Qué ver y hacer en Berchtesgaden, Parque Natural en Alemania

Publicado por flag-es Claudia Costas — hace 5 años

Blog: Alemania.
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Qué ver y hacer en Berchtesgaden, Parque Natural en Alemania

¡Hola a todo el mundo! Hoy os traigo un post de Alemania, país que poco a estoy descubriendo y no me puede dejar más maravillada. A continuación descubriréis por qué. Este viaje lo hicimos a principios de julio de este año, aprovechando el viernes festivo y enganchamos el fin de semana. Pasamos dos días en Austria y solamente uno en Alemania, pero hay que decir que fue muy intenso. Madrugamos para ir, pues a pesar de que solo quedaba a una hora de nuestro AirBnB en Austria, decidimos aprovechar el día al cien por cien. Fuimos a un Parque Natural llamado Berchtesgaden, que está en la zona de Bavaria, junto a los Alpes. Llevaba alrededor de un año queriendo visitar este Parque Natural. Las fotografías de sus paisajes parecían increíbles así que lo tenía apuntadísimo en mi lista de lugares pendientes. No me decepcionó en absoluto, así que aquí os dejo todo lo que vimos e hicimos en Berchtesgaden, además de alguna información que creo que es importante.

Qué ver y hacer en Berchtesgaden, Parque Natural en Alemania

Cómo llegar

Como os he dicho, nosotros llegamos desde Sagerer, un pequeño pueblito donde estaba nuestro AirBnB. Tardamos una hora y la verdad no tuvimos ningún problema al cruzar la frontera, no nos pidieron pasaporte u otro tipo de documentación en ningún momento. Cuando entramos ya en Berchtesgaden, empezamos a alucinar con los paisajes. A pesar de que íbamos a un punto fijo, nos plateamos si bajarnos del coche o no para ver lo que nos encontrábamos a nuestro alrededor. Vimos una pequeña ruta que pasaba por un río de agua cristalina, también había señales anunciando un paseo por unas cascadas y finalmente, antes de llegar a nuestro destino, vimos un pueblito precioso que bordeaba el río, con casitas muy monas y también una iglesia. Aun así, sabíamos que lo que nos esperaba sería mejor así que fuimos directamente.

Información útil

- En primer lugar, comentar que en Alemania hasta este momento no existe un sistema de peajes ni una viñeta que se tenga que comprar así que podéis circular por sus carreteras sin ningún tipo de coste. Hasta donde yo tengo entendido, están trabajando en elaborar un nuevo sistema de peajes, pero lo cierto es que ya llevan un tiempo así, por lo tanto, no sé si será del todo verdad. En todo caso, ahora es gratis 100% viajar por las carreteras alemanas.

- En segundo lugar, decir que la entrada al Parque Natural de Berchtesgaden es totalmente gratuita, otra ventaja más. Lo único es que hay que pagar el parking, pero no es para nada caro. Tuvimos que pagar 5€ por todo el día y teniendo en cuenta que salía a repartir entre siete personas y que estábamos en Alemania… Fue toda una ganga.

Qué ver y hacer en Berchtesgaden, Parque Natural en Alemania

Qué ver y hacer

El pueblito al borde del lago

Después de salir del parking, fuimos directamente al lago, pero antes tuvimos que pasar por una especie de “pueblo”, bastante turístico, donde hay cafeterías y restaurantes, pero también tiendas donde se vende ropa deportiva para hacer senderismo. Como os podéis imaginar, en Berchtesgaden hay miles de rutas para caminar, pues es enorme. Paramos aquí a tomar un café porque necesitábamos energía para empezar la mañana. Parecía que el desayuno no había sido suficiente. El café fue bastante caro, la verdad, 3’50€. Empezábamos a notar que estábamos en Alemania. Aun así, nos supo a gloria y nos dio fuerzas para comenzar nuestra ruta.

El lago Königsee

Bajamos hasta el lago, que quedaba a un par de minutos andando de la cafetería y allí vimos a muchos grupos de turistas apelotonados, esperando a dar un paseo en barco por el lago. Antes del viaje, yo ya había chequeado cuanto costaba y un viaje de ida eran 16€ así que decidimos que no valía la pena y tampoco teníamos tanto tiempo. Nosotras decidimos aventurarnos y recorrernos Berchtesgaden por la vía difícil. Nos gustan los retos.

En cuanto a esta parte del lago, es la más turística. Está rodeada de restaurantes, hoteles y barcos que vienen y van llenos de gente, desembarcando en este pequeño puerto. Aun así, el color del lago nos dejó a todas maravilladas. La siguiente fotografía habla por sí sola.

