Un capítulo más de este libro
Última experiencia Au Pair
No me gusta escribir en específico para un género u otro, pero como esta vez voy a contar algo personal lo haré desde un lenguaje enfocado al género femenino. Lo que pretendo hacer saber, de la forma más amena posible, y visto desde mi postura (empatizando un poco con la familia de acogida) es mi experiencia como Au Pair en Francia (Coye de la Fôret).
En la vida he abierto y he cerrado etapas constantemente sobre todo estos últimos años en los que están marcados por grandes cambios y llenos de crecimiento y aprendizaje. Cuando no sabes realmente que rumbo tomar resulta complicado sentirnos cómodas en aquel sitio en el que te encuentras, y sobre todo ser nosotras mismas.
Desde mi opinión, el lugar en el que te encuentras a ti misma, te descubres cada día y en el que sientes satisfecha contigo misma y con todo tu entorno, creo que ese lugar que te pertenece. Aunque siempre es bueno dejarte sorprender por todo lo desconocido, porque el mundo está hecho para eso, para que movernos, dejarnos fluir y experimentar. Por este motivo pienso, que no siempre abandonar es de cobarde, si no que en muchas ocasiones es lo más acertado, no debemos martirizarnos ni satisfacer solo a los demás (las cosas en exceso nunca son positivas). Hay veces que debemos de ser egoístas y mirar por nuestro futuro y sobre todo por nuestro presente. Así, lo vi yo en este momento, pensé en mí y sólo en mí misma, en sentirme bien conmigo misma y salir del bucle en el que me encontraba encerrada. Sentí que cada día me sentía con menos fuerzas y menos ganas y quise volver ser yo en todo momento, y no ser lo que los demás quieren que seas. Sólo hay una vida y debes vivirla a tu manera, siempre y cuando lo que hagas sea sin dañar a los demás.
No siempre irnos antes de tiempo es de cobarde, no son miedos ni inseguridades, que para no engañaros en muchos momentos también aparecen y es complicado dejarlas ir. Ahora, hablo un poco del bienestar personal, creo que si no eres feliz y no te sientes bien contigo mismo lo que debes haces es salir de esa zona que no te aporta cosas positivas, cambiar de aires, es verdaderamente donde te puedes dar cuenta de aquello que necesita y aquellos que no, aquellos que echas de menos y aquellos que echas de más, hace que abras los ojos por ti misma y si necesitas tomar un nuevo rumbo, hazlo (nunca es tarde si la dicha es buena).
La vida es una suma de momentos, es una colección de todas nuestras experiencias y no todas ellas son tan buenas como esperamos, tal vez por las expectativas que te hayas creado a priori. Llevarnos desilusiones duele mucho pero después cada una de ellas te dejan una cicatriz y en esa marca siempre queda positividad, aprendizaje y crecimiento.
En mi caso, soy una persona que le costaba decir no, pero a veces hay que aprender a decirlo, me gusta estar a gusto conmigo misma y con los demás, y que los demás se encuentre bien. Yo soy una persona muy solidaria y opino que podemos aprender mucho de nuestro alrededor, de todo lo que vemos.
Para ello la gente debe de dejarse llevar y disfrutar del momento en el que estamos, ya que casi siempre solemos pensar en el pasado, si hay algo que todavía nos ata a él y en el futuro pero realmente no disfrutamos de lo que estamos viviendo. El tiempo se escapa y no vuelve.
A veces ser así nos pasa malas pasadas, pero bueno aquí vengo a hablar un poco de mi experiencia de Au Pair, mi tercera experiencia y la última. Esto ha sido un a la tercera va la vencida en toda regla.
Creo que tengo alta capacidad de adaptación, que no soy complicada de llegar y reitero que me gusta sentirme bien, feliz y hacer feliz a mi entorno. Entonces, como las últimas semanas no me sentía así, decidí marcharme, pero nunca sin previo aviso.
