Un poco de arqueología en la Península Ibérica

¡Hola a todos! ¿Alguna vez habéis visitado los famosísimos Toros de Guisando? ¿Nunca os habéis preguntado qué son realmente estas esculturas zoomorfas? ¿Son toros, verracos, osos, caballos? Existen numerosos conjuntos escultóricos y figuras individuales similares a estos conocidos “toros”. ¿Qué significado encierran? ¿Quiénes los construyeron y por qué? Si queréis descubrirlo, ¡tendréis que seguir leyendo!

la-escultura-zoomorfa-celtica-f7435aedc3La mayor escultura zoomorfa de origen vetón encontrada hasta el momento en España, situada en la Plaza Mayor de Villanueva del Campillo, Ávila. (Fuente)

el-mundo-celtico-la-escultura-zoomorfa-cVerraco de Villardiegua, "La Mula", en Zamora (Fuente)

Un poco de Historia acerca del mundo céltico...

Una de las herramientas para estudiar el mundo céltico en la Península Ibérica es a través de la escultura zoomorfa céltica. Parece que las colonizaciones célticas en la Península se produjeron a través de los Pirineos en dos oleadas sucesivas. Como resultado, tras el establecimiento de algunos asentamientos, se originaría un mosaico de culturas y pueblos con características comunes, pero también distintas. Así, las culturas célticas son variadas.

Las connotaciones más específicas del mundo céltico se caracterizan en primer lugar por un accidente geográfico: el agua. Algunos autores clásicos relacionaron estos pueblos con los lugares en los que hay ríos. Por ejemplo, Estrabón dijo que el río Tajo se encontraba rodeado por los pueblos celtíberos, carpetanos, vacceos, etc.; es decir, el autor nombró un río junto al que se encontraban varias tribus. Por su parte, también Tito Livio mencionó a los vetones, que estaban junto a otro río.

De este modo, este mosaico cultural y su distribución geográfica en la Península fue expresado por los historiadores y geógrafos romanos, quienes situaron a cada pueblo en distintas zonas de la Península, tratando de organizar un mapa de Hispania. A pesar de lo que tiende a pensarse, los celtíberos no son la mezcla de pueblos celtas e iberos, sino que son los propios pueblos celtas que vivieron en la Península Ibérica. Por ejemplo, los vetones se encontraban en determinadas zonas, coomo cerca de la ciudad de Toledo, en Arges, donde se ha documentado su presencia mediante la escultura zoomorfa, el verraco. Al otro lado, en Segovia, también celtíbera, se comprueban grandes influjos vacceos y préstamos culturales vetones.

Otro elemento diferenciador de los pueblos celtíberos es el carácter: el pueblo vetón es un pueblo guerrero por esencia, es una comunidad muy belicosa. De hecho, os diré que Roma creará en sus legiones un ala de caballería conocida como "hispanos vetones al servicio de los romanos", la cual será destinada a Britannia, donde se fundirá con los britannos y desaparecerá en un momento determinado. Esto se ha documentado gracias a varios hallazgos de nombres vetones inscritos en lápidas funerarias, como en la ciudad de Bath. 

En cuanto a la organización del pueblo vetón, esta es típicamente céltica. Se trata de una sociedad gentilicia jerarquizada, que tiene un antepasado común y está dirigida por élites ecuestres. La economía estaría basada en la agricultura, ganadería y comercio. Parece que los vetones más ricos se encontrarían al sur, estando en contacto con pueblos orientalizantes. En cuando a su religión, se conocen diversos lugares de culto en santuarios, como en Ulaca o Panoias.

Por otro lado, estarían los aspectos culturales del pueblo vetón, como el tipo de cerámica que producen, que es cerámica estampillada negra, aunque también aparece otra celtiberizada en la época final. Otro material a destacar es el metal, pues los vetones eran grandes orfebres para el armamento y el utillaje. No obstante, quizás la creación más sobresaliente de este pueblo es la escultura zoomorfa, de la que os venía hablando al comienzo de este post.

El núcleo vetón más representativo se encuentra en la llanura castellana que está entre Toledo, Ávila y Cáceres. En muchas ocasiones la religión en el registro arqueológico es fiel a la toponimia, como cerca del pantano de Rosarito, donde hay un lugar llamado Postoloboso, lugar relacionado con el lobo, donde se han hallado hasta veinte aras dedicadas en latín a una divinidad vetona, quizás un dios asociado al lobo. Cerca se ha hallado un lugar donde se ataban perros para prevenir que les entrara la rabia.

