Peregrinaciones romanas

Es la primera vez que cojo la pluma (o más bien, que utilizo las teclas de mi ordenador) para escribir en esta página. De tanto leer y traducir las experiencias y los blogs de otras personas, ¡me han entrado ganas de escribir! Tengo que confesar que la ciudad de la que te voy a hablar ha tenido algo que ver...

ROMA: fue el primer viaje que hice en compañía del trolebús y con solo una mochila a mi espalda.

En mi caso, que he nacido, crecido y estudiado en París, el listón estaba muy alto. Pero, ¡Roma es una gran ciudad!

El primer día, llegué a la estación de Roma Termini. Antes de dirigirme a mi Airbnb para dejar mi maleta, me hacía falta un billete. Normalmente, prefiero visitar una ciudad a pie, pero Roma es tan grande y tiene tantas cosas que ver que opté por ser algo lúcida y me compré una tarjeta de transporte "Roma 48 ore" (evidentemente, esto no me impidió ir andando cuando fuera posible).

La otra etapa obligatoria cuando llego a una ciudad es ir a la oficina de turismo. Sí, yo no he cambiado los antiguos mapas por Google Maps y os aconsejo hacer lo mismo. Creando un plan, no solo te aseguras recordar tu viaje, sino también ahorras batería de tu teléfono, pudiendo así hacer fotos.

Mi primera visita obligatoria, aunque había un sol abrasador, era la visita al Coliseo (Il Colosseo). Cuando era más pequeña, fui a Roma con mi familia, pero no tuve la oportunidad de visitar el Coliseo. Esta vez, ¡no iba a desaprovecharla!

En el camino hacia el Coliseo, me encontré con la basílica de Santa María la Mayor (la basílica Santa Maria Maggiore). Entré, la visité y descubrí un museo y un yacimiento arqueológico que visité ese día más tarde. No daré más detalles sobre esta iglesia para que este artículo no se haga interminable. De todas formas, ¡hay tantas cosas en Roma que con un blog no es suficiente!

(Yacimiento arqueológico en el subsuelo de la basílica)

Volviendo al Coliseo. Hice una visita en grupo y no tuve que hacer cola. La cola parece larga, pero en realidad no tuvimos que esperar mucho tiempo después de que lo dijera una de mis amigas italianas. Como estudiante la entrada hubiera costado dos veces y media menos (sin visita guiada) y diez euros menos (con una audioguía) si hubiera hecho la cola hasta la taquilla. Yo conseguí mi entrada por el "módico" precio de 27 €. Otros la vendían a 30 €. No aconsejo hacer una visita guiada, si yo la tuviera que volver a hacer, ¡no la haría! Además hay que esperar a todas las personas del grupo que vayan más retrasadas...

Aquí dejo algunas fotos de este monumento de la ciudad de Roma:

Después, paré en un pequeño restaurante justo enfrente del Coliseo. Pude comerme mi bruschetta, con una preciosa vista del Coliseo,

Cuando sales del Coliseo, te recomiendo que te dirijas hacia la via dei Fori Imperiali, esta avenida es la que me hizo enamorarme de Roma: el sol, el cielo azul, los árboles exóticos, los artistas, el Coliseo al final y la Plaza Venezia en el otro extremo, las ruinas a otro lado; todo esto mientras caminas escuchando a músicos tocar la guitarra por la calles. ¡Me gusta!

El segundo día: ¡un largo y bonito día!

En este momento, me veo en la obligación de desviarme (como me gusta desviarme del tema). Lo bueno de un viaje en solitario es poder hacer lo que quieras, cuando quieras, sin tener que preocuparte por nadie, sin tener que hacer lo que otro quiera. Lo bueno de un viaje en solitario es poder conocer a otras personas y charlar con ellas, en inglés o en italiano en mi caso. Para mí, que sé idiomas, es perfecto. Lo bueno del viaje en solitario es aprender a no depender de otros (la familia) y abrirse a otras cosas (mundo exterior).

Empecé el domingo con un pequeño paseo por la isla Tiberina (Isola Tiberina), que, como su nombre indica, es una isla situada en el Tíber.

De allí, fui a ver los monumentos que todo el mundo conoce y que no pueden faltar para ningún turista que va a Roma:

• La plaza Navona

• El castillo de Sant'Angelo (Castel Sant'Angelo)

• El Vaticano

La cola del Vaticano no tenía nada que ver con la del Coliseo. Personalmente, ese día no tenía ni fuerzas ni ganas de estar esperando dos horas con ese calor para entrar (debo decir que ya lo había visitado, no me daba mucha pena perdérmelo). Seguí mi camino. Estuve esperando más de treinta minutos un autobús que nunca llegó (los placeres de Italia), pretendía ir a la Piazzale Garibaldi, mis buenas intenciones fueron en vano, claro. Finalmente, fui a la estación de Roma Termini en otro autobús. Muerta de hambre, me senté en una trattoria, no muy lejos de la estación, para comer una de las especialidades de Roma: ¿pasta a la carbonara? ¡No! ¿Le linguine cacio e pepe? Sí. Es una pasta con salsa de queso y pimienta.

Por la noche, para terminar el día con calma, cogí el metro para ir a la Fontana di Trevi. Realmente es M-O-N-U-M-E-N-T-A-L. No puedo poner una foto, porque ni siquiera una foto la podría representar. ¡Tienes que ir a verla! Es increíble.

Además de la vista que puedes tener de Roma subiendo las escaleras de la Plaza de España, te recomiendo subir a los jardines de Pincio, desde los que podrás disfrutar del paisaje con la puesta de sol:

Para terminar el día a lo grande, hay que comer un delicioso tiramisú en Pompi.

Te recomiendo pasar por allí...

Se encuentra a 5 minutos de la Plaza de España, ¡no tienes excusas para no ir!

El último día, fui a visitar el Panteón, fue un día muy tranquilo porque no me quedaba mucho tiempo.

En resumen, no pude visitar toda Roma. Pero tres días en Roma es mejor que nada cuando no hay suficiente tiempo.

Espero que os haya gustado leerme y que con este pequeño artículo os hayan entrado ganas de ir a Roma, no dudes en comentar si quieres algún consejo o información suplementaria.

P. D. No olvides la regla básica: ¡donde fueres, haz lo que vieres!

¡Arrivederci!

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