El uso de los animales para la alimentación y la moda: una mirada al sesgo de las especies

¿Por qué empatizamos con los perros pero no con los cerdos? ¿Alguna vez será aceptable usar pieles de gato? ¿Está bien comer delfines? ¿Con qué margen son los humanos la especie más inteligente? Son preguntas que nos obligan a reflexionar sobre el sesgo de nuestras especies en la alimentación y la moda...

Animales como comida

Desde un punto de vista evolutivo, se supone que, en su mayor parte, todos debemos disfrutar del sabor de la carne animal.

Pero, a medida que entramos en la era de las nuevas tecnologías y (con suerte) nuevos estándares morales, con la agricultura industrializada no solo causando daños medioambientales, sino también causando sufrimientos innecesarios a otras especies inteligentes —y representando el 90 % de toda la carne producida— surge un dilema moral: ¿el placer de comer otro animal justifica que los humanos coman tanta carne de animales como consideran adecuado?

En este artículo intentaremos descubrir qué obligaciones (si las hay) tenemos, como especie animal más inteligente (y peligrosa) de nuestro mundo conocido; es decir, midiendo si tenemos o no el deber de respetar las vidas de los otros seres sensibles. ¿Los animales tienen derechos? Esta es una cuestión que no se discutirá con profundidad en este discurso. También hay muchos otros casos que plantean grandes cuestiones morales como por ejemplo la idea de usar animales para pruebas e investigaciones, que por la naturaleza de este discurso he omitido en gran parte, con el fin de centrarme en las principales cuestiones que prevalecen en nuestras elecciones personales como consumidores. Sin embargo, el objetivo de este artículo es destacar nuestras relaciones con otras especies, descubriendo durante el proceso, el sesgo de nuestra propia especie hacia otros humanos y además, hacia aquellos a los que elegimos como mascotas sobre los que elegimos como comida. A veces, el discurso puede obligarnos a hacernos algunas preguntas difíciles, e incluso puede obligarnos a actuar en contra de nuestras propias voluntades, pero puede que sea necesario para revelar el alcance de los sesgos de especies que llevamos.

Así que, como una especie de animal altamente evolucionada, ¿debemos dar más consideración a la vida, preservación, y sí, incluso sentimientos de nuestros otros colegas animales? La palabra "sentimientos" puede sorprender cuando se habla del bienestar de los animales. Sin embargo, ya no hay ningún debate sobre si los animales pueden o no "sentir" emociones; el hecho de que los animales tengan sentimientos es ahora concluyente. Las investigaciones han indicado que los animales de granja, incluyendo las vacas y cerdos, son capaces de procesar emociones complejas como el miedo y la soledad. De hecho, las vacas muestran signos de soledad cuando se separan de sus compañeros o de su familia, similar al tipo de ansiedad de separación mostrada por los perros cuando los separan de sus dueños.

Antes de que nos adentremos aún más en la comparación de las especies, centrémonos un momento en otra cuestión urgente: el calentamiento global. Desde una perspectiva ambiental, comer vacas es una cuestión cargada de problemas morales. Por ejemplo, se necesitan entre 442-8000 galones de agua estadounidense solo para producir un solo kilo de bistec (el promedio actual es de 2, 500 galones). Para poner esa cifra en perspectiva, en comparación, se necesitan 1, 1 galones de agua para cultivar un solo almendro; 3, 3 galones para cultivar un tomate; y 4, 9 galones para cultivar un solo nogal. Evidentemente, tenemos que tomar decisiones ambientales siendo conscientes sobre todos los tipos de comida que comemos y no solo de los productos animales. Pero sería ignorante por nuestra parte negar que, por donde se está haciendo más daño al medio ambiente es a por los productos animales y no por las opciones vegetales.

En el planeta hay 1, 5 mil millones de vacas que, están criadas para ser productos cárnicos, lácteos, así como productos para piel. Documentales recientes como "Cowspiracy" han puesto al corriente cuestiones relacionadas con la industria ganadera, y cualquiera que los haya visto, ya puede ser consciente de que la ganadería representa el 18 % de todas las emisiones de gases de efecto invernadero - que es más que todos los medios de transporte juntos (13 %). En una sociedad que ahora está intentando deshacer los errores de emisiones de gases de efecto invernadero a través de los medios de la "energía limpia", ¿no debería ser la cuestión principal la de hacer frente a la producción en masa (y consumo) de más de 1, 5 mil millones de criaturas que producen alrededor de 150 mil millones de galones de gas metano al día? Esto no quiere decir que la única manera de proteger el medio ambiente es que abandonemos el consumo de productos animales pero, es evidente que debe ser nuestra principal preocupación.

