¡Afortunadamente, la vida continúa!
De vuelta a la rutina después de la enfermedad
Después de estar enferma durante dos semanas, estaba tan feliz de volver a sentirme mejor, que empecé a comer más fruta e intenté cocinar alimentos frescos. Pero el problema de la cocina seguía ahí, ya que en una cocina compartida con unas 25 personas siempre hay alguien a quien no le preocupa la limpieza y deja la cocina hecha un desastre. Había una señora de la limpieza que venía a limpiarla una vez a la semana, pero los seis días restantes era un asco cocinar allí; todo estaba pegajoso, el fregadero estaba lleno de salsas o algo parecido, así que yo no quería tocar nada. Pero de todas formas, algunas veces intentaba cocinar más a menudo con la esperanza de conocer a algunos de mis vecinos en la cocina, pero no eran muy abiertos y solo tenían hambre, por lo que no querían realmente hablar conmigo.
Tenía mucho que hacer las próximas semanas, ya que tenía que ponerme al día de todo lo que habían hecho en clase, tenía que tomar apuntes, leerlo todo, buscar palabras y estudiar para el próximo examen de Marketing. Había mucho que hacer, pero no me importaba porque la segunda semana ya no estaba mala y además, como tenía vacaciones, tenía mucho tiempo libre. Una semana más tarde mi novio vendría unos días a visitarme. Estaba muy emocionada y planeé algunas cosas para hacer, por supuesto, un viaje a París, ir a la playa, ver las focas, etc. Así que quería dejar todas las cosas de la universidad terminadas antes de que él llegara, porque tenía clases mientras él estuviera allí y no podía faltar a ninguna clase más después del catarro.
La llegada de mi novio
Mi novio llegó un viernes. Me pasé todo el día emocionada; fui al supermercado, limpié mi pequeña habitación, lavé mi ropa y vi algunas series para que el tiempo pasara más rápido. Finalmente, recibí el mensaje de que él estaba allí. Salí corriendo de la residencia y lo saludé. Estaba tan feliz de que estuviera allí después de pasar dos semanas con gripe, porque me había sentido muy sola e indefensa durante ese tiempo.
La primera tarde, como hacía tanto sol, decidimos ir al centro de la ciudad; estaba emocionada de enseñarle mi nueva ciudad. A pesar de que no parecía interesarle mucho, yo estaba feliz de que por fin estuviera conmigo. Luego comimos algo y disfrutamos de la primera tarde juntos.
Explorando París
Al día siguiente teníamos pensado ir a París, ya había comprado antes los billetes de tren, así que teníamos que madrugar. Ese no es precisamente su punto fuerte y además, con una cama de 90 cm, no pudimos dormir mucho porque no teníamos espacio suficiente. Pero no le di importancia. Luego cogimos el autobús a la estación de tren y en una hora ya estábamos en París. Era un día soleado y no hacía demasiado frío. Es difícil visitar París en un día, pero yo ya había planeado una buena ruta para ver las cosas más importantes. Así que pasamos todo el día andando y cogiendo el metro, desde el barrio de Montmartre hasta el Museo de Louvre, pasando por la torre Eiffel y el Arco del Triunfo. Fue un poco agotador y hacía frío para estar fuera durante tanto tiempo. Como no teníamos mucho dinero, comimos en el McDonald's, y acabamos nuestro día con un paseo por los Campos Elíseos, hicimos algunas compras y finalmente visitamos la catedral de Notre Dame.
Antes de volver, salimos del metro en "Les Halles" y nos perdimos por completo porque la estación de metro tiene unas 25 salidas y no sabíamos por dónde salir. Ni la gente a la que pregunté allí podía ayudarme, pero después de 20 minutos por fin encontramos la salida. Los dos estábamos cansados, con frío y estresados, así que entramos en una pequeña cafetería, bebimos algo y nos dirigimos de vuelta a la estación de tren.
Le Havre
Al día siguiente, el domingo, queríamos ir a Le Havre, una ciudad conocida por su historia y su puerto en Normandía. Estaba a unos 200 km de distancia, pero mi novio no tardó mucho en llegar con su coche (porque no le importaba mucho el límite de velocidad de las autopistas francesas). Seguía haciendo buen tiempo y me gustaba estar en el mar. Caminamos por la playa, visitamos un poco el centro de la ciudad y comimos algo. Encontramos el centro, de casualidad, porque no nos acordábamos de dónde habíamos aparcado; finalmente lo encontramos y después de haber visitado algunos sitios turísticos volvimos a casa porque seguíamos cansados del viaje a París del día anterior.
La vida universitaria con un invitado
Los días siguientes fueron un poco menos estresantes porque tenía que ir a clases y estudiar un poco por la noche, así que no hicimos muchas cosas. Estaba cansada todo el tiempo porque no podía dormir bien en la cama pequeña con él. Me gustaba que cocinara para mí o conmigo, por lo que no estaba sola todo el tiempo. Al final, él tenía que volver a casa, así que nos teníamos que despedir otra vez. Estaba un poco raro, pero no me importaba, yo pensaba que todo estaba bien.
Estaba un poco triste porque se había ido, pero 10 días después mi padre y su novia llegarían, así que no me sentía muy mal. Tuve algo de tiempo para ponerme al día con las cosas de la universidad y dormir un poco más, y luego pasaría algunos días agradables con ellos. Mi novio me dijo que estaba feliz de volver a casa porque no le gustaba Francia y que estaba celoso de que yo hablara con mi amigo francés (lo llamaba amante) todo el tiempo. Me sorprendió porque no me había dicho nada mientras estaba conmigo, y de repente, todo se convirtió en un gran problema. Pero bueno, en realidad no me importaba mucho porque no había hecho nada malo con el otro chico. Unos días después lo aceptó, por suerte. Yo odio a las personas celosas.
Hora del "amante francés"
Mientras tanto, empecé a hacer footing con mi amigo francés, porque quería volver a hacer deporte y él me dijo que podíamos ir juntos. Fue muy divertido y él me motivaba bastante, me gustaba pasar el tiempo con él. Podíamos hablar de muchas cosas, así podía mejorar mi francés y le ayudaba a hacer los deberes de inglés para su clase. Incluso leí una parte de su tesis, ya que estaba en inglés y así podía corregirla un poco. Durante la semana íbamos a tomar un café o por la noche a un bar a ver un partido de fútbol. Era como mi "mejor amigo" en Francia; yo estaba feliz de tener a alguien como él, para reír, hablar, o simplemente escribir.
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