Tenemos visitas! parte 3
La tercera vez que tuve visitas durante mi erasmus, fue en diciembre, justo unos pocos días antes de la Navidad. Mi amiga Deppy, que conozco de la escuela, y mi compañera de la Universidad, Dimitra, vinieron a Valencia y conocieron ellas también esa ciudad que a mi me gusta tanto. Aunque vinieron en un período que estaba muy liada con mis trabajos de la Universidad (eran los últimos días antes los vacaciones, así que tenía que tener muchas cosas preparadas para mis clases) y no estaba siempre con ellas (por ejemplo, esa fue la primera vez que las personas que me visitaban tenían que ir a la Ciudad de los Artes y las Ciencias sin mí), sabía que estaban juntas, entonces no me preocupaba si a veces no iba con ellas.
Los días que vinieron mis amigas a Valencia, mi casa estaba ocupada. Pues, estaba todavía en mi casa del primer semestre (que ya en el segundo semestre cambié de piso y fui a uno en Blasco Ibañez, que era más grande pero en el mismo precio) que estaba justo en la zona universitaria, al lado de la Plaza del Cedro, pero demasiado pequeña. Eso no fue el problema: esos días, uno de mis compañeros de piso acogía en la casa cuatro amigos suyos -sí, a la vez- porque tendrían que trabajar todos en Carmen, una semana o algo así, pero ellos eran de un pueblo fuera de Valencia y no podrían llegar al trabajo en tiempo si no hubieran encontrado alojamiento en Valencia. Entonces, en mi casa pequeña, ya estábamos siete personas -el sofá estaba ocupado, tanto como el espacio en el salón. No podía ni pensar en añadir dos personas más en la casa. Pero todavía tener que pensar en algo, para poder encontrar una habitación para Deppy y Dimitra -eran mis amigas y venían a verme, no quería pedirles de ir a un hostel, pero para nada!
La solución la encontró Athanasia (siempre más práctica y menos estresada de mí) que pidió a Francesco de ofrecer su habitación a mis amigas. Eso lo tengo que explicar: Elena, Francesco, Alexandre y Alexandra venían todos en la misma casa. Pero en el momento ese, todos se habían ido para pasar las vacaciones de Navidad con sus familias. Todos menos Alexandra que, como Athanasia y yo, había pensado en vivir las vacaciones como estudiante erasmus. Entonces, tres de las cuatro habitaciones de la casa estaban vacías. Aparte de eso, la habitación de Francesco era la única que tenía cama doble, así que era más práctico acoger las chicas ahí, porque si no, ocuparían dos habitaciones -y no queríamos limitar Alexandra dentro de su propia casa! Francesco estuvo de acuerdo desde el principio, así que ya no había problema sobre el tema del alojamiento. Yo no dije nada a mis amigas hasta que llegaron, porque si se lo hubiera dicho antes, seguro que reservarían una habitación en un hostel.
Deppy y Dimitra conocieron a Alexandra y desde el primer momento me comentaron lo simpática que es. Descansaron y el próximo día fueron a ver la ciudad, mientras yo tenía clase. Por la noche, Alexandra había organizado una fiesta en su casa, para dar la bienvenida a mis amigas, pero también para celebrar el comienzo de las vacaciones. Mis amigas, Athanasia y yo, fuimos a hacer la compra para traer cosas en la fiesta de Alexandra y cuando llegamos en su casa, vimos que ella había puesto ya decoraciones navideñas! Eso nos ha gustado mucho y además las chicas conocieron a las demás griegas, tanto como algunas amigas de Alexandra que yo tampoco conocía hasta esa noche.
Los días siguientes también lo pasamos bien, dentro o fuera de casa. Fuimos al Intercambio de Idiomas en Plaza Honduras y mis amigas podían hablar en inglés sin problemas -bueno, Dimitra es mitad-Americana, entonces claro que no tendría problemas! Me contaron que tal su visita en la Ciudad de los Artes y las Ciencias y también al Centro. Fueron a un museo (donde yo nunca he ido) donde había algunos actores que fueron parte de la exposición, o algo así. Lo importante es que les ha gustado. Aunque tenían que irse un poco antes de la Navidad, sé que sus vacaciones en Valencia tenían una pinta bastante navideña, sea por la decoración o por la fiesta...Cuando fui a Atenas en febrero y vi a ambas de nuevo, era como si no hubieran pasado dos meses -y lo mismo pasó en el verano. Porque cuando te acompañan buenos recuerdos, es mucho más fácil esperar el reencuentro. De hecho, ahora Dimitra quiere aprender el español y le voy a ayudar. A lo mejor, la próxima vez que vayamos a España, vayamos juntas!
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