Ahora vamos a tratar la cuestión de la preferencia de los animales y el sesgo de las especies comparando la moral de comer a un animal querido (perro) sobre otros menos amados (cerdos).

¿Animalismo?

¿Se puede comparar comer tocino con comer perros? Solo por el pensamiento de comer perros, puede llevar a algunas mentes occidentales tan lejos a la repulsión que pueden burlarse de la discusión por completo, diciendo que la comparación de los dos es un argumento que simplemente no se puede hacer. Sin embargo, hay algunos parecidos notables entre, no solo cerdos y perros, sino también entre cerdos y humanos. La carne de cerdo es una de las exquisiteces más codiciadas y consumidas de toda Europa, en especial en zonas como España, donde productos como el jamón dominan el mercado de la carne. Sin embargo, en cuanto al hecho de comer perros, hay algunas zonas de China (como Yulin) donde se celebra el festival anual de comer perros; una práctica que sería condenada no solo en España, sino también en el resto del mundo. Esto hace pensar que el tabú de comer perros es un fenómeno cultural y, es evidente que no es tan repulsivo en algunas culturas como en otras.

La historia de las relaciones de los hombres y perros es larga y compleja. Los perros se han visto como compañeros del Homo sapiens durante miles de años e incluso existen algunas hipótesis que, sugieren que su resultante evolución (y su supervivencia superior) de sus antepasados los lobos, surgió a través de su amistad con los humanos. Naturalmente, se debe a esta larga exposición de perros como animales domésticos y compañeros que a muchos de nosotros nos ha llevado a la repulsión de comérnoslos. Sin embargo, nuestros antepasados más primitivos, eran criaturas astutas y a veces, no dudaban en comerse a su "animal de compañía" el perro cuando los suministros de comida eran escasos. Sin embargo, se puede argumentar que nuestro cariño a los perros va mucho más allá que esto, que nuestra unión hacia ellos se debe a su "inteligencia" o a las "cualidades humanas" que poseen. A juzgar por estos parámetros, comer un animal antes que otro simplemente porque uno tenía cualidades que nos recuerdan a nuestra propia especie, no solo nos haría increíblemente narcisistas, también nos haría especistas.

using-animals-food-fashion-an-look-speci

Sin duda, intuitivamente, en cierto nivel, puede ser más incorrecto comerse al perro de tu vecino, que comer el tocino que habéis comprado en alguna tienda. Pero esto no solo se debe al hecho de que podría molestar mucho a tu vecino —por no mencionar el daño irreparable que podría causar a vuestra relación—, pero también se debe a la cuestión que acabamos de plantear: que, históricamente, nos hemos apegado a los perros en vez de a los cerdos. Además, los perros de nuestros vecinos viven en un nivel de lujo y comodidad más alto que cualquier cerdo producido en una granja podría ver. Así que, con esta idea de compañía de perros puesta a un lado por el momento, finalmente vamos a contrastar el mismo acto de comer perros con comer cerdos.

¿Comer cerdo es equivalente a comer perro?

Ahora parece sensato volver al tema de la inteligencia, es decir, cómo la inteligencia de los perros es una de las razones que podemos proporcionar para no comérnoslos. La idea de los perros como "miembros de la familia" a menudo deriva al hecho de que son criaturas increíblemente inteligentes e intuitivas que parecen confortarnos y calmarnos cuando más lo necesitamos. Sin embargo, si medimos el hecho de no comer perros por la inteligencia, esto también descartaría el consumo de cerdos, ya que se ha descubierto que los cerdos muestran niveles de inteligencia incluso más elevados que los perros. Al igual que los delfines y los elefantes, los cerdos son capaces de identificarse en un espejo y, un tanto increíble, algunos incluso saben cómo jugar a videojuegos básicos -una habilidad que también se ha enseñado a algunas especies de primates muy inteligentes. Los cerdos son capaces incluso de soñar —lo que no es exclusivamente un fenómeno humano— y como los perros, también responden a sus propios nombres cuando se les llaman.

Se puede argumentar que un perro mascota reacciona a su dueño de cierta manera en la que no reacciona a otros humanos, o de manera que otros animales tampoco reaccionan a los humanos. Pero esto no quiere decir que un cerdo no sea capaz de responder de una manera parecida si se expone a los humanos por un largo periodo de tiempo y de la misma manera. De hecho, a la mayoría de cerdos se les conoce por ser criaturas muy fieles y cariñosos con los humanos y, del mismo modo que los perros, disfrutan cuando se les acarician y se les cepillan. Básicamente, los perros se han vuelto tan "buenos" con los humanos como lo son simplemente porque, estaba en su propio interés sobrevivir como especie, incluso si eso significaba que a veces uno tenía que ser sacrificado para cenar cuando a los humanos les escaseaban los suministros alimentarios. Aquí hay que decir que no están los intereses de supervivencia de un cerdo, simplemente mantienen su especie viva por una vida de degradación puramente de intereses humanos. La sobrecogedora verdad es que estas criaturas altamente inteligentes, a menudo se vuelven locas por vivir en pésimas condiciones como en jaulas de metal con púas tan pequeñas que casi no pueden moverse —muy por debajo de cualquier nivel de comodidad al que asignaríamos a cualquier humano o perro— todo destinado para el consumo humano.

