Ticino

El río Ticino es uno de los ríos más caudalosos de Italia y el principal afluente del río Po. Por suerte, entre las ciudades que atraviesa a lo largo de sus 248km de recorrido, se encuentra Pavía.

De hecho, una de las principales atracciones turísticas de la ciudad de Pavía es el río y el famoso Ponte Coperto (puente cubierto, en español).

Empecemos hablando del puente. Está situado en pleno centro de la ciudad, al final de la calle principal, Strada Nuova (calle nueva).

Es un puente muy peculiar, formado por cinco arcos, con una capilla en el centro y, como su propio nombre indica, cubierto en toda su extensión. En realidad, el puente actual no es el original, se construyó el año 1949 copiando la arquitectura del verdadero puente, construido en época romana y destruido en un bombardeo en la segunda guerra mundial. De hecho, los restos del antiguo puente se pueden ver a simple vista al lado del actual.

Hay una leyenda famosa en la ciudad que explica por qué el puente cuenta una capilla:

La leyenda cuenta que en el año 999 el Ticino no tenía ningún puente, y que los habitantes de la ciudad tenían que atravesarlo con barcas. De pronto un día, en la víspera de navidad, entre la niebla, los ciudadanos vieron la figura de un puente formado de una niebla todavía más densa, y de repente, apareció el diablo.

El diablo hizo un pacto con ellos: convertiría el puente de piedra a cambio de que la primera alma que lo atravesara fuera suya por el resto de la eternidad. Miguel Arcángel, allí presente, dijo que aceptaban el trato.

Así pues, el diablo construyó un puente de piedra. Una vez acabado, Miguel Arcángel cogió una cabra y la obligo a pasar el puente. El diablo, enfadado porque le habían tomado el pelo, amenazó con volver a la ciudad y vengarse. Por ello, mandaron construir una capilla en medio del puente, dedicada a Giovanni Nepomuceno, el santo del río, para que mantuviera al diablo lejos de la ciudad para siempre.

Dejando atrás la historia y las leyendas, el puente y el río forman un paisaje muy pintoresco, digno de una visita.

En la orilla que rodea el río justo al final de Strada Nuova hay cafeterías, bares y restaurantes en los que sentarse a tomar algo mientras se disfruta de unas buenas vistas. También, y más idílico aún, hay un barco bar-restaurante flotando en sus aguas, con precios muy razonables. Merece la pena tomar una buena copa de vino en su terraza, con música ambiente. En la orilla restante hay una fila de casitas de colores que alegran todavía más el paisaje.

Por otra parte, dado que el remo es uno de los deportes por excelencia en la ciudad, a menudo se ven remeros paseando por el río. Una escena fantástica.

Para los curiosos y/o deportistas, decir que en Pavía tiene lugar la segunda regata de remo más larga de Europa (después de la de Cambridge), que acaba en Pisa.

Además del remo, las anchas orillas cubiertas de césped y senderos, hacen del Ticino un lugar perfecto para practicar el footing, pasear o tumbarse a relajarse.

Si el tiempo lo permite, es una buena idea coger un barco, desde el mismo barco-bar, e ir rio arriba, donde hay una especie de playa ideal para tomar un baño.

Pero, ya que el tiempo de Pavía normalmente no lo permite, mejor optar por la opción de ir río arriba caminando por la orilla. En unos 15 minutos desde el puente, te encuentras metido entre árboles; no perece la ciudad. Y continuando un poco más adelante, encuentras un camino de madera rodeado de plantas a un lado y con el río al otro lado. ¡Es algo que uno no se debería perder si decide visitar la ciudad!

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