el Rijkmuseum, etc.; podréis disfrutar de la cultura, que está presente 360º a la redonda, mientras exprimís hasta el más mínimo rayo de sol sentados en el césped junto a vuestra bici y con los cascos puestos (los días de sol son más raros que un perro verde, por lo que no os podréis permitir el lujo de desperdiciar ni el más pequeño atisbo de sol).

    Este utópico lugar está en constante movimiento a lo largo de todo el día, no solo porque los turistas vayan directos a las letras de "I amsterdam", sino también por la cantidad de exhibiciones y mercados que hay montados en mitad de la plaza; están allí siempre, sin importar la estación del año.

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  9. Arenques con pepinillos y cebolla
  10. Aunque el hecho de comer arenques crudos con cebolla y pepinillos os de un poco de repelús, no os podéis ir sin probarlos. Los puestos donde venden este plato típico están por todas partes, para que ningún turista se vaya sin probarlo.

    Lo puedes probar en plato, donde sirven los ingredientes que os dije antes por separado, o en un sándwich. Si prefieres la segunda opción, tienes que pedir un "broodje haring". Y otra cosa que he aprendido también gracias a los lugareños, es que el pescado sabe más o menos dulce dependiendo de la época; así que, técnicamente, sabrá distinto si te lo comes al acabar la primavera, allá por mayo, que si te lo comes en cualquier otra estación del año.

  11. Museo de Van Gogh
  12. Van Gogh ganó mucha popularidad hace dos años, pero me parece que el éxito que tiene ahora no se lo podría haber imaginado nadie por aquel entonces. La verdad es que cualquiera coincidiría con que iros de Ámsterdam sin visitar este museo es una pena, hasta para los que no seáis amantes del arte. Este edificio modernista recrea el universo de Van Gogh y alberga cientos de obras del artista, entre ellas, cartas y bocetos. Es como viajar en el tiempo y hacerle una visita a nuestro querido pintor, descubriendo de cerca cómo era su vida y su entorno personal.

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  13. Reijkmuseum
  14. He venido ya tres veces a este museo y aún no puedo decir que haya visto todas y cada una de las salas. Casi nunca hay cola pese a que está en pleno centro y se trata de un museo nacional; cuenta con que la gente querrá venir a verlo una vez esté en Ámsterdam.

    Tienen obras de arte bastante famosas entre su colección: "La ronda nocturna" de Rembrandt, una obra muy famosa que se encuentra a gran escala; "La Lechera" de Vermeer, casitas de muñecas, unos jardines espléndidos, el famoso pasaje, donde encontraréis a menudo artistas callejeros dándolo todo con tal de impresionar a los amantes del arte que pasen bajo este museo tocando las mejores piezas de Vivaldi aprovechando la gran acústica que hay.

    Aún recuerdo esa sensación de velocidad al pasar con la bici mirando las grandes cristaleras que hay tanto a la derecha como a la izquierda, desde las que se puede ver el interior del museo. ¡Qué maravilla!

  15. Museo de Rembrandt
  16. Es muy probable que este sea el museo más íntimo y acogedor que haya visitado en Ámsterdam usando el bono de los museos. Cuando fui a ver la casa de Rembrant, me encontré exactamente lo que llevaba tiempo buscando en un museo: la típica casa pequeña, descuidada y personal que caracteriza a un artista que le dedica la mayor parte de su vida a la pintura. Si vosotros también sois amantes del arte, entonces os aseguro que os encantará ver dónde vivía y trabajaba Rembrant la mayor parte del tiempo, antes de acabar en bancarrota y morir en la miseria. El tour con audioguía gratuita es bastante común en la mayoría de museos de Ámsterdam, y este no será la excepción.

    Si me permitís un consejo, echadle un vistazo primero a la página web para ver cuándo hay organizadas exposiciones de pintura y grabados; os permitirán indagar aún más si cabe en el mundo en el que Rembrant solía vivir. Os prometo que después de ver esos detalles tan bien conseguidos, no he vuelto a ver los colores de la misma forma.

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  17. Vondelpark
  18. Siempre me pareció que este parque representaba sin duda alguna el corazón de la cultura de Ámsterdam, sobre todo cuando el Sol asomaba la cabecita entre las nubes. Veréis a gente haciendo picnics, barbacoas o tumbados en el césped de chill junto a sus bicis; a otros jugando a tirarle el disco a sus perros o riendo a carcajadas con sus hijos; o los hay que prefieren tomarse una cerveza mirando cómo los patos se capuzan en el estanque. Es el parque al que la gente va a pasar la tarde cuando hace buen tiempo.