using-animals-food-fashion-an-essay-spec

En lo que respecta a las "cualidades humanas" —de manera similar de cómo hacemos para no comer perros— esto ahora también se puede argumentar a favor para no comer cerdos. De hecho, se cree que en las tradiciones como el islam y el judaísmo, que comer carne de cerdo no estaba prohibido debido a la errónea suposición de ser un "animal sucio", sino más bien por la matanza de cerdos durante las primeras épocas de estas nuevas religiones y culturas culminó a través de medidas que implicaban un dolor insoportable a los cerdos, dando lugar a un fuerte "chillido", un tanto infame —un sonido que a la gente piadosa le recordó al de un humano gritando de agonía—, que decidieron no comerse al animal.

Posiblemente, si estamos marcando nuestros hábitos alimenticios con inteligencia (y, a menudo, este parece ser el caso), ¿podría ser que solo nos permitimos comer animales que sean menos inteligentes que nosotros? Si es así, ¿por qué importa la inteligencia? Hay muchos animales más inteligentes que algunos humanos —sin ninguna broma de mal gusto o malicia—. En efecto, hay ciertas personas, ya estén poco desarrolladas o sean desafortunadas, que son mucho menos inteligentes que los cerdos o vacas completamente desarrollados. Continuando con los cerdos como ejemplo, se cree que no hay otro animal que tenga un tipo de carne tan similar al de los humanos que los cerdos, además de compartir una cantidad increíble de otras similitudes genéticas. Tanto es así que, ahora los cerdos se usan como modelos para las enfermedades dermatológicas de los humanos. Esto parece una confesión bastante atrevida de los profesionales médicos en cuanto a las sorprendentes similitudes genéticas entre los humanos y los cerdos. Así que, a la luz de esta evidencia, y quizás sorprendentemente, ahora nos enfrentamos a un caso que ya no favorece a comer cerdos en lugar de perros, —al contrario, es evidente que los cerdos tienen más cosas en común con los humanos que los perros. Esto lleva a la pregunta: ¿cómo de lejos tiene que estar el otro animal de nuestra propia especie antes de que empecemos a considerar si moralmente es aceptable comerlo? ¿Es simplemente el sabor de su carne lo que determina si debemos o no comerlo?

¿Existe alguna diferencia entre el canibalismo y comer animales?

Es un punto interesante para discutir que muchas personas expuestas a la quema de cuerpos humanos, como profesionales involucrados en las cremaciones como bomberos, a menudo informan de un fuerte aroma a carne de cerdo cuando se queman cuerpos humanos. Mientras la idea del canibalismo puede poner nerviosos a la mayoría de nosotros, por poner un ejemplo extremo, este reconocimiento de que la carne de cerdo tiene un aroma similar a la carne humana quemada —junto con el conocimiento de que los cerdos tienen una piel muy similar a la nuestra—, sugiere que la diferencia en el sabor entre la carne de cerdo y la humana puede ser mínima. Y si volvemos a poner en juego el argumento de la inteligencia, se deduce que, racionalmente, si es aceptable comer un cerdo inteligente completamente desarrollado, que es capaz de procesar emociones además de sufrir y sentir dolor, es también por lo tanto, racionalmente aceptable comer a un humano, que en mucho menor grado, no puede procesar ni poseer estos atributos. Nuestra preferencia para comer un animal en particular que no sea de nuestra propia especie, y que, claramente sea más inteligente que algunas personas de nuestra especie, especialmente en casos donde ambos pueden tener prácticamente el mismo sabor (como es el caso de la carne humana y la de cerdo), es otro caso de especismo. De ninguna manera esto no es un argumento para hacernos caníbales; es justamente lo contrario. Es un argumento que pretende que nos demos cuenta que el sesgo de nuestra propia especie y sentir el mismo desprecio que el que sentimos por las nuestras.

