¿Vamos a fumar después del juego?
No dure mucho en mi primer piso, aproximadamente tarde un mes en cambiarme al que sería mi verdadero hogar durante este viaje. Así que esta ocasión les voy a platicar como el futbol y un cigarro si puede remediar casi cualquier mal.
El futbol te puede cambiar la vida
Como lo escribí anteriormente las cosas no estaban tan bien como las había imaginado, vivir solo era complicado y la distancia e interacción en mi piso me tenían un poco desilusionado, hasta que llego el día del primer partido de futbol.
Por el grupo de whatsapp nos enviaron la invitación de unirnos al grupo de futbol de los Erasmus para organizar juegos entre nosotros, sin pensarlo me inscribí al grupo y confirme mi asistencia para el juego que ya estaban organizando los viejos Erasmus, esos chicos eran los que habían hecho el intercambio aquí en Girona durante el semestre anterior al nuestro, de septiembre del 2018 a enero de 2019, la mayoría de ellos estaban a punto de irse, pero antes propusieron un juego entre los que marchaban y los que recién llegábamos
Ese tarde como de costumbre se me hizo tarde, pero esta vez por culpa de mi amigo Gilberto que durante esos días estaba aquí molestándome, no me peso pagar un taxi por tal de llegar a tiempo al partido. Todo comenzó como eso; como un juego tranquilo para conocernos, convivir un poco y para jugar de manera amistosa, pero eso duro al inicio.
Conforme avanzo el partido los ánimos se fueron calentando, primero unos cuantos empujones o pataditas accidentales fueron apareciendo durante el partido y lo divertido era que eso solo sucedía contra mí, obviamente lo que recibía lo regresaba de alguna u otra forma, hasta que los leves golpes se convirtieron en unas buenas patadas por ambas partes, no recuerdo ni con quien termine en el suelo peleando el balón, pero eso se repitió en muchas ocasiones.
Mi enfado llego cuando choque con un par de italianos en una de esas disputas y uno de ellos descaradamente termino dándome un manotazo en la boca que me termino por abrir el labio, para cualquiera quizá no habría sido un buen día pero de verdad que para mí era la mejor manera de iniciar a juagar al futbol aquí en Girona, el juego me tranquilizaba por completo y de no haber peleado con esos italianos no me habría podido relacionar tan rápido con ellos.
Después del juego todo termino de manera tranquila, como todos sabemos lo que pasa se queda dentro del campo y todo se olvida, mínimo hasta el siguiente partido. Aprovechando que la mayoría de chicos estábamos en el campo se propuso irnos en la noche a una disco del centro de la ciudad, ese día por la noche fue de las primeras veces que salimos de fiesta.
Esa noche recuerdo que terminamos en Platea, uno de los mejores lugares para salir aquí en Girona, la ciudad no cuenta con una gran cantidad de opciones para pasar la noche y al final la mayoría de estudiantes incluyéndonos a nosotros los Erasmus tarde o temprano terminábamos ahí. En esa ocasión me tope a ese grupo de chicos italianos con los que me había enfrentado, con los cuales termine tomando unos cuantos tragos.
Todos estos chicos abandonarían Girona en los días posteriores, excepto uno, Cristian, un chico de estatura baja, delgado, con una insaciable sed y una divertida forma de vivir, era todo un personaje entre los Erasmus, el fue el chico más loco de toda la estancia aquí y también se convertiría en uno de los mejores amigos que pude encontrar, tengo que reconocer que todo cambio gracias a él.
Todo estaba como de costumbre, los días no estaban ni mejor ni peor pero ya esperaba con gusto el día del siguiente juego. La semana transcurrió y llego el día del partido, este estaba mucho más calmado que el anterior y las bromas eras más frecuentes entre todos, era divertido porque había una sobrepoblación de chicos en la cancha hablando y gritando en idiomas diferentes; te pedían el balón en ingles, francés, escuchabas gritos en alemán, holandés, portugués etc. Lo que si aprendí es que se entiende, el futbol es un idioma universal.
Después de ese segundo juego Cristian, el italiano con el que apenas había intercambiado palabras una semana antes, se acerco a mi después del partido me hizo la pregunta, ¿Vamos a fumar después del juego?, no es algo muy habitual en mi, pero creo que conocer y convivir con todos en esta experiencia es parte del objetivo del viaje, además, esos chicos tenían pinta de que se sabían divertir muy bien.
Lo primero que pensé fue decirle que no, porque era muy tarde y después tendría que caminar treinta minutos hasta mi piso, pero conocer nuevas personas no era mala idea, por lo que al final accedí a ir con ellos. Me dijeron que tenían un piso en el centro de la ciudad donde siempre se juntaban y podían ir sin problema, fue la primera vez que pise Carrer de L'Albereda Numero 15.
Mi primera impresión
En esa ocasión bajamos en coche de un francés y nos fuimos al famoso piso, en el vivían cuatro chicos, dos chicos italiano y dos chicas una de ellas brasileña y la también de nacionalidad italiana. Apenas al entrar se noto algo diferente, todos reían y se divertían como un grupo muy unido, tenían un sin fin de botellas vacías por todo el piso y muchos recuerdos pegados en las paredes prueba de las anécdotas vividas.