    Es el más grande de la ciudad y en verano no os aburriréis; podéis ir a ver alguno de los conciertos en directo al aire libre, a comer algo a algún restaurante o a tomar algo a un bar. Pero bueno, si no os decidís, hay más parques: Westerpark o Sarphatipark en De Pijp, o Rembrandtpark un poco más al oeste; ambos son geniales, aunque no son tan grandes. Son acogedores y agradables, todo con lo que un buen "amstemdamer" podría soñar.

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  19. Foodhallen
  20. Es el lugar perfecto para ir con los amigos de Erasmus (o simplemente cuando os dé hambre). De Hallen es el lugar de quedadas por excelencia y se encuentra en una fábrica reformada (no, no solo es decoración); allí podréis encontrar los mejores puestos de comida de la ciudad. Lo que más me gusta de este sitio es que las mesas están separadas de la comida, así que no tienes que preocuparte de que se te quede el olor a comida impregnado en la ropa.

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  21. Calles de tiendas
  22. Si de algo no cabe duda es de que en Ámsterdam no falta esa cultura del consumismo y capitalismo. En su día, fue el centro por excelencia del comercio; pero, ahora, podría decir que lo encontré bastante normalito, incluso si te vas de tiendas a Damplein. En esta plaza es donde se suelen concentrar el mayor número de turistas normalmente y, por supuesto, aquí es donde encontraréis las mejores rebajas; no les faltan clientes, de eso podéis estar seguros. Todas las tiendas de ropa que hay, que por supuesto todos conocemos (C&A, H&M, ZARA, etc), se encuentran rodeando el maravilloso Palacio Real de Ámsterdam y a lo largo de toda la calle Kalverstraat.

    Y hay más; uno de los barrios por los que ir de compras más acogedor de la ciudad (que ni siquiera Google Maps sabe dónde está) es el de De Negen Straatjes, también conocido como "Las Nueve Calles; es un lugar encantador en el que podréis encontrar cientos de tiendecitas y boutiques, e incluso tiendas vintages, en los que encontraréis ropa a cualquier precio, ya sea caro o barato.

    Con esto, lo que quiero decir es que, si queréis comprar algo, buscad por la zona este de Ámsterdam en lugar de ir directos al centro y así seréis de esos turistas con suerte que vivirán algo más que una "experiencia de compras", cosa que puedes tener en prácticamente cualquier gran ciudad a la que vayáis.

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  23. Mercadillo de Waterlooplein
  24. Aquí fue donde vine a comprarme una bici y a donde vengo siempre que necesito que me arreglen algo. En Waterlooplein podrás vivir en primera persona lo que es regatear mientras conoces y hablas con los vendedores. Una vez incluso me dieron una galleta.

    Eso sí, tened en cuenta que la mayoría no son holandeses, sino que vienen de otros países, como por ejemplo Afganistán. Esta es otra de las razones por las que Ámsterdam es una ciudad tan internacional; en una sola ciudad cohabitan cientos de culturas.

    Dejando de lado las bicis, aparte de este mercado, si buscáis libros antiguos, ropa vintage, recuerdos y stroopwaffles artesanales, también tenéis que ir al mercado de Albert Cuypen, que está en De Pijp, o al de Lindengracht, en Jordaan. Pero contad con que solo abren de lunes a sábado; en el caso del de Jordaan, tan solo abre los sábados.

  25. Jardines escondidos
  26. Hay varios lugares que tardé demasiado en descubrir durante mi Erasmus y, uno de ellos, era Begijnhof. Este patio interior es uno de los remansos de paz más antiguos que existen en Ámsterdam y es perfecto para escapar del bullicio de la ciudad. Ese pedacito verde de jardín rodeado de las típicas casas holandesas es una experiencia maravillosa, a la par que secreta, de la que podrás disfrutar una vez que llegues a Begijnensteeg.

  27. Iglesias escondidas - Museo "Our Lord in the attic"
  28. Nothing on the outside could suggest that this is a church and this was exactly the intention of the Catholics who here persecuted in the Netherlands in the 17thcentury. Aunque si algo he aprendido de lo que nos contó el guía del tour gratuito, (si no sabes de lo que hablo, aquí tienes por qué siempre se lo recomiendo a los amigos que vienen de visita), es que en esta ciudad puedes hacer lo que quieras, siempre y cuando respetes tres reglas fundamentales: no molestes, no hieras a nadie y gasta todo lo que puedas en la ciudad.