Pero el sesgo de nuestra especie va mucho más allá que el de nuestras propias especies y mascotas. Incluso hay animales en particular, como los caballos, que la mayoría de gente no querría comer debido a la noción que se tiene de ellos, valorados habitualmente como criaturas "majestuosas", mientras que los cerdos se etiquetan erróneamente como sucios. Un ejemplo clave de esto, fue el escándalo europeo en 2013 de la carne de caballo, en el que se descubrió que las empresas cárnicas habían incluido carne de caballo en vez de carne de vacuno en sus productos, para así reducir costes. Mucha gente estaba indignada, incluso horrorizada, pero todavía esto no era suficiente para que muchos se dieran cuenta de su propia hipocresía: que comer caballo no es moralmente (o aparentemente en cuanto al gusto) diferente a comer carne de vaca, de la misma manera que comer un perro no tiene ninguna diferencia moral real que comer cerdo.

Es cierto que tiene sentido evolutivo que estemos más horrorizados por la idea de comer nuestra propia especie que otras. Los animales que podían empatizar y sentirse conectados a miembros de su propia especie tenían más posibilidades de sobrevivir, de ahí que la vida de los humanos ha florecido, con una población que supera los 7 mil millones de personas. Pero solo porque nos hayamos desarrollado hasta ahora como carnívoros de forma evolutiva, no quiere decir que ahora no tengamos la opción de actuar de forma diferente.

Exactamente, ¿dónde está la diferencia entre comer carne humana y animal, que es lo que hace que comer uno sea aceptable y el otro un tabú? ¿Todavía nos lavan el cerebro los libros religiosos que proclaman que los humanos son los dueños de los derechos de todas las especies? Con la ciencia presionando no solo en los límites de la creencia, sino también demostrando la capacidad emocional e intelectual de nuestros compañeros animales, tenemos todo el derecho a cuestionar esta antigua suposición dogmática falsa de que los humanos poseen almas, de las que supuestamente carecen nuestros colegas animales. Claramente, los humanos no son tan distintos de nuestros colegas animales como pensábamos. Incluso el pollo, que a menudo se le ha dado la injusta reputación de ser un "cerebro de pájaro", a pesar de que ahora hay recursos que indican que los pollos son capaces de tener relaciones sociales complejas entre sí y asimismo, pueden responder y mostrar preferencia a los miembros de su familia, al igual que nosotros y otras especies. Los científicos, también han descubierto que los delfines, que estaban considerado una delicia en zonas de Japón, usan formas complejas para comunicarse; un descubrimiento sorprendente que ha revelado que los humanos no son la única especie que ha desarrollado su forma de lenguaje hablado e inteligible.

  • "Este lenguaje (delfín) exhibe todas las características de diseño presentes en el lenguaje hablado humano, que indica un alto nivel de inteligencia y conciencia en delfines y, su lenguaje puede ser aparentemente considerado un lenguaje hablado altamente desarrollado, similar al lenguaje humano".

using-animals-food-fashion-an-essay-spec

Entonces, ¿condenamos a los que comen delfines pero no a los que comen pollos? ¿Los humanos tienen alma pero los delfines no tienen? Esta idea parece absurda. Reivindicar derechos especiales a la existencia sobre otras criaturas que comparten muchos de nuestras características, es una suposición falsa de que tenemos algún derecho intrínseco como humanos para utilizar a otros seres sensibles que comparten este planeta con nosotros como consideremos oportuno. Cuando utilizamos términos como "derecho a la vida" y "la vida es sagrada", solemos referirnos solo a los humanos. En vista de pruebas recientes, ahora debemos admitir que estas declaraciones deberían aplicarse de forma similar a los otros animales.

Jeremy Bentham: "La cuestión no es, ¿pueden razonar? Tampoco, ¿pueden hablar? Pero, ¿pueden sufrir? "

Es justo asumir que la mayoría de la gente estaría de acuerdo que el sufrimiento es malo. Si estamos de acuerdo en esto, entonces también es justo asumir que se puede evitar cualquier sufrimiento innecesario. Por lo tanto, debemos concluir que si podemos evitar que cualquier ser capaz de sentir dolor sufra, lo hagamos. Con el conocimiento de que nosotros, como especie, estamos causando daños innecesarios en el mundo, produciendo y consumiendo productos animales de la agricultura industrial, ¿debemos seguir comprando productos de estas industrias que hostigan y privan a las otras especies en beneficio de nuestro mero capricho? ¿Cómo podemos justificarlo?

