Una larga sesión de trenzado

Antes siquiera de llegar a Dakar ya sabía que acabaría haciéndome trenzas en el pelo. Para empezar porque ya lo había hecho antes cuando me fui a Bélgica y porque me encanta como queda, es una buena forma de peinarte rápido y barato (más barato que ponerse extensiones) y además porque era una moda africana, tenía que hacerlo ya que estaba de viaje en África.

Hablé con mi compañera de trabajo y me propuso llenarme toda la cabeza de trenzas por quince euros. ¡En Bélgica te cuesta unos setenta euros! Acepté del tirón. Como trabajábamos por la mañana fui por la tarde a su casa. Pero con lo que no contábamos era con que estábamos en África y todo se hacía mucho más lento. Fuimos en autobús hasta la casa de mi compañera, pero cómo no, tuvimos que estar esperando al autobús veinte minutos. Antes de llegar a su casa pasamos por el mercado para comprar las extensiones para las trenzas. Me cogí unas de color castaño natural y largas para que se quedaran más extensas. En Bélgica también había que comprar un producto para pegar las extensiones y que se quedaran fijas, ¡pero ahora no me hacía falta porque mi amiga era una pro!

Me pensaba que nada más llegar empezaríamos con las trenzas. Pero no conté con que mi amiga acababa de hacer la compra así que... ¡a hacer arroz! Después me presentó a su familia y a su gente del barrio. Conocí a su hermano, la verdad es que me llevé muy bien con el, ¡quedamos en que la próxima vez me daría clases de yembe!

Al final nos comimos el arroz y probé a usar los típicos baños turcos que había en la casa. Nos pusimos a escuchar música senegalesa, estaba muy chula. De vez en cuando mi amiga se ponía a bailar. Me hizo las trenzas mientras cargaba con su hija en la espalda. Ya sabéis, las mujeres africanas envuelven a sus hijos en una manta que se ata por delante y así los llevan sobre su espalda. A veces daba un poco de cosa porque en los autobuses había a veces madres bastante grandes con los bebés enanos detrás. Me daba miedo que al sentarse en el autobús los aplastaran.

El proceso de hacerme las trenzas duró unas cinco horas y llevábamos hecho poco más de la mitad. Tuve que volver al día siguiente y menos mal que habíamos pasado a comprar antes. Por la noche me dio un poco de miedo al volver porque tuve que volver en taxi y me perdí un poco. Por suerte pregunté por dónde se iba y al final conseguí llegar. En esta foto en la que poso delante de unas casas de un pueblo en mitad de la nada podéis ver más o menos el resultado.

Una larga sesión de trenzado


Galería de fotos



Contenido disponible en otros idiomas

Comentarios (0 comentarios)


¿Quieres tener tu propio blog Erasmus?

Si estás viviendo una experiencia en el extranjero, eres un viajero empedernido o quieres dar a conocer la ciudad donde vives... ¡crea tu propio blog y cuenta tus aventuras!

¡Quiero crear mi blog Erasmus! →

¿No tienes cuenta? Regístrate.

Espera un momento, por favor

¡Girando la manivela!