México

Llegué a México la noche del sábado 13 de agosto. Han pasado ya 97 días y, aunque no sea demasiado tiempo, he vivido muchas cosas que jamás habría planeado y que sin duda han hecho que la Sara que llegó no es la misma que se irá. He aprendido mucho.

Llegamos a Cancún desde Madrid, haciendo escala en Panamá. Era el vuelo más barato que encontramos. Hablo en plural porque vine con un chico de Alicante, Andoni. Aunque no lo conocí hasta el aeropuerto, si buscamos juntos desde la distancia tanto el vuelo como el piso. De hecho, el vuelo lo encontró su mama, Maite, en esta página que os recomiendo para buscar vuelos con los que cruzar al otro lado del charco. Antes de venir aquí no conocía logitravel, es ahora cuando lo he empezado a escuchar y comenzaré a utilizarlo para aprovechar y poder seguir viajando.

Volamos primero con Iberia desde Madrid a Panamá. Y después, de Panamá a Cancún con una compañía llamada Copa Airlines. El vuelo fue un poquito largo y pesado, pero nada que no hagas con gusto si a cambio vas a vivir en un país tan increíble como México. La noticia de que mi maleta no había llegado a Cancún fue la que menos me ilusión me hizo; suerte que mi mama, mientras días antes preparábamos el equipaje, me aconsejó: "mejor pon en una maleta pequeña lo que puedas necesitar para la primera semana allí, por si te pierden la maleta". Yo pensaba que si nunca me había pasado, ¡no tenía por qué pasar! Pero mi madre me recordó que para todo hay una primera vez. Ahora sí que tengo ya clarísimo que los consejos de una madre son los que te salvaran en más de una ocasión. Es que, si no fuera por ella,... Y aprendí eso de que mujer precavida vale por dos. Lo peor de que pierdan la maleta no es que en unas semanas, o meses, no vayas a tenerla, es intentar explicar a las personas que están al lado del teléfono una y otra vez que tu dejaste la maleta en Barajas a Iberia y ya no sabes nada más. Así que el consejo es:

• Intenta llevar las cosas que menos estimes en la maleta facturada.
• Prepara una mochila o maleta pequeña con la ropa para una semana.
• Guarda tickets y comprobantes de todo lo que compres desde tu llegada hasta que llegue tu maleta.
• No te preocupes, ellos van a perder mucho más si no la encuentran.
• Hay una página que se llama "Reclamair" que te ayudan con los trámites y no te cobran en un inicio nada, solo cobrarán un porcentaje del dinero que la compañía te indemnice.
• Recuerda que si tienes seguro de viaje, en la póliza también hay un dinero destinado a indemnizarte en estos casos.
• Tómatelo como que es hora de renovar tu armario ¡y además subvencionado!.
• Y al final lo importante es que perdieron la maleta y no a ti. ¿Qué hubiera pasado si te dejan a ti en Honolulu? Bueno, tal vez Honolulu tampoco hubiera sido mal plan...

Os enseño unas fotos de como os entregan vuestra maleta semanas después de que la habíais dejado toda embalada, precintada y con tu ropa ordenada en el aeropuerto de Madrid, en el mostrador de Iberia. Tampoco esperéis encontrar todo lo que en ella había. A mí, por ejemplo, me faltaba ¡un paraguas de Benetton que me había comprado mi papa una semana antes del viaje!. Debieron pensar que aquí no lo iba a necesitar... aunque era el mes de agosto y estuvo todo el mes lloviendo, por no decir diluviando, sin descanso.

