Los mejores restaurantes al alcance de todos

La gastronomía española es una de las más conocidas en todo el mundo por su calidad. Cientos de productos hechos en España son exportados cada año a países de todo el globo, lo que significa que tenemos una gran cualidad que hay que saber vender y aprovechar.

Como estudiante que vive en España y ha llegado a estar viviendo fuera unos meses, es cierto que muchas veces se hace bastante complicado aprovechar la cultura culinaria que hemos adquirido. Viviendo fuera es especialmente difícil, ya sea porque los ingredientes del lugar no son lo suficientemente buenos o porque los que son buenos son excesivamente caros. Casi nadie que esté viviendo fuera de España compra jamón ibérico importado, ya que además de caro no tiene la misma calidad que el que se puede comprar en España. Normalmente esperamos a que algún amigo o familiar venga a visitarnos con un buen surtido de ibéricos en la maleta.

Sin embargo, viviendo en España debería ser inaceptable no aprovechar la calidad de la gastronomía del país. En cuanto a comprar ingredientes es verdad que no siempre se tiene el suficiente tiempo para cocinar, y más siendo estudiante. Pero a la hora de salir a comer fuera es aún más cierto que tendemos a mirar en exceso el bolsillo (y el tiempo), condenándonos a visitar únicamente restaurantes de comida rápida, sin darnos cuenta de que de vez en cuando merece la pena estirar un poco más nuestro presupuesto para probar lo que ofrece una de las mejores gastronomías del mundo.

En cuestión de restaurantes, por Madrid, te puedes encontrar de todo. Desde lugares con un precio abusivo inalcanzable para muchos de nosotros a lugares con una excelente calidad y servicio que cualquier persona que se quiera dar un capricho puede disfrutar. No digo que un estudiante en Madrid tenga que visitar estos restaurantes asiduamente, sería insostenible, pero al igual que no se debería vivir temporalmente en Madrid y no visitar Toledo, Segovia o las playas del Mediterráneo, tampoco se debería olvidarse de probar esta clase de restaurantes.

Todos los restaurantes de los que voy a hablar están dedicados a la cocina española. Es cierto que casi todos ellos usan ingredientes de todas las partes del mundo, pero las creaciones son propiamente nacionales.

Sazonarte

Se trata de una pequeña taberna situada muy cerca del metro de Príncipe de Vergara (Línea 2 y 9) e Ibiza (Línea 9), en la Calle Menorca número 19.

Dispone de una pequeña parte superior con una barra decorada como si fuese una pequeña taberna con no más de tres mesas. La parte de abajo no es mucho más grande, y es que solo dispone de tres mesas con capacidad para 10 personas como mucho. Y sería mucho.

La carta no es demasiado extensa, pero todo lo que sirven es de una calidad muy alta, siendo ingredientes muy frescos los que ofrecen. El plato de más exito que ofrecen es un primero, y se trata de una tortilla trufada de patatas que, aunque vale más de 10 euros una tortilla de unos 10 centímetros de diámetro.

Antes de que te sirvan los primeros platos siempre te sirven un pequeño aperitivo muy rico que va cambiando dependiendo del día. A veces son patatas asadas, otro día albondigas en salsa...

La carta para los segundos es igual en extensión que la de los primeros. Aquí ofrecen a elegir básicamente entre carnes y pescados. Destacan sobre todo el tartar de atún entre los pescados y el solomillo con salsa de boniatos y la carrillera por parte de las carnes.

En cuanto al postre es quizás en lo que menos destaca, pero aún así es imprescindible probar la panacota, que a pasar de no ser un postre muy español, es de las mejores que he probado. También es psoible pedir un café bombón, un café, aquí sí, de elaboración principalmente española que se caracteriza por servirse con leche condensada. Es también de los mejores que puedes probar en la capital.

Como dije al principio, no se trata de restaurantes baratos. El precio medio de una comida aquí oscila entre los 20 y los 30 euros, dependiendo de lo que te quieras gastar. Pero la calidad, la intimidad y la amabilidad de los camareros hace que merezca la pena.

Taberna y Media

A unos escasos 200 metros del Sazonarte, podemos encontrar ese otro maravilloso restaurante que reinventa la gastronomía española tomando platos típicos para darles un toque sofisticado a la altura de la cocina más moderna.

Situado en la Calle Lope de Rueda número 30, al principio puede parecer un local pequeño al entrar ya que te encuentras una enorme barra nada más traspasar la puerta, pero en seguida el metre te dirige por un estrecho pasillo hacia la sala principal donde hay dos espacios bastante amplios por lo que disponemos de un local bastante más grande que el Sazonarte; sin embargo, en fechas señaladas como Navidad, o cerca de las mimas, es muy recomendable reservar (llamando porque por internet de momento no se puede).

El comedor está decorado con una mezcla de estilos vintage, combinando algunas sillas de terciopelo tipo descalzadora con otras de madera; asimismo las lámparas son de muchos estilos diferentes. Todo ello consigue crear una atmósfera muy confortable y con un estilo muy particular. Dentro de esta escenografía del restaurante caben destacar algunas piezas de la vajilla como los vasos que son muy llamativos.