Ahora, la cuestión no es simplemente si hay que comer o no animales. En la situación actual, la cuestión es: ¿es moralmente correcto hacerlo? ¿Podemos justificar nuestros instintos evolutivos e impulsos para comer carne en la luz del sometimiento que sabemos que sufren los animales en condiciones de granjas industriales y miserables? Solo porque tengamos el "impulso" de hacer algo, no significa que tengamos que actuar en consecuencia. Claramente no sería de interés humano si cada miembro de nuestra especie actuara de acuerdo a sus propios "impulsos evolutivos" en cada asunto, ya sea sexual, de supervivencia o alimenticio. La carne es un lujo no una necesidad. El hecho de no comerlo, no impide ninguna otra posibilidad de supervivencia humana, al contrario, puede ser incluso beneficioso excluirlo de nuestra fuente ingesta alimentaria por esta misma razón, y tampoco es necesario consumirla para aumentar nuestras posibilidades de supervivencia o para una evolución mayor. El argumento contrario de que "necesitamos carne" o de que nuestros cerebros crecen cuando añadimos carne a nuestras dietas durante nuestra evolución, no tiene validez, ya que, de hecho, en los últimos 10 000 años, el tamaño del cerebro humano se ha reducido en un 5 %. Por el contrario, tanto desde el punto de vista dietético como evolutivo, tenemos más en común con los frugívoros (como chimpancés y orangutanes) —que comparten más del 98 % de nuestro ADN— que con los omnívoros (como leones y tigres):

using-animals-food-fashion-an-essay-spec

Un argumento de alguien que no ve nada de malo en comer animales en sí, pero ve muchos errores en el maltrato de criaturas inocentes, puede ser que si la carne del animal se produce de manera ética y sostenible, entones no hay, o hay poco, daño real hecho. Es cierto que hay muchos otros que comparten esta idea. Pero aquí no estamos hablando hipotéticamente, y de cualquier decisión compasiva para producir carne (si es que la hay) mientras se continúa usando un sistema que gira alrededor de la agricultura industrializada, todavía queda un largo camino por recorrer. Así, aunque la agricultura industrializada sigue siendo legal, lo único moralmente correcto es no consumir carne y cualquier producto de origen animal. Las alternativas son demasiado peligrosas, como "Eat What You Kill", un movimiento en los Estados Unidos, que implica la caza silvestre. Comer carne siempre implicará el asesinato involuntario de un animal inteligente, y esto plantea de nuevo cuestiones relativas a los derechos de los animales a los efectos de este discurso, no iré más allá de lo que ya se ha debatido, ya que ahora centraremos nuestra atención en otra cuestión animal que prevalece en nuestra sociedad: usar animales para la moda.

Usar animales para ropa y materiales

Los productos animales aún están presentes en la moda. Grupos como PETA (Personas por el Trato Ético de los Animales), han hecho mucho a lo largo de los años para tratar de frenar el interés por la piel, como los documentales publicados en 1994, donde se veían a los ganaderos abusando de pequeños animales como visones y chinchillas, cuando les cortaban los genitales con cables eléctricos y les inyectaban herbicidas. Han tenido parte de éxito al reducir el uso de pieles en la industria, con la presión que han ejercido en los principales vendedores como Ralph Lauren, Hugo Boss, Calvin Klein y Tomy Hilfiger, lo que ha llevado a que estas marcas en particular hayan parado de usar pieles por completo. Incluso hubo una campaña encabezada por supermodelos, como Naomi Campbell y Cindy Crawford que estaban dispuestas a posar desnudas con el lema de "Prefiero ir desnuda que llevar piel", que logró cierto éxito en la gente al cambiar su percepción sobre la piel. Sin embargo, el cuero es otra cuestión y sin duda, sigue siendo el material animal más utilizado. Hubo una prueba documentada que demostraba que las vacas son despellejadas vivas, se les cortan los cuernos y se les rompe la cola y, mueren antes de llegar al matadero. Todo con el propósito de producir cuero.

using-animals-food-fashion-an-essay-spec

Entonces, ¿se deduce que si no deberíamos comer animales debido al horror de la agricultura industrializada, tampoco deberíamos usar sus esqueletos para hacer botas, sofás y otros productos que estén o no relacionados con la moda? Si estamos de acuerdo en que la primera premisa (que no debemos comer animales, es sólida, entonces la respuesta lógica a esta cuestión debería ser que sí. Sin embargo, hay más en este caso que la mera suposición de que si es incorrecto hacer una acción también será incorecto hacer la otra. Hay una distinción clara entre comer animal como fuente de alimento y la de usar sus cadáveres para materiales como cuero, pieles y ante. Incluso se podría argumentar que comer animales concede mucho más a la naturaleza que el mero uso de su carne o su piel para artículos de lujo. Por lo tanto, si argumentamos en la otra dirección entonces; que está bien comer animales pero no ponérnoslos, ¿podríamos cuestionar que si el animal se muere por causa natural, estaría bien usar su cuerpo para materiales de lujo? Después de todo, se desperdiciaría si se dejara que se pudriera. Este argumento se podría aplicar de manera similar a si debemos comer o no un animal que se sabe que ha muerto por causas naturales y del mismo modo que es otro argumento fácil de retirar.