Una vez que salimos del aeropuerto después de rellenar papeles por perdida de maletas, pasar la aduana, que revisen tu FMM, forma migratoria en la que indicas el motivo de tu viaje y la duración, que presiones el botón para obtener el verde/rojo que decidirá si tu maleta se abre o no para ser revisada... Por cierto, espero que tengas más suerte que yo y no sea revisada para que así ese bocatita que con tanto cariño traías de jamón desde España no se lo queden allí; ) Como decía, salimos del aeropuerto y una tormenta..., una lluvia..., que dudamos de haber aterrizado en Cancún!. ¿Y esto es el Caribe, el paraíso del que hablan, donde solo hay sol y playa?. Que concepto tan diferente tenía de México en comparación con el que he descubierto por mí misma.

A la mañana siguiente dejamos Cancún, con su lluvia y las calles inundadas. Circulábamos en carro (coche), pero podríamos haber ido en barco y tal vez hubiera sido más sencillo, porque las calles parecían más ríos que vialidades.

Os diría que cogimos, pero en México es mejor si dices agarrar lo explicaré otro día, un vuelo a Guadalajara, en el estado de Jalisto. Un lugar precioso de México que si vienes debes visitar.

Una vez ya en Guadalajara si sentimos y vimos el México más real. Hacía un calor indescriptible y el trayecto desde el aeropuerto hasta la casa donde iba a vivir no me dejó indiferente, todo me llamaba la atención, todo me sorprendía. Y pensaba, inocente de mi, que países como Rumania o Hungría había sido lo más extraordinario que había visto hasta entonces. Prepárate Sara, porque esto acaba de empezar. En estas fotos os enseño dos Iglesias muy bonitas de México.

Pero no todo el camino del aeropuerto a la casa en la que tenía que vivir era tan colonial, tan bonito y cuidado, es lo sorprendente de México, los contrastes. Esos contrastes que también pudimos descubrir en un viaje a Rumanía con Pedrin, Elisa y Javi. Pero ese viaje, que también fue espectacular, lo dejo para otro día.

Así llegamos al fraccionamiento en el que vivimos, aquí se llama fraccionamiento o coto y se refiere a una urbanización. Aquí es más común vivir en fraccionamientos por la seguridad. Y no es que me guste demasiado, pero sí es lo que me recomendaron y lo que te recomendaría a ti si vas a venir a México, al menos para los primeros meses. Es cierto que parece una forma de separar las clases sociales y, aunque duela, es algo común en México. Tal vez se está intentando cambiar, pero es un proceso lento y difícil de apreciar en las grandes ciudades. Entre otras desventajas, vivir en fraccionamientos hace que la gente no tenga apego al lugar en el que reside, no sienta un arraigo como ocurre en los pueblos o barrios de las ciudades españolas, o como me pasa a mí con Segorbe. Yo, personalmente, me siento muy de Segorbe, me encanta llegar a mi ciudad después de un tiempo y andar por sus calles, saludar a todo el mundo, saber que te conocen,... Además, adoro recorrer el mundo y, cuando me preguntan de dónde soy, responder con alegría y una sonrisa que soy de un pueblo precioso que seguro que cuando visiten les va a encantar.

Estos fraccionamientos no tienen identidad. La gente vive aquí por circunstancias del trabajo o de su familia, pero no les importa mudarse a otra zona o a otro fraccionamiento porque no se sienten identificados ni con este ni con ningún otro. Son todos iguales o similares, casas adosadas hechas para que vivan de cuatro a diez personas en cada una, con su piscina (aquí se llama alberca), su zona de barbacoa y algunas zonas verdes.

En un fin de semana había pasado de despedirme de Segorbe por la mañana, con mis padres y Pedrín que me acompañaron a Madrid al aeropuerto, a descubrir que en el Caribe, cuando llovía, llovía mucho, que México me iba a sorprender más de lo que yo pensaba y que ya tenía un nuevo lugar donde empezar el lunes con la rutina de los próximos meses.

He intentado darte la mayor información que he podido, pero tal vez hay algo que he olvidado comentar y que para ti es importante, no dudes en escribirme y preguntarme si estás pensando en venir a México, te ayudaré encantada.

Un saludo y buen finde.

Sara.

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