Diario de mi viaje a Ámsterdam. Día 2

Primeras impresiones de la ciudad de día

Al día siguiente, después de desayunar en el hostal nos dirijimos al Rijksmuseum para no llegar tan tarde y alcanzar a recorrerlo lo más que pudiéramos. Caminando se hacían treinta minutos, así que nos fuimos por la ruta que nos marcó Google Maps y aprovechamos para pasear por la ciudad de día. Nos tocó pasar por varios canales en nuestro camino hacia el museo, lo que hizo el paseo mucho más agradable fuera de lo común. Para mí era increíble que estuviéramos caminando por esas calles, junto a los canales y frente a esas casas que uno solo ve en las postales. No tengo hasta la fecha palabras para describir esa felicidad, y me da mucha nostalgia de solo pensar que tuvimos la oportunidad de estar en un lugar tan encantador y maravilloso como ese.

Algo que nos sorprendió además de la belleza de la ciudad fue la cantidad de bicicletas que había, y que para cruzar la calle había que prestar atención no solo a los carriles de los autos, sino también a las ciclopistas. Nos costó un poco de trabajo acostumbrarnos a eso porque en México prácticamente no hay ciclopistas ni ciclistas.

Rijksmuseum

Después de nuestra caminata desde el hostal llegamos a un edificio muy bonito, una especie de palacio que se veía muy antiguo: era el Rijksmuseum. Pasamos por un túnel que había debajo del edificio y encontramos la puerta de entrada al museo. En ese túnel todas las veces que pasamos encontramos músicos de diferentes géneros y estilo tocando y cantando muy bonito. Vale la pena dedicar aunque sea poco tiempo y de pasada a los músicos que se ponen aquí a tocar.

Entramos al museo y no nos tocó hacer ninguna fila, pues estaba casi vacío. Compramos nuestros boletos, bastante caros y sin ningún descuento, pero con la esperanza de que valiera la pena. Estuvimos en el museo hasta su hora de cierre, que es a las cinco de la tarde. No alcanzamos a ver todas las salas porque la colección que albergan es bastante grande al igual que lo es el edificio, pero sí pudimos ver las salas que nos parecieron más relevantes, a saber, algunas de arte medieval y arte del siglo de oro neerlandés.

La ronda de noche

La pintura más célebre que alberga este museo y a la que ellos mismos le hacen más publicidad es a “La ronda de noche” (“De Nachtwacht” en holandés) de Rembrandt, el pintor más destacado del siglo de oro neerlandés. El cuadro es enorme, oscuro y sobre todo con bastantes detalles. Si soy sincera, no me impresionó tanto ni me pareció de las mejores pinturas que he visto; probablemente me faltó tener un poco más de contexto o tal vez simplemente no es el tipo de cuadros que a mí me atraen. Lo cierto es que, por lo que pude observar ahí en el museo, muchas personas le dan mucha importancia a este cuadro, pues es el que tenía más indicaciones y explicaciones y frente al que se detenían más grupos a escuchar lo que el guía tenía que decir al respecto.

Mi opinión del museo

En general debo decir que quedé decepcionada con este museo. Me pareció que el precio de entrada era demasiado elevado y la mayoría de las obras que vi eran buenas, pero no extraordinarias, incluyendo su obra más celebre de “La ronda de noche”. Las colecciones más importantes que tienen, que son la medieval y la del siglo de oro neerlandés tienen un gran valor histórico, pero estéticamente no me gustaron tanto. Había escuchado que era de los mejores museos en toda Europa, pero la verdad debo decir que para mí no lo fue. Es definitivamente uno de los atractivos más recomendables de Ámsterdam, pero también debo advertir que es demasiado caro para el precio y el tiempo de visita que exige. Sin embargo, he leído en internet reseñas de personas a las que les encantó este museo tanto por las obras que contiene como por la arquitectura de su edificio (la cual, debo admitir, sí es muy bonita) y que creen que sí vale el precio de entrada que se debe pagar.

Lo que yo recomendaría a quienes tengan en mente visitarlo es que investiguen antes un poco sobre sus colecciones y de acuerdo con lo que encuentren y en relación sus propios gustos consideren si vale la pena o no.

Supongo que el hecho de no hacer ninguna fila para entrar se debió a que era un día entre semana y un periodo no vacacional, pero me imagino que en fines de semana o en vacaciones tampoco es tan concurrido como para que alguien tenga la necesidad de comprar en línea el boleto especial para saltarse las filas.

Museumpromenade (lo que hay afuera del museo)

Cuando terminó la hora de visita del museo y nos pidieron por los altavoces que empezáramos a retirarnos, salimos hacia el parque o jardín que está justo afuera del Rijksmuseum y que contiene muchísimas cosas interesantes por visitar. En primer lugar, justo afuera de la fachada principal del museo están las letras de “Iamsterdam” que seguramente conocerán de fotos en internet que se han vuelto muy populares. Si no les suena para nada, les explicaré: son simplemente unas letras gigantes donde los turistas se suelen tomar fotos de recuerdo. La recomendación para quienes quieran su foto ahí es ir muy temprano para que no haya tanta gente y haya suficiente luz. En la noche no hay mucha gente que estorbe, pero por la falta de luz no se puede apreciar el bellísimo edificio que está detrás.

Otros lugares destacables de este jardín son el Museo de Van Gogh y el Concertgebouw. El primero se encuentra casi a la mitad del parque, pero hablaré de él más adelante. El segundo se encuentra en el opuesto contrario al Rijksmuseum, ya fuera del parque, cruzando la calle. El Concertgebouw es una sala de conciertos muy famosa, que por fuera es un edificio bastante bonito e interesante. Por dentro me imagino que es igual de bello o incluso más, pero lamentablemente no tuvimos oportunidad de pasar. Para quien tenga la oportunidad de ir a algún espectáculo ahí yo opino que debería aprovecharla, pues es de las salas de conciertos más célebres en toda Europa y estoy segura de que asistir a un concierto ahí debe ser una experiencia bellísima.

Despues de pasear un poco por este jardín, volvimos en dirección al hotel, caminando por los canales y enamorándonos cada vez más de esta ciudad y su belleza tan particular, cansados y felices de estar ahí.

Si desean conocer las demás partes de este diario, pueden encontrar aquí el día uno y el día tres.


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