Restaurante La Mafia

Publicado por flag- Julen Diez — hace 4 años

Blog: Italia en su esplendor
Etiquetas: General

¡Hola a todos! El tema de hoy trata de un restaurante italiano que se ha vuelto tendencia últimamente y que lo descubrí unas pocas semanas atrás.

Conocí este restaurante cuando fui a Bilbao a pasar el sábado, en medio del centro comercial de Zubiarte, y su nombre es La Mafia. Es muy conocido por su calidad gastronómica y por su buena reputación, lo que le ha llevado a la fama. Cuando lo vi por primera vez me picó la curiosidad, pues nunca había comido ahí, y me interesé mucho. De un momento a otro. Rapidamente me decidí y pedí una mesa. Al cabo de poco tiempo me encontré dentro del negocio, sentado.

Los camareros estuvieron muy atentos desde el principio,  y a pesar de que el espacio fuera muy amplio, ellos supieron orientarse y conducirme hasta la dicha mesa. El restaurante, como ya lo he mencionado, era muy extenso y estaba lleno de gente. Sin embargo, me gustó mucho el ambiente.

Nada más sentarme me ofrecieron la carta y me la entregaron con sutileza y una sonrisa bien puesta. Desde el primer momento pude ver que la carta era muy larga y variada, adaptada para cualquier tipo de persona.

La variedad gastronómica era infinita. Había huevos rotos, pulpo a la parrilla, ensalada de gulas, risotto, pasta rellena, tagliatellas, ñoquis, lasaña, crêpes, etc. No sabía ni por dónde empezar. Me interesaban mucho los entrantes, las imágenes me incitaban a probarlos. Me interesaba el crocante de pasta, una pequeña caja de madera con raviolis de dos colores, pero al final me decanté por un spritz, una bebida tradicional italiana.

Tenía un color muy llamativo, una mezcla entre rojo y naranja, pero pensaba que el sabor sería más dulce. Quería probar bebidas nuevas, y el spritz fue una buena oportunidad. Sin embargo, no me gustó del todo.

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Como primer plato tenía pensado alguna ensalada, una que fuera diferente. La verdad es que todos los títulos me atraían, pero quedé fijándome en uno: Insalata di Rulo di Capra Gratinato. Era una ensalada con gran variedad de lechugas, queso de cabra, pan de Cerdeña, bacon y piñones, entre otros condimentos y salsas. Me gustó mucho la fusión, sobre todo el del queso de cabra con la lechuga. Y el pan estaba muy crujiente, no era como los de aquí. Me quedé muy satisfecho con el plato.

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Como segundo pedí risotto Mare e Monti, un plato que ya había comido varias veces a lo largo del año. Francamente, se ha convertido en uno de mis platos favoritosen muy poco tiempo. Lleva champiñones, gambas, pollo y una salsa que me volvió loco.

Había probado platos con demasiados champiñones, algo que siempre me ha acabado disgustando, pero ésta no era así. Tenía la cantidad perfecta de champiñones, ni grande, ni pequeña. El plato era muy grande, también, y lo tuve que compartir con mi acompañante.

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Como tercer plato pedí pasta. ¿Y qué mejor que "tagliatella"? Muchos piensan que la palabra "tagliatella" solamente se utiliza como el nombre de una cadena de restaurantes muy famosa mundialmente, pero no es verdad. En sí, la cadena de restaurantes se inspiró en un tipo de pasta llamado “Tagliatella”, convirtiéndolo en uno de sus platos estrella. Quería comprobar si en esta cadena también era un plato estrella. Pedí Tagliatelle al huevo con salsa boloñesa, salsa originaria de mi próxima ciudad Erasmus.

La textura y el color de la pasta eran igual que en el otro restaurante, y las dos olían igual de bien. Desafortunadamente, el sabor no era el mismo. Me temo que el restaurante que lleva su mismo nombre me lo había preparado mejor, aunque tal vez solo fuera un mal día para el cocinero. Lo que sí sé es que no estaba del todo mal, pero le faltaba un poco más de sabor. De todas maneras, me lo terminé sin rechistar.

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Para terminar, pedí la carta de postres. Todo tenía muy buena pinta: el tiramisú, los profiteroles, los batidos… Pero me decanté por el gélido de sabor a limón. Era un vaso de cristal con un sorbete de limón, frutas del bosque al final del vaso (cubriendo toda su base como una especie de capa) y peta zeta, una especie de trozos crujientes de dulce que una vez mordidos, saltaban en el paladar y en la lengua cual trampolín. Esa sensación ya lo había experimentado antes, cuando era niño y solía comprarlo, pero volver a sentirlo me trajo mucha alegría e ilusión.

Por otra parte, me disgusté un poco por el postre cuando vi que solo estaba lleno hasta la mitad. Es verdad que en la carta de los postres aparecía exactamente igual, es decir, con el vaso medio lleno, pero parecía distinto en la foto y en persona. Era como si en persona tuviera un poco menos. No obstante, me gustó su sabor y su textura, al igual que el detalle de las peta zetas y mis queridas frambuesas.

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En general, me pareció una comida muy agradable. Me encantó la velada, y sin duda la volvería a repetir. Os recomiendo mucho este restaurante, y si tenéis la oportunidad de conocerlo, no lo dudéis, no lo penséis dos veces y planead un día por la ciudad con este restaurante de por medio.

En cuanto a los platos, yo os recomiendo probar estos cuatro, está claro, pero también os aconsejo explorar un poco la carta y dejaros llevar por vuestro instinto. De la misma manera que la ensalada, la pasta y el risotto, también me llamaron la atención la pizza genovesa, risotto di Presa y la lasaña de carne. ¡Ya me contaréis qué os parecen y cuánto las valoráis!

Como conclusión, yo calificaría al restaurante La Mafia con un ocho, ya que estuvo muy bien pero vi cosas que deberían mejorarse. Por un lado, el sabor de la pasta. Es algo que me dejó con un mal sabor de boca y un poco de pena, dado que la apariencia era excelente, y también porque la pasta es un plato muy importante en la cocina italiana. Nunca se debe defraudar al cliente con un mal plato de pasta. Aún así, el plato se merecía un notable.

Por otro lado, el servicio estuvo insuperable. Los camareros (y sobre todo las camareras) estuvieron muy atentos, sabían lo que estaban vendiendo y se les veía muy informados y motivados por su trabajo. También eran muy rápidos en cuanto a traer los platos y recogerlos. Pero este mérito también lo comparten con los cocineros. Cocinaban a contratiempo y siempre conseguían sacar los platos en su hora, la mayoría con muy buena preparación y sabor. Por algo sería que el restaurante estuviese tan lleno, ¿No?

Yo les daría una segunda oportunidad y volvería a comer en sus mesas. De hecho, estoy deseando hacerlo otra vez, no lo puedo negar. Fue una experiencia muy enriquecedora.


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