La experiencia comenzó un 17 de octubre de 2016, me fui con mucha ilusión para Francia, en concreto a Coye de la Fôret, un pueblo muy cercano a París, concretamente a 35 km. Allí me esperaban unos pequeños llenos de ilusión, una familia, una nueva vida.
Para ser sincera, comencé esta experiencia porque pretendía mejorar el francés que no tenía un poco olvidado, ya que en los dos últimos años me he dedicado a la carrera y una vez acabada (explicar un poco como me siento ahora tras acabar mis estudios y encontrarme sin trabajo) vi necesario volver a retomar el aprendizaje de idiomas. Entonces como francés ya tenía una base, sabía bastante pues decidí partir para Francia. Bueno pero también me apetecía conocer cómo se vive en Francia ya que siempre me ha llamado mucho la atención pero nunca he tenido la oportunidad de vivir allí, en concreto en París, mi ciudad soñada.
Me gusta todo de nuestro país vecino, tanto su gastronomía, forma de vida, idioma, cultura… Todo lo que conozco, bueno a excepción de su “simpatía”, un tópico eso de que la mayoría son bordes, no coincido con ellos como con la mayoría de estereotipos que se tienen, en todas las partes encuentras gente muy distinta y porque te topes con una parte “mala” no se debe generalizar, no todos somos iguales, las generalizaciones y los estereotipos llevan a la discriminación y el racismo, son la base de ello. Qué triste realidad en la que nos encontramos inmersos, ojalá no se tuviese tanto rechazo a lo que no es común a nosotros. Pensamos que el sistema patriarcal nos ha educado así ni mejor ni peor, pero todo llevado a un extremo causa daños.
Las primeras semanas todo iba muy bien fue el periodo de adaptación y me sentía bastante adaptada, pero el viaje a Normandía puso un antes y un después a la experiencia.
Las últimas cuatro semanas se hicieron eternas, cada día la tensión se sentía más acumulada en el ambiente, yo me sentía desubicada y fuera de lugar, sentía que no podía hacerlo mejor con los pequeños pero me encontraba cansada de la misma historia todos los días, los insultos y desprecios me pudieron, alomejor en otro momento hubiese aguantado hasta el final, pero ahora con 22 años sigo aún sin tener las ideas claras, pero si se lo que quiero y lo que no.
He de decir que la familia se ha portado muy bien y que sabía la situación por la que estaba pasando en la casa, yo en todo momentos saqué fuerzas y no quise marcharme sin previo aviso porque todo con la madre de los niños congenié muchísimo y me trató bastante bien. Entonces en una de las situaciones más tensas decidí hablar lo de marcharme con antelación con ellos, en concreto con la madre. Esto fue una tarde y todo quedó sanjado y ellos estaban de acuerdo, sentí que se me acumularon las obligaciones y que asumía responsabilidades que en realidad no eran mías, yo le dije que no podía más con lo que estaba pasando y ella ya se lo temía. Todo quedó aclarado pero en parte al final las cosas no han acabado como creía, no han salido bien, no se bien el por qué. Lo mismo por mi parte estuvo mal marcharme 3 semanas antes de lo previsto pero preferí así antes de que las cosas me siguiesen afectando.
No es una fuente de energía para todo el que quiera comenzar esta nueva experiencia, pero bueno si estáis decidida adelante no siempre las cosas salen del revés.
A día de hoy no estoy arrepentida pero siento una espina. Además, creo que estoy en un momento de inflexión, lo veo todo muy raro y tengo miedo a muchas cosas. También aunque intente sacar mi energía todos los días me encuentro muy débil interiormente, pero por otra parte quiero seguir arriesgando.
A modo de conclusión me gustaría decir que se debe seguir sumando, aprendiendo y avanzando… Nunca te quedes estacando en un momento, todo pasa, el tiempo vuela y no hay nadie que nos lo devuelva.
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