    Por eso mismo, aunque las autoridades de Ámsterdam fueran conscientes de cada domingo por la mañana se metían 200 personas en ese edificio y salían a las dos horas, a ellos no les suponía ningún problema siempre y cuando no dañaran a nadie ni molestaran; además, expulsar a 200 personas de la ciudad no les traía cuenta, ya que se trataba de sus conciudadanos, entre los cuales había obreros, profesores y personas que aportan a la economía de la ciudad. Por esto mismo no les traía cuenta. Esa fue la razón por la cual esta iglesia sobrevivió y la razón por la cual se trata del segundo museo más antiguo de toda la ciudad de Ámsterdam.

    Todo se preserva en perfecto estado, tal y como estaba hace nada más y nada menos que 400 años. Una vez dentro, tendréis que cruzar la puerta oculta que hay en la sala de estar y continuar por unas escaleras de caracol que suben hasta el ático, donde más de 150 fieles solían reunirse para practicar una religión que estaba prohibida practicar en público por aquel entonces.

    Es una experiencia bastante impresionante, y lo es más aún ya que desde la parte más alta podréis observar la ciudad entera a vuestros pies si miráis por la ventanita que hay (lo que le da un aire más acogedor aún si cabe). Además, esta joya aún sigue cumpliendo con su papel, así que podéis incluso quedaros a la misa si queréis.

  29. Norte de Ámsterdam
  30. Lo que más nos sorprendió a nosotros fue que, teniendo en cuenta lo cara que es la ciudad (si venís de Rumanía, estaréis de acuerdo conmigo), no imaginábamos que fuera a haber un ferri gratuito con el que poder cruzar con la bici el río hasta llegar a la zona norte de Ámsterdam, lugar donde suelen poner unos mercadillos enormes. Son muy pocos los turistas que logran descubrir este lugar, por eso aún conserva ese aire tan acogedor.

    Tienen comida, bebida, terrazas con un ambiente de lo más atractivo, playas en las que poder echarse y disfrutar de un buen cóctel disfrutando de las vistas del río... Este viaje en ferri, corto pero gratuito, es un acierto seguro para acercarse a las fiestas, festivales o eventos que se organicen a orillas del río.

    Aquí va un secreto: nosotros solíamos ir en ferri hasta el mercado que organizan los sábados; pues nos quedamos muertos cuando descubrimos que la grúa que hay en mitad del río IJ es, en realidad, un hotel llamado Faralda.

    Es imposible adivinarlo, a no ser que lo busquéis en Internet, porque de verdad que desde fuera parece una grúa puesta a punto y lista para ponerse en marcha en cualquier obra cuando, en realidad, dentro encontraréis 3 suites de diseño, un jacuzzi y una sala con vistas panorámicas. Por lo que dicen, algunos de los DJs más famosos, CEOs y gente de la realeza, viene aquí de vez en cuando. ¡Jamás me lo hubiera imaginado!

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  31. Columpio A’DAM Lookout – zona norte de Ámsterdam
  32. El columpio A'DAM Lookout es algo que aún tengo que tachar de mi lista de cosas que hacer antes de morir; es algo que no os podéis perder si venís a Ámsterdam, aunque las vistas no sean tan espectaculares como las de París o Londres. También hay un restaurante con vistas de 360º al que podéis ir antes de montaros en el columpio, pero es bastante caro. El caso es que la mayoría de mis amigos han probado ya a subirse a ese columpio y os lo recomiendo; además, es el columpio más alto de toda Europa. ¡Sabréis lo que siente un pájaro al volar!

  33. Museo EYE
  34. Aunque no cojáis el ferri gratuito "Buiksloterweg", las vistas a este museo no pasarán desapercibidas; os lo aseguro porque es lo primero que sobresale por detrás de la Central Station. De hecho, es un punto turístico bastante famoso. Si sois amantes del cine (y aunque no lo seáis, el bono incluye este museo, así que tenéis que ir), tenéis que venir y experimentar lo que se siente al sumergirse de lleno en el mundo cinematográfico y fotográfico. Podréis ver una gran variedad de temáticas contemporáneas, e incluso podréis ver películas y disfrutar de unas vistas espectaculares mientras os tomáis algo mirando a la bahía del IJ.

  35. Museo NEMO
  36. Por alguna razón, siempre intenté evitar venir a este museo porque me parecía más un lugar para críos pequeños que para... gente como nosotros. En cambio, os lo pasaréis genial si vais a pasar la tarde en el museo NEMO, ¡todo es interactivo!

