¿Qué hacer después de mi Erasmus?

Publicado por flag- Francisco GM — hace 3 años

Blog: Andalucía de oro
Etiquetas: General

Dicen que todo lo bueno se acaba, como el turrón, las vacaciones, tu serie favorita…, así que el ERASMUS no podía ser la excepción. Volver a la república independiente de tus padres, a compartir cuarto con tu hermana, a los bares ‘de siempre’, a los planes ‘de siempre’; te parecerá una lenta y cruel tortura. Pero no todo es malo, también será el momento de PENSAR. Pensar en todo lo que has vivido y en todo lo que quieres vivir. Pero, ¿cómo superar este pequeño bache?

El comienzo del fin

Queda un mes, no quieres ni pensarlo. Apartas ese pensamiento de tu mente cada vez que se cuela en tus preocupaciones y, finalmente, lo olvidas. Vives el último mes intensamente, como siempre, haces una fiesta de despedida por todo lo alto (o varias), pero ni siquiera te detienes a pensar: ‘Es verdad, me voy‘. Y mejor, mejor disfrutar de cada segundo, exprimirlo al máximo. Pero, un día, casi sin avisar, ¡puff! Te ves haciendo las maletas y montándote en el medio de transporte que te toque, mientras no puedes evitar que se te caigan unas lagrimillas. Te acabas de dar cuenta: ‘Es verdad, me voy‘.

Hogar, ¿dulce hogar?

La primera semana pasa rápido. Estás contento. Por fin puedes comer la comida de tu madre, un pintxo de tortilla en el bar y un cubata cuando sales sin que te cueste un ojo de la cara y parte del otro. Tienes mil batallitas que contar, mil planes y quedadas de bienvenida con tu familia y amigos. Pero esta euforia no durará siempre. Ellos se cansarán de escuchar tus historietas y tú de que no pillen nunca la gracia. Los planes volverán a ser los de siempre, las bromas de siempre, los comentarios de siempre… Parece que todo está igual y todo el mundo espera que tú estés igual, pero no es así y eso te frustra. Es normal, no puedes estar a la altura de lo que te piden los demás o ellos a la tuya. Y ahí empieza…’Ya no encajo‘.

¡SOS! CONSEJOS DE SUPERVIVENCIA

1. Has cambiado, ¡asúmelo!

Cuanto antes mejor. Ya no eres esa personita que estaba en la casilla de salida con miedo a ir de puente a puente y que te lleve la corriente, has evolucionado, ahora haces puenting sin ningún miedo, y si me apuras, sin cuerdas. Te gusta probar cosas nuevas, conocer gente nueva, visitar sitios nuevos… Ya no tienes miedo. Sabes que puedes valerte por ti mismo, que si te caes, puedes volver a intentarlo. Pero ya no eres tu yo de antes, eres un yo mejorado. Has cambiado, a mejor.

Mucha gente te recriminará que no eres el de siempre, no entenderán que lo pases mal. No te preocupes. Los buenos tendrán paciencia, pensarán que estás loco y no lo entenderán, pero te apoyarán. Los malos, ¿para qué mencionarlos? Te abandonarán sin pena ni gloria, pero serán pocos.

2. Piensa en lo bueno, en lo que has ganado

Un año fuera de casa. Tú primera experiencia como personita independiente. Conocer a decenas de personas. Descubrir que el mundo puede ser visto desde millones de perspectivas y que la tuya no es siempre la mejor. Perder el miedo a valerte por ti mismo, a intentarlo. Ganar en seguridad, en confianza. No tener ninguna duda de que PUEDES comerte el mundo, de que no hay quien te pare. Eso no va a cambiar.

Miles de experiencias que nunca olvidarás. Fiestas de ‘hoy sólo salgo a tomar una’ y volver a casa con el sol. Amigos que ya no verás más y amigos para toda la vida. Viajes locos, sin planear, sin hotel, sin billete de vuelta y, a veces, hasta sin destino. ¡Eso no se puede olvidar!

