Viaja y Disfruta

La experiencia de escribir el blog me ha ayudado mucho a canalizar todo ese entusiasmo que nace en mi cuando empiezo a compartir con alguien mi experiencia. El haber escrito sobre los lugares que he visitado o las anécdotas que he vivido me ha ayudado a pensarlas con más calma e intentar aprender de ellas. Y ahora que vengo a contarte la parte buena, la de los viajes, la que mola quiero animarte todavía más a que viajes, a que visites otros lugares y descubras cosas fascinantes y las compartas conmigo para así despertar en mi la curiosidad y también vivirlas yo.

¿Has hecho el esfuerzo de salir de tu zona de confort; leer algunas de mis publicaciones y unas cuantas más en la red para informarte de que necesitas antes y hacerte una idea de lo que te espera durante tu estancia; buscar el vuelo más barato entre cientos de posibilidades a ver cuál de ellas tenía más escalas; rellenado todos esos papeles burocráticos que todos adoramos e infinidad de cosas que te han hecho pensar en más de una ocasión ¿quién me mandaría a mi meterme en este berenjenal con lo tranqui que estaba y a gustito con mi día a día sin salir de la famosa zona de confort? Ahora ya no hay es ques, después de todo te lo has ganado, llega el momento de exprimir la experiencia para que el esfuerzo realizado merezca la pena y te dé sus frutos.

Por eso, ¿qué ocurre cuando llegas al lugar y las expectativas no son las esperadas? Porque al menos en mi experiencia, siempre es distinto a lo esperado, para lo bueno y para lo malo pero distinto. Primero, ¿para qué esperar algo pudiendo dejar que te sorprenda? Te va a gustar más. Te hablo de esas expectativas que no deberíamos habernos hecho para evitar decepciones pero que yo soy la primera que me hago. Por eso te aviso, ahora que ya he cruzado la línea esa que separaba mi zona de confort con el resto del mundo, aquí todo tiene solución, no te preocupes, todo se acabara solucionando. Disfruta de la experiencia, no te arrepentirás de haber dado el paso. 

Comparto contigo algunas cosillas que he ido cambiando y a mí me han ayudado a adaptarme mucho mejor al mundo que existía fuera de  mi zona de confort, te digo que existía en pasado porque una de las cosas más sorprendentes y que me gusta analizar es que hace unos meses llegas a un lugar totalmente diferente a lo que te acostumbraste y desde el primer día tratas de hacerlo sin querer, tu nueva zona de confort y mucho más rápido de lo que imaginas lo consigues, porque cuando comienzas a hacer la maleta de nuevo para marchar, agarras el vuelo y volteas a ver lo que dejas atrás existe un sentimiento de nostalgia, que te indica que vas a echar de menos ese lugar, tu vida ahí y es entonces cuando estás diciendo hasta luego al lugar que sin darte cuenta ya has añadido a tu zona de confort, ampliándola sin casi darte cuenta.

Y ten cuidado porque acabas de añadir un nuevo nombre a esa lista de lugares que tienes guardados con especial cariño y que cuando sigas recorriendo el mundo y encuentres alguien que cita ese lugar o algo que te recuerde a allá, sonreirás porque automático y sin poder evitarlo habrán aparecido en tu mente los mejores momentos vividos allá, los mejores me refiero a los mejores, porque lo malo en estas experiencias no sé por qué pero el cerebro no los archiva pero el corazón mucho menos, te quedas con lo mejorcito. Así que para que empieces a archivar los buenos momentos y empieces el hola a este nuevo lugar con buen pie te cuento que me ayudó a mí. 

¿Has escuchado sobre el refrán que dice que de donde vayas que de los tuyos tengas? Mi mamá me lo dice mucho y yo así lo aplico. Siento decirte que, aunque puede pasar, por ejemplo esta vez yo tuve suerte y si encontré de los míos aquí, en México hay algún que otro segorbinico. Benito y Abel viven en este maravilloso país y ellos me ayudaron, lo que les agradezco mucho porque en ese momento de incertidumbre algunas respuestas a tus dudas ayudan mucho. 

La distancia puedes verla como algo positivo o negativo, te recomiendo que lo veas como lo primero, siempre ayuda más. No para siempre, pero para un tiempo la distancia te puede enseñar a valorar cosas cotidianas que antes no valorabas tanto un café con tu gente, un día de torra con amigos y risas, unas tapitas en una terracita con ellos. Empiezas a echar de menos pequeños detalles y anécdotas que cuando estás cerca de los tuyos no extrañas tanto. Es valorar los abrazos a precio de oro. Es amar y odiar del mismo modo los aeropuertos porque siempre en el mismo momento despides algo mientras dices un hola a algo nuevo.

En vez de enredarme tanto voy a comenzar a enseñarte y a compartir contigo las aventuras que realicé en México conociendo una Sara que me fascinó, me dejó enamorada y me encantó descubrir. En las próximas publicaciones te contaré las aventuras de Doradrin. Aquí te dejo algunas imágenes para que te hagas una idea.

Que tengas un maravilloso día.

Un besito.

Sara.

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