Si vamos a usar el cuerpo de cualquier animal —ya sea porque ha muerto por causas naturales o no—, hay algo inherente en lo que estamos admitiendo. Usar el cuerpo de la carne (o piel) de otro animal para formar materiales es reconocer que su piel es un tipo de sustancia que ahora puede ser utilizada, ya que el antiguo "poseedor" (en animal en cuestión), ya no tiene sus propias necesidades en lo que respecta a la finalidad a la que servia en un principio: el aislamiento de los órganos principales y la protección contra las bacterias externas. Si estamos argumentando la premisa de que es aceptable ahora usar la piel de un animal porque ya está muerto y por eso el material se "desperdicia", entonces también podemos admitir algo más que parece bastante siniestro. Por ejemplo, digamos que si fuéramos a usar la carne de una vaca para hacer cuero que ha muerto por causa natural, entonces, ¿no sería también moralmente aceptable usar la carne o la piel de otras criaturas que ya están muertas y por lo tanto, su carne está libre para usar? ¿Podríamos empezar a usar perros o gatos de compañía muertos como pieles? ¿Podría un humano que no tiene ni familia ni amigos formar un excelente material para ser utilizado como tapicería? Como, al igual que la vaca que murió por causas naturales, el cuerpo del humano (particularmente uno que no tenga familiares), también se desperdiciaría si se dejara pudrir.

Si creemos en el argumento de que está bien usar pieles o cueros porque los animales ya están muertos, entonces, en estas circunstancias, usar la piel de un difunto humano que no tenía familiares, también debería ser aceptable. Sin embargo, ya que no nos parece moralmente aceptable usar la carne humana para materiales en nuestra sociedad actual, no deberíamos adoptar una actitud tan despreocupada con respecto al uso de otros animales como zapatos, chaquetas y otros artículos. Debería dar igual si el animal ha muerto por causa natural o que la razón por la que el animal existió era que los humanos ayudaron a producirlo. Aquí, el punto intrínseco es que solo porque la carne de un animal esté disponible para el uso —sea humano o no—, ni nos da el derecho, ni es una razón viable para usarla. Si valuamos la carne y la piel de los humanos y mascotas, tiene poco sentido, excepto por razones puramente egoístas, por lo que tampoco deberíamos valorar la de otros animales.

Hay que reconocer que el uso de la piel de los animales es una cuestión diferente solo por la moda. Es decir, el uso de la piel de una criatura para operaciones médicas realizadas en humanos, como técnicas de trasplante. En este caso, podemos aplicar un argumento similar al que hemos aplicado en el apartado anterior. Por ejemplo, si creemos que es aceptable utilizar la piel de cerdo como técnicas de trasplante para un humano, entonces hagámonos una cuestión: ¿Sería igualmente aceptable utilizar una piel humana menos inteligente (que la de un cerdo), en vez de la de cerdos? Si nuestra intuición nos dice que "no" en este caso, entonces deberíamos aplicar el mismo argumento para el cerdo, ya que podemos concluir que estamos basando nuestros argumento en un sesgo de nuestra propia especie, en lugar de usar un enfoque racional y objetivo.

Hagamos otro experimento de pensamiento. Digamos que una especie alienígena muy inteligente fuera a aterrizar en la tierra. Después de aparecer en un principio como criaturas pacíficas y hacerse amigo de los humanos en algún sentido paternalista, comienzan a probar nuestra comida y costumbres, y también llegan a la decisión de que ahora les gusta la carne animal, así como la idea de llevar cadáveres de animales como accesorios de moda. Entonces, llegan a la conclusión de que los humanos son seres primitivos en comparación con su propio nivel de inteligencia altamente avanzado, para ellos sería justificable comer humanos y llevar nuestros cadáveres para vestirse. Incluso entonces, desarrollan un gusto por la leche materna y los óvulos reproductores y de este modo, crean granjas para extraer óvulos de las mujeres y obligarlas a lactar. Como humanos, ¿llamamos injustas estas acciones? Entonces, ¿no somos hipócritas? O por el contrario, ¿el uso de nuestra carne -que es de inteligencia superior a la nuestra- justifica también el uso de la carne de otras especies menos inteligentes, en lo que el darwinismo social calificaría como "selección natural" o "supervivencia del más fuerte"? No creo que sea así. Incluso si dichos alienígenas decidieran visitar la tierra y desarrollaran un gusto por la carne humana (y por la leche materna), y llevaran nuestros cadáveres como accesorios de moda, esto no les justificaría hacerlo, ya que han sobrevivido claramente sin hacer ninguna de estas cosas, de la misma manera en la que los humanos pueden hacerlo fácilmente —y muchos lo argumentarían de manera más eficaz— sobrevivir sin comer o usar carne de animal. Su nivel superior de inteligencia no debería ser motivo de preocupación en esta cuestión, simplemente demuestra que la inteligencia superior o inferior no es la única señal que marca las acciones morales de las especies y, por lo tanto, no es una señal con la que nosotros, como humanos, debamos juzgar sobre qué base debemos comer o usar carne de otros animales.

