Mi experiencia en una comunidad en la Huasteca Potosina.

En México tuve la oportunidad de vivir una de las experiencias más enriquecedoras que he tenido en mi vida. Durante un tiempo estuvimos en una aldea conviviendo con la gente que allí vivía, personas muy humildes, con muy bajos recursos económicos, pero con un gran corazón. La idea del proyecto era ir a ayudar a estas personas no solo dándoles dinero si no herramientas para que pudieran ser autosuficientes y poder ir mejorando día a día.

Una vez más, de la teoría a la práctica hay un trecho, y en esta ocasión también me iba a equivocar un poco y la idea con la que iba acabaría siendo diferente de la que llevaría conmigo al irme de la Huasteca Potosina. La idea inicial era ayudar y enseñar a estas personas, pero lo que finalmente pasó fue que quienes me enseñaron fueron ellos a mí y la que realmente se fue de allí sabiendo que sabe muy poco fui yo. La Sara que allí llegó no la volví a ver, la que regresó de aquel lugar es bien diferente a la que llegó.

Para comenzar el proyecto me asignaron una familia, la familia de Modesto, un joven de mi edad que tenía a su cargo a su madre, sus dos tíos, su esposa y su hija de cinco años. Tanto la madre de Modesto como sus tíos no saben español, ni hablarlo ni escribirlo. La lengua que ellos conocen es en Náhuatl, una de las lenguas indígenas de México, idioma utilizado antes de la colonización pero que tras la colonización fue perdiendo importancia y hoy en día es cada vez menos utilizado, aunque está muy presente en nombres de poblaciones, de lugares, apellidos... como ya conoces de otras publicaciones en las que ya te he hablado sobre esto. Además, por si el tema del idioma ya no fuera un impedimento para desempeñar un trabajo remunerado, los tíos de Modesto son sordo mudos.

Modesto quedó huérfano cuando era pequeño y su madre lo envió con sus abuelos, con quienes creció. Algunos jóvenes de la zona, aquellos que contaban con mayor poder adquisitivo iban a Monterrey, la ciudad más cercana en la que se podía encontrar trabajo ya que es una ciudad industrial que ha crecido mucho en los últimos años.

Modesto fue a Monterrey y trabajaba en una fábrica de una bebida americana muy popular cuyo recipiente es rojo, el producto es de color negro y gaseoso, imagino que ya sabes de que marca te hablo, pero por si te faltan datos es la marca a la que se le asocia responsable de que Papa Noel lleve su indumentaria de color rojo.

Modesto después de unos años allá tuvo que ser operado por un accidente laboral y su reinserción laboral se hizo muy complicada, al mismo tiempo sus abuelos faltaron y el regreso a la comunidad en la que ahora vive y trabaja muy duro para poder mantener a toda la familia.

Tengo dos datos que decirte para ponerte en situación, la comunidad se encuentra en la cima de una montaña que del pueblo más cercano esta a unos cuarenta minutos en coche por una carretera estrecha y empinada, ten en cuenta que estas personas no tienen ningún tipo de vehículo para desplazarse, ni bici ni coche. Dos veces al día hay un microbús que pasa, es este con el que los niños van al colegio.

Este transporte cuesta siete pesos cada trayecto, lo que son cincuenta céntimos que para ti puede ser poco pero otro dato que debo darte es que Modesto y su familia gastan a la semana trescientos pesos, es decir, quince euros gasta una familia de seis personas a la semana. Para ellos pagar el viaje en microbús es un lujo que no pueden pagar todos los días, es más, solo lo utilizan un par de veces al año para fiestas muy muy importantes si baja toda la familia, para vender sus productos bajan y suben andando.

La idea de todo esto era proveer a esta comunidad de algunas carencias que tienen además de ayudarles a que puedan desarrollar sus producciones en el campo para venderlas ellos mismos en mercados sin necesidad de intermediarios. Ahora voy a compartir contigo las fotos que tomamos en la comunidad para que puedas observar cómo son sus casas, el entorno en el que viven y como son ellos.

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