    Nosotros nos tiramos unas 3 horas y ni siquiera nos dimos cuenta de cómo volaba el tiempo, porque te dejan a tu aire y puedes tocar de todo e interactuar con todas las exposiciones, además de echar todas las fotos que te plazca. Lo que más me gustó a mi fue la habitación en la que, dependiendo del ángulo en el que te pongas, parece que eres un gigante o un enano. Jugar con las ilusiones ópticas es lo más, sobre todo para subirlo luego a Instagram.

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  37. Vive la experiencia Heineken
  38. Mis amigos y yo intentamos evitar este museo, pero porque con lo famoso que es y lo fácil que es llegar, sabíamos que estaría a reventar de gente. Bueno, por no mencionar lo caro que es (una entrada de adulto cuesta 18 €; no va incluido en el bono de museos). Por eso decidimos ir tan solo cuando coincidió con la Noche de los Museos de Ámsterdam, que cae a principios de noviembre; si vais por esas fechas, podéis aprovechar e ir también.

    Me sorprendió que estuviera tan "poco globalizado"; eso sí, tal y como ya me imaginaba, la mayoría de cosas consistían en juegos e interactuar con los visitantes más que descubrir la historia del edificio y de la marca en sí. Aunque bueno, al menos encontramos varias salas en las que se explicaba el proceso de fermentación de la cerveza y cómo la familia llegó a conseguir que la marca fuera lo que es hoy en día.

    El edificio en sí pasó por unas cuantas modificaciones, hasta que acabó siendo el museo que es hoy en día. Aún así, aquella vieja fábrica de cerveza consiguió mantener su esencia original, sobre todo en la sala principal, donde se encuentran todos los botellines listos para comenzar su viaje por toda la fábrica, hasta que acaban el trayecto llenos de cerveza. Se puede incluso tocar algunos de los ingredientes y hacer catas de cerveza, eso sí, con los ojos vendados. Al final de la visita, os pondrán los últimos anuncios de la marca y os darán una cerveza gratis. ¿Qué más se puede pedir? ¡Diez puntos para Heineken!

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  39. Museo de bolsos y monederos
  40. Si queréis saber cómo hubiera sido vuestra cartera si hubierais nacido en otro siglo, encontraréis la vuestra sin duda aquí, en el museo de bolsos y monederos más grande del mundo. O al menos eso es lo que me pareció mientras andaba por aquellas salas ambientadas en épocas pasadas.

    Ya de por sí, el edificio en el que se encuentra este museo es precioso; de hecho, está en el distrito Grachtengordel, nombrado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En él encontrareis una barbaridad de bolsos; viendo el edificio desde fuera, alto y estrecho (como todo en Ámsterdam), jamás diríais que alberga tantísimos elementos de moda como en realidad hace. De hecho, al final de la visita, podéis incluso tomaros un té en uno de los salones y compraros algún accesorio para vuestros bolsos en la tienda de regalos; esta misma tienda salió votada como la mejor tienda de todos los museos de Ámsterdam.

  41. Mercado de flores
  42. El mercado que antaño se abastecía día tras día gracias a los barcos que llegaban cargados de flores, hoy en día se ha convertido en uno de los lugares más atractivos de toda Ámsterdam; permanece abierto durante todo el año. Aquí fue donde nosotros compramos una lata con bulbos de tulipán negros para llevárnoslos a casa, entre otros recuerdos baratos que pillamos. Los hay de un montón de colores, pero cuidado, porque a veces el color que pone no se corresponde con el color real de la flor. Lo digo porque, al final, mi tulipán negro resultó ser uno rojo.

  43. Crucero por los canales de Ámsterdam
  44. Ámsterdam cuenta con un total de 165 canales, por lo que tenéis agua de sobra para surcar con las compañías de cruceros que encontraréis por toda la ciudad. Yo nunca me he subido en uno, pero porque ya me he recorrido casi toda la ciudad en bici; por lo que he oído, la mayoría incluyen la vuelta en barco, comida, bebida y un guía: Amsterdam Canal Cruises

Y hasta aquí llega el blog. Estad atentos, ¡porque pronto publicaré otro sobre cosas que podéis hacer y ver en Holanda!

¿Estáis pensando en venir a Ámsterdam a celebrar el Día del Orgullo? ¡Échale un vistazo a este blog para saber más y estar al día de todo!


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