El concepto entra dentro de los nuevos locales que están surgiendo actualmente con una carta reducida pero de producto y calidad inmejorables, dominan todo lo que preparan, se aseguran de tenerlo siempre y cambian la carta con cierta asiduidad. En este caso degustar algunos de los platos de Taberna y Media costaría aproximadamente un promedio de 30 euros por persona (basándome en un primero, segundo y una bebida estándar) pero merece muchísimo la pena. Sobre todo tengo que recomendar las “bravas cremosas de Alejandro” que constituyen una reinterpretación de las famosas patatas bravas, presentando bolas de pasta de patata rebozadas con la mejor salsa brava que he probado jamás, son inigualables.

De entre los entrantes, también cabe destacar la tortilla untosa, que al contrario que en el sazonarte es francesa y está rematada por una espuma de ventresca. En cuanto a los segundos tienen una breve selección de pescados y carnes cocinados de forma innovadora, así como algunas opciones vegetales. Es de destacar el tartar de atún rojo que por lo visto ganó algún tipo de concurso de tartares de atún; lo hacen sobre una especie de puré de patata y aunque está bueno yo sigo prefiriendo el del sazonarte o muchos otros que tienen un toque más especial.

La parte de los postres merece un comentario a parte ya que están deliciosos, son los típicos postres españoles que podemos encontrar en cualquier carta de un restaurante madrileño pero de una forma increíble, presentados dentro de un tarro de cristal y muy cremosos, no sé qué tienen pero son muy recomendables, sobre todo el tiramisú.

Hay dos curiosidades que hacen de este restaurante un lugar mencionable, a parte de la riquísima carta: la primera son los aperitivos (a los que invita la casa) que te ponen sin falta nada más pedir la bebida, en la línea con el concepto general yo he degustado una mini tapa de tartar de salmón, reinvención de ensaladilla rusa y bolas de helado de queso; la segunda, es la oportunidad de conocer al chef del local ya que éste se pasea por el comedor en mitad del servicio preguntando de forma muy educada a los comensales por la opinión de su comida.

Buendi

Continuando esta milla de oro gastronómica de la zona del Retiro, localizamos también a una escasa manzana de los anteriores, El Buendi, en la Calle Narváez número 58.

Este local tiene varios espacios, por un lado tenemos el interior con un comedor muy breve, alargado, justo en línea con la puerta y en paralelo a la barra; y por otro lado, la parte exterior con dos terrazas diferenciadas, una descubierta cuya protección son las sombrillas y una mampara de cristal que la circunda, y una cubierta con una especie de dosel verde y mamparas a los lados. Esta segunda terraza es perfecta para el invierno pues colocan cuatro calefactores en la parte superior que crean un ambiente muy agradable, además en caso de que seas fumador se resuelven tus problemas de: pasar frío vs fumar mientras tomas una cerveza. Eso sí, ambas terrazas en verano se llenan de una forma increíble, casi hay cola para poder sentarse asique recomiendo que si es verano y se pretende estar en la terraza (que es lo bueno de este lugar) se vaya con antelación, evitando las horas punta de la comida, es decir, es mejor acercarse sobre las 13:00/13:30, o bien, 20:00 para la cena. 

En cuanto a precio el Buendi ronda los 20 euros por persona si comes de raciones; sin embargo en la carta hay un apartado de tostas que es perfecto para la gente que no tenga mucho apetito y sale mucho más económico. También hay que destacar que las raciones son muy copiosas, por lo que la cantidad/calidad/precio está más que cubierta.

No sigue tanto ese concepto de restaurantes algo más sofisticados con recetas novedosas, sino que se sirve una comida algo más tradicional, aunque se gana en el aspecto de cantidad. Recomiendo medias raciones para poder probar dos o tres cosas a compartir, pues una ración es algo ya pensado para un grupo de 5 personas más o menos.

Dependiendo de si es verano o invierno el camarero te hace saber una serie de especialidades fuera de carta acorde con la estación, en verano es imprescindible probar el salmorejo, y en invierno lo más reseñable son las tortitas de camarones (las cuales no he encontrado en otro sitio y es un manjar digno de ser probado) y los torreznos de Soria. La carta no está dividida en primeros y segundos sino que está más pensada para pedir varios platos a compartir. Su especialidad es sobre todo el pescado, con muchas variedades como las delicias de merluza con siempre vienen acompañadas de un puñado de patatas gajo, o bien, para no tener que elegir puede escogerse una fritura general a modo de degustación de los tipos de pescados que ofrecen. En cuanto a las carnes la oferta es más reducida pero igualmente de excelente calidad, yo recomiendo el solomillo y las mollejas.

Los postres no destacan mucho, están buenos pero suelen ser los típicos como tarta de queso o coulant de chocolate que pueden encontrarse en más lugares, por ello puedes ahorrarte ese dinero ya que además siempre te invitan al final a un chupito, una trufa y un bombón helado (por persona). Lo del chupito es llamativo ya que no te ponen un vasito por persona, no, te dan una mini botellita de los licores que pidáis y de ahí podéis echaros cuanto gustéis lo que contribuye a dar una magnífica impresión del sitio. Es poco frecuente que un restaurante sea tan generoso en sus invitaciones y esa buena sensación se refuerza con el inmejorable servicio de los camareros, siempre atentos, amables y muy educados.

En definitiva, el Buendi merece la pena y además se encuentra en línea con una de las calles más comerciales de Madrid, la Calle Goya, ya que subiendo Narváez en la dirección del propio restaurante en apenas 5 o 10 minutos estarás en uno de los cetros más vitales de Madrid (junto con la Calle Serrano y la Gran Vía).

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