Qué ver y hacer en Berchtesgaden, Parque Natural en Alemania

Además, estaba lleno de patos de diferentes colores que se acercaban al borde de la orilla para que les diésemos comida. Estuvimos un buen rato entretenidas hasta que decidimos finalmente poner rumbo a nuestro planning de aquel día.

Ruta de senderismo

Decidimos hacer la siguiente ruta de senderismo porque esta terminaba en una piscina natural preciosa. Además, pasaba por varios puntos del lago que eran increíbles. A continuación os detallo la ruta paso a paso, con el camino concreto hasta llegar a la poza, que no es para nada fácil.

Malerwinkel

Desde el puerto de Königsee, tardamos 20 minutos en llegar hasta Malerwinkel. Literalmente significa “lugar de los pintores” y no me extraña, porque la vista desde este mirador era muy inspiradora. Podíamos ver el lago de un color azul intenso, rodeado por las montañas tan altas.

Qué ver y hacer en Berchtesgaden, Parque Natural en Alemania

Precisamente esta geografía es lo que hace a este lago más bonito que otros, porque destaca muchísimo las montañas tan altas y su forma tan estrecha, a diferencia de otros. Desde Malerwinkel es el mejor punto para contemplar Königsee, que por cierto significa “Lago del Rey”. En este lugar se respiraba mucha paz y tranquilidad. Era tan tranquilo que nos preguntamos qué es lo que pasa con estos lugares durante la guerra, que apenas sucedió hace setenta años.

Rabenwald

Después de Malerwinkel, tuvimos que ir hasta Rabenwalkd, caminando otros 20 minutos. Desde aquí se tiene una vista muy parecida a la anterior pero el punto es más alto. Os aviso de que el camino es la mayoría cuesta arriba, pero hasta este punto es válido para principiantes. De hecho, pudimos ver cómo gente paseaba con sus bebés a las espaldas o iban con carritos para los infantes.

Es justo aquí donde empieza la aventura, pues tuvimos que coger un camino que estaba cerrado al paso por una valla. Mirando hacia el lago, está situado a mano izquierda, tapado en cierta medida por una piedra bastante grande. Se reconoce bastante bien porque hay señales de que es peligroso seguir este sendero y que por supuesto, todo lo que te pase a partir de este punto es tu responsabilidad. Nosotras sabíamos que mucha gente ya había ido, así que nos atrevimos. Yo no sabía qué iba a encontrarme pero jamás me hubiese imaginado semejante odisea.

El camino básicamente no era un camino. No existía un sendero marcado, apenas se veían huellas, pisadas de otros viajeros por ninguna parte así que tuvimos que improvisar y formar el nuestro. Tuvimos que pasar por encima de los árboles, troncos caídos y ramas completamente rotas y desparramadas en el suelo. La escalada fue una necesidad en muchos momentos y el camino cada vez se hacía más difícil y cada paso que dábamos era más lento que el anterior. En sí, la distancia no era mucha pero todos los obstáculos que había hicieron que fuésemos a paso de caracol. Además, algunos tramos se complicaban porque el terreno era muy empinado y no teníamos otra opción que agarrarnos a diferentes ramas de los árboles o incluso bajar agachadas, casi sentadas. Para colmo, en muchas partes el terreno era blando, así que no estábamos ante tierra firme. Finalmente, cuando parecía que casi habíamos llegado a la poza, nos encontramos con esta cascada.

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La cascada

Lo cierto es que esta cascada era preciosa, pero no era lo que buscábamos. Aun así, no teníamos fuerzas para seguir investigando hasta dar con la piscina natural así que decidimos parar aquí para comer, pues estábamos muy cansadas. Nos habíamos traído comida de casa. Carbohidratos para tener otro chute de energía: pasta, frijoles, etc. Lo que en cualquier otro momento nos pudo haber parecido una comida mediocre en aquel momento nos supo a gloria bendita. Disfruté de mi tupper de pasta con salsa boloñesa como si fuese un manjar de los dioses. Mirad con qué vistas comimos.

Qué ver y hacer en Berchtesgaden, Parque Natural en Alemania

La verdad es que esto no hay quien lo pague. Podíamos ver Königsee casi al completo, pues es tan grande que creo que es imposible verlo en su totalidad. El color del agua hizo que valiese la pena toda la caminata anterior.

En cuanto a la cascada, cuyo nombre desconozco, hay que admitir que es bastante alta. Y también comentar que es bastante peligrosa, porque justo en el borde, el agua desciende de repente por un gran acantilado al que es mejor no acercarse demasiado. El agua estaba fría pero el camino había sido tan intenso que decidimos meternos y darnos un bañito. En aquel momento nos daba igual no haber encontrado la piscina natural porque todo aquel entorno era precioso. Apenas había mucha gente, la temperatura era buena y teníamos sombra.

