La palabra con G
--Los hombres son gilipollas --dijo él tras tomar el último bocado de su sandwich.
Esa noche, San Valentín había sido guardado en un tupper y puesto en la nevera para calentarlo otro día en el microondas. En lugar de un momento romántico, la única pareja en la habitación compartía la mesa con dos extranjeras, compañeras de piso. La conversación grupal ya había tocado los temas de política, religión y petróleo (casi más importante que los anteriores en estos días), y ahora tocaba, como de forma obligada, hablar de hombres.
Fue este el comienzo de un debate entre si eran o no gilipollas, la novia del chico argumentaba que no, dejando ver su cimentada fé en el género masculino, mientras que él, por su parte, defendía con vehemencia la afirmación inicial. La discusión se tornó acalorada, en cambio, ese 14 de febrero en Cartagena, hacía frío.
Una de las extranjeras lo miró con recelo, pero pensó que si lo decía un chico, debía ser cierto. De haberlo dicho una mujer, los destellos de despecho la habrían desacreditado.
Antes de creerlo del todo, recordó el San Valentín de un año atrás, cuando encontró flores en casa al llegar de la escuela. Era un hermoso ramo de lilis y rosas en un florero de cristal, un perfume tenue bailaba en el ambiente y la habitación se iluminaba con aquellos colores. La tarjeta tenía su nombre. Eran suyas. Si los hombres envían flores, tal vez hay algo de nobleza en ellos, pensó.
Pero ella estaba furiosa, quería tomar el jarrón y estrellarlo en el suelo y luego, con los vidrios rotos, destrozar las flores una a una hasta sentir que había conseguido un poco de justicia para el mundo, para su género, para ella. Puede que estuviera molesta con el remitente, que hubiera tenido un mal día, que sus notas en la escuela no fueran lo que esperaba, o tal vez, sólo tal vez, la consumía el hecho de que minutos antes, un hombre deliberadamente le tocara el trasero así nada más, a plena luz del día y en el transporte público.
--Gilipollas --repitió ella al fin, sintiendo el cosquilleo en los labios al pronunciar la palabra por primera vez.
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Comentarios (1 comentarios)
Raul Pizarro hace 5 años
Espero nunca uses esa palabra en mi contra.