Has aprendido a planchar, a poner la lavadora y hasta a cocinar algo más que un huevo frito. Has descubierto platos nuevos y has alucinado con la existencia de bebidas como el vino CALIENTE. Has traducido chistes sobre alemanes a un alemán y no lo ha pillado. Has bailado en la barra, reído tumbado en medio de la carretera. Pero, sobre todo, has descubierto que ahí fuera hay mucho por ver, descubrir y aprender.

3. Mantén el contacto con tus ‘Erasmus friends’

Están viviendo exactamente lo mismo que tú, ya sean de Hungría, de Italia o de la Conchinchina. Todos están perdidos y desubicados ahora mismo. Comparte tus problemas de adaptación con ellos y recuerda batallitas. Ellos tampoco se aburrirán nunca. Yo tuve suerte: mi compidepiso-amiga-hermana de Erasmus vivía a cinco minutos de mi casa y la vuelta entre dos siempre se lleva mejor, con llamadas en momentos de angustia, cafés de terapia y mojitos para recordar historietas.

4. Empieza a planear viajes

Has conocido a decenas de personas. ¡Ve a visitarles! El ERASMUS se ha acabado, pero puedes seguir viviendo un mini-Erasmus acompañado de tus amigos de aventuras, con guías de lujo y alojamiento gratuito. ¿Alguien da más?

5. Busca planes. Ten iniciativa.

A la vuelta te sentirás incomprendido, querrás otras cosas. ¿Por qué? Eso lo analizo más en mi post ‘Esa extraña sensación de no ser de ningún sitio’. Busca planes que te apetezcan: excursiones, actividades, cursos, viajes… No puedes pasar de una vida hiperactiva a una vida monótona. ¡Propónselos a tus amigos de siempre! Haz nuevos amigos que encajen más con tu nuevo-yo, pero mantén a los viejos que te han apoyado siempre y que se apuntarán a tus planes locos sin dudarlo.

6. Adopta un Erasmus (o varios)

Investiga. Hay muchas asociaciones o páginas web que ponen en contacto a personas extranjeras con locales, como Language Exchange. Habla con el departamento de Relaciones Internacionales de tu universidad, probablemente ya tengan un programa de ‘acogida’ de estudiantes extranjeros. A mi es lo que más me ayudó y he ‘adoptado’ Erasmus durante años. Además, ¡te permite practicar idiomas!

7. Haz deporte y come chocolate

Dos básicos en la vida. Ambos ayudan en la creación de serotonina, algo así como la hormona de la felicidad. Si tienes déficit de esta sustancia química, te costará encontrar el balance en tu vida. Te sentirás triste y lo verás todo negro, así que…aprovecha la ocasión y ¡suda el chocolate!

8. Busca una nueva aventura

¿Te quieres ir? ¿Por qué no? Planéalo, busca becas, prácticas, trabajo. Rellena solicitudes, prepara tu currículum, mira vuelos y acércate cada día un poquito más a tu nuevo objetivo. Esto te mantendrá concentrado, motivado e ilusionado. ¡Ataca! Yo en particular me obsesioné con aprobar las oposiciones de maestros, la carrera que estudié. Hasta que no lo conseguí no paré.

EN CONCLUSIÓN: Sí, la depresión post-Erasmus existe, pero se supera y merece la pena, porque significa que has vivido uno de los mejores años de tu vida. Yo, sin duda, lo hice. Eso sí, no volverás a ser la misma persona. Serás mejor. Vivirás todo más intensamente y aprenderás a apreciar más tener a tu familia y a tus amigos cerca para contarles tus penas EN TU IDIOMA.


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Comentarios (2 comentarios)

  • flag- Patrixia Lopez hace 3 años

    Buenas Francisco, yo para el tema de vuelos yo el año pasado antes de comprar el vuelo para España, estuve mirando bastante en https://www.viajes.com/ para el tema de mi estancia por 10 meses en España, y tenía algunas dudas, por les pregunté por Facebook y la verdad es que me asesoraron en otros temas que no tenía que ver con el vuelo, porque les pedí el favor, mira a ver si te pueden ayudar. Pregúntales a ver que te dicen.

  • flag- Jorge Navarro hace 2 años

    Andalucía de oro

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