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La piscina natural

Después de meditarlo un rato, decidimos salir en busca de la piscina natural otra vez. Lo cierto es que no sabíamos por dónde empezar porque en nuestra ruta de ida, no habíamos visto ningún desvío que estuviese más arriba del que habíamos tomado nosotras, por lo menos que fuese viable. Además, tampoco sabíamos si tirar hacia arriba o hacia abajo porque tanto la parte superior de la cascada como la inferior no se asemejaba con las fotografías que habíamos visto. Después llegamos a la conclusión de que no podía ser hacia abajo porque desde la poza se veía desde un punto alto Königsee, así que decidimos tirar hacia arriba.

La motivación no estaba entre todo el grupo, así que nos separamos. Fuimos cuatro personas y las otras tres se quedaron en la cascada. Hicimos el camino de vuelta para ver si encontrábamos algo y justo nos encontramos a un grupo de jóvenes que estaban en la misma misión que nosotras. Decidimos seguirles y tuvimos que pasar por un terreno muy espinado de rocas que se entremezclaban con ramas y tierra. Yo tengo miedo a las alturas así que fue un momento bastante crítico para mí y no deseaba otra cosa que se acabase. Desde luego, no se lo recomiendo a cualquiera. A pesar de que me tentaba, echar la vista hacia abajo hubiese sido un error porque me hubiese echado atrás y hubiese dado la vuelta solo de la impresión. Finalmente, después de escalar durante unos cinco minutos, llegamos a la poza. La imagen habla por sí sola.

Qué ver y hacer en Berchtesgaden, Parque Natural en Alemania

Lo bueno es que no había demasiada gente. Al ser un sitio tan espectacular, pensamos que estaría más concurrido pero al tener un acceso tan difícil, solo unas pocas llegamos allí. Decidimos darnos un baño en la poza y contemplar las vistas. Para meterse, hay que tirarse por la pared de la roca, que es resbaladiza y funciona a modo de tobogán. Una vez allí, solo puedes estar unos minutos porque el agua está congelada, pero las vistas son impagables. Justo cuando me asomé al borde, miré hacia abajo y vi al resto del grupo que seguía abajo, bañándose en la cascada. Lo cierto es que no entendí cómo no habíamos visto la poza desde abajo, pero realmente está tan metida entre los árboles que apenas era visible.

La segunda cascada

Después de estar un rato aquí, decidimos explorar el resto de la zona y justo nos encontramos esta preciosa cascada, que se encuentra detrás de la piscina natural, apenas a 20 metros de ella. Nos metimos en la poza y el agua estaba igual de fría, pero era súper impresionante estar aquí. Si os fijáis en la foto que os dejo a continuación, se puede ver cómo el sol reflejaba su luz en el agua, creo que la visitamos en el momento perfecto. Parecía un lugar mágico, de los que se hablan en las historias de hadas y otros animales mitológicos. Estuvimos un buen rato aquí hasta que decidimos irnos porque todavía nos quedaban muchas cosas por explorar.

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El camino de vuelta

Ciertamente, el camino de vuelta fue mucho más fácil que el de ida. Encontramos un sendero de un acceso mucho más sencillo, lo que fue un gran alivio para mí porque no me apetecía hacer escalada a la inversa, por el camino por donde habíamos subido. Este camino nos llevó apenas veinte minutos hasta llegar al ya mencionado Rabenwald. No sé si es porque ya conocíamos en parte el terreno, pero los obstáculos nos parecieron más fáciles y por alguna extraña razón, estábamos mucho más hábiles. Nos quedamos en Rabenwald contemplando Königsee, mientras esperamos al resto del grupo que se había quedado en la cascada, porque todavía le quedaba un buen trecho hasta llegar a este mirador. Finalmente allí nos reunimos y tras comer una manzana y un puñado de almendras, finalizamos la ruta de vuelta y seguimos hasta nuestro siguiente punto.

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La cuerda

Ya empezaba a atardecer, pero todavía nos quedaban energías. Llegamos a esta cuerda atada a un árbol que no nos costó mucho encontrar, pues habíamos visto mientras bajábamos el ruido de varios chapuzones al tirarse al agua. Sabíamos que la cuerda estaba ahí así que fue cuestión de seguir el sendero que bordeaba el lago. Solo hubo un tramo complicado en el que había dos opciones: o bien descalzarse e ir por el agua o trepar por el muro de piedra que había al lado. Yo diría que la segunda opción es la más fácil.