En esta área se ha observado la importancia del paisaje para la cultura céltica: además del agua, es necesario comunicarse con la divinidad mediante otros elementos de la naturaleza, como montañas y árboles (destacan especialmente los robles, árboles sagrados del mundo céltico). En este espacio, además de los altares, hay un santuario y un altar de sacrificio.

En el santuario de Panoias, en Portugal, hay un altar dedicado al dios Serapis y se habla de distintos sacrificios, como la ovación de "ovis" u ovejas, donde se celebraba algo. En ningún caso hubo sacrificios humanos: solo hay constancia de uno cuando Escipión el Joven llegó a la Península y se sacrificó a un soldado con su caballo, pero este es el único testimonio de sacrificio humano realizado por vetones.

En cuanto al arte, en una de las tumbas de la necrópolis se observa cerámica negra hecha a mano. En ella aparece representada la panoplia de un soldado de caballería y otro de infantería. Se observa una gran riqueza ornamental en objetos de prestigio, como una espada de antenas atrofiadas, que es un objeto de lujo con nielados en oro, plata y a a veces en cobre. Esta espada está jalonada con dos puntas de lanza y está hecha con un hierro de calidad excelente.

También se han estudiado los hierros de los vetones, que se han comparado por los usados por los visigodos y la calidad de unos y otros era asombrosa, pero parece que era mejor el hierro del pueblo vetón. Y ahora ya sí, entramos en el tema de las esculturas zoomorfas: el tercer arte de los vetones son los verracos, un conjunto funerario de toros puestos sobre unas urnas donde se han encontrado restos óseos y materiales romanos, hallándose incluso una moneda.

Las esculturas zoomorfas

Los verracos son esculturas de granito, realizadas principalmente en época prerromana y en zonas de influencia céltica de la meseta occidental de la Península Ibérica, que pretenden representar toros o cerdos. Hay algunas excepciones, pues aunque son esculturas mayoritariamente de granito, también las hay de caliza, arenisca y distintos tipos de granito (gracias a esta variedad de rocas se puede estudiar el contexto y origen de la piedra).

Su cronología

Realizadas principalmente en época prerromana, también se fabricaron algunas en época romana. En cuanto a la geografía, suelen aparecer en zonas de influencia céltica, pero también se han hallado en otras zonas, como una en caliza hallada en Ávila, otras dos esculturas en Burgos, etc. En cuanto a la forma zoomorfa, parece que pretenden representar toros o cerdos, aunque también se ha propuesto que se trate de osos o caballos.

Los verracos en las fuentes

Existen dos tipos de fuentes que hablan sobre los verracos: las fuentes literarias españolas y las extranjeras. De entre las españolas, destacan distintas obras que las mencionan, como en "La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades" (1554), donde se atestigua la existencia del Fuero de Salamanca, un verraco con el que se cruzan Lázaro y el ciego. En la escena, el ciego engaña al pobre protagonista para que se choque con la escultura pétrea:

“Salimos de Salamanca, y, llegando a la puente, está a la entrada de ella un animal de piedra, que casi tiene forma de toro, y el ciego mandóme que llegase cerca del animal, y, allí puesto, me dijo:

-Lázaro, llega el oído a este toro y oirás gran ruido dentro de él.

Yo simplemente llegué, creyendo ser así. Y como sintió que tenía la cabeza par de la piedra, afirmó recio la mano y diome una gran calabazada en el diablo del toro, que más de tres días me duró el dolor de la cornada, y díjome:

-Necio, aprende, que el mozo del ciego un punto ha de saber más que el diablo.

Y rió mucho la burla.” (Tratado I; Fuente)

También nuestro famosísimo Don Quijote de la Mancha atestiguó su paso por el lugar donde se encuentran los Toros de Guisando:

“Vez también hubo que me mandó fuese a tomar en peso las antiguas piedras de los valientes Toros de Guisando, empresa más para encomendarse a ganapanes que a caballeros.” (“El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”, Parte II, capítulo XIV (1605); Fuente)

Anteriormente, los autores romanos no hicieron referencia a ninguna de estas esculturas, por lo que hay que esperar a estas fuentes más tardías. Por ejemplo, en el Fuero de Salamanca se dice que si un ladrón pasa el verraco al salir de Salamanca, entonces no puede ser arrestado; así, esta escultura actúa para marcar el "limes" o el límite, teniendo un propósito limitador. Se habla principalmente de la monumentalidad de los Toros de Guisando, que tienen también una función delimitadora.