Es cierto que se podría argumentar que esta situación puede estar alterada si se tratara como un medio de supervivencia para una especie. Pero en nuestro clima económico actual este no es el caso, donde la continuidad de seguir usando animales para comer y ropa está perjudicando más de lo que beneficia a nuestra especie. La verdad que, llevar animales como moda es innecesario e increíblemente difícil de justificar. Usar animales no fomenta la "individualidad" o el "liberalismo" en ningún sentido, ya que, el mero hecho de usarlos deniega la libertad del animal que se está usando. Si realmente es la influencia de las celebridades y supermodelos lo que influye en nuestras elecciones de moda —como a menudo parece ser el caso— esto nos lleva a cuestionarnos: ¿no sería el espíritu de un verdadero fashionista el que expresaría su propio individualismo y no el de la uniformidad? Cuando la moda llega a costarle la vida a una criatura simplemente por cuestiones narcisistas como la apariencia, estas cuestiones se deben afrontar.

Ahora que hemos establecido la naturaleza contradictoria de nuestras especie en lo que se refiere a comida y moda, en este punto diremos algo del tema de la utilización de animales como forma de entretenimiento.

Usar animales para la "diversión": ¿una forma de esclavitud?

Mantendré esta sección concisa ya que los principios que ya hemos planteado ya cubren este tema en cierta medida, y el uso de animales como comida y ropa causa más destrucción y daño que la industria del entretenimiento. Sin embargo, usar animales por el mero hecho de entretenernos sigue siendo una cuestión de moda. ¿Están hechos los animales simplemente para usarlos en nuestro entretenimiento? Las personas que no tienen reparo en comer carne o usar productos animales, seguramente no deberían preocuparse de si un animal en el zoo tiene o no una buena vida, ¿verdad? Sería erróneo afirmar aquí que, incluso los que comen carne no se preocupan del bienestar de los animales, a pesar de que al hacerlo contribuyen activamente al sistema que produce y esclaviza animales a costa de su bienestar y de la degradación de nuestros recursos naturales y del medio ambiente.

En la práctica, los zoos pueden ser un buen lugar para que vivan los animales como, por ejemplo, sí lo son las granjas industriales, pero los animales todavía no disponen de condiciones de vida suficiente, para entretener a la fuerza a la gente, viviendo en condiciones de esclavos en zoológicos. Todo lo contrario a la selva. El punto de la esclavitud puede parecer un ejemplo extremo y quizás hasta irónico, proveniente de un hombre blanco de clase media que, a pesar de mis limites de conocimiento, puede tener familiares lejanos que de alguna manera han contribuido a los aborrecibles actos de esclavitud o los han tolerado. Digo esto sin ningún objetivo y sin tener en cuenta las circunstancias relativas a la esclavitud. De hecho, incluso hay supervivientes del Holocausto que comparan los actos de las granjas industriales con lo que sufrieron sus familiares en los campos de concentración. Hasta puede llegar un momento en que nuestro futuros familiares miren atrás y vean los actos que estamos cometiendo ahora con el mismo nivel de menosprecio que nosotros sentimos por esos actos. El acto de esclavitud, como se define en el diccionario es "el estado de una persona atada a la servidumbre como propiedad de un esclavista o de una familia". Aquí la palabra a destacar es "esclavista". Cuando usamos esta palabra, admitimos que obligando a uno a actuar en contra de su voluntad y beneficiándose de su colaboración sin su permiso o reembolso por sus actos, es por tanto, colocar un acto de esclavitud sobre ese ser. Precisamente, estos son el tipo de actos que se cometen contra esos seres inteligentes, que sienten y son capaces de sentir emociones cuando usamos sus servicios en contra de su voluntad. Así que, en cierto modo, se podría argumentar que el uso de los animales como comida, moda o entretenimiento es parecido a convertirse en esclavista por la sociedad. Es completamente irrelevante si un esclavo pertenece a la misma especie que la nuestra o no. Por mucho que no nos guste admitirlo, al utilizar productos animales de esta manera, estamos participando activamente en una forma institucionalizada de esclavismo. Algunos pueden pensar que este ejemplo es muy extremo, y esperan que centremos los problemas dentro de nuestra propia especie antes de hacer frente a las múltiples cuestiones relacionados con nuestro trato a los animales. Simplemente, a ese argumento respondo que hasta que no solucionemos las cuestiones de trato a los animales, simplemente nuestra falta de empatía nunca nos permitirá solucionar los problemas que tenemos entre nosotros.