Una vez llegamos, la adrenalina empezaba a presentarse en nuestros cuerpos, pues como podéis ver en la siguiente foto, la altura de la cuerda era bastante alta.

Qué ver y hacer en Berchtesgaden, Parque Natural en Alemania

Para cogerla, teníamos que utilizar una rama muy larga y acercar la cuerda a donde estábamos. No todas nos tiramos, yo de hecho ni lo intenté, era demasiado alto para mí. Alguna que otra del grupo se llevó un planchazo que sin duda recordará el resto de su vida. Tenemos la suerte de tenerlo en vídeo para poder verlo siempre que nos apetezca reírnos. Mientras mis amigas se tiraban, pasaban por aquí excursionistas que se paraban para ver los saltos y para animarnos. La verdad es que eran muy simpáticos.

En cuanto a la temperatura del agua, bastante fría. Mucho más que los lagos de Austria que habíamos visitado el día anterior. Aun así, no fue excusa para que mis compis no se tirasen al agua.

El final del día se acercaba. Mis zapatos blancos ahora estaban negros y las uñas las tenía completamente sucias de la tierra. El hambre empezaba a apretar por lo que decidimos volver a nuestro punto de partida, la parte más turística donde se encontraban los restaurantes. Hicimos el camino de vuelta, bastante sencillo, llano, y sin apenas obstáculos. Finalmente llegamos al pueblito.

Hotel Königsee

Tras dar una vuelta para chequear los diferentes restaurantes, al final nos decantamos por el Hotel Königsee. Tenía una terraza muy cerca del lago donde podíamos estar frescos así que nos pareció buena opción. Además, el precio, para ser Alemania, tampoco era nada desorbitado. Cenamos a eso de las siete, como buenas ciudadanas ya adaptadas al horario europeo. Yo pedí pescado con verduras y patatas. El camarero, que era serbio, nos explicó que el pescado era del propio lago Königsee, así que me imaginé que estaba bastante fresco. Ángel pidió carne y el resto ñoqui con diferentes tipos de queso en forma de relleno. La verdad es que el menú no era para echar cohetes, pero como he dicho antes, cuando tienes hambre y estás cansada, cualquier plato sabe a gloria. Lo mejor: la pasta.

Después echamos un vistazo a los postres y ninguno nos llamaba la atención, además de que era carísimos. Decidimos ir a buscar algo dulce por los diferentes puestecitos que había. Yo me pedí un helado de “cookies” que estaba de vicio y mis amigas un gofre con azúcar glas y fresas. Aquí os dejo las fotos. ¡Qué buena pinta!

Qué ver y hacer en Berchtesgaden, Parque Natural en Alemania

Qué ver y hacer en Berchtesgaden, Parque Natural en Alemania

No sé si lo sabéis, pero los helados son algo muy popular en Alemania. Una profesora alemana que tuve un cuatrimestre en la universidad me dijo que en su ciudad había más heladerías que bares. Sorprendente, ¿no? Aquí había bastantes heladerías con diferentes sabores, más allá de los típicos de chocolate, vainilla, stracciatela y fresa. A veces lo peor es tener tantas opciones atractivas porque una ya no sabe cuál escoger… Ñam.

Nos sentamos al borde del lago con los patos, que venían hambrientos con la esperanza de poder llevarse algo a la boca. Ahora el color del lago no era tan claro, más bien tirando a oscuro. Aun así, yo me quedaba embobada viendo cómo el tono del agua se camuflaba discretamente con el color de los árboles.

El Nido del Águila

Finalmente, cuando ya empezaba a oscurecer, nos fuimos de Berchtesgaden. Volvimos al aparcamiento donde vimos en una montaña el “Nido del Águila” que antiguamente era una casa para veranear que los nazis utilizaban. Durante la guerra, las tropas habían bombardeado esta zona pero en Berchtesgaden, las nubes taparon en lo alto de la montaña este refugio, quedando intacto. De esta forma, hoy en día puede subirse hasta la cima de la montaña en teleférico, pues hoy esta casa funciona a modo de museo y también hay un restaurante con excelentes vistas. Nosotras valoramos su visita, pero ya habíamos tenido suficiente por ese día. Como siempre se dice, hay que dejar algo para la próxima vez.

Y hasta aquí el post de hoy. Como conclusión, creo que este Parque Natural ha sido de los lugares más impresionantes que he visto nunca, en cuanto a naturaleza. Se respira paz, pureza y los paisajes que te rodean son de cuento. Sin duda, repetiría. Espero que os hayan gustado las fotos y que haya escrito información útil para vosotras/os. Muchas gracias por leerme y nos vemos pronto con más contenido.


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