En cuanto a los testimonios extranjeros, como Richard Ford, Auguste Emile Begin, Fee o Ramsay, estos son viajeros ilustrados del siglo XVIII y turistas románticos del siglo XIX que buscan exotismo. Por ejemplo, Richard Ford habla con un tono amargo, criticando que no se cuide del patrimonio histórico. Hasta el día de hoy, se han encontrado hasta cuatrocientas piezas de estos verracos.

Por su parte, Ramsay pregunta por los verracos a los lugareños, quienes afirman que estas esculturas se colocan junto a las personas que tienen deudas, denunciando así a la vergüenza pública a las personas que no cumplen con sus obligaciones. Muchos de estos viajeros ingleses comparan a los verracos con hipopótamos, rinocerontes, elefantes, etc., porque en el momento en el que están visitando España, se está descubriendo el continente africano, donde se conocen animales exóticos.

¿Qué función tienen estas esculturas?

Asimismo, también se cuenta con las primeras interpretaciones de estos verracos por parte de varios investigadores. Desde teorías que los interpretan como divinidades del panteón egipcio, hasta otros que las consideran divinidades protectoras del ganado; otros consideran que son monumentos funerarios; otros piensan que se trata de hitos demarcadores; y algunos investigadores se decantan por la teoría de que realmente estas esculturas conjugan diversos significados.

Hoy en día, se tiende a apoyar esta última teoría: los verracos son hitos demarcadores, encerraderos de pastos y ganados, pero esta función cambiará con la llegada de Roma, que no respeta los "limes" de las tribus autóctonas. No obstante, Roma creará sociedades criollas donde respeta sus divinidades y símbolos, que van a tener otro significado: los verracos adquirirán entonces un significado funerario.

Durante la época romana, se van a construir nuevos verracos, pero también otros serán reutilizados, lo cual se ha documentado debido a que algunos de época prerromana tienen en sus lomos inscripciones romanas funerarias. Las inscripciones también pueden señalar las delimitaciones del territorio, como en una inscripción en un lado del lomo de un verraco, en la que se lee "ikes tarraco", mientras que al otro lado aparece "ikes lusitania".

Tipos de verracos

En cuanto a la tipología de los verracos, parece que estos representaban cerdos o toros. No se puede decir que representaran cerdos, pues hasta el siglo XVIII la representación de cerdos y jabalíes era la misma: no será hasta más tarde, con el cruce del cerdo chino, cuando aparezca el cerdito rosado que conocemos; actualmente científicamente se les llama "suidos". Asimismo, con el toro ocurre lo mismo.

También se puede apreciar otro elemento diferenciador: existen verracos estáticos y verracos con actitud acometida. Mientras que el toro siempre está quieto, pasivo, en el horizonte; el cerdo siempre aparece en actitud acometida, incluso con una actitud agresiva. Dado que normalmente se encuentran a unos 200 m de distancia de los poblados, parece que tendrían también funciones apotropaicas, protegiendo el poblado y, más tarde, también las tumbas.

Otra distinción en los verracos es la cronología y características de representación de estos verracos: mientras que en época prerromana aparecen con características naturalistas, con formas cúbicas, donde no hay una separación entre las patas, sino solo un tallado en el lomo y rehundimiento; en época romana la figura es esquemática. También se aprecian diversos estilos, como en Muelas del Campo.

En la provincia de Toledo se halla uno de los verracos de Alcolea del Tajo, un ejemplar único geminado, pues del mismo bloque granítico han surgido dos verracos: ¿ha parido el verraco o puede ser una petición a la divinidad para pedir la reproducción de cerdos? Se desconoce.

Otro ejemplar tiene gran influencia ibérica, siendo el más meridional de todos, que cuenta con facciones en acometida, estando en movimiento; se observa su fiereza en los colmillos, que se llaman navajas; los ojos los tiene desorbitados, perdidos; y, además, tiene las orejas pegadas hacia atrás por el viento, evidenciándose así que está a la carrera, corriendo quizás para el ataque.

