Los motivos por los que me fui de erasmus.
Os voy a contar los motivos, está todo escrito.
Tenía 15 años cuando todo lo que me rodeaba cambió en unos instantes. En ese momento estaba ciego como si de una tormenta de arena se tratase. No podía ver más allá de la tierra que me daba en los ojos, y, conforme pasaba el tiempo, esa tormenta me agobiaba un poco más. Paradójicamente, aquello que en ese momento me cegaba, me haría ver. Aun así, seguía con los ojos irritados y solo pensaba que eso no cambiaría nunca.
Tenía miedo, mucho miedo, como cualquier chico de esa edad. Esa sensación se colocó durante mucho tiempo en una cuerda mental. Aquella cuerda con dos extremos, remarcaba en un lado la ansiedad y la desilusión, y, en el otro, la pasión y los sueños. Esa pelea dicotómica fue transcurriendo durante muchísimo tiempo, era un tira y afloja constante donde ninguno ganaba.
Algunos días, en el lado negativo de la susodicha cuerda, se colocaba la realidad aplastante. Allí comenzaba a escuchar que la vida era conforme llegaba, y que los sueños, sueños eran. Comenzaban a tirar con fuerza las palabras de aceptación y negatividad, la gran mayoría de la gente ayudaba a ese extremo haciendo que el otro solo tuviese ganas de rendirse y aceptar la norma. Era un chico que había cambiado su percepción de un día a otro, que tenía mucha ilusión y pasión por hacer cosas impresionantes, pero esto no quitaba que fuese eso, un chico más.
Mi orgullo y prepotencia no dejaban que la cuerda se destensase, y, pese al encontrarme incomprendido con mi nueva percepción del mundo, sabía que esa era la correcta, al menos para mí. Pasaron un par de años de pura tensión psicológica, donde el lado de la cuerda que representaba la ilusión cada vez estaba más cansado y con ganas de soltarse. Las cosas comenzaron a cambiar, un grupo de amigos comenzó a formar parte de mi vida cogiendo de ese lado con mucha fuerza. Los días pasaban, y ellos no paraban de tirar y tirar, yo no me daba cuenta, pero cogieron con fuerza y no se soltaban. Muy pocos saben lo mucho que puedo agradecer a los que me rodearon en su momento y a los que a día de hoy me rodean.
Siempre pensamos que la cuestión es tirar fuerte de la cuerda, y no estamos muy equivocados. En el otro lado siempre encontraremos una carga, ya sean personas o circunstancias. Esto hará que cada día estemos más fuertes, la vida es una especie de gimnasio constante, y yo pasé más de dos años sin parar de entrenarme. Pero no queda ahí la historia.
Un día, con aproximadamente 16 años de edad, me levanté con ganas de cambiar todas las circunstancias que me rodeaban. En aquel entonces decidí hacer una lista con las cosas que debía hacer mientras que fuese joven. Esa lista la realicé con el fin de convencerme que podría conseguir todo aquello que me propusiese, que la vida era algo más que un sitio por donde pasar, que un día miraría atrás para decirme que lo había conseguido y que todo lo que había soñado se había hecho realidad. Me ha costado más de 4 años contaros esta historia, contaros que la actitud puede cambiar todo lo que nos rodea.
10 cosas que hacer en tu juventud.
Todos nosotros nos pasamos la vida viendo películas de motivación, amor y ambiciones personales. Es muy fácil gritar ¡Oh capitán mi capitán! Los 10 minutos siguientes de haber escuchado el maravilloso discurso de Robin Williams en “El club de los poetas muertos”. Es tan sencillo luchar por un sueño y arriesgarlo todo cuando has visto a Will Smith “En busca de la felicidad”, o salir a entrenar al día siguiente que ves Rocky en la televisión.