Conclusión

No solo la abolición de las granjas industriales y la cría de ganado para comida ayudarán a prolongar nuestro medio ambiente, sino que también proporcionaría más comida a los pobres, desarrollaría más empatía por las otras especies que a su vez, podría mejorar las relaciones entre los humanos de diferentes naciones. Por ejemplo, el 85 % de la soja del mundo, actualmente se utiliza para alimentar al ganado. Así que, notablemente es uno de los peores granos para cultivar para el medio ambiente y, debido a las demandas de la industria agrícola, estamos teniendo que producir cantidades excesivas para alimentar al ganado, que en cambio, podría utilizarse como comida para las zonas mas pobres del mundo. En total, el 51 % de todos los granos del mundo se destinan a la ganadería. Si esa parte se destinara a las partes más pobres del mundo, sería suficiente para acabar con el hambre en el mundo, lo que significa que no solo impedimos la vida de los animales cada vez que decidimos comérnoslos, sino también, la de los demás seres humanos. Si no hay suficientes razones para no comer animales por el hecho de que ellos también tienen derechos, existe claramente el argumento de que los seres humanos también tienen derecho a una vida mejor.

También hay que tener en cuenta la salud. Un ejemplo interesante de los beneficios de incluir vegetales en nuestra dieta es Okinawa (Japón), una zona famosa por tener el mayor número de centuriones del mundo. ¿Podría ser simplemente una coincidencia que sigan una dieta vegana, con solo una comida ocasional que incluye pescado? Esta dieta no la han adaptado por motivos éticos, ya que en gran medida se debe a cuestiones culturales y de salud. Sin embargo, es un punto en el que nosotros, en Occidente, podríamos adaptarnos para así aumentar la longevidad y llevar una vida más sana, sostenible y ética. Los nutricionistas están de acuerdo en que, una dieta basada en vegetales ofrece suficiente proteínas magras saludables, que son suficientes para complementar el cuerpo humano. De hecho, la leche materna contiene menos proteínas que cualquier otra especie de mamífero, ratas incluidas, lo que demuestra que nuestra obsesión por las proteínas es completamente injustificada y antinatural. Esta falsa creencia de que necesitamos tanta proteína, es quizás una de las razones por la que, generalmente los humanos consumen aproximadamente el doble de proteínas diarias requeridas, lo que se debe en gran medida al consumo de carne y productos animales. Surgen otras cuestiones de salud, como consumir la mucosidad animal (en todos nuestros productos diarios como la leche), además de hormonas de animal (encontradas en la carne y en nuestros productos diarios). En una sociedad que cada vez desarrolla más enfermedades y dolencias relacionadas con la comida, quizás lo mejor sería seguir el ejemplo de los ciudadanos de Okinawa.

Basándonos en lo que ahora sabemos de las capacidades de otras especies, así como el coste para el medio ambiente por criarlas, incluso un especista incondicional que, teniendo en cuenta todas las pruebas que sugieren lo contrario, todavía mantiene la falta suposición de que los humanos son muy superiores que las otras razas, —dentro de nuestro limitado conocimiento— entonces, se ve obligado a admitir que si es tan importante la supervivencia de las especies del Homo sapiens, entonces le interesaría la suya (y de otras razas humanas) dejar de comer productos animales. Por lo tanto, incluso el argumento de un especista debe llevar inevitablemente a algún tipo de reducción de nuestros hábitos del consumo animal, si no del todo. Ahora, producimos suficientes alimentos en el planeta para alimentar a 10 mil millones de personas, una cifra que es insostenible a gran escala. Parar de comer productos animales ayudaría a reducir esta cifra drásticamente, provocando la desaparición de industrias que ganan dinero explotando el medio ambiente y criando animales que viven de manera impensable, lo que significa que los recursos podrían utilizarse mejor para ayudar a otros humanos en vez de para destruir el planeta. Para la prolongación de nuestra propia especie, ahora es imperativo que nos ocupemos de nuestra dieta y moda, para el propósito de un planeta más feliz y, posiblemente un medio en el que poder seguir evolucionando. Comer animales es parte de nuestro pasado evolutivo. Como seres racionales capaces de empatizar con las demás criaturas como perros y gatos, no es necesario que se juegue ningún papel en nuestro futuro evolutivo.


Galería de fotos



Comentarios (0 comentarios)


¿Quieres tener tu propio blog Erasmus?

Si estás viviendo una experiencia en el extranjero, eres un viajero empedernido o quieres dar a conocer la ciudad donde vives... ¡crea tu propio blog y cuenta tus aventuras!

¡Quiero crear mi blog Erasmus! →

¿No tienes cuenta? Regístrate.

Espera un momento, por favor

¡Girando la manivela!