Sueños extraños
Hoy os voy a contar uno de los sueños raros que tuve al llegar de Portsmouth. Todo me había pasado factura de alguna manera, estaba más triste y me estaba costando bastante hacerme a volver a mi vida de antes, que obviamente era buena y lo sigue siendo hoy en día pero fue un cambio tan brusco que me afectó el hecho de echarlo de menos y en los sueños es donde de alguna forma se muestran las sensaciones y sentimientos más escondidos, ahí dentro de nuestro subconsciente. Esto lo escribí por la mañana, nada más despertarme ya que si no obviamente no podría acordarme, pero justo hoy lo he encontrado y quería compartirlo con vosotros ya que me parece algo curioso.
Este es uno de los sueños más extraños que he tenido jamás. A veces nos paramos a pensar y parece mentira que salgan historias tan increíbles de lo más profundo de nuestra mente. Con increíble no me refiero a alucinante ni magnífico como todos estamos acostumbrados a entender. Me refiero a algo fuera de lo normal, algo complicado de creer, una historia surrealista donde las haya. Permitidme la interrupción pero ahora mismo debo volver a soñar para meterme en la historia de nuevo y daros una descripción exacta de cada rincón de ese mágico y terrorífico lugar.
Empiezo a ver todo tal cual. Una especie de fortaleza inmensa, casi cuesta mirar hacia arriba y poder apreciar todos y cada uno de los recónditos detalles del mármol que decora las cúpulas del techo. Todo se ve en un color anaranjado y tonos rojizos que recuerdan que no estás precisamente en un Castillo de princesa. No estoy sola. Algunos de mis amigos me acompañan y algún que otro desconocido creado por mí. Tiene pinta de comedor, hay una mesa tan larga que es casi imposible saber dónde termina. Si me sumerjo en cada detalle veo una especie de botafumeiro que baja desde lo más alto del techo y pende de una gruesa cadena.
Queda a tan solo cinco centímetros de rozar la mesa. No es lo que parece. Aquí nada lo es. Este curioso instrumento es un reloj. Un reloj que jamás había visto antes. Las horas quedan mirando hacia el techo y ninguno de los que estamos sentados a la mesa podemos percibir que esto es realmente un reloj. Ya lo descubriremos más adelante. Ahora, según escribo me doy cuenta de lo complicado que es contar un sueño detalladamente para que los demás lo entiendan y puedan verlo como yo lo veo. Mis amigos están sentados conmigo en un extremo, somos siete, el resto de la mesa está totalmente vacía. El instrumento que aun no sabemos que es un reloj, se ladea con fuerza del punto inicial de la mesa hasta ese punto final tan difícil de apreciar. No sabemos qué sentido tiene nada de esto aun, pero para eso estamos aquí, para descubrirlo en unas pocas horas. Mis amigos y yo conversamos a cerca de lo que íbamos a hacer ese fin de semana, parece que estamos ausentes a todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Sin embargo, eso no dura mucho tiempo.
Giro mi cabeza 90 grados hacia la derecha y veo una especie de pesebre a unos tres metros del suelo que se sostiene gracias a un carro antiguo de ruedas grandes con distintos tonos de madera. Este pesebre parece no estar vacío, de echo a su alrededor hay muchas criaturas. Parece ser que quien está ahí dentro es alguien bastante importante. En efecto, así lo es. Es el Rey Muerto y tiene una larga historia tras él. No os vayáis a pensar que porque diga rey este sea una persona, para nada. Es un gallo de unos 2 metros, esta recostado en una especie de tabla de madera. Vuelvo a repetiros queridos lectores y lectoras que aquí nada es lo que parece. Quedaos con esta información, que más adelante empezaréis a entender todo un poquito mejor, imagino que nunca al cien por cien ya que no podéis meteros en mi cabeza y ver lo que yo he visto, pero eso es algo fantástico aun así. Digo esto porque mi historia puede ser vista de muchas formas diferentes, más o menos detallada o más o menos terrorífica eso ya depende de vuestra imaginación.
Estamos aquí por algo. Esto no es un paraíso, ni si quiera se le parece. No os he traído aquí para que lo paséis bien ni mucho menos. Lo siento. Pero es así. Este lugar esconde muchos secretos. En cuanto a su imagen he de decir que da miedo. Me acerco a una de las paredes más cercanas al pesebre y veo que los tonos anaranjados y rojizos tienen un contorno especial. Hay murales con dibujos tan abstractos que no puedo hacerme a la idea de su significado. Vuelvo con mis amigos a la mesa. Nos preguntamos cómo podemos salir de ahí y en ese momento empezamos a investigar a nuestro alrededor.
Vemos que no hay salida, no hay escapatoria en ese extraño Castillo. En cuanto empezamos a ponernos nerviosos por salir y encontrar alguna puerta no había forma de escapar de este extraño lugar. Resulta que poco a poco íbamos descubriendo pequeñas cosas que nos desvelaban alguna pista, quiero decir por ejemplo el Rey Muerto cambiaba postura cada 12 minutos, y esto lo descubrimos por un sobre que había tirado en el suelo debajo de la mesa donde antes habíamos estado sentados.
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