Tenían música, bebida, cena, parecían estar muy relajados y acostumbrados a ese ambiente, el trato entre los que vivían ahí era muy diferente al que yo estaba viviendo, los cuatro chicos que habitaban ahí se trataban como unos hermanos que siempre disfrutaban de la compañía del otro a pesar de conocerse de apenas hace seis meses atrás.
Además, de eso era el punto de reunión de todos los chicos del Erasmus del periodo anterior al nuestro, era el piso perfecto para vivir. Apenas estaba saludando cuando pensé que un piso así era en el que me hubiera encantado vivir. La gente estaba estudiando, bebiendo, fumando y comiendo al mismo tiempo, una verdadera locura estudiantil.
Otro punto importante el cual creía era imposible de conseguir era que este lugar tenía la habitación mas barata y céntrica de entre todos los Erasmus, costaba tres cuartas partes de lo que yo pagaba en ese momento y a pesar de que el cuarto era un cuadro en medio del piso sin ventanas y con apenas una cama, está estaba ubicada en el mejor lugar para vivir, justo frente a la plaza principal de la ciudad.
Los chicos que vivían aquí eran muy amigos de Cristian, tanto así que este era considerado el 5to integrante del piso ya que le encantaba pasar los días y las noches ahí. Era el piso perfecto para, los compañeros eras muy buenos y como de suerte gracias a la invitación de este chico italiano pude estar en el lugar y momento indicado.
Esa noche los dos chicos italianos que vivían ahí; Pepe y Mirco comentaron que estaban a días de irse de Girona y ocupaban a dos personas para ocupar su lugar para acompañar a Larissa y Costanza, ya que estas dos chicas se quedarían todo el año académico y estarían ahí también este semestre que abarcaba de enero a junio del presente año.
Sin dudarlo les dije que quería esa habitación, que quería vivir ahí, que yo me mudaba, en ese momento no sabía si podía abandonar mi piso y si podía recuperar la fianza que había dejado como deposito cuando entre al piso anterior, pero no me importaba, yo sabía que debía mudarme ahí, sabía que ese lugar con esas personas sería una buena manera de revertir la situación y que a pesar de que solo los conocía de pocos minutos, estaba consciente que era el mejor lugar para vivir durante este viaje.
Apenas llegue a la casa en la que aun vivía en ese momento y hable con mi compañera de piso a cargo del pago, le dije que dejaría la habitación y que debía mudarme, muy amablemente comprendió la situación y me indico lo que debía hacer para poderme ir con todo y fianza. Los días posteriores solo me dedique a buscar un remplazo que cubriera mi lugar en ese piso, que me diera la fianza y que me permitiera salir sin problema rumbo a mi nuevo hogar.
Encontrar candidatos era fácil, el mercado inmobiliario relacionado a la renta de habitaciones y pisos está muy bien conectado aquí, apenas cuelgas el anuncio muchas personas se contactan contigo, pero no podía entregar el cuarto a cualquier persona, al final también tenía que buscar un buen candidato para ocupar mi sitio.
Pasaron diez días y aun no tenía a nadie para ocupar mi lugar, los chicos italianos de Carrer de L'Albereda estaban a días de irse y sus lugares se tenían que cubrir lo antes posible. Tenía miedo de perder esa oportunidad, sin embargo, ahí fue cuando contacte a Costanza por primera vez, esta era la encargada del piso donde viviría, a la cual le comente la situación, sin dudarlo me aseguro que me esperarían hasta que yo pudiera cambiarme.
Un día de la nada llego un chico de Barcelona, con aparente prisa y dinero de sobra, que después de apenas ver el piso y hablar con mis compañeros no dudo y pagó, su aparición ahí fue tan espontanea que apenas duro en el lugar cinco minutos, era un joven empresario que tenia algunos restaurantes y necesitaba un lugar para dormir en Girona cuando abriera su nueva sucursal, fue tan rápida la transacción que ni yo podía creer que ya estaba libre.
Justo después de que el chico se fuera, arroje todo a la maleta y a las mochilas sin importar nada, limpie la habitación lo mejor que pude, cogí todas mis pertenencias regadas por el piso y justo una hora después ya estaba listo para irme. Había un camino de treinta minutos de por medio entre mi nuevo piso y yo, eran las 4 de la tarde, el sol estaba a plomo, pero mi actitud estaba mejor que nunca, esa fue la última vez que hice ese recorrido de treinta minutos para llegar al centro de la ciudad.
Llegue a mi nueva casa, justo al frente de la Plaza Cataluña, ese lugar que me cambio el viaje y fue el inicio de muchas cosas que creo jamás podría haber hecho si no hubiera ido a jugar futbol y a fumar con Cristian ese día. En ese momento, casi un mes y medio después de mi llegada comenzaría la que para mí fue la segunda etapa en el viaje, mi etapa en Carrer de L'Albereda Numero 15.
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