Lo que no es sencillo es vivir nuestra propia vida con pasión, por eso nos queremos ver a través de otros aunque sea por unos minutos. La vida no es sencilla, y conseguir lo que nos hace ilusión menos, pero el tiempo se gasta. Nos da miedo soñar alto por si acaso fallamos, o vivir con ilusión por si un día no podemos cumplir con las expectativas. Lo importante de la cuerda no siempre es tirar fuerte. En ocasiones es importante soltar, mirar a tu alrededor y pedir ayuda, eso no nos hace débiles ni muchísimo menos. Pero no debemos tirar en sentido contrario, no es nuestro trabajo, nuestro trabajo es llevar la cuerda a nuestro favor.
En este tiempo he tachado cada una de las cosas de mi lista, siento tener que guardarme algunas para mí, pero os contaré aquellas 10 cosas que creo que me han cambiado la vida en estos cuatro años.
- Actitud.
- Locuras de un adolescente ( Hacer puenting, Ski acuático, hacerme un piercing…)
- Estudiar la carrera de mis sueños.
- Conseguir un reto deportivo.
- Valorar lo que tengo.
- Cambiar el mundo.
- Vivir fuera de España por más de 4 meses.
- Aprender uno o más idiomas.
- Viajar por Europa de mochilero.
- Agradecer.
1- Actitud.
En aquellos momentos, comencé a hacer mis primeros estudios como psicólogo.
Incontables son las veces que a día de hoy hablo con un familiar o un amigo y me comenta alguna anécdota de cuando era pequeño. Estaba siempre metido en peleas y follones, se puede decir que les puse el trabajo bien difícil a mis padres. Aquellos que me conocían en aquel entonces sabrán de lo que estoy hablando, los que no, imaginarse al típico chico creído que acabaría siempre metido en algún follón diferente.
Hace poco, tomando una cerveza con el que fue mi profesor de Lengua y literatura D. Juan Carlos, me comentaba como un día fui a su despacho. Allí le dije que la vida era una mierda, que me iba a dejar el instituto, y que no me iba a convencer de lo contrario. Mucho ha llovido desde entonces, pero los dos reíamos mientras brindábamos con una cerveza y veíamos lo bien que había ido todo.
Cuando comencé a hacer la lista, hubo una cosa que tenía clara. Quería un cambio en mi vida, y, por lo tanto, quería cambiar de actitud. Comencé a cambiar mis comportamientos con los demás poco a poco, comencé a tomarme las cosas con humor y positividad, y a hacer de cada actividad una especie de juego.
Las cosas las dividía en base a mi campo de control, aquello en lo que yo podía influir. Sin saberlo, estaba haciendo uso de uno de los conceptos más simples y eficaces de la psicología, el locus de control. Si existiese una barra donde representase todas las cosas que yo podía hacer para cumplir mi objetivo, mi misión era rellenar esa barra hasta el último hueco. No podía centrarme en las cosas donde yo no ejercía control, donde por más que pensase no iba a modificar nada. Así enfoqué cada uno de mis objetivos de esta lista, entonces, me agarré a la cuerda mental, tiré todo mi peso hacia un lado y comencé a empujar todos los días. Debo de reconocer que al principio fue muchísimo más difícil, pues tiré solo. Los músculos se cansan de soportar presión constante, y más al no tener ningún descanso de parte del otro lado. En cambio, al paso del tiempo, el borde que representaba la parte positiva, se fue rellenando de gente impresionante, y, por lo tanto, el esfuerzo era mínimo.
Si tengo que hacer un resumen de este punto os diría de mirar las cosas con pasión, y completar todo aquello que te incumba para cumplir tus objetivos. Si algo no está en tu mano, nada resolverás centrándote en eso.
2 - Locuras de un adolescente (Hacer puenting, ski, hacerme un piercing…)
Esta parte de mi lista la cumpliría poco a poco y sin darme cuenta. He hecho ski, ski acuático, he saltado dos veces desde un puente con una cuerda (por lo cual me convalidan una asignatura de psicología), me he hecho un piercing que me duró menos de 5 días. He hecho mil locuras, pero aún me queda mucho por hacer.
3 - Estudiar la carrera de mis sueños
Tienes cientos de profesiones donde elegir, grados medios, superiores, carreras universitarias, masters. Tienes un proyecto de futuro que te acompañará durante el resto de tu vida, y, aun así, dudamos si apostar por nuestra pasión.
¿Qué profesión realizarías durante toda tu vida si no te pagasen por ello? Seguro que has escuchado alguna vez este tipo de preguntas. Pero, a la misma vez, seguro que alguna vez te han hablado sobre el mercado laboral, la remuneración salarial etc. No es fácil combinar todo en tu cabeza y sacar una decisión fuera de dudas, pero, aun así, cada día estoy más seguro de haber tomado el camino correcto.
La carrera de psicología, pese a estar cada vez más valorada, no es de las que te ponen el puesto de trabajo en la mano una vez terminada. Fuera de irrealismos positivistas, sé a la perfección que mi camino laboral no va a ser sencillo, pero jugaré de la mejor manera posible las cartas que me vayan entregando. A día de hoy, tengo encaminada una carrera que me apasiona y terminaré con éxito, así como dos idiomas (Italiano e inglés) que están en punto de cocción, y mucho más recorrido que se irá escribiendo solo. Querido yo de 16 años, has elegido bien, te tengo que decir que aquello que soñabas lo tienes en la palma de la mano. En cuanto a ti, Luis de 24 años, espero que sigas con la misma ilusión que con 20, con esas ganas irrealistas de comerte todos los retos que te propongan.
La sociedad nos obliga a estudiar, trabajar y morir. Si consigues que te paguen por aquello que harías de gratis, estás completando tu vida de la mejor manera posible, creo que es un punto crucial que todo el mundo debería de replantearse.
4 - Cambiar el mundo.
Siempre he sido un inconformista con las desigualdades sociales, tanto políticas como éticas. Cuando tenía mis 16 años iba con un pin de la república en la mochila, la bandera en mi habitación y muchas ganas de cambiar el mundo. Quizá la prudencia sea lo único que he cambiado de mí, pues no es fácil controlar todas las variables que influyen en este desorden caótico. Will Smith comentaba en una de sus entrevistas algo que haría un gran resumen de lo que pienso "Si vas a estar aquí, hay una necesidad de hacer una diferencia. Quiero que el mundo sea mejor porque yo estuve aquí. Actuamos como si nuestra vida fuera a desmejorar por hacer otra vida mejor"
Cuando hablamos de cambiar el mundo, todos nos imaginamos un efecto global que revolucione hasta las cosas más insignificantes. En cambio, yo pienso que debemos de cambiar las cosas más insignificantes, para poder hacer un efecto global que cambie el mundo.
Seguro que la mayoría de vosotros, al leer el título de este apartado, me ha tachado de loco en el segundo 1. En primer lugar, creo que el calificativo de loco ya lo tengo más que asignado por otras cosas. Por otro lado, os diré que este apartado va mucho más allá de lo que estáis imaginando.
Cuando nacemos tenemos un poder impresionante, el poder de cambiar las cosas. Cada momento que pasa en tu vida tienes la oportunidad para cambiar algo a mejor. Ya sea ayudar a un amigo, decir un piropo, dar un abrazo, tomarte las cosas con humor etc. No llegamos a ser conscientes del poder que tienen nuestras acciones, lo importante que puede llegar a ser que actuemos de una manera u otra.
Un día, estaba en la universidad mientras me hablaban de empatía constantemente. La teoría de no sé qué, el efecto de no sé quién… me parecía todo muy frío. Ese día decidí saltarme la universidad e ir al centro. Fui solo, con aproximadamente 15 euros en el bolsillo, y comencé a ofrecerle un café y una magdalena a todos los vagabundos que encontraba por la gran vía. No os podéis llegar a imaginar la sonrisa de una de las primeras personas a las que le ofrecí el café, o la historia del Canario y su perro Rayo. No os podéis hacer una idea de lo que habría supuesto para mi quedarme ese día en clase o cambiar de planes.
Tenemos mil momentos para cambiar el mundo, no hace falta tanto, no nos cuesta tanto. Quiero que el mundo sea mejor porque yo estuve aquí
5. Deporte.
Siempre he sido un apasionado del deporte. Desde bien pequeño practicaba todas las disciplinas deportivas: fútbol, tenis, natación, ping pong, taekondo… lo único que no hacía era quedarme quieto.
Como cualquier niño de esa edad soñaba con ser futbolista profesional. Acompañaba a mi madre a comprar mientras daba pataditas al balón, jugaba en el parque, en las pistas, en el pabellón… quería dormir con el balón si no llega a ser que a mi madre le pareció una pésima idea “¿Tu sabes lo de gérmenes y bacterias que tiene eso? Ni de broma te acuestas con el balón”
A parte de pasión por el deporte, era muy bueno en todo lo relacionado con el mismo. Recuerdo una competición de atletismo que se repetía todos los años y donde mi colegio siempre participaba. Uno de ellos competí en tres disciplinas distintas; Velocidad 100 metros, resistencia 1200 metros y relevos 4 X 100. Recuerdo ganar cada una de ellas, primero de la región de Murcia en 100 metros, primero en 1200 metros resistencia y un puesto ocupando el pódium en relevos 4 X 100. No se me va la imagen de mi chulería paseando con todas esas medallas por el campus universitario de Espinardo.
Tampoco puedo olvidar el año siguiente, ese año donde me dejé todo el deporte y aun así me creía que tenía un don superior a los demás que estaban allí. Recuerdo estar en los momentos previos de los 1200 metros de resistencia, alguno de los chicos que habían competido el año anterior me señalaban como diciendo “Ese fue el ganador el año pasado” Yo, como era característico de mi chulería, me lo creía. Poco me duró ese ego autoimpuesto, cuando comencé a correr y veía que me encontraba muy alejado de lo que era la cabeza de grupo. Continué durante toda la carrera dando todo lo que podía pese a que mi cuerpo no me permitía ni respirar correctamente ¿El resultado final? Un octavo puesto que me recordaba que no estaba en forma, que todo mi talento se estaba echando a perder por mis malos hábitos.
Cuando terminé la carrera me senté en la pista de atletismo viendo como el encargado de la organización llamaba a los 3 primeros y los llevaba para la zona del pódium “Yo tendría que estar ahí” Pensé.
El atletismo no fue mi único punto fuerte. Como ya os he contado, mi sueño era ser futbolista profesional. Entrenaba en el equipo de futbol sala de mi pueblo, y, para mi sorpresa, pronto comenzaron a llegar las recompensas. Estaba entre los dos primeros goleadores de la liga, nuestro equipo luchaba también por aquella zona de arriba, y, a mitad de temporada, recuerdo ver a mi entrenador con una hoja en la mano. Seguidamente me comunicó que me habían llamado para la selección de Murcia de fútbol Sala, que tenía el entrenamiento la semana siguiente en Santo Angel (La Alberca)
Como en la competición de atletismo, mi ego estaba por las nubes e imposible de bajar. Fui a ese entrenamiento, donde me encontré con jugadores del Pozo de Murcia de mi categoría. Para que os hagáis una idea, era como si comenzase a entrenar con la cantera del Madrid de fútbol. El entrenamiento fue genial, pero la selección ya estaba formada desde hace tiempo y yo era un jugador que acababan de llamar de segunda división, por lo tanto, quedé fuera en la siguiente convocatoria. Esto se repitió en el año siguiente pero finalmente dejé el deporte durante más de dos años.
En el momento en el que realicé la lista, volví al futbol sala. Había perdido calidad, mis compañeros no habían parado de practicar durante este tiempo y yo lamentaba haberlo hecho. Para mi sorpresa, ese mismo año me volvieron a llamar para la selección dos veces, y recibí un trofeo a mejor jugador en uno de los torneos.
En cuanto al atletismo, no os voy a negar que mi reto era volver a subir al pódium, pero aún no lo he vuelto a hacer. Mi madre podrá recordar cómo me levantaba a las 6:30 de la mañana para salir a correr los días que tenía bachiller. Pensé que sería fácil, pero nada de eso. Puse mucho empeño en la competición de 11 km en mi pueblo, pero nunca he llegado a pasar del cuarto puesto en mi categoría. A esto le sigue otro cuarto puesto en Alhama de Murcia trail 27 km y una meta que cumpliría pero de otra forma.
El deporte había sido mi mundo y lo había abandonado, pero volví. He realizado dos carreras de 53 km por la montaña, y estoy haciendo mis inicios en psicología del deporte. Por lo tanto, creo merecer tachar esta parte de mi lista.
6. Valora lo que tienes.
Este es uno de los puntos más importantes de mi vida. Somos muy ambiciosos, siempre queremos más y mejor, cosa que no es malo. Aun así, es muy importante no olvidar aquello que ya tenemos.
Si hacemos dos libretas con aquellas cosas que queremos y tenemos con nosotros, y otras que queremos y que se escapan de nuestras manos en este momento, pasaríamos el día entero mirando la segunda lista con cara de indignación.
Yo tengo en mi vida personas y cosas que jamás habría soñado. En aquel momento con 15 años, donde todo se me caía encima, seguía teniendo una familia impresionante que cuidaban de mí pese a mis tonterías y mis actos incomprensibles. En cambio, yo no veía más allá de mi ombligo.
Es muy importante valorar eso, me prometí que nunca lo olvidaría. Tampoco quiero que lo hagas tú, cuando mires la lista de las cosas que te faltan hazlo de reojo y con buena perspectiva, pero debemos de tener siempre un ojo a la libreta de tus familiares, amigos etc y leerla todos los días para darte cuenta de que eres más afortunado de lo que te piensas.
Yo he tratado de hacerlo durante todos los días de mi vida, y también decidí demostrarlo en diversas ocasiones puntuales.
Cuando corrí las dos rutas de las fortalezas (53 kilómetros por la montaña) llevé un dorsal que ponía mequinas. Allí llevaba a toda la gente de mi grupo de amigos/as y corrí en todo momento recordando nuestra historia. Como consiguieron ayudarme sin saberlo, y como a día de hoy se han convertido en un pilar base para mi vida.
El día que corrí 27 kilómetros por la montaña en Alhama de Murcia, llevé el mejor dorsal del mundo con el número 1 y ponía papá. No creo que haya sido casualidad que yo recibiese ese número aquel día, hay cosas que no son por casualidad, merecía el mejor de los homenajes y alguien lo sabía. Habíamos aprendido y mejorado juntos, subido montañas y bajado, y allí estaba, esperándome en la meta con el mejor de los ánimos. Las cosas no eran por casualidad, hay veces que alguien te espera en la meta impaciente dándote el ánimo que no ves, el apoyo que no ves, la esperanza de que llegues al destino, pero no lo puedes ver porque tú estás corriendo, pero él está pensando en ti. El número 1, me ha dado todo lo que tenía para que llegase a cada meta que me proponía, siempre lo llevo en el pecho.
El día 5 de noviembre nació el ángel de mi vida y yo me encontraba en Milán cuando cumpliría 50 años. Me habría gustado comprarle el mejor de los diamantes, el bolso más caro de todo Milán, pero tuve un gran problema. No hay nada que se parezca lo más mínimo a ella, no hay objeto que pueda ni siquiera rozarle un poco los talones, ella era el mejor diamante de Milán, la madonnina que más brillaba. Hice un cartel y me fui al centro para recordárselo una vez más, para decírselo una vez más. Felicitarle un día especial, recordarle que siempre voy a estar con ella.
A Milán me llevé conmigo a Gigione. Un peluche que me regaló mi mejor amigo desde la infancia, y al cual voy colocando un pin de cada ciudad en la que paso. Por él pasará Milán, Suiza, Francia, Alemania y muchos países más. Pero siempre recordando lo que tengo, lo que nunca me ha fallado, mis amigos y mi familia.
7. Vivir fuera de España por más de 4 meses.
Aquí llega el motivo, el verdadero causante de que yo hiciese el erasmus. Debo de reconocer que el día que puse esta parte en mi lista no lo hice muy convencido de poder lograrlo.
Con 20 años de edad he vivido 6 meses en Milán, una de las ciudades más importantes de toda Europa y lo he hecho de manera totalmente independiente.
Económicamente me ha costado muchísimo lograrlo, mucho trabajo detrás que no se ha visto ni se verá. Noches en vela pensando cómo podía conseguir dinero de fuentes que no estaban bajo mi control, otras tantas de estrés corriendo por Murcia y con unos resultados pésimos. Mil millones de pensamientos preguntándome si valdría la pena, pero debo decir que sí, valió totalmente la pena.
Llegué completamente solo a Milán. No conocía a nadie, llegaba de un pueblo de Murcia con 34.469 habitantes donde no hay ni autobús ni metro. Quiero que os hagáis una ligera idea del cambio que podía suponer para mi vida. El primer día en una ciudad con más de 1.345.000 habitantes, con idioma nuevo, metros, autobuses, taxis… totalmente solo.
Debo decir que esta experiencia me ha cambiado la vida, pero no solo durante el tiempo que estuve allí, sino desde el momento que tomé la decisión de irme. He aprendido que merece la pena vivir con pasión, pues solo así llegan las mejores cosas. He aprendido a valorar lo que tengo día a día y a que la vida no es para nada sencilla pero que no por eso nos debemos de conformar. He aprendido que nadar contra corriente no es tan malo. He aprendido que la ilusión irrealista de mi yo de 16 años me ha llevado a vivir experiencias que jamás habría vivido si no llego a soñarlas primero. He aprendido tanto que ojala pudiese transmitir la mitad a la gente que me rodea, pero eso solo lo puedo tener yo, para mí, grabado en mis pupilas y repitiéndose todos los días.
Quiero que por un momento os imaginéis a ese chaval de 16 años escribiendo que se iría a vivir a Milán 6 meses. La vida no es así de fácil chaval, tienes que estudiar, trabajar, ya sabes que la sociedad está así organizada. No te puedes saltar los principios de todo e irte porque tú quieras, a viajar, a aprender un idioma, no puedes. ¿De dónde vas a sacar el dinero? ¿Eres rico? Nos tenemos que conformar con lo que se tiene, las cosas son como son.
Si, las cosas no son fáciles, es más, son una mierda. La sociedad nos tiene el rio encaminado para que hagamos todo lo que ellos nos digan sin meternos en aguas bravas. Pero los mejores caminos se recorren haciendo rafting, y la sociedad somos nosotros. No puedo imaginarme una vida sin pensar que algo bueno y diferente vaya a pasar en ella. Si todo mi camino es aquel que me marcan, aquel que “debe de ser”, me ahogaría en el río.
Referenciando a mi artista favorito C.tangana os diré que si tú te pones y lo haces puedes hacer lo que quieras. Yo creo que el problema es que la gente no le gustan cosas, ni quiere cosas. Si tú quieres algo de verdad no estás pensando que lo quieres, sino que lo estás buscando. Cuando tú tienes sed lo que haces es buscar agua, no estás pensando, te levantas y vas a por agua. Lo que pasa es que la gente tiene un gusto de un día, no se le mete las cosas en la cabeza, cuando se le mete las hace.
¿Vivir en Milán durante 6 meses? Tachado.
8. Aprender uno o más idiomas.
Tener la capacidad de comunicarse con gente es crucial. Aprender idiomas te abre la oportunidad de conocer a personas de mil sitios diferentes, leer libros que otras personas no podrían leer, ver películas etc.
Siempre he sido un cabezón, no quería aprender un idioma encerrado en un aula. Me sentía ridículo cuando escuchaba un listening o hacia un examen oral. En el día a día estaría rodeado de todo eso, aprendería muchísimo más, disfrutaría muchísimo más ¡Tengo que ir al extranjero! Así es cómo añadí la parte anterior de mi lista.
Cuando llegué a Milán tenía clases de idiomas cada segundo. Una clase de inglés mientras bebía cerveza, una clase de italiano mientras tomaba café, lenguaje de signos cuando ninguna de las dos anteriores funcionaba. Lo tuve claro y eso hice. A día de hoy puedo decir que hablo un decente italiano, y estoy en proceso de un decente inglés (bastante más alejado).
No fue nada fácil cuando al principio no podía comunicarme con nadie. Aquel día en el parque Sempione donde todos se entendían menos yo, el día que conocí a Lorenzo y cené con el sin saber si quiera cómo podría comunicarme. Todo esto no fue nada fácil, pero lo fácil no me habría llevado a lo que hoy tengo.
¿Aprender un idioma en el extranjero? Tachado.
9 - Viajar por Europa de mochilero.
Sentarse, acomodarse y volver a imaginar a ese chico de 16 años.
- Me encantaría viajar alrededor de Europa con gente de todo el mundo.
- Ya, pero esto no va así.
- ¿Por qué no?
- Eso es muy difícil. Tienes que estudiar, y trabajar.
- Bueno, no sé, pero estaría chulísimo.
- ¿De dónde sacarías el dinero?
- Pues…
- Mejor olvídate, la sociedad no está planeada de esa manera.
Ese chico de 16 años ha estado viviendo en Milán. Ha viajado por Nápoles, Roma y Pompeya con un alemán, una turca y una eslovena. Ha viajado por Lyon con un indio y un mexicano. Ha ido a Zurich con un grupo de españoles y pasó por el festival de la cerveza más grande del mundo en Münich con un portugués, un turco, un italiano y muchísima más gente de todos los países de Europa.
Quiero que volváis a mirar a ese chico de 16 años con toda la ilusión del mundo, y le digáis que todo eso es imposible. Que nunca va a poder conseguir nada de lo que se propone, que se olvide y que viva como tiene que vivir, aquello es irrealista. Claro que hay cosas imposibles, y es muy importante poder detectarlas y no obsesionarse con ellas. Pero muchas de las cosas que no hacemos no son de esa índole. Muchas de las cosas que no hacemos no las conseguimos por el mero hecho de que no la queremos lo suficiente. Si quieres algo de verdad tienes que ir a por ello. Si no lo consigues ya tendrás tiempo de volver atrás, recapacitar y aprender, pero nunca de quedarte con las ganas.
10 - Agradecer.
Con esto acabo mi lista, con esto termino una etapa y empiezo otra nueva. Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Yo os dejo 172 imágenes durante mi erasmus con un solo mensaje, gracias.
Feliz día del padre.
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- English: The reasons I went on Erasmus
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Comentarios (1 comentarios)
Dani D. Sánchez hace 7 años
No puedo negar mi sorpresa al leerlo, igual que no he podido evitar erizarme y emocionarme mientras lo leía. Tienes toda la razón del mundo, pero para darte cuenta de todo esto tiene que pasar algo antes o después. Eres muy grande, y te aseguro que esa gente que esta a tu lado y tu agradeces tener...ellos tambien agradecen que tu estés a su lado :)