Distribución de los verracos por la Península

Parece que el origen de esta cultura de los verracos se encuentra en la cuenca del Duero y la cuenca del Tajo, en el  valle Amblés. Parece que desde este valle los verracos se expandieron por la Península. En cuanto a la distribución de los verracos en España, estos se encuentran en numerosos lugares: Ávila, Burgos, Cáceres, Salamanca, Segovia, Toledo, Zamora; dentro de la meseta y principalmente en la parte occidental.

También aparecen en Portugal, aunque en menor número: se han hallado en Beira Alta, Beira Baja y Douro Litoral, entre otros lugares. Cabe mencionar que de los cuatrocientos verracos hallados, solo unos 36 se encuentran en Portugal. También hay ejemplos de escultura zoomorfa similar en piedra en Polonia, pero estos son más bien osos, no verracos. Cabe mencionar que existe un debate sobre si estas esculturas son alemanas o polacas, pero parece que podrían vincularse con Alemania, pues por ejemplo en Berlín, su capital, destaca el símbolo del oso.

la-escultura-zoomorfa-celtica-8fff70c4d9Verraco de Murça, Portugal. (Fuente)

Se ha hecho una investigación sobre la ruta de dispersión de verracos, que coincide con las cañadas ganaderas, en itinerarios de baja intensidad, donde tendrían la función de  dar aviso de que había zonas protegidas y con pastos para el ganado. Se han hallado verracos en varias vías de comunicación: al sur (por el valle del Jerte, donde hay una escultura; el valle de las Cinco Villas, aunque aquí parece que no ha aparecido ninguna escultura; el valle de la Vera, donde se ve una gran difusión de la cultura de los verracos; y en el valle de las Iruelas, donde pasa la cañada real leonesa oriental); hacia el norte, donde hay caminos más llanos, (como en La Moraña, que está empantanado; el valle del Corneja, entre el río Tormes y el valle Amblés; el Alto Tormes; y la Sierra de Ávila, donde pasan dos cañadas también).

la-escultura-zoomorfa-celtica-c1b146909aToros de Guisando en El Tiemblo, Ávila. (Fuente)

Estas esculturas en la actualidad

En cuanto al estado actual de los verracos, muchos se encuentran en museos, donde hay piezas de poco tamaño, como en el museo de Toledo y Cáceres. Sin embargo, otros se encuentran en espacios públicos, donde sufren desperfectos debido a la lluvia ácida, líquenes, vandalismo, etc.; y en propiedades particulares, que a veces pueden crear problemas en la investigación arqueológica, aunque en ocasiones son donados, pues los propietarios conocen el valor de las piezas y prefieren conservarlos.

Algunas de estas esculturas han desaparecido debido a varias causas: exclusividad (aquellos que no quieren que nadie los vea); sustracción (a veces desaparecen y se desconoce su paradero, pues se roban); y destrucción (de forma voluntaria para convertirlas en materia prima para construir sillares, por ejemplo. También hay transformaciones, al convertir estos monumentos en bancos, farolas o fuentes haciéndoles agujeros.

Desgraciadamente, muchos verracos han sido destruidos a propósito, como cuando se interpretaron en el pasado como creaciones de Carlos V y se consideraron una degradación para los castellanos, destruyendo muchos verracos en Salamanca; o también por el vandalismo, como es el caso del verraco de Ciudad Rodrigo. La paulatina desmejora y destrucción de los verracos se debe también a los hábitos populares, donde la gente se sube sobre ellos para hacerse fotos, pero debe recordarse que para eso se crean las réplicas. A veces los ayuntamientos de cada zona los exhibe e incluso los restaura.  

¡Vámonos de excursión!

En definitiva, se puede afirmar que los verracos, los cuales marcaban el "limes" y también servían como elementos funerarios, recordando así a las conocidas "estelas de guerrero", hoy en día componen un patrimonio arqueológico singular en el ámbito de la Península Ibérica.  ¡Espero que este post os anime a viajar y conocer estas esculturas prerromanas, tanto los "Toros de Guisando", como el "Fuero de Salamanca" y otras